『 ɢ ᴀ ɴ ʙ ᴀ ʀ ᴜ || jungkook...

By ssoftnana

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Para Jungkook, todo debía siempre estar organizado y dirigido. La prudencia y en análisis de situación regían... More

『ρяợℓσɢσ』
Capítulo 1 + booktrailer
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
『 personajes *・゚✧
『 booktrailer ─ 2 ─ special jungkook's day』
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
『 + personajes (♡ゝ◡╹♡)ノ・゚✧
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
fαηαятѕ ∂єℓ fαηfic (っ◔◡◔)っ
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Epílogo
Escena extra + comentarios.

Capítulo 45

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By ssoftnana


este capítulo tiene más de 7mil palabras, me mamé perdón, pero bueno( ;_  ;) 


Capítulo 45: Instintos.

     Nerviosa, empujé un poco a Jungkook y él acabó sentado a mi lado, con sus largas piernas cruzadas. A pesar del dolor de cabeza, pestañeé un poco más y me fijé en los extraños. Hace mucho que no hablaba con Jackson, normalmente nos saludabamos o bromeábamos cuando nuestros caminos se cruzaban en las prácticas, pero mis prácticas apenas comenzaban mañana. Él estaba igual de fancy como la primera vez que lo vi, sus orejas repletas de aros con colgantes, tenía un pantalón militar negro que ensanchaba sus muslos y una cahqueta de cuero marrón con el dobladillo tela tipo cordero. Su cabello castaño era un maldito lío, todo despeinado, pero incluso eso, lo hizo ver mejor.

     —Entonces ¿Cómo te sientes, chica? —desorientada, miré a la chica de su lado.

     Quedé pasmada.

     No sabía que pasaba en mi vida últimamente, pero estaba rodeada de personas que fácilmente podrían ser modelos de alguna revista para saciar a los pobres mortales como yo. Era bellísima, terriblemente alta, tenía una falda de cuero negra, que sea ajustaba a su cintira y le llegaba hasta los tobillos, mientras que un suéter negro cuello alto abrazaba perfectamente su torso. En sus pies, tenía botas —también negras— que terminaban en punta y tenían un tacón que hasta me intimidó. 

     No entendía cómo era que ese peinado le quedaba tan malditamente bien, era casi irreal. Cuando yo me había cortado el cabello por los hombros, las puntas hacia afuera me hacían sentir una campana viviente y lo detestaba, sin embargo, ella podía hacer que fácilmente ese corte se convirtiera en tendencia mundial.

     Que injusta era la vida para nosotros los simples mortales.

     —Yo eh... bien, creo. —ella sonrió abiertamente, tenía los labios de un rojizo cerezo que le quedaba espectacular y se acercó a mí de golpe. Se sentó en el borde de la cama, a mi costado, y, sin aviso alguno, alargó un brazo y apoyó sus dedos en mi frente.

     —Esto es bueno, bajó bastante. —miró a Wang y este le asintió ¿Por qué me sentía tan sofocada de golpe? Con sus dedos aún en mi frente, bajé un poco la cabeza e intenté mirar a Jungkook por debajo de su mano, él estaba en mi izquierda, sentado y expectante, mirándome, luego la miré a ella, que estaba en mi derecha, tomando mi temperatura. Me sentí encerrada y sofocada.

     Podía afirmar que malditamente su belleza era cosa familiar.

     —¿Tú eres... Jeon Junghee?—en realidad, también recordaba su nombre porque el año pasado Wang no paraba de hablar de una chica con ese nombre en los descansos de la práctica.

     Ella me sonrió de forma amable, tenía la misma mirada que Jungkook, me recordó mucho a él. —Puedes llamarme por mi nombre. —sus dientes eran perfilados y brillantes cuando volvió a sonreír, y cuando se movió para quitarse el cabello del rostro, el sol hizo reflejo en sus largos pendientes ¿Por qué sentía que me sonrojaba? ¡Dios! —La ropa que usaste ayer ya está seca. Lindos jeans, por cierto ¡Quedé enamorada del bordado de tigre! —me guiñó un ojo—Ah, y antes de tomar la medicina, el doctor dijo que debes darte una ducha ¿Bueno?

     Jungkook interrumpió—De todas formas...

     —Bueno. —dije inmediatamente, mirándome las manos. —Tomaré una... ducha. —el hermano de ella, de golpe, giró violentamente la cabeza en mi dirección, aunque no lo miraba a los ojos mi periferia podía notar como ahora tenía la boca abierta de forma exagerada y las cejas fruncidas hasta un punto que parecían unirse en su frente.

     Su hermana me agitó un poco el cabello con los dedos, despeinado mi flequillo. Me pareció muy amable —Buena chica, iré a dejar las cosas a la cocina. —cuando ella salió con las bolsas en sus manos, Jungkook me lanzó una mirada de golpe, parecía querer una explicación.

     —Bro, tócame el pulso. —ignoré que parecía seguir ofendido— Creo que ya ni soy hétero, what the fuck.—le comenté, mirando el lugar donde ella había desaparecido desconcertada.

     Antes de que él me reprendiera, Wang, que se estaba acercando a la cama de forma amistosa, paró el paso de forma abrupta y me comenzó a señalar con un dedo de forma histérica.

     —¡Ni te creas!

     —¿Eh?—entonces, recordé sus alabanzas a la hermana de Jungkook el año pasado y entendí su reacción. Bien, en realidad lo entendía perfectamente.

     —¿¡Te piensas que perderé contra un corenao!?—hizo una pausa, mirándome de arriba abajo como si yo realmente fuera un enemigo amoroso. Según su expresión, aparentemente no daba con el calce. Tenía toda la razón.—¡Y encima un coreano chiquito!

