Estrella Fugaz © [Completa ✔]

By SileneAMR

1.1M 74.4K 36.4K

Estoy sentada en la cafetería junto a Rachell y María quienes hablan de lo deliciosa y apetitosa que está la... More

Sinopsis.
Capítulo 1: Estúpido enamoramiento.
Capítulo 2: Es una metáfora.
Capítulo 3: Tú otra vez.
Capítulo 4: ¿Hace calor aquí?
Capítulo 5: Amnesia.
Capítulo 6: Solo un beso.
Capítulo 7: Estaré bien.
Capítulo 8: Él empezó.
Capítulo 9: Una propuesta.
Capítulo 10: Simples suposiciones.
Capítulo 11: Seré tu novia falsa.
Capítulo 12: Este día no podría terminar peor.
Capítulo 13: Celoso.
Capítulo 14: Eso no es suficiente.
Capítulo 15: Tú chico.
Capítulo 16: Él siente algo por mí.
Capítulo 17: De nada sirve negarlo.
Capítulo 18 : Le gustas.
Capítulo 19 - Parte 1: Eres preciosa.
Capítulo 19 - Parte 2: Atrápame Diosito
Capítulo 20: Alguna u otra forma.
Capítulo 21: El que juega con fuego, se quema.
Capítulo 22: Orador motivacional.
Capítulo 23: Perfect tonight.
Capítulo 24 - Parte 1: Bien, exploté.
Capítulo 24 - Parte 2 : Discúlpame.
Capítulo 25: Hora de la crisis existencial.
Capítulo 26: ¿Me perdonas?
Capítulo 27: Extraña primera cita.
Capítulo 28: Cara de culo.
Capítulo 29: No debió pasar.
Capítulo 30: Chico prodigio.
Capítulo 31: Cita Nocturna.
Capítulo 32: Castigada.
Capítulo 33: Zombie.
Capítulo 34: ¡Despierta, Natalie!
Capítulo 35 : Niégamelo.
Capítulo 36: Metí La Pata.
Capítulo 37: Un Bebé.
Capítulo 38: Atrevete.
Capítulo 39: ¡Sorpresa!
Capítulo 40: No es un error.
Capítulo 41: Dios Griego Arrogante y Árabe Ardiente.
Capítulo 42- Primera Parte: Dulce Venganza.
Capítulo 42- Segunda Parte:Dulce Venganza.
Capítulo 43: Novia.
Capítulo 44: ¿Qué sientes por mí?
Capítulo 45: Buena Suerte.
Capítulo 46: Serios problemas.
Capítulo 47: Me Encantas.
Capítulo 48 - Primera Parte: Noche Buena.
Capítulo 48 - Segunda Parte : Earned it.
Capítulo 49: No quiero estar solo.
Capítulo 50: Año nuevo, vida nueva.
Capítulo 51: Stripper.
Capítulo 52: Secuestrada.
Capítulo 53: Hormonas controladoras.
Capítulo 54: Súper sexy.
Capítulo 55: Alerta roja.
Capítulo 56: Una semana.
Capítulo 57: Toda tuya.
Capítulo 58- Primera parte: Psicópata.
Capítulo 58- Segunda parte: Sol y Luna.
Capítulo 59: San Valentín.
Capítulo 60: Pervertida.
Capítulo 61 - Primera Parte: Señorita Intensa.
Epílogo.
Nota Importante: Extras, Precuelas, Secuela.
Extra #1
Extra #2
Extra #3
Extra #4
Extra #5
Extra #6
Extra #7
Especial: Mikhail Y Nat Como Padres.

Capítulo 61 - Segunda Parte: Estrella Fugaz.

15.1K 908 1.1K
By SileneAMR

C A P I T U L O  F I N A L.

Segunda parte.

.....

Camina rápido y de manera sigilosa mirando por los pasillos a ver si no hay nadie observándonos. Soltamos risitas bajas mientras corremos por un pasillo, yo siendo arrastrada por él. Poco a poco nos acercamos a una puerta, Mikhail la abre y se muestran unas escaleras.

