Estrella Fugaz © [Completa ✔]

By SileneAMR

1.1M 74.4K 36.4K

Estoy sentada en la cafetería junto a Rachell y María quienes hablan de lo deliciosa y apetitosa que está la... More

Sinopsis.
Capítulo 1: Estúpido enamoramiento.
Capítulo 2: Es una metáfora.
Capítulo 3: Tú otra vez.
Capítulo 4: ¿Hace calor aquí?
Capítulo 5: Amnesia.
Capítulo 6: Solo un beso.
Capítulo 7: Estaré bien.
Capítulo 8: Él empezó.
Capítulo 9: Una propuesta.
Capítulo 10: Simples suposiciones.
Capítulo 11: Seré tu novia falsa.
Capítulo 12: Este día no podría terminar peor.
Capítulo 13: Celoso.
Capítulo 14: Eso no es suficiente.
Capítulo 15: Tú chico.
Capítulo 16: Él siente algo por mí.
Capítulo 17: De nada sirve negarlo.
Capítulo 18 : Le gustas.
Capítulo 19 - Parte 1: Eres preciosa.
Capítulo 19 - Parte 2: Atrápame Diosito
Capítulo 20: Alguna u otra forma.
Capítulo 21: El que juega con fuego, se quema.
Capítulo 22: Orador motivacional.
Capítulo 23: Perfect tonight.
Capítulo 24 - Parte 1: Bien, exploté.
Capítulo 24 - Parte 2 : Discúlpame.
Capítulo 25: Hora de la crisis existencial.
Capítulo 26: ¿Me perdonas?
Capítulo 27: Extraña primera cita.
Capítulo 28: Cara de culo.
Capítulo 29: No debió pasar.
Capítulo 30: Chico prodigio.
Capítulo 31: Cita Nocturna.
Capítulo 32: Castigada.
Capítulo 33: Zombie.
Capítulo 34: ¡Despierta, Natalie!
Capítulo 35 : Niégamelo.
Capítulo 36: Metí La Pata.
Capítulo 37: Un Bebé.
Capítulo 38: Atrevete.
Capítulo 39: ¡Sorpresa!
Capítulo 40: No es un error.
Capítulo 41: Dios Griego Arrogante y Árabe Ardiente.
Capítulo 42- Primera Parte: Dulce Venganza.
Capítulo 42- Segunda Parte:Dulce Venganza.
Capítulo 43: Novia.
Capítulo 44: ¿Qué sientes por mí?
Capítulo 45: Buena Suerte.
Capítulo 46: Serios problemas.
Capítulo 47: Me Encantas.
Capítulo 48 - Primera Parte: Noche Buena.
Capítulo 48 - Segunda Parte : Earned it.
Capítulo 49: No quiero estar solo.
Capítulo 50: Año nuevo, vida nueva.
Capítulo 51: Stripper.
Capítulo 52: Secuestrada.
Capítulo 53: Hormonas controladoras.
Capítulo 54: Súper sexy.
Capítulo 55: Alerta roja.
Capítulo 56: Una semana.
Capítulo 57: Toda tuya.
Capítulo 58- Primera parte: Psicópata.
Capítulo 58- Segunda parte: Sol y Luna.
Capítulo 59: San Valentín.
Capítulo 60: Pervertida.
Capítulo 61 - Primera Parte: Señorita Intensa.
Capítulo 61 - Segunda Parte: Estrella Fugaz.
Epílogo.
Nota Importante: Extras, Precuelas, Secuela.
Extra #1
Extra #2
Extra #3
Extra #5
Extra #6
Extra #7
Especial: Mikhail Y Nat Como Padres.

Extra #4

11.7K 656 618
By SileneAMR

Natalie:

Ay, vaya mierda.

Todavía no me acostumbro a tener mi vientre tan hinchado como un balón de básquet —bien, solo estoy exagerando. Mi vientre aún está pequeño pues apenas llevo cinco meses—.

Me levanto del sillón del departamento que Mikhail compró para ambos —sí, decidió dejar el departamento que antes compartía con Matt para rentar otro y vivir conmigo— mientras dejo la computadora sobre el sillón donde hacia un trabajo de marketing para una página sobre viajes.

Ambos mantenemos la casa —o mejor dicho, el departamento que ambos comenzamos a sentir como un hogar—. Él trabaja los fines de semana en el restaurante de su tío por medio día y yo por mi parte siempre soy solicitada para hacer marketing digital para distintas páginas webs.

Hoy es viernes así que Mikhail debe estar por llegar de la universidad. Recién acaba de pasar a quinto año de Medicina y cada vez sus clases son más intensas, yo por mi parte acabo de pasar a tercer año en mi carrera universitaria.