     —¡Oye! ¡Cómo que...! Espera, la noche de halloween... —comenté, frunciendo las cejas. Jungkook parecía enojado y ofendido, pero cuando solté aquellas palabras, sus facciones se relajaron un poco. Comencé a recordar que en realidad, yo ya había visto a la hermana de Jungkook, pero mi cabeza recién en este momento lo recordaba —Ella fue quien me dio un hoodie de de su hermano porque... —aún con el ceño fruncido, recordé como Jungkook me había sonreído de forma casi burlona cuando me había visto con ese... con su ropa. — ¡Ah, mierda! Uy... —me quejé, había alzado demasiado la voz y algo pareció golpear en el interior de mi cabeza.

     Jungkook sonrió—Creí que no la reconocerías, fue una noche después de todo.

     —¿Te das cuenta que en realidad nunca voy a devolvértelo, verdad?—su sonrisa se borró.

     —¿Tú...? —frunció las cejas lentamente —Es un hoodie Thrasher original.

     —Que ahora es mío, lmao.

     —¡Jihee!

     —Tú tienes tanta ropa... —lloriquee, me incliné un poco a mi derecha y sujeté la punta de su saco color crema, jalándole un poco y mirándolo como si estuviera muerta de hambre (de nuevo)— ¿Se lo quitarás a esta pobrecita enfermita?—su rostro se deformó de todas formas posibles, incluso me pareció gracioso que fuera capaz de hacer tantas muecas. Finalmente, mirándome fijamente a los ojos, susurró un pequeño "aish" y se puso de pie bruscamente.

     —Cuídalo.

     —No me digas qué hacer. —a pesar de lanzarme una mirada de frustración eterna, en realidad el brillo en sus ojos decía que estaba divirtiéndose con mis comentarios estúpidos.

     —Ven, te llevaré al baño.

     —En realidad no estoy tan... —como la cama de Jungkook era alta en proporciones normales, para ponerme de pie, tuve que pegar un pequeño salto. Mala idea. En cuanto mis pies se afirman en la madera, todo mi cuerpo tembló como una ramita en una gran tormenta y mi cabeza estalló, perdiendo todo equilibrio. Me vi obligada a apoyar una mano en la pared ante el mareo. —Nueva regla: No me hagas una mierda de caso cuando hable.

     —¿Hasta ahora quieres aplicar eso? Lo hago desde que te conozco.

     —¡Ah! ¿Te comiste un payaso en el que me desmayaba, hijo de... ?

     —Cállate. —se rió.

     El baño estaba justo al lado de su habitación, por lo que no fue muy difícil llegar, me sentía miserable y adolorida así que simplemente dejé que Jungkook me guiara. No tenía idea de cómo demonios iba a practicar mañana pero estaba segura que iba a hacerlo de todas formas.

     Hice un escándalo dramático antes de meterme a la tina, aseguraba con un millón de argumentos que estaba terriblemente helado y él solo era un maldito sádico que había puesto el agua fría para matarme. Mientras que Jungkook, por más o menos novena vez, explicaba que no era el agua, sino la temperatura de mi cuerpo.

     Acordamos que, y sí lo hacía, entonces Jungkook me traería chocolate. Acepté inmediatamente. Me metí con sus pantalones y su camiseta blanca a la tina, fue horrible y rogué a mi cerebro que me llevara a todos lados menos a la actualidad. Realmente me recordaba a los baños de hielo del Festival de fin de año.

     Cuando Jungkook se sentó exactamente de la misma forma que yo lo hice ayer junto a la tina, acepté el chocolate con dedos temblorosos, tenía las rodillas pegadas a mi pecho y me las abrazaba fuertemente.

     Entonces, reparé en la mirada de ojos preocupados y cansados de Jungkook.

     —Dios, —me quejé—Tiemblo de esta forma porque tengo frío. Deja de mirarme como si tuviera cáncer.

     —¡No hagas bromas con eso!

     —La abuela tuvo cáncer de mama, así que puedo burlarme cuanto se me antoje. —argumenté, mordisqueando el chocolate nerviosamente. En cuanto el dulce tocó mis papilas gustativas, descansé mi espada en la tina y me relajé.

     —¿Es una broma? Ya no sé que es broma y verdad cuando hablo contigo... — apoyó el codo en la tina con mirada recelosa.

     Me reí—Si, la operaron y toda la cosa, se lo sacaron por completo. —sonreí—Tres días de haber llegado a casa luego de la operación, Tong hizo un alboroto porque estaba cortando leña.

     Sus ojos negros se abrieron de par en par—¿En serio?—asentí, y él también sonrió un poco. —Tu abuela es un poco....

     —¿Anormal?

     —...Increíble.

     —Ah. Sí, lo es. También es anormal. —volvió a reírse—Cuando me enseñó a manejar con Yuan, chocó una columna. —hice una mueca—Entonces, yo comencé a burlarme de ella y me dijo: "Lo ves, esto es exactamente lo que no debes hacer, sigue aprendiendo de mí, mocosa" Al abuelo casi le da un infarto cuando lo llamaron del restaurante y le dijeron que los tres estábamos en la comisaría.

     Mientras hablaba, noté que en realidad Jungkook era una persona muy atenta. Nadie jamás lo hubiera adivinado ya que siempre mostraba pocas emociones en su rostro, siempre se hallaba estoico y calmado. Sin embargo, sus ojos oscuros brillaban de interés mientras hablaba, y aquello solo me incitó a hablar aún más.

     —¿Por qué Yuan fue a la comisaría también? Tu abuela manejaba.

     —Es que cuando vino el policía, —di otro mordisco al chocolate—Dije que había sido idea de Yuan el choque, lo dije en tono de broma. —puse los ojos en blanco—Pero el policía al parecer no entendía de sarcasmo.

     Él pestañeó—¿Le hiciste una maldita broma a un policía?

     Mi rostro quedó inexpresivo y sólo seguí hablando—Entonces, me llevaron a mí también porque responder con sarcasmo al policía fue "desacato". —me miró con incredulidad —Me gustaría decir que me volví ruda en la comisaría de nuestro barrio, pero nunca hay nadie, los policías ya me conocen, y me dieron un trozo de pizza.