— Ven —sin soltarme, comenzamos a subir los peldaños de las escaleras.

Sentir su mano sobre la mía me da una especie de seguridad que no puede nadie igualar, además de que sus dedos largos siempre encajan a la perfección con los míos.

La escalera parece una de esas que hay en los hoteles, la verdad me canso de subir en el tercer cruce, y es obvio, estos tacones no son para subir escaleras.

— Falta poco —asegura Mikhail al ver que me detengo a respirar.

— Amo estos tacones pero en serio están matándome —alzo uno de mis tobillos y comienzo a moverlo circularmente. Mi respiración se hizo un poco irregular.

— Sube —Mikhail me ofrece su espalda para subirme sobre ella.

Niego inmediatamente.

— Mi vestido...

— No hay nadie más y debajo de él no hay nada que yo no haya visto —se cae de hombros, sonriendo de manera divertida. Mis mejillas vuelven a teñirse de carmín.

— Eres un idiota, Mikhail Gadaff —lo acuso, acomodándome para subir a su espalda.

— El idiota que amas, pero sí —se mofa, sujetando mis piernas las cuales ya se enrollan en su cintura.

— Eso no te da derecho a decir cosas que me avergüencen.

— Eso no dices cuando estamos en la habitación —sigue con su torcido juego, haciéndome jalarle un poco el cabello en venganza.

— Es diferente.

— ¿Por qué?

— Es intimidad.

— Esto también es intimidad. Cuando estamos solos —termina de subir un par de peldaños y nos encontramos con una puerta—...somos sólo tú y yo, el mundo se resume al nuestro.

Mikhail abre la puerta la cual está cerrada con una par de cintas.

Vaya manera de seguridad.

Luego de abrirla, salimos a lo que posiblemente será la terraza del colegio. Me suelta apenas salimos. Sobre nosotros hay un enorme techo que no deja que los tenues rayos de sol nos cubran; hay muchísimas plantas, parece un vivero —por un momento me siento dentro de High School Musical—, además de eso hay un ¿mini refrigerador? Estoy segura de que él director no está enterado de nada de esto; hay un par de sofás viejos, un televisor también algo desgastado y una hermosa vista. Es lindísimo.

— Los chicos y yo lo descubrimos —me explica, acomodando mi vestido—. Quizá es el legado de estudiantes pasados.

— ¿También el refrigerador estaba aquí? —ríe bajito, haciéndome saber que no es así.

— Caleb insistió en comprar uno y traerlo, acepté porque beber cerveza caliente no es buena idea —me explica, para luego acariciar mis nudillos. Mientras él me mira yo me encargo de observar todo lo demás.

— ¿Para qué venían aquí? —inquiero, tomándolo de la mano y caminando por el lugar.

— Veníamos a ver los partidos de fútbol cuando no teníamos clases, también charlábamos. Puedo definirlo perfectamente como una guarida —habla tras de mí, yo me encargo de oler un par de flores que hay en una planta. Huele delicioso.

— Es genial aquí arriba —comento, dejando de oler flores para mirarlo. Su mirada está posada en mis ojos con una sonrisa sobre sus labios.

— Sí —musita, acorralándome contra una mesa que sostiene varias plantas—...creo que dejaremos esto para las próximas generaciones que estudien aquí.

— Podrías decirle a Zed que existe —sugiero, poniendo mis manos sobre sus hombros sin quitarle la vista de encima.

Es precioso.

Arruga su nariz en una negativa.

— Es un niño desastroso, no creo que la guarida dure más de dos días estando a su cargo.

Suelto una carcajada atrayéndolo a mí solo para tenerlo cerca, mucho más cerca...

— Te amo —las palabras salen de mis labios sin pensar, solo obedecen a mi acelerado corazón. Mikhail sonríe, tan tierno y dulce como siempre, dejando salir su lado vulnerable, su estado de completamente enamorado.