Ya que Mikhail llega hoy, hemos decidido preparar comida casera entre ambos esta noche. Ahora que Mikhail sabe de mi embarazo no quiere dejarme ni un minuto sola, de hecho cada vez que ambos estamos acostados no deja de besar mi vientre y de decirle cosas. Está muy convencido de que Elliot es quien crece allí, yo siento que será niña.

Hemos hecho un trato con respecto al sexo de nuestro bebé, no sabremos que sexo es hasta el día del baby shower —el cual será en un de mes, justo un mes antes que la boda—. Mikhail decidirá el nombre de nuestro bebé si es niño, yo no sabré como se llamará hasta el día del nacimiento —aunque estoy muy segura de que será Elliot— y yo si es niña. Llevo algunos días buscando un nombre para nuestra bebita, pero aún no encuentro alguno que me convenza. Debo tomar en cuenta que el padre —y familia— del bebé que estoy gestando tiene descendencia árabe, por lo que quizá busque un nombre proveniente de su cultura —nada alocado, claramente—. Mi madre por su parte insiste en que se llame Emma si es niña —ni idea de dónde sacó ese nombre— y si es niño quiere que se llame Damon.

Estoy en medio de sus peticiones y la de los chicos. Shawn quiere que se llame Luke, María quiere que se llame Delanie, Caleb opina que Logan queda bien, Matt quiere que se llame Matthew —sí, igual que él. Dice que si le pongo ese nombre de seguro será hermoso y exitoso como él—, Rachell dice que Charlie también es un bonito nombre, literalmente mi cabeza y pansa explotarán en cualquier momento con tantos nombres.

Suelto un bostezo mientras me dirijo hacia la heladera en busca de helado —los antojos no dejan de aparecer a medida que crece el embarazo—. Abro el refrigerador encontrándome de todos los sabores posibles —sí, Mikhail es un exagerado y tiene una reserva de cada sabor. Siento que estoy más gorda y no es por el embarazo, sino por lo mucho que Mikhail me consiente con los antojos— menos el que yo quiero en este instante.

Mierda, no sé porque ahora me gusta mucho el helado de pistachos —eso que antes no me gustaba—. Pienso en llamar a Matt y pedirle un delivery de su tienda, pero aunque soy extremadamente floja, ahora que estoy embarazada la doctora me ha recomendado —ya que mi embarazo ha estado muy sano— mantenerme en movimiento.

Tomo mi teléfono y veo la hora:
04:56 pm.

Tengo dos mensajes de Mikhail.

Desbloqueo el móvil y una foto que Rachell nos tomó desprevenidos hace unas semanas está de fondo de pantalla. Consiste en una de esas muchas veces en las cuales Mikhail besa mi vientre y yo acaricio su cabello en medio de una carcajada.

La verdad es que estos últimos meses —y todos los que he estado a su lado para ser sincera— junto a Mikhail han sido como un sueño —aunque claro que no todo ha sido perfecto, sobre todo gracias a los cambios de humor que me dan debido a mi embarazo. Todo me molesta, por todo dudo, realmente soy insoportable. No sé cómo Mikhail lo hace—. Si antes era atento y meloso, pues podrán imaginárselo ahora. Apenas tengo cinco meses y ya tiene una maleta con pura ropa de niño —que no sé para qué está comprando si estoy segura de que será niña—, está emocionado, bueno emocionado es poco para cómo se encuentra Mikhail.

Hemos estado yendo juntos a cada una de mis citas con la ginecobstetra, no puedo borrar de mi mente la primera vez que vimos a nuestro bebé en la pantalla por medio de la ecografía, yo quedé pasmada, mirándolo, amándolo. Mikhail por su parte hablaba con la doctora que lleva mi embarazo sobre cada cosa del bebé —él como futuro doctor se encarga de saber si nuestro bebito se encuentra sano y bien— y con una sonrisa en el rostro me besaba ambas manos. Nunca pensé que él se pondría así con la noticia, obvio sabía que no iba a rechazar jamás a su hijo, pero su reacción fue inesperada, perfecta.

Abro el mensaje de Mikhail:

Ya voy camino a casa, cielo. Le pedí a Matt un delivery con las cosas para la cena.
04:37 pm.
Amor de mi vida.

Sonrío inmediatamente mientras me muerdo el labio.

Te he comprado un regalo. Bueno, es para ti y para Elliot.
04:37 pm.
Amor de mi vida.

No te preocupes. Justo saldré a comprar helado. Yo iré por las cosas.

05:00 pm.

¿Ah, sí? No puedo esperar a verlo. Y recuerda que será una niña, Mikhail. Deberías ir acostumbrándote a otro nombre.
05:00 pm.

Envío los mensajes para luego caminar a la que es mi habitación —y la de Mikhail— a cambiarme para ir a la tienda.