     —¿Cómo es posible que los policías te conozcan?

     —Somos un barrio pequeño y conocen al abuelo ¿Bien? Deja de tratarme como si fuera una delincuente, maldito bastardo.

     Justo en ese instante, donde se rió nuevamente, descubrí que sus carcajadas me ponían de buen humor. Había comenzado a prestar más atención al hoyuelo que se le formaba en la mejilla, y en la forma en la que sus dientes brillaban, de hecho estaba prestando más atención en eso que en los dolores de mi cuerpo o incluso el frío que sentía.

     —No entiendo cómo es que tienes licencia... —dejé de sonreír de inmediato ante su comentario y él frunció un poco las cejas. Luego de un segundo, analizando mi silencio, una idea pareció asaltarlo de golpe —Porque tienes licencia. La tienes....

     Lo miré de forma inexpresiva.

     —Si, esto...

     —Jihee.

     —La tengo.

     —¿La tienes?

     —Si. —hice una pausa—La licencia de Dios.

     —¡Oh mi!—bruscamente, echó el torso atrás, aferrando como garras sus dedos al borde de la bañera. Mientras tanto, metí lo que quedaba de chocolate en mi boca rápidamente y me tapé los oídos—¿¡Condujiste mi lamborghini sin una licencia!?

     —Lo he hecho un millón de veces, tranquilízate. —me vio horrorizado.

     —¿Conduces autos... sin una licencia?

     —Ay Dios, este niño elitista y fresa —me quejé, poniendo los ojos en blanco—Los policías no siempre están deteniéndose en cada auto que ven ¿Sabías? Tienen una vida, pobrecitos. Déjalos en paz. —de alguna forma, pareció más ofendido incluso—Además, estabas mal. Muy mal ¿Qué carajos pasó por tu mente en ese momento? Estaba muy preocupada, tu cara estaba pálida como un muerto ¿Qué te asustaba tanto?

     Él respiró hondo, de golpe su enfado pareció congelarse en su rostro y solo fue capaz de mirarme a los ojos. Su genio se esfumó rápidamente, sus profundos ojos se estrecharon un poco, ardiendo en brillantes emociones y tenía la mandíbula tensa.

     —Ósea, —seguí hablando, despreocupada— Eres un tipo tan raro, fuiste muy fuerte ahí ¿De qué demonios podrías tener miedo?

     —De que te alejaras...

     —Digo, tu... —abruptamente, dejé de hablar.

     Estaba demasiado ensimismada soltando lo primero que venía a mi mente, con la mirada sobre el agua, cómoda. Sin embargo, cuando su murmullo llegó a mi cabeza, mi lengua se tropezó consigo misma y cerré la boca entre sorprendida y agobiada.

     Lentamente, resoplé de forma silenciosa y temblorosa volviendo la mirada hacia él. No supe como tomar su mirada, de golpe su fachada de seguridad pareció desintegrarse, y sus ojos me recordaron a la débil y vulnerable mirada asustada que tenía ayer antes de dormir. El aire entre nosotros se llenó de emoción y nervios tan rápidamente que me costó respirar.

     —¿Qué?— mis nervios gritaron en protesta ante mi pregunta, mi cabeza chilló ante lo innecesario de mi comentario.

     No debía saber eso, ni tampoco debía importarme.

     Él tragó saliva, y con lentitud cruzó sus largas piernas. Encogió tanto los hombros que incluso pareció hacerse pequeño. Jamás en mi vida, incluso cuando estábamos en la oscuridad en aquella casa, o ayer mismo ante una crisis de ansiedad, lo vi tan vulnerable como lo estaba en ese momento.

     —Tú me... me haces bien ¿Sabes?

     Mi corazón se encogió dolorosamente. Mantuve todas mis emociones al límite y me lo quedé viendo con seriedad, intentando aparentar una calma que estaba lejos de sentir. No me estaba comenzando a gustar el ritmo de la charla.

     —¿Y eso... qué?

     Frunció el ceño, jugueteando con sus dedos—Que me veas, y me refiero a todo de mi, Pecas, no es buena idea. Quizá... podrías ver esa parte, y ya sabes, eh, dejar de hablarme. Yo no... —soltó un suspiro, fuerte y tendido, pareció aguantar la respiración. El aire se había llenado de una tensa emoción de golpe. Si fue posible, su mandíbula pareció tensarse aún más —No podría soportar que te alejes de mí.

     Sentí una punzada en el pecho.

     —No deberías hacer eso. —levantó la mirada abruptamente, y apreté los dientes ante lo que iba a decir —Aferrarte a alguien solo te jode. Las personas siempre nos dejan, —tuve que hacer una pausa para poder respirar—Si te aferras a alguien solo te hará pedazos. —entonces, lo miré a los ojos, y tuve que contener la respiración.

    Parecía completamente destrozado.

     La idea de que probablemente acababa de lastimarlo me asaltó tan horriblemente que sentí como mi estómago se hundía. Sólo estaba diciéndole la realidad ¿Por qué me dolía tanto de golpe? Un sonido sofocado de su respiración cortó todo pensamiento en mi cabeza y lo miré con intensidad. Él estaba helado, como sí no pudiera creer lo que acababa de decirle, parecía haberse congelado ante mis palabras, mirándome con grandes ojos negros y dolidos, muy dolidos, tenía las cejas un pco ofruncidas y la miada llena de horror.

     Era la primera vez que sus ojos me dejaban ver tanto dolor ¿Era porque yo lo había causado?

     —Te... te dejaré hacerlo por ahora. —mi racionalidad protestó entre chillidos ¿Por qué estaba siendo tan blanda? ¡Sólo es la realidad de este mundo! ¡Debía ser honesta y clara! Sin embargo, cuando nuevamente miré su rostro confundido y dolido, no pude.