Su sonrisa me logra encender de una manera inimaginable, haciendo que mi corazón bombee con tanta fuerza que golpee duro contra mi pecho, haciendo mi sangre enardecerse, haciendo que las mariposas viajen por todo mi cuerpo, haciendo que la electricidad me recorra solo por él...

»Es muy difícil explicar como Mikhail me hace sentir, creo que no hay palabras para definir el montón de sentimientos que él logra despertar en mí. Es como un interruptor que había estado apagado de por vida pero que él con una sola mirada logra encender. Son tan abrumadores los sentimientos que despiertan cuando él está cerca, tan cegadores como una luz en medio de la oscuridad, tan potentes como una descarga eléctrica en todo mi cuerpo. Es sencillamente indescriptible.

Mikhail no musita ninguna palabra, solo responde a las mías con un beso. Entiendo todo lo que quiere decirme con eso, no necesita hablar para decirme lo mucho que me ama porque lo sé, sé que él me ama tanto como yo a él, sé que me ama de la manera tan alocada como yo lo hago, nos amamos de la misma loca y extraña manera.

Enrollo mis brazos alrededor de su cuello, él hace lo mismo con mi cintura. Sus besos son tan malditamente embriagadores, se sienten como analgésico cuando estás adolorido, como droga para un adicto...creo que en eso me convirtió, en una adicta de sus besos, de sus toques, de él.

Sus labios se mueven sobre los míos de manera lenta, pausada, tomándose el tiempo que siempre me gusta esperar. Acaricia mi cintura con una de sus manos, haciéndome sentir sobre las nubes, yo me encargo de acariciar su cabello y de tirar de él de manera suave. Lame mis labios suavemente, preguntando si puede acceder a mi boca, no sé por qué lo hace si soy suya, cada vez que me besa puede hacer de mí lo que él quiera.

Abro la boca sin chistar porque me encanta la fricción deliciosa que se desata en nuestras bocas cuando nuestras lenguas se cruzan. Lo beso tan profundamente, dejándome caer en el abismo de sus labios, del éxtasis que se crea cuando nuestros labios están unidos, la explosión de sensaciones que nos cubren.

Lo beso tan lentamente, tan suavemente, transmitiéndole todo mi amor en este beso. No quiero separarme de él, no quiero dejarlo nunca.

Me separo del beso sin respiración, dejándolo confundido, aunque solo lo hago para abrazarlo. Siento mis lágrimas aparecer. No quiero dejarlo, no quiero que se vaya...por primera vez caigo en cuenta de que él entrará a la universidad, que se irá...por primera vez siento miedo.

Lo aprieto contra mí, sujetándolo fuerte mientras comienzo a llorar. Mikhail me sostiene con seguridad, sin soltarme comienza a acariciar mi espalda de manera tranquilizante.

No quiero soltarlo jamás, no quiero dejar de sentirme suya, de sentirlo mío.

— ¿Por qué lloras, amor? —pregunta Mikhail de manera baja—. ¿Te lastimé? ¿hice algo que no te gustó?

Suelto una risita baja que se mezcla con mis jadeos involuntarios gracias a las lágrimas. Niego varias veces.

— Solo abrázame —respiro hondo guardando su inigualable olor dentro de mi sistema, contagiándome de su calor corporal, sintiéndolo cerca, muy cerca...

Me aprieta un poco más guardando silencio. Ahí, sobre su pecho, vuelvo al principio, a la primera vez que lo vi.

Su color de ojos y altura fue lo primero que llamó mi atención, también la palidez de su piel. No olvido lo tierno detrás de su mirada verdosa. Recuerdo claramente lo que bebía esa noche, era sangría, lo supe al ver sus labios rosas cubiertos de ese leve color, también por el olor de ese específico alcohol mezclado con su perfume. Recuerdo nuestra presentación y su mirada sobre la mía, el calor de nuestras manos unidas y lo cómodo que se sentía.