La verdad es que mi closet está lleno de puras pijamas. Sí, no sé lo que es un pantalón desde hace mucho, ahora soy una chica de vestidos.

Entro a nuestra inmensa habitación —porque como comprenderán Mikhail no rentó un apartamento normal. No, el niño decidió rentar un súper mega ultra apartamento—. Miro sobre la cama la ropa limpia de Mikhail. Ah, debo doblarla.

Nuestra habitación es espectacular. Mikhail no tiene para nada mal gusto, en sí el apartamento me gustó por lo minimalista y profesional que es. Parece que un pintor famoso viviera aquí. Las paredes son de un gris suave, la habitación tiene varios cuadros pequeños colgados en las paredes, la cama —gigantesca— cubierta de sábanas blancas y muchas almohadas, está frente al televisor más grande que he visto en mi vida, y debajo de él hay una chimenea artificial. Dentro de la habitación hay dos inmensos closets —uno para cada uno— y un baño que definitivamente es un espectáculo. El suelo del cuarto está cubierto en su mayoría por una alfombra color marrón. Las lámparas son de un diseño moderno que combinan a la perfección con cada pequeño detalle de la habitación. Hay puffs negros junto con pequeños sofás. En el lado derecho de la habitación están mis cosas, algunos ordenadores y una pequeña biblioteca; en el izquierdo están sus cosas, batas blancas y estetoscopios por todos lados. En definitiva nuestra habitación parece una oficina lujosa dividida en dos profesiones con una cama dentro.

Abro mi closet y tomo un vestido de mangas largas color vino. Es algo ajustado en la parte del abdomen por lo que mi diminuto vientre hinchado se hace notar. Me arreglo en cabello en una mini coleta —sí, ahora lo tengo corto, a la altura de los hombros— y me coloco mis botines bajos súper cómodos. No me agrego ni una pizca de maquillaje —a decir verdad me da mucha flojera—, tomo mis cosas y salgo del departamento.

Bajo en el ascensor hasta llegar a la planta baja y saludar a algunos vecinos que se encuentran en la recepción. Salgo del departamento y comienzo a caminar hacia la tienda de Matt.

Mientras camino a la tienda —que ya no está tan lejos una llamada entra en mi celular.

Lo saco del bolsillo del vestido y miro el nombre en la pantalla.

Dra. Violet.

Oh, casi lo olvidaba, dijo que me llamaría para decirme el día de mi próxima cita.

— Doctora —la saludo, sonriendo inmediatamente.

La doctora Violet es quien ha llevado mi embarazo. Sin dudas es una doctora con amor a lo que hace. Ha sido tan amable con Mikhail y conmigo, nos ayuda en lo que puede y es muy entusiasta con nuestro bebé. Siempre dice que será una niña, a lo que Mikhail niega rápidamente diciendo que será un varón.

La doctora ya sabe sobre nuestro acuerdo con los nombres y sexo del bebé, por lo que cuando ella diga que sabe el sexo le llevaremos un globo color blanco con las palabras ¿niña o niño? El cual ella rellenará con brillos y papeles correspondientes al color del sexo. Rosa si es una niña y azul si es un niño.

Hola, querida Natalie —me saluda ella con su voz tan dulce y cantarina—. ¿Cómo estás? ¿Qué tal se porta el bebé?

Sonrío ante la mención de la preciosura que crece dentro de mí.

— Hola, Doctora. Yo estoy muy bien, gracias por preguntar. Y el bebé está de maravilla, creciendo cada día. Justo ayer sentí un poco de movimiento.

Me alegra que el bebé y tú estén bien. El movimiento es normal, Natalie, está en proceso de crecimiento por lo que se volverá muchísimo más activo —me explica con cierta dulzura—. Llamaba para recordarte que mañana es su cita mensual.

— Sí, lo recuerdo. Justo le diría a Mikhail hoy, aunque dudo mucho que lo haya olvidado.

Suelta una risita.

Mikhail está muy emocionado ¿no es así? Todo padre primerizo es así. Te reirás al verlo en el parto.

Río por lo bajo.

— Se volverá loco ¿no?

Loco es poco, cariño —bromea, haciéndome reír—. Mañana posiblemente sabremos el sexo del bebé. Pueden traer el globo si quieren.

Me siento nerviosa de solo pensar en lo rápido que pasa el tiempo, ya pronto sabré si es una bebita o un bebito lo que crece dentro de mí.

— ¿En serio? —inquiero en un jadeo nervioso.

Así es, Nat. Ya tienes cinco meses y el sexo del bebé podrá ser fácilmente reconocido —me hace saber—. Su cita está agendada para mañana temprano. Pueden estar aquí a las ocho de la mañana. Los atenderé encantada.

— Bien. Muchas gracias, doctora —agradezco, acariciando suavemente mi vientre con mi mano libre.