     Simplemente no pude.

"Eres débil, Jihee."

     Mi pecho se contrajo y sentí algo amargo y pesado en mi estómago.

     —¿Có... cómo?—su voz sonaba a cosas rotas.

     —Tu infancia fue un poco difícil. Nadie te protegió de la soledad entonces, y por eso estás todo jodido. —mi corazón estaba frenético mientras miraba el agua—Pero yo estoy aquí ahora, para tí. Cuando estés cayéndote, te dejaré apoyarte un poco en mí. Pero sólo un poco, si te obsesionas te patearé lejos ¿Está claro?

     Cuando él sonrió un poco, casi de forma tímida viendo sus dedos, asintió lentamente. Fruncí el ceño con el corazón en la garganta ¿Por qué era tan estúpidamente lindo? Era insano que me afectara de esta forma.

      Cuando él se fue a traer mi ropa, comencé a recordar que casi se había delcarado ante mí en aquél estúpido bar y tuve la sensación de querer hundirme en la bañera hasta que me ahogara.

     "Eres un poco patética ¿No crees?"

     Cerré los ojos fuertemente y resoplé angustia con la cara entre mis rodillas. Sí, claro que lo era. Solo fue necesario que él me mirara con esos ojos dolidos para doblegarme, para no ser realista, para ser... débil ¡No había aprendido nada!

     No podía estar pasándome esto, de todas las personas que conocía, no podía tener estos sentimientos por Jungkook. No él. No podíamos ser más diferentes, la idiota escasamente civilizada y propesa a la agresión, y el refinado chico arrogante.

     Parecía un chiste. Un mal, chiste. No podía estar pasándome. Jungkook era la persona más estúpidamente presionada e importante de todo la Institución, o lo odiaban, o lo idolatraban, pero sabían quién era perfectamente.

     Además, él estaba acostumbrado a usar a las chicas y disfrutar de una vida sexual plena ¿Qué pasaría una vez que estuviéramos juntos? Ah, sí, me desechará como a todas, y luego, me daría esa mirada. La misma mirada que le daba a aquellas chicas, llena de desprecio e indiferencia. No iba a soportarlo, no lo soportaría en absoluto.

     Lo había visto, la manera en la que miraba a las chicas que se arrastraban para volver con él. Gélida y llena de menosprecio, casi asco, como si fueran un maldito insecto. No. Claro que eso no iba a pasar conmigo. Estábamos perfecto así, llenos de confianza y hermandad. Yo no estaba dispuesta a ser la fulana de nadie, y él obviamente no iba a cambiar. Muchos mujeriegos le habían prometido mil promesas a Niwa, y ahí está ella ahora, llena de dolor e incapaz de confiar en los hombres.

     Mi tipo era... Iori. Simple y sencillo. Sin toda la energía abrumadora y aplastante de Jungkook. Él no era mi tipo, no sería nunca.

     Hasta ahora había sido buena comportándome, resistiendo la deliciosa tentación cada vez que se me acercaba o me tocaba. Siempre me tocaba, el cabello, las manos, o la espalda, y a pesar de lo difícil que había sido gracias a mi inexperiencia yo había sido buena y no había respondido de ninguna forma. Pero cada vez estaba perdiendo más la resistencia hacia él y aquello no podía pasar.

     Cuando había decidido ser vulnerable con alguien el final había sido fatal, no iba a hacerlo de nuevo, ahora había aprendido. Ahora me mantenía alejada, y nadie podía lastimarme si estaba alejada.

     Pero justo ahora, el momento donde podía haberlo alejado de mí, tuve que decir aquella estupidez para no lastimarlo. Lastimarlo hubiera hecho que se alejara, pero de ninguna forma iba hacerle lo que me hicieron a mi. Jungkook era un asco en los sentimientos, podía tener toda la experiencia del mundo, pero su incapacidad sentimental era exagerada, y era exactamente por eso que se veía tan vulnerable, porque nunca había sacado todo eso a luz y tampoco sabía cómo enfrentarlo. Maldita sea, era como verme a mí hace sólo algunos años. Pero no iba a lastimarlo. Al menos no yo. 

     Después de todo, yo sólo estaba diciéndole la verdad. Algún día, dejaremos de hablar. Algún día, nos alejaremos. Algún día, tomaremos caminos diferentes.

     Separarse de las personas era tan natural como el girasol mirando el sol, no podía evitarse.

     Y entonces la vida seguía, simplemente así.

     ¿Por qué simplemente dije aquella estupidez? ¿Estaba convirtiéndome en una estúpida y patética sensible de nuevo? Un estremecimiento me recorrió los hombros ante la idea. No. Claro que no. Mi corazón no iba a abrirse de nuevo, y eso era todo. Jungkook me había tomado con la guardia baja, eso es todo. Claro que sí. Sólo debía ver cómo salir de todo esto hasta que terminara el Festival y ya.

     Entonces ¿Por qué la idea de separarme de él parecía dolerme tanto, incluso cuando aún no lo había hecho...? Sacudí la cabeza, era normal porque me había encariñado. Eso es todo. En un futuro dolería un poco, pero después no, lo olvidaría, y cada quien seguiría con su vida.

     Cuando salí del baño, fue una realidad que me sentía un poco mejor, de golpe ya no hacía tanto frío y la cabeza no parecía explotarme. Discutí con Jackson en todo el desayuno y todo el día porque no dejaba de llamarme "Coreano chiquito" o "Puggy" no sé qué, pero sólo presté atención a lo más importante: la comida. Y cuando mi estómago estaba lleno de cupcakes y chocolatada, me encontraba de buen humor, aunque con dolor en la cabeza. 

     La mañana pasó volando, y cuando me fijé en la hora, en realidad eran más de las seis p.m, me la había pasado durmiendo y jugando con la consola de Jungkook la mayor parte del día.