Luego mi mente comienza a divagar en cada recuerdo vivido junto a él; el día en que me dio su número de teléfono seguido del momento en el cual me pidió ser su novia falsa, también recuerdo cuando lo vi hablar con mamá por primera vez diciéndole que iríamos al cine, luego la vez en la cual hizo enojar a Nomar con sus lindas palabras...mi mente divaga en cada momento, deteniéndose en los más importantes y significativos.

»Recuerdo el instante de nuestro primer beso, ese que yo le robé en mi cocina, ese que deseaba desde hacía mucho pero el cual no me animaba a decir, sus celos por Nomar, los míos por Enmy, nuestra primera cita, nuestra primera pelea, el viaje a Italia, nuestra primera vez...luego las otras muchas veces. Sonrío, apretándolo un poco más, sintiendo que nunca es la suficiente cercanía.

Mi corazón bombea con fuerza y mis párpados tiemblan sintiéndose húmedos contra mis mejillas. Ya no escurren más lágrimas.

Cuando mi agarre en Mikhail se afloja, él me separa un poco para verme mejor.

— ¿Está todo bien, cielo? —inquiere bajito, limpiando mis mejillas húmedas con ambos pulgares. Sorbo por mi nariz, pensando en que mi maquillaje estará todo corrido.

Asiento, mirando sus ojos verdes. Me encanta mirarlo, no me cansaría de hacerlo. Es hermoso, tan hermoso sin siquiera intentar serlo, atractivo como un imán, apuesto como un príncipe de algún cuento de hadas, atento, cariñoso, perfecto, perfecto para mí.

— No parece —sonríe suavemente—. Estabas llorando.

— Solo estaba recordando —respondo, quitando de manera delicada sus dedos para yo limpiar mi desastre.

— ¿Recordando?, ¿qué recordabas?

— Nuestro inicio.

Alza ambas cejas luciendo confundido.

— ¿Por eso llorabas?

Niego varias veces, pero de un momento a otro estoy asintiendo. Estoy confundida. Quizá lloraba por todo.

— ¿Cómo que no y luego sí? —se burla, haciéndome reír.

— Lloraba por dos cosas.

— ¿Y esas dos cosas son?

— Primero —carraspeo un poco, sintiéndome nerviosa— yo...eh...tengo miedo.

Frunce sus castañas cejas levemente.

— ¿Miedo? —asiento para asegurarle que escuchó bien—, ¿Miedo de qué?

Trago saliva.

— De que entres a la universidad y...encuentres a más chicas, y no sé, de pronto me olvides, me dejes. La verdad es que siento miedo de que te vayas porque en serio creo que ya no sé qué haría sin ti, te quiero para mí, te tengo para mí y no quiero perderte.

Mikhail queda perplejo ante mis palabras, parpadea un par de veces para poder procesarlas. Su rostro muestra sorpresa por lo dicho anteriormente, y creo que entiendo su impresión, jamás le había dicho algo similar.

— Mi amor —no sé por qué motivo amo oír a Mikhail llamarme de ese modo—. No tengas miedo, Nat. Te amo, cielo, por encima de todas y de todos siempre serás tú. No te preocupes por mí, sabes bien que para mí solo existe una chica, una de cabellos despeinados y mala cocinera. Solo tú, mi vida.

Se acerca y me besa. Le correspondo el beso casi al instante de nuestros labios unirse. No quiero dejar de besar sus labios jamás.

— Y bueno, yo suelo recordar muchas veces la primera vez que nos vimos —habla, separándose de mí y jalándome hacia el pequeño refrigerador junto al viejo televisor—. Amo rememorar lo que eras antes ascendiendo hasta lo que te has convertido ahora.

Mis mejillas se colorean mientras él me extiende un refresco de uvas.

— Es lo mejor que tenemos —se cae de hombros, haciéndome sonreírle restándole importancia, él por su parte toma una cerveza. Ambos bebemos de nuestras respectivas botellas.