No hay de qué, Nat. Cuida esa pancita. Los veré mañana —y luego de decir eso, cuelga la llamada.

Sonrío suavemente, guardando mi móvil dentro del bolsillo del vestido. Sin quitar la mano de sobre mi vientre camino a la tienda de Matt la cual ya es visible.

Debido a que son las cinco de la tarde, la tienda ya está por cerrar, sin embargo yo abro la puerta y entro.

— ¡Dije que está cerrado! —grita Matt desde algún lugar de la gran tienda.

— Pues soy la novia de tu hermano y supongo que puedo entrar —grito desde la entrada. Hay algunos trabajadores aun aquí, quienes se encargan de trapear el suelo o limpiar las estanterías.

La tienda de Matt —bueno, de sus padres pero que él administra— ha tenido un buen recibimiento en la sociedad. El lugar es céntrico por lo que tiene mucha clientela.

Le sonrío a los trabajadores que veo —consisten de chicos y chicas que estoy segura deben tener mi edad— y camino por uno de los pasillos hasta llegar a la caja, donde supongo está Matt.

— Mikhail me pidió un delivery. No sabía que venías —lo oigo hablar apenas me ve.

Está sentado detrás del mostrador con un par de libretas y calculadoras, supongo sacando cuentas.

— Tampoco lo sabía hasta que se acabó el helado de pistachos —sonrío al verlo tan atareado. Tiene el cabello despeinado, su barba negra de días, unas ojeras apenas marcadas, los labios fruncidos y luce más obstinado que siempre.

Despega la vista de sus cuentas y me enfoca para luego sonreír.

— Parece que el helado favorito de mini-Matt es el de pistachos —mira mi pequeño vientre y sonríe—. ¿Cómo se porta mi mocoso?

Sonrío, a pesar de que a veces le dice mocoso y todos esos apodos horrorosos, sé que lo ama incluso sin saber si es niña o niño.

— Puede ser niña —rueda los ojos.

— Ruega porque no. No queremos a Mikhail con una escopeta cuando mi pobre sobrina lleve a su primer novio —hace una mueca que me hace reír.

— Mikhail no es celoso —eso le arranca una carcajada. Bueno, tal vez un poco.

— No lo has visto en acción, querida Nat —se pone de pie, dejando de lado las cuentas que antes hacía—. ¿Acaso no lo viste la última vez que salimos a comer? Le dijo al camarero que si te volvía a ver de esa forma, que a mi parecer no era ninguna, le arrancaría los ojos y se los comería.

— Bien, sí es celoso —concuerdo con él, haciendo que ruede los ojos.

— Tengo razón siempre —se cae de hombros, arremangándose la camisa de mangas largas color negro que lleva encima.

Matt parece una belleza, si antes era hermoso, se podrán imaginar lo mucho más hermoso que está con los años que le cayeron encima. Veinticinco años siendo un completo idiota muy caliente. Más maduro, más sexy, más serio, está jodidamente hermoso aunque nada parecido a Mikhail, él también está muchísimo más hermoso, la madurez definitivamente les sienta a los hermanos Gadaff.

— Me dijo Mikhail que harían comida casera —sigo a Matt, quien tomó una pequeña canasta y camina con ella en manos por uno de los pasillos—. Y por decir harán se refiere a él, no puedes cocinar nada porque todo lo quemas.

Ruedo los ojos, Matt siempre me molesta con eso.

— He estado mejorando —miento, cruzándome de brazos.

— Sí, ayer cuando fui a almorzar a tu casa la lasaña que preparaste no decía lo mismo —sonríe de manera arrogante mientras mete dentro de las canasta un par de cosas.

— Eres un idiota. ¡Te lo comiste todo! —chillo de manera ofendida.

— Querrás decir que el perro del edificio del frente se lo comió todo —se ríe de manera fuerte al mirar mi cara de completo desacuerdo.

— Señor, Matt —una voz femenina carraspea detrás de nosotros, haciéndome girar hacia ella. La reconozco con rapidez. Sé que su nombre es Leah. La conocí hace unos meses y nos llevamos bien. Ella es la chica a la que Matt suele molestar. Es un idiota con ella a veces.

Miro a Matt quien parece haberse quedado serio de momento. Mis ojos se mantienen fijos en él, se tornó más frío de lo común. Desvío la vista de él para girarla hacia ella. Sus cabellos rizados atados en una coleta alta, su mirada clavada en el suelo, su cuerpo bastante favorable enfundado en el uniforme del local.

— ¿Ahora qué quieres? Te dije que no me molestarás —suelta Matt de manera fría, haciéndome apretar la mandíbula. No soporto su lado: soy el rey del mundo.