     —Estás tomando sopa. —dije, mirando a Jungkook en la merienda. ¿Quién demonios tomaba sopa para la merienda? Él simplemente se rio ante mi expresión de asco. Estábamos en la sala de estar, sentados sobre almohadones alrededor de la mesita.

     —Las verduras son buenas para la digestión y salud, ya no eres una niña. —dijo, dando un sorbo a la cuchara—Deberías ampliar tus horizontes a algo que no sea la leche chocolatada.

     —Genial, ahora me caes mal. —continué, mirando alrededor, después de todo, ayer a la noche no había podido apreciar bien el lugar.

     El departamento parecía de alguien que... bueno, de alguien que en realidad parecía mudarse. La sala tenía un gran smart tv, y a sus lados dos gigantescos libreros llenos de carpetas y libros. Un gran sillón blanco de cuero en forma de L y todos los colores rondaban entre el gris y el blanco. Las ventanas eran amplias y el balcón tenía alberca. Por más que la idea de mudarme y vivir sola me agradaba bastante, me admití a mí misma que el lugar parecía un poco desolado. No había mucho, ni marcos de fotos, ni adornos, simplemente... nada.

     —¿Terminaste la inspección?—rápidamente giré la cabeza y la alcé a Jungkook, estaba junto a mí. Se había hecho una pequeña coleta en la mitad de la cabeza, y a los lados de la cara le caían dos mechones negros de cabello.

     —Tu casa no tiene... mucho. —de forma casi escéptica, enarcó una ceja arrogantemente, viéndome de reojo mientras daba otro sorbo al cuenco de sopa.

     —¿No tiene mucho...?—respondió, aún con su expresión de ironía. Jackson y su hermana me miraron de reojo y me sentí un poco presionada, aunque de todas formas, la mirada de Jungkook siempre era la más abrumadora.

     —Ya sabes, —me rasqué un poco la nuca—Arreglos, chucherías, no sé ¿Un adorno?—su hermana sonrió de golpe, mientras escarbaba en su ensalada de frutas.

     —A mi hermano no le gustan las cosas innecesarias.

     —¿Qué haces Jackson aquí entonces?

     —¡Oye, mocosa!—fue muy tarde, los hermanos comenzaron a reírse, mientras el chino me señalaba con los palillos exageradamente—Deberías respetar a los mayores ¿No crees?

     —Es el cansancio hablando por mí. —llorqueé, aunque en realidad, comenzaba a tener energías.

     —No me pongas excusas, PuggyBugy—agregó, tomando de su sopa—Jungkook debería estar más cansado, no se despegó de ti en toda la noche, ni durmió. —la mujer a su lado giró la cabeza a él con violencia, igual que lo hizo Jungkook. Jackson se encogió de hombros, como si dijera algo que no debía decir.

     Arqueé mis cejas, sorprendida, y alcé la cabeza a Jungkook—¿Es una expresión, o realmente no has dormido nada?—Jungkook continuó tomando su sopa, parecía ignorarme, pero era muy consciente de mi presencia junto a él y mi pregunta.

     —Estabas mal. —dijo, como si eso fuera todo.

     —¿Has dormido algo? —dio un gran sorbo lentamente, podía ver como su garganta se movía mientras tragaba—Jungkook.

     —Soy fuerte, realmente no estoy cansado. —incline el torso atrás, como si su declaración hubiera sido un golpe ¿Él realmente no había dormido un carajo por cuidarme toda la noche? ¿Estaba demente? —Alguien debía bajarte la fiebre, solo moje un paño de agua fría, no es para tanto.

     —¿Mojaste un paño de agua fría y lo cambiaste toda la noche por mí? —mi voz fue más intensa de lo que hubiera preferido, pero la situación comenzó a exasperarme, recordando su horrible estado luego del ataque de ansiedad—¿Te volviste loco de remate?

     —No es para tanto. —su voz sonó autoritaria de golpe, mientras me lanzaba una mirada amenazante. 

     Miré de reojo a su hermana y Jakcson, mi cabeza dolorida comenzó a trabajar y pensé que muy probablemente ellos no estaban enterados de su ataque, así como era muy probable que él no quería que lo supieran.

     —Ve a dormir. —nuevamente, enarcó una ceja.

     —No me des órdenes. —mi genio se puso a la par del suyo.

     —Oh ¿En serio? —solté —Entonces ¿Cómo te sientes después de anoche? —me lanzó una mirada sin mover la cabeza nuevamente, aún más abrumadora que la anterior. Una que sostuve muy bien. Podía jugar este juego muy bien si me lo planteaba. Siempre y cuando mantuviera distancia —Porque anoche...

     —Está bien, bien. —espetó, tenía un tinte de molestia en su voz — Junghee y Jackson tienen trabajo después de todo.

     De golpe, sufrí un sobresaltó cuando su hermana se movió rápidamente golpeando la mesita, y entonces soltó una maldición quedada—Joder, el viejo Kwan va a matarme. Tengo hasta las diez para entregar la tarea. —comenzó a ponerse de pie y todos la imitamos. —Adiós, dulzura. Espero volver a verte.

     —Igualmente, —me aturdí un poco cuando volvió a despeinar mi cabello—Cuida la idiota de Jackson, digo, tu chofer. —él se fue molesto, murmurando algo sobre los coreanos y su inutilidad. Pero luego Junghee le sonrió y se le olvidó todo.

     —No puedo creer que no hayas dormido, —estallé entonces, viendo indignada como él simplemente comenzaba a recoger los platos y vasos—¡Jungkook!

     —Dije que estoy bien.

     —Tuviste un maldito ataque de ansiedad, bro si tu objetivo era joderte me hubieras dicho y me ahorraba la preocupación.

     —Ya.

     —Jungkook.

     —Para ser alguien que se desmayó de frío estás muy energética.

     —Ya deja eso, —solté irritada, tomando lo que estaba en sus manos y caminando hacia la cocina —Vete a dormir.