El silencio es cómodo, todos los silencios con Mikhail lo son, no es necesario hablar pues ya nos entendemos perfectamente sin hacerlo. Mientras permanecemos así, observo a lo lejos, cubierta por las ramas, un viejo tocador de discos vinilos. Sonrío como una demente y me acerco casi que corriendo a él. Mikhail mantiene su mirada fija en mí mientras que yo me concentro en quitar las ramas de encima de dicho aparato.

— No sabía que eso estaba ahí —comenta, sentándose en uno de los viejos sofás ocasionando que éste desprenda polvo.

— ¿Aún servirá? —cuestiono, mirando la suciedad sobre el aparato. Creo que no.

— No lo sé —Mikhail mira fijamente el reproductor.

— ¿No hay discos aquí? —comienzo a echar un vistazo por todo el lugar encontrándome con cajas y plantas.

— Creo que —Mikhail intenta hacer memoria—...en la segunda caja que está por allá hay algunos.

Señala un par de cajas, haciéndome sonreír.

— Ahora tiene sentido el porqué de esos discos aquí —se queda mirando fijamente el reproductor. Dejo de verlo para concentrarme en revisar las cajas—. Shawn pensó que esos discos no servían, creo que incluso llegó a lanzarle uno en la cabeza a Caleb hasta que lo rompió.

Volteo a mirarlo, incrédula. Le partiré la nariz a Shawn si se atrevió a romper una obra de arte como lo es un disco vinilo.

Tomo uno de los que más me gusta y camino al tornamesa, lo enciendo y coloco el disco en orden. El aparato no parece reaccionar, haciéndome torcer un puchero. En serio quería escuchar como sonaba. Desanimada, camino para sentarme junto a Mikhail. Justo en el momento en que iba a hacerlo, la caja de música comienza a emitir un sonido.

Me pongo de pie casi al instante en el cual la melodía invade mis oídos. Sonrío ampliamente, estirando mi mano hacia la de Mikhail, él sonríe mientras niega un par de veces.

— No sé hacerlo, cariño.

Hago un puchero para convencerlo.

— Por favor.

Rueda los ojos sin dejar de sonreírme y, entre un par de negadas, se pone de pie. Tomo su mano y lo arrastro justo en medio del lugar, dejando alejados los muebles y plantas con qué chocar.

Empiezo a moverme lentamente al ritmo de la canción, sonriendo. Mikhail, por su parte, hace el intento de seguirme el paso. Tomo sus dos manos y bailo lentamente junto a él. La música es agradable y lenta, la voz del cantante también lo es, el baile bien podría definirse como un suave vals.

Apego nuestros cuerpo, pasando mis brazos alrededor de su cuello, él hace lo mismo pero alrededor de mi cintura. Nos movemos lentamente, de un lado al otro.

Me siento en paz en este momento, podría vivir eternamente así, atada a Mikhail, bailando música suave junto a él y sintiendo nuestros corazones palpitar a un mismo ritmo. Sonrío, mirándolo fijamente, perdiéndome en su hermoso perfil. Le doy un besito en la barbilla que lo hace sonreír.

— ¿¡Qué mierdas se supone que están haciendo aquí!? —Shawn interrumpe nuestra pequeña burbuja entrando a lugar como todo un demente. Detrás de él lo siguen María y los demás chicos.

Mikhail y yo dejamos de bailar para mirarlos, confundidos.

— Por si no lo saben la ceremonia lleva más de diez minutos de haber empezado —anuncia Matt, terminando de entrar a la terraza—. ¿Qué se supone que es este lugar?

— Es la guarida —responde Caleb a su pregunta.

— Mikhail, mamá y papá te arrancarán la cabeza si no bajas en este mismísimo instante —advierte Matt, soltando un suspiro sonoro.