— Yo...he terminado con el turno...y —ella alza la vista, dejándome ver sus bonitos ojos avellanas los cuales están cubiertas por largas pestañas— creo que ya me puedo ir.

— Yo elijo quien puede y quien no se puede ir. Y no he dicho que te puedes ir —refuta él, alzando el mentón de manera desafiante. Matt asustaría a cualquiera con la mirada que tiene ahora.

Ella alza el rostro y lo observa, veo que mantiene la mandíbula apretada y apuesto mi vida a que se está conteniendo para no mandarlo a la mierda.

— Vete —digo, interrumpiendo la guerra de extrañas miradas que tenían esos dos—. No te preocupes, no te hará nada, ni te descontará dinero. Vete.

— Natalie —amenaza mi cuñado.

— Cállate, Matt —lo reprendo, haciendo que el mismo ruede los ojos.

Me sonríe.

— Gracias, Nat. Buenas noches —me dedica una mirada agradecida—. Señor.

Una sonrisa victoriosa y algo cínica es dedicada por la misma hacia Matt.

Cuando ella desaparece de nuestra vista, Matt me da una mirada severa.

— ¿Por qué hiciste eso? —se cruza de brazos, sosteniendo la cesta con una de estas.

— La estabas tratando mal —obvio.

— No. Estaba dándole ordenes —responde en cambio, comenzando a caminar.

— Eres un pésimo jefe —le hago saber, rodando los ojos—. Para tener autoridad no necesitas ser un imbécil.

— Nat, no te ofendas, pero es mi tienda y yo mando en ella como quiera —se cae de hombros, mirando algo por encima de la estantería que debido a mi altura no puedo divisar.

Intento ver por medio de estas y la encuentro a ella. Se ha cambiado el uniforme por pantalones ajustados y una camisa blanca. Vaya que tiene buen cuerpo.

Devuelvo la vista a Matt, quien sigue mirando por donde ella se fue.

— Es demasiado linda —digo, sintiendo la necesidad de molestarlo recorrerme.

— ¿Quién es demasiado linda? —se hace el desentendido, cosa que realmente odio.

— Ella —le hago mención de Leah. Su espalda grande y ancha se pone algo rígida.

— Leah —responde de manera cortante.

— Te gusta Leah —afirmo, sonriendo con coquetería.

— ¿Qué dices? —inquiere, alzando una ceja con confusión.

— Sí, te gusta. Por eso la tratas así —aseguro, mirándolo con cierta diversión—. Le gustas también, deja de ser un idiota.

— No sé de qué mierdas hablas, Nat —rueda los ojos, metiendo cosas y cosas dentro de la cesta de compras. Me da risa que intente negarlo luego de lo que hemos visto entre ellos.

— ¿La dejarás escapar? —sigo canturreando solo para hacerlo enojar.

— Nat, estamos hablando de mi empleada, por favor —parece suplicar que deje de hablar de ella, cosa que me da mucha risa.

— ¿Desde cuándo te gusta? Desde hace mucho. Llevamos meses conociendo a Leah y tú estás haciéndote el idiota todo el tiempo cuando ya sabemos lo que a ambos les pasa —pregunto en medio de una risa—. ¿Por qué no lo aceptas?

— Cállate, chismosa. Ahora ve por el helado, estoy terminando aquí —la mención del helado por el que principalmente vine me hace olvidar de lo que estamos hablando. El antojo de tener mi delicioso helado entre manos es más grande que las ganas de molestar a Matt.

*****

— Así que dices que a Matt le gusta Leah...

Mikhail se mete en la boca un trozo de tostada con queso crema y me mira con cierta curiosidad.

Yo estoy frente a él comiendo una ensalada de frutas. Estamos desayunando para ir a la consulta con la doctora Violet.

Anoche —luego de llegar de la tienda de Matt— Mikhail preparó sushi —cosa que vomité luego de comer, y eso que realmente lo amo— y me mostró el regalo que compró para nuestro bebé y para mí.

Compró una hermosa andadera. De colores vibrantes y muchos animales. Estoy más que segura que a nuestro bebé le encantará, a mí realmente me fascinó.

Detallo a mi futuro esposo mientras come. Su barba de días lo hace ver súper sexy, su nariz respingada y recta, sus labios rosados entre abiertos mientras me ve, sus ojos verdes adormilados y cabello despeinado. Está sin camisa y solo en monos de pijama.

— ¿Qué me ves? —sonríe al darse cuenta de que no dejo de mirarlo.

— Estoy viendo a mi futuro esposo —respondo, metiendo un trozo de fresa a mi boca—. ¿No puedo?

Su sonrisa me hace temblar, con sus hoyuelos marcándose y sus ojos achicándose solo un poco.

— Puedes todo lo que quieras, mi amor —responde él, llevándose la taza de café a la boca.