     —Ven conmigo.

     —Bueno. —entonces, él frenó todo lo que estaba haciendo.

     —¿Qué?

     Su voz fue un eco en la habitación, ya que cuando lo dijo yo estaba metiéndome en la cocina. Era grande y amplia, más de lo que parecía. Tenía una barra de mármol justo en medio y todos los muebles eran completamente blancos. Cuando estaba saliendo de allí, me topé con su cuerpo. Él me observó mientras soltaba un gran bostezo.

     —¿En serio no tienes sueño?—pregunté, fingí un bostezo mirando al piso.

     —Ahora sí.

     —¿Eh?

     —Nada. —entonces, él comenzó a caminar a su habitación y lo seguí instintivamente. No podía creer que fuera como un niño, pero sabía que era terriblemente terco y necesitaba un maldito descanso. En cuanto se durmiera iba a prender su consola. Dios, había visto Red Dead Redemption II en su librero. —Entonces ¿No tengo mucho en mi casa?—dijo, caminando frente a mí y viendo el techo de golpe.

     —Bueno, obviamente tienes mucho, demasiado. Ojalá tuviera tu maldita tv, bastardo.—me quejé, provocando una sutil risa de él.

     —Cuando gustes, mi consola está para tí.

     —No pueden retractarse de lo que acabas de decir. En serio.

     —No lo haré, —hizo una pausa—¿Me decías?

     —Ah, sí. Ósea, obviamente tienes cosas. pero parece la casa de alguien que no vive en ella. Como ¿Vacía? Ya sabes, no parece... —hice una pausa, buscando la palabra correcta.

     —¿Un hogar?

     —Bueno, lmao. Sí. Ya sabes, no sé, eres un bastardo medio raro ¿Por qué no tienes ninguna foto?

     —¿Por qué tendría fotos?—entramos a la habitación. 

     Yo me lancé de espaldas a la cama, el colchón vibró debajo de mi espalda y solté una maldición porque olvidé mi dolor de cabeza. Mientras él, simplemente se sentó tranquilamente, subió los tobillos y apoyó la espalda en el respaldar, viéndome de forma reprobatoria.

     —¿Cómo que porqué tendrías fotos? ¿No te sacas fotos?

     —No mucho. —antes de sujetar las mantas, le lancé una mirada desconcertada. Y mientras me apoyaba sobre mis rodillas y extendía una manta negra sobre sus piernas, pensé que quizás no tendría muchas personas con las que sacarse fotos ni momentos que recordar.

     —Okey, nada de fotos ¿Qué tal adornos? No sé ¿Un cactus? —di suaves golpecitos a los costados de sus piernas para que la manta le arropara, y cuando estaba a punto de apoyarme en el respaldar junto a él, Jungkook me detuvo y comenzó a colocar almohadas detrás de mi espalda.

     —¿Un cactus?

     —Si, plantas. El abuelo dice que las plantas y flores ayudan a los aromas del hogar.

     —No creo que un cactus destile mucho aroma, Pecas. —pensó, estirando un brazo y cubriéndome las piernas con la misma manta. Puse los ojos en blanco.

     —¿Te puedes ponerte un poco de mi lado, solo un poco?—se rio. —Esta casa necesita chucherías.

     —Mi casa está perfectamente bien.

     —Parece la casa del viejo amargado. Cierra la boca ¿Qué tal un regalo familiar?—me miró confundido, ahora estábamos apoyados en el respaldar y mientras yo me acomodaba un poco de costado, él apoyó la espalda en el montículo de almohadas blancas detrás suyo y bajó un poco la cabeza para verme.

     La insistente lluvia tamborileaba afuera, y desde la ventana semi abierta llegaba cierto aroma húmedo y fresco.

     Enarcó una ceja—¿Un regalo familiar?

     —Si, ya sabes. —tomé una de sus grandes manos y enlacé su brazo con el mío, cruzando el suyo debajo del mío y entonces comencé a jugar con sus grandes dedos. Él nunca dejó de verme a los ojos —Esos regalos que no sabes dónde meter. Una vez, una prima de la abuela nos regaló esos payasitos, ya sabes, viejos y horribles como la mierda. Con la cara de porcelana y el cuerpecito de tela. Dios, era escalofriante.

     Frunció un poco el ceño—¿El punto bueno es...?

     —Ninguno. Esa cosa horrible me daba pesadillas y la abuela tuvo que dejarlo en el garaje de casa. A veces lo busco entre las cajas viejas para tirarlo a la basura pero lo escondió muy bien. Todavía me da mala espina. —él me lanzó una mirada—¿Qué?

      Sonrió con lo que pareció una expresión de ternura—¿Un payasito de porcelana te da mala espina?—me ofendí inmediatamente.

     —Esa cosa está.... está... con el diablo. —de golpe, estalló en una gran carcajada que nos sacudió a los dos.

     —¿Con el diablo?

     —Te lo juro. Cuando la miras te da escalofríos, Dios es tan feo.

     —Solo te asusta.

     —Un payasito de porquería no me da miedo. —solté, con aires de grandeza, respirando hondo—Pero por si acaso, si algún día lo ves en casa: quema al maldito.

     Él se retorció de risas nuevamente y luego se acomodó en la almohada tan abajo que su cabeza quedó a la altura de la mía. No fui ajena que desde hace un rato estaba parpadeando quedamente, sus preciosas pestañas cada vez se cerraban más lento, aunque parecía decidido a verme a los ojos. Sonreí. 

     —En fin. Tu casa necesita chucherías.

     —Te dije que...

     —Ya sé, —me quejé —Un cactus o alguna mierda no va a matarte. —cuando esperé una respuesta que nunca llegó, lo miré.