— Hola, Nat —mis amigas me saludan, haciéndome caer en la realidad. Literalmente mi mente seguía en la pequeña burbuja en la que Mikhail y yo éramos los únicos que existíamos.

— Em...hola, chicos —los saludo a todos con la mano, todos me devuelven el gesto.

En ese momento la ráfaga de recuerdos vienen a mi cabeza, estamos en el acto de graduación de Mikhail y ambos lo habíamos olvidado por completo.

— ¿Y que se supone que están esperando? ¿una foto o que seguridad los venga a sacar? ¡Muévanse! —apremia Matt, despegando la vista de su teléfono luciendo completamente impaciente.

Mikhail y yo nos miramos para luego reírnos y comenzar a poner todo tal y como estaba. Luego de terminar con nuestra labor, nos encontramos bajando las escaleras, juro que al terminar de bajar todo esto debo tener unas piernas espectaculares.

Al llegar a la puerta de entrada de vuelta al colegio, primero nos aseguramos de que no hay nadie para después salir.

Cuando por fin salimos, empezamos a caminar como si nada ha pasado.

— ¿Qué se supone que dirán? —cuestiona Caleb, mirándonos a ambos—. O sea, para excusarse.

— No creo que decir que estaban haciendo el sin respeto sea una buena opción —habla Shawn, haciendo reír a todos menos a Mikhail y a mí.

— ¡No estábamos haciendo el sin respeto! —me quejo, mirándolo mal.

— Pero casi, si nosotros no entrábamos no puedo imaginar lo que hubiese pasado.

— Estaban bailando —recuerda Rachell, obvia. Le sonrío, ella me devuelve el gesto con un guiño.

— Cállate, interrumpes mi drama —la reprende Shawn, haciendo que mi mejor amiga lo golpee varias veces—. ¡Hey, Caleb! ¡Amarra a la demente que tienes como novia!

Todos reímos menos ella.

— Silencio, vamos a entrar —avisa Matt, abriendo las puertas del auditorio.

El lugar es inmenso, de paredes de madera barnizada y asientos de terciopelo rojo. Frente al montón de sillas parecidas a las del cine, está una tarima más o menos grande donde hay una mesa cubierta por un mantel color azul eléctrico y decoraciones de graduación en el fondo, detrás de esa mesa se encuentran varios de los que supongo son directivos del plantel. Una chica está recibiendo su título, y no cualquier chica, es Enmy.

Mi estómago se retuerce, por lo que aprieto solo un poco más la mano de Mikhail. La chica —al igual que otras personas— voltea hacia la entrada. Mi cara se tiñe de rojo por la vergüenza, no me gusta ser el centro de atención.

Los ojos de la rubia chocan con los míos, siento que aún me odia, pero se ha mantenido al margen de mi relación con Mikhail gracias a las terapias con su psicóloga. Mikhail y ella siguen siendo amigos, pero por lo menos ya no intenta separarnos.

— ¿Qué hacen ustedes aquí? ¡Deberían tener sus birretes y togas ya puestas! —la rubia de hace un rato parece ser la secretaria y reconoce a los recién graduados junto a nosotros—. A vestirse, ¡ya!

La señora frente a nosotros parece a punto de sufrir un infarto. Mikhail besa mis labios con rapidez y los chicos repiten el procedimiento con sus respectivas novias, menos Matt.

— Te amo —susurra Mikhail sobre mis labios.

— Y yo a ti —vuelvo a besarlo rápidamente, para luego verlo desaparecer en un leve trote junto a sus amigos detrás de la rubia mujer.

Las chicas y yo caminamos detrás de Matt, quien nos está guiando a nuestros respectivos asientos. Nos sentamos en nuestros lugares y prestamos atención al acto. Mis suegros no hacen preguntas y se concentran en ver la tarima.

Después de Enmy vinieron tres chicos más y ahora es mencionada Aisha.