Sonrío, mirándolo por debajo de mis pestañas.

— La doctora me llamó ayer —le informo, masticando las peras con suavidad.

— ¿Sí? —se interesa, mirándome fijamente—. ¿Qué dijo?

— Hoy sabrá que sexo es el bebé —respondo, sonriendo como tonta.

La sonrisa que tengo plasmada en los labios es compartida por ambos.

— ¿Tan pronto? —suena completamente atontado. Todo lo que tiene que ver con nuestro hijo lo pone así, tonto, risueño.

— El tiempo pasa muy rápido, Mikhail —mastico con cuidado una manzana—. Ya pronto podemos cargarlo.

— Yo primero —pide él, haciéndome reír y asentir.

— Tú primero —concedo, mirándolo nuevamente. Sus ojos no dejan de mirarme repletos de amor, lo sé porque su mirada se suaviza y me hace saber que para él no hay otra cosa que no sea nuestro bebé y yo—. ¿Crees que será gordito?

— Puede ser. Te has estado alimentando bien y muchísimo más de la cuenta —me sonrojo con cierta vergüenza.

— ¡Tú me consientes demasiado! —lo acuso, haciendo que él se ría.

— Pero tú te comes todo —se intenta defender.

— Sí, ahora nuestro bebé será tan grande que romperá mi vagina al salir —eso le arranca una carcajada que me hace reír.

— Nunca dejas la exageración —niega un par de veces—. Cariño, el bebé no romperá tu vagina, el embarazo tiene un proceso natural el cual ayudará a que el bebé salga sin romper nada.

— Eso dices —siento miedo rápidamente—. ¿Qué me pasará?

— Nada —se apresura a decir mientras toma mi mano sobre la barra—. Nada porque yo estaré ahí.

— ¿Y si no estás? —cuestiono, siento de pronto como la duda me recorre—. ¿Quién me acompañará? No puedo hacerlo sola.

— Yo estaré ahí ¿bien? Sosteniendo tu mano, alentándote, limpiándote, amándote...esperando contigo a nuestro bebé —le da un par de besos al dorso de mi mano, haciendo que todo miedo desaparezca.

— Te amo —sonrío, mirando sus ojos verdes que tanto me encantan.

— Y yo a ti —vuelve a dar otro par de besitos y me guiña el ojo—. Te contaré sobre el proceso de parto para que estés informada ¿bien?

Asiento con unos leves nervios en mi estómago.

— Primero deberás romper fuente —me explica, por lo que yo lo miro con mucha atención. Quiero hacer todo bien sin poner en riego a nuestro bebé—, sentirás algo así como si algo se rompiera dentro de ti y empezaras a orinar. Por eso debes estar muy alerta con eso, se puede manifestar así, como ganas de orinar.

— Bien, sentiré como si me orino —asiento un par de veces, anotándolo mentalmente. He visto algunos vídeos de partos en internet, no los culmino porque me siento con algo de miedo.

— Por eso debes tener un bolso listo con tu ropa, la del bebé y las cosas necesarias para ambos —sonríe de manera curva—. Podemos prepararlo juntos.

Sonrío junto a él— Claro que sí.

— Bien, luego de eso vienen las contracciones. Nat, necesito que seas muy fuerte con ellas ¿sí? —el miedo recorre mis venas rápidamente, acelerando mi corazón—. Son dolorosas. Empiezan como suaves cólicos menstruales, avanzando y convirtiéndose en dolores muchísimo más fuertes.

— Tengo miedo —aprieto su mano un poco.

— Tranquila, voy a estar ahí —me guiña, relajándome un poco—. La labor de parto puede durar cerca de doce o más horas, también puede durar menos.

Mis párpados se abren con impresión.

— ¡¿Doce horas?! —sueno completamente asombrada, aturdida.

Me da una sonrisa curva— Sí.

— No puede ser, no podré hacer eso —siento que hiperventilo. Aún faltan cuatro meses y ya estoy entrando en crisis.

Mikhail se carcajea— Claro que sí, cielo. Es por tener a nuestro bebé en brazos. Necesita salir de ahí —señala con la vista mi vientre cubierto por una enorme camisa de él— y hacernos felices a todos.

Siento como mi corazón se estruja. No pediría a nadie más que a Mikhail.

— Continúa —le pido, apretando su mano.

— Son diez dilataciones por las que debes pasar —me explica—, cada dilatación significa que el conducto por el donde saldrá nuestro hijo se está abriendo para dejarlo salir.

— O sea que mi vagina se irá abriendo hasta llegar al número diez —su sonrisa me hace reír.

— Sí, tu vagina se abrirá hasta llegar al número diez —confirma él, y con sus palabras los nervios se asientan en mi estómago—. Luego de eso solo debes pujar cuando el doctor te lo indique.