     Sus ojos estaban cerrados, respiraba profundamente. Tenía una mano sobre el estómago y su otro brazo, que estaba entrelazado al mío, caía sobre su muslo. Me lo quedé viendo y creí que no podría dejar de hacerlo nunca. Me lo imaginé cambiando el agua fría de mi paño, llamado a un médico nervioso y tuve una oleada de admiración. Después de todo, él no había dormido lo suficiente luego de un ataque de ansiedad, e incluso así y todo, se hizo cargo de mí y gracias a sus cuidados es que estoy más o menos bien. 

     Quité mi brazo suavemente, y él no se movió en absoluto, estaba realmente dormido. Lentamente, coloqué los cabellos de su cara detrás de sus orejas, acercándome. Sus bucles se extendían como cintas de seda negra alrededor de su cabeza y me dije que probablemente nunca vería algo tan hermoso en mi vida. También tenían algunos sobre la cara y la frente, así que me dediqué a quitarlos del camino lentamente.

     Sólo cuando mi mirada bajó a sus labios fue cuando realmente fui consciente de lo mucho que me había acercado a su cuerpo, tenía el torso de costado junto a él, y mi estómago se retorció. Las ganas de besarlo me atormentaron tan horriblemente que no pude moverme, preguntándome qué demonios me pasaba. El recuerdo del beso que habíamos compartido me torturó en ese mismo instante. Sus labios eran hermosos, tan suaves.

     Y estaban tan cerca.

     Mi respiración comenzó a volverse desequilibrada de pronto y me vi obligada a separar los labios para respirar, un aliento que se derramó sobre los labios de Jungkook. Estaba tan cerca, solo un poco, si sólo me movía apenas entonces lo besaría al fin, llegaría al prefecto paraíso que había sido el interior caliente de su boca. Si me movía apenas, entonces rozaríamos, solo un poco, y era todo lo que necesitaba.

     Oh Dios ¿Qué demonios me estaba pasando? Aturdida, pestañeé un poco y erguí la cabeza, mi pecho se movía agitadamente ahora, y me desconcertó el hecho: ni siquiera había pasado algo y yo ya me hallaba en un estado terriblemente agitado. Joder, él era peligroso incluso estando dormido. Sacudí un poco la cabeza, despertando el hechizo, y comencé a erguir la espalda.

     Entonces, mientras me alejaba, sentí un tirón que hizo que mi brazo explotara en dolor y mi cabeza se estampó en su pecho. Aturdida, sentí un tirón en mis terminaciones nerviosas cuando fui consciente que aquello que tiró de mi brazo, había sido su mano, que se cerraba sobre mi codo. Levanté la cabeza horrorizada, con las manos apoyadas en su pecho, y lo miré.

     Su mirada de ojos estrechos y entrecerrados ardió sobre la mía, y sentí un nudo en el estómago, algo amenazante que me dijo que huyera, algo que me estremeció de inmediato.

     Sentí que no podía moverme, no había rastro alguno del amable chico que se había quedado dormido, sus ojos oscuros parecieron hipnotizarme, me robaron el aliento. Abrí la boca, pero no salió ninguna palabra. Sus facciones estaban tensas y su mirada afilada estaba concentrada en mí y sólo en mí, tanto, que me sentí verdaderamente amenazada.

     —Termina lo que comenzaste. —no había nada amable en su voz, fue una ronca y áspera orden directa.

     Respirando hondo e intentando tranquilizarme, intenté moverme, pero su mano se cerró más en mi codo, y los nervios me invadieron aún más. No me dolió en absoluto, pero me sentí más amenazada.

     —Suéltame. —entonces, él se incorporó, y me arrastró con él.

     Quedó sentado con la espalda completamente recta, mientras que mi rostro se volvió a golpear torpemente con su pecho cuando lo hizo. Quedé sentada sobre mis tobillos junto a sus piernas, frente a él. Nuevamente, intenté alejarme de su pecho, pero no soltó en absoluto mi codo.

     —¿Por qué demonios huyes de mí?

     —Yo no... huyo. —sus ojos afilados se estrecharon aún más.

     —Bien. Lo terminaré por ti entonces.

     Él demostró sus palabras incluso antes de explicarlas. Una de sus grandes manos ahuecó mi nuca y otros dedos se cerraron en mi mandíbula, entonces, sus labios se cernieron sobre los míos. El brusco contacto mandó una descarga eléctrica que se disipó por todo mi cuerpo, mientras jadeaba de sorpresa.

     No había nada dulce ni gentil en ese momento, cuando yo jadeé, entonces él gruño más fuerte. Mi cuerpo de golpe se convirtió en un horno y sentí una bola de fuego ardiente en el estómago. Apreté los labios juntos, sintiendo como todo hormigueaba a mi alrededor llena de inseguridad, pero entonces sus dientes rozaron con fuerza mi labio inferior, lo bastante fuerte como para abrir mi boca y entonces su lengua apuñaló el interior caliente de mi boca. 

     Yo apreté los contornos firmes de sus hombros e intenté empujarlo, pero no se movió ni un poco, y entonces también cerré los ojos fuertemente. Todo fue una sobrecarga demasiado dura a mi inexperiencia, fue una pura dominación masculina, casi parecía castigarme de alguna forma por lo que hice.

     —Jungkook, para. —sus dedos retorcieron el cabello de mi nuca en advertencia y solté un chillido, el cual él se tragó cuando giró la cabeza y su lengua volvió a atacar mi boca. —Jungkook.

     Él hizo una pausa, breve, su boca dejó mis labios y enterró el rostro en mi cuello, descansando su cabeza en mi hombro. Nos quedamos así por un momento, batallando por respirar. Entonces, cuando creí que iba a alejarse, sus manos se cerraron sobre mis caderas y de pronto mi cuerpo estaba sobre sus muslos, a horcajadas sobre él. Cuando comencé a alterarme, sus manos atraparon mis muñecas y las apoyó contra su pecho. Pude sentir su corazón acelerado, golpeando justo ahí.

     —¿Por qué huiste de mí?—él levantó la mirada, y sentí que mi respiración fallaba. Sólo entonces agrandé los ojos y noté lo herido que estaba, sentí una punzada en el corazón —¿Por qué no lo hiciste? —una repentina compasión me arraigó a pesar de su comportamiento hace solo un momento, y solo fui capaz de ver su mirada dolida.

     —Jungkook.

     —¿Tan horrible es besarme?

     —No, esto... —él presionó con una de sus manos en mi cintura, lo que hizo que me inclinara sobre su cuerpo. A pesar de estar sobre él, en realidad quedaba sólo media cabeza más alto, era realmente grande junto a mí. Cuando mi cuerpo continuó el movimiento de su mano, bajando la cabeza justo sobre la suya, intenté mover mis manos, pero él no las soltó —Jungkook. —mi voz era una súplica, un llanto, quise llorar porque esta situación estaba yéndose de mis manos, quise llorar por mi propia incapacidad para resistirme a él. —Para.

     —¿Por qué? —su voz fue un ronco susurro que se volvía cada vez más bajo a medida que me presionaba a su cuerpo, a medida que me acercaba más a él, acalorada y confundida, entrecerré los ojos levemente cuando él ladeó la cabeza y su respiración entró a mi boca. La anticipación del beso estaba matándome de golpe —Te enseñaré... —su mano se movió desde mi cintura, apoyó un dedo en la curva de mi columna y lo arrastró presionando lentamente arriba, de una forma casi tortuosa, hasta que su mano se cerró en mi nuca, y terminó de cerrar todo espacio que separaba nuestros rostros.

     Cuando su lengua se deslizó lánguida y lasciva sobre mis labios, mi mente se nubló completamente y mi cuerpo respondió instintivamente a la excitación caliente que emanaba su cuerpo, como ondas llameantes que me abrumaron completamente y nublaron todo juicio de mi cabeza.

     Su boca se cerró suavemente sobre la mía, acarició mis brazos desde los hombros a los codos y luego volvió arriba lentamente, luego se deslizaron por toda mi espalda mientras volvía a girar una y otra vez la cabeza. Cuando su lengua volvió a invadir mi boca no pude pensar, sólo sentir el calor abrumador que nos envolvía como llamas vivas. Con los ojos fuertemente cerrados, decidí hacer lo mismo que él con la lengua. Jungkook jadeó se forma ahogada y sorprendida cuando lo hice y de golpe todo se hizo mucho más fuerte y abrumador.

     Sus brazos se cerraron a mi alrededor, apretándome a él y mi espalda se arqueó instintivamente. Su mano se hizo un puño en el sensible cuero cabelludo de mi cuello y me mantuvo la cabeza con firmeza dominante, cuando frotó su lengua con la mía, la sensación mandó una descarga eléctrica directo a mi vientre y sentí mis muslos débiles y gelatinosos. Me encogí de hombros, abrumada por las nuevas sensaciones, crudas y reales.

     —Jun... Jungkook. —murmuré, jadeando, no podía respirar, pero la impresión me asustó completamente. 

     Me había asustado la completa violencia y agresividad que parecía ondear en en el beso, en su reacción, me asustó que en realidad aquello no me desagradaba, sino que pareció estimularme aún más.

     Yo alejé un poco de su cabeza y él abrió apenas los ojos, los tenía vidriosos y negros, su iris ya no estaba, eran completa y hondamente negros.

     Él cerró los ojos y volvió a besarme con aspereza, abriendo la boca en grande y obligándome a abrir la mía aún más, sentí que estallaba en una nube de fuego, mi cuerpo estaba demasiado caliente, como si nadie pudiera calmarlo o aliviarlo. Su lengua, caliente y malvada, volvió a frotarse a la mía mientras sus manos se arrastraban desde mi espalda a mi nuca y me sostenía con fuerza la cabeza, demandando, devorando, exigiendo una respuesta inmediata.

     Descubrí algo muy atractivo en la forma tan lasciva que tenía de besar, demostrando que no le avergonzaba en absoluto lo que deseaba, lo encontré irresistible y estimulador. No había nada inseguro en él, era decisivo, fuera de control, casi salvaje. Si tenía idea de que algo así existía, en realidad no tenía idea de cómo se sentía, porque fue abrumadoramente impresionante.

     Comencé a ser demasiado consciente de su cuerpo, fuerte y firme debajo del mío, demasiado consciente de cada músculo de él moviéndose mientras me abrazaba con fuerza. Una de sus manos se apoyó en mi coxis y me apretó su cuerpo, y lo sentí debajo de mí. Grueso y duro, que presionó y golpeó entre mis muslos, provocando que me arqueara aún más sobre sus muslos, apreté mis rodillas a su alrededor y solté un jadeo lleno de sorpresa.

     Bruscamente, Jungkook me sujetó de los hombros y me alejó de su pecho, rompiendo el beso —Pecas. Esto... —hizo una pausa, luchando por mantener la respiración, tenía la cabeza un poco baja, mirando mis clavículas—Te dejaré ir, pero júrame... júrame que mañana lo continuaremos.

     —Jungkook...

     —Maldición, júralo. —él me apretó sutilmente de los hombros, acercando su cabeza a la mía y viéndome con ojos hambrientos y desolados, lucía desesperado— Necesito que me lo jures.

     —Yo...

     —Hazlo. —hice un silencio, viéndolo a los ojos. Apenas podía mantener los ojos abiertos, me sentía demasiado débil, acalorada, necesitaba que él calmara mi calor. Agradecí que estuviera sosteniéndome de los hombros, porque entonces me hubiera caído atrás —No lo llevaré tan lejos, puedes estar segura. Pero necesito que me lo jures. Huirás si no lo haces.

     —¡No es cierto!

     —Jihee.

     —Yo... joder, está bien... ¡Está bien, déjame ir! ¡Lo juro!





se me volvieron salvajes los niños.jpg

en fin, les dije que estaba largo lol. 



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