— Aún falta mucho y ya estoy nerviosa —sonrío de manera débil.

— No lo estés —se pone de pie y recoge las cosas sucias de sobre la barra. Cuando termina se posa detrás de mí y me besa la mejilla—. Lo harás de maravilla, cielo.

Cierro los ojos ante su beso. Luego me pongo de pie y lo beso en los labios suavemente, él como siempre rodea mi cintura y me acorrala contra la barra suavemente, presionándose contra mí de manera delicada sin apretar mi vientre.

Jalo su cabello con suavidad mientras él mete sus manos por debajo de la enorme camisa que traigo puesta y acaricia mi espalda baja.

Ambos tenemos un montón de tensión sexual acumulada. Llevamos no sé cuantos meses sin tener intimidad y ya todo se está tornando insoportable.

— ¿La doctora dijo algo sobre no tener sexo? —inquiero bajito, luego beso su mentón cubierto de finos vellos.

Se ríe, haciéndome sonreír— No, pero debemos preguntarle hoy.

— No sé desde cuando no tenemos sexo —suelta una carcajada.

— Desde que el pequeño intruso apareció —se agacha un poco para besar mi vientre—. ¿No es así, mi pequeño?

Sonrío inmediatamente, no sé cuanta felicidad me da mirarlo así de tontito por nuestro bebé.

— Vamos, llegaremos tarde a la cita con la doctora.

Mikhail se separa y me besa de manera pasional, deleitándose con mi boca de manera lenta, amasando nuestros labios húmedos y calientes con una deliciosa detención.

— Me haces tan feliz, Nat —se separa y besa mi frente repetidas veces mientras con sus manos aprieta mis mejillas.

— Y tú a mí.

*****

— ¿Escuchan eso? —cuestiona la doctora, señalando a nuestro bebé en la pantalla por la cual se ve la ecografía.

Mikhail está sentado junto a mí, mirando de manera idiotizada la pequeña pantalla. Yo por mi parte solo puedo oír el pequeño tamborilear del corazón de nuestro hijo.

— Es su corazón —continúa la doctora mientras se encarga de seguir con la tarea de ver como se encuentra nuestro bebé—. Está muy sano, Natalie. Te felicito, estás llevando tu embarazado de la mejor manera.

— ¿Ese pequeño bip es su corazón? —cuestiona Mikhail, viendo fijamente a nuestro bebé.

La doctora sonríe— Así es, Mikhail. El corazón de su hijo late fuertemente.

— Es precioso, cielo —presiona mi mano suavemente para luego besarla repetidas veces sin dejar de ver la pantalla.

La presiono también— Lo es, mi amor.

— Tengo ya el sexo —la doctora sonríe con diversión—. ¿Quieren saber si es niña o niño su bebé?

— Sí —se apresura a decir Mikhail mientras yo niego varias veces.

— Ya sabes el acuerdo —le recuerdo, sonriendo al verlo tan entusiasmado.

— ¿Es en serio? Yo quiero saber ahora —suena muy inconforme. Luego se acerca a mi vientre lentamente a susurrar un par de cosas—. Dime ¿eres el príncipe o la princesa de papá?

Ruedo los ojos mientras acaricio su castaño cabello.

— Lo sabremos dentro de dos semanas, amor —él alza la vista mientras rueda los ojos.

— Es mucho —se niega él, mirándome con un puchero. De solo mirarlo cualquiera podría darse cuenta de que Mikhail siempre ha conseguido lo que quiera. Es un consentido—. Yo quiero saber ahora.

— Bien, chicos. Necesito que dejen el globo —pide la doctora, limpiando suavemente el frío liquido sobre mi pequeño vientre con una toallita.

— Sí. Está en mi bolso —le señalo a Mikhail mi bolsa la cual reposa en un perchero. Él a regaña dientes se pone de pie y lo busca.

Cuando me lo extiende, lo abro y busco la bolsa en donde Rachell se encargó junto a las chicas de todo —ellas son quienes organizan el baby shower de nuestro hijo—. Al abrir la bolsa me encuentro con un globo blanquecino y de color aperlado, en él están impresas las palabras: ¿Girl or Boy?, luego separados del globo se encuentra dos bolsas, una con papelillos rosas y brillos de igual color, la otra con lo mismo pero en color azul.

— Bien. Cuando quieran saber el sexo del bebé me llaman y yo les daré el globo con gusto —sonríe, quitándose los guantes de látex y lanzándolos al cesto de basura—. Por el momento, Nat, te recomiendo mantenerte en movimiento. El bebé ha estado muy inactivo, prueba con terapias para que comience a moverse, pueden hablarle para que se familiarice con su voz, aunque no lo crean el bebé ya escucha y siente el entorno de su madre; pueden ponerle música o cantarle, también funciona.

Sonrío al solo imaginarme a Mikhail con una guitarra cantándole a nuestro bebé.

— Gracias, doctora —me acomodo la camisa mientras me repongo de estar acostada en la camilla, Mikhail ayudándome en cada momento. Aunque no esté a punto de reventar con mi vientre, él siempre insiste en ayudarme.

— Es todo un placer llevar su embarazo, chicos —ella toma asiento frente a su escritorio y comienza a anotar un par de cosas sobre un papel.

— ¿Podemos tener sexo? —la pregunta sale de mí sin siquiera ser pensada.

Miro de reojo a Mikhail quien, a pesar de ser muy abierto con el tema, se ha puesto colorado, cosa que me causa mucha gracia.

La doctora alza la vista de lo que sea que estaba haciendo y me observa con una sonrisa divertida y pícara.

— ¿Sexo?

Asiento varias veces— Es que...no estamos juntos desde que sabemos sobre nuestro bebé, creemos que es una necesidad que debemos...ya sabe. Y queríamos saber si teniendo relaciones podríamos lastimar al bebé.

La sonrisa de la doctora Violet me hace devolvérsela, Mikhail me mira con una sonrisa divertida.

Normalmente yo nunca le hubiese preguntado algo así a la doctora, aunque me guste el sexo y esté embarazada igual el tema lo siento algo vergonzoso.

— Bien, chicos. Comprendo que es una necesidad. El bebé aún está pequeño, por lo que el vientre de Natalie no será un problema —se acomoda las gafas y observa Mikhail—. Pueden tener relaciones sexuales pero siempre y cuando Mikhail sea delicado. Nada de sexo salvaje ni rudo, no es bueno para el bebé. La recomendación sería que no aplastes el vientre ni que la penetración sea muy fuerte.

Le sonrío a Mikhail de manera cómplice.

— Bien, gracias doctora. Hasta la próxima cita —tomo la mano de mi futuro esposo, quien se está despidiendo con un apretón de la doctora Violet, yo lo sigo.

— Adiós, chicos —se despide ella, acompañándonos a la puerta de salida de su gran consultorio—. Cuiden a ese bebé.

— Seguro —responde Mikhail, dándome paso en primer lugar a través de la puerta.

La doctora cierra la puerta detrás de nosotros, así que ambos empezamos a caminar rumbo a la salida de la clínica.

— Así que nada de sexo salvaje —comenta él, haciéndome torcer un puchero.

— Es una lástima —él suelta una carcajada ante mi lamento—. Así fue como engendramos al bebé.

Suelta una carcajada que hace a mis oídos deleitarse— Eres terriblemente hermosa, Nat —me besa la cabeza, haciéndome sonreír.

— Te amo —alzo la cara para verlo, él me sonríe de la manera más hermosa del planeta.

— Yo más —me busca los labios y me da un suave beso el cual es interrumpido por la melodía de su celular, Mikhail se apresura a descolgarlo—. Voy para allá.

Frunzo el ceño ante su rápida respuesta.

— ¿Quién es?

— Shawn. Está en el departamento y quiere que vaya a ayudarlo con un regalo que compró para el bebé —sonrío. Mi hijo será todo un consentido. Sus tíos lo adoran incluso sin saber su sexo, de hecho ya todos están comprándole regalos—. ¿Vamos?

Asiento— Hasta el fin del mundo contigo, Mikhail.

N/A:

¡Holis! :)

Espero y les haya gustado el nuevo extra.

Ya estamos muy cerca de saber el sexo del bebé de Nat y Mikhail. ¡Qué emoción! Bueno, compartirlo con ustedes porque ya yo lo sé 😂.

En este extra lancé varias pistas sobre la historia de papi Matt. Estén muy activos con las pistas, que estaré dejando algunas sobre la historia de Matt y la de Nomar en los próximos extras😏.

En fin, gracias por ser los mejores. Lxs tqm .

Pd: ¡Únanse a nuestro grupo de WhatsApp! Lo menos que harán es aburrirse. Hasta crean salas Amoung us 😏. El enlace está en mi perfil.

Besotes.

Bye.

Continue Reading

You'll Also Like

261K 10.1K 37
Todos los derechos reservados. Alison Scoot busca solucionar sus problemas y vengar la muerte de su madre pero, la aparición de un chico puede que l...
277K 15.3K 68
En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como alg...
92.1K 4.3K 33
{Se que hemos pasado por mucho juntos, se que ha habido miles de razones para que no lo estuviéramos, miles de obstáculos, pero mira, aquí estamos, c...
3.8M 219K 105
Libro uno de la Duología [Dominantes] Damon. Un hombre frío, amante de los retos, calculador... decidido. Se adentra en un mundo desconocido, donde l...