La pelinegra, luciendo una hermosa toga y birrete azul, sonríe al público de manera encantadora, haciendo que todos le griten y silben. La multitud en serio se vuelve loca al verla alzar orgullosa su título en mano. Sus padres a mi lado están llorando, siendo consolados por mis suegros. Supongo que es una gran satisfacción para los padres ver a sus hijos crecer por así decirlo.

Luego de ella, por orden alfabético, es el turno de Mikhail. Cuando es llamado al estrado por el director siento crecer la misma sensación que con West y con Nathan por mi pecho. Mis suegros y Matt se ponen de pie aplaudiendo, hago lo mismo junto a las chicas.

Mikhail se ve completamente irresistible con esa toga y birrete, siempre he dicho que el azul le luce a la perfección. Mi novio sonríe y alza el birrete hacia donde estamos todos nosotros, puedo ver como mueve sus labios pronunciando un: Los amo para sus padres y hermano, luego se enfoca en mí y me guiña una de sus preciosos ojos haciendo que los míos se nublen. Los profesores le dedican un par de palabras y luego él se une con el grupo.

Así mismo pasan todos los demás, Caleb, Shawn, Ryan...literalmente siento la garganta quemarme mientras salimos del colegio. Mikhail tiene uno de sus brazos por encima de mis hombros y me apega a él. Mientras bajamos las escaleras del Tames High observo a Venecia, Alessia e Isabella, cada una junto a un chico. Me separo de Mikhail para ir a abrazarlas.

— ¡Hola! —aparezco de la nada, haciéndoles pegar un brinco.

— ¡Nat! —chilla Isabella, separándose de Lucas para abrazarme. Sí, Bella es novia de Lucas.

— ¿Cómo están? ¿Cómo sigues, Venecia? —me apresuro a preguntar, se ha sentido mal estos días. Me sonríe, haciéndose ver fuerte.

— Mejor, gracias por preguntar. ¿Tu cómo estás? —detrás de ella, jugando con su cabello, está Hassan, el chico con el que sale.

— Bien, muy bien —respondo para luego mirar a Alessia—. ¿Qué tal tú? ¿los entrenamientos?

Me sonríe.

— Excelente, estoy exhausta pero aquí estoy.

— ¿Nos vemos en la fiesta? —cuestiono, dándole un beso a cada una en la mejilla.

— Sí —responden al unísono, correspondiendo mi beso.

— Nos vemos —me despido con la mano—. Adiós, chicos.

Vuelvo rápidamente a tomar la mano extendida de Mikhail.

— ¿A dónde vamos ahora? —inquiere, dándome un besito en la corona de la cabeza.

— A tu casa.

*****

La sorpresa de los globos y decoraciones de recién graduados fue un éxito. Aisha lloró un mar de lágrimas y Mikhail no dejaba de besarme agradeciéndome por todo. Y eso que no se imagina la sorpresa que le espera en su habitación.

Después de tomarnos mil fotos —Mikhail, Aisha, las chicas y los chicos, y eso sin contar los familiares de Mikhail—, ahora quedamos en ir a cambiarnos cada uno y ponernos más cómodos.

La fiesta —a la cual asistirán el Tames High y mi instituto. Sí, no quería tener que inventar un proceso de clonación y clonarme, así que pensé en unir las dos fiestas— será en el patio trasero de ésta casa a las nueve.

Ahora me encuentro caminando tomada de la mano de Mikhail hacia su cuarto.

— Todo te quedó hermoso, cielo —vuelve a repetirme mientras nos acercamos a su puerta.

Mis nervios y pulso se disparan, haciéndome temblar solo un poco.

— Yo...pensé que estaba algo simple —me caigo de hombros fingiendo normalidad. Llevo puesto el birrete de Mikhail sobre la cabeza.

Mikhail abre su puerta, mirándome.

— ¿Hablas en serio? Está precio...—

Sus palabras quedan en el aire al mirar su habitación. Su estado de estupefacción me hace saber que en serio lo sorprendí, sonrío al detallar toda la decoración.

En la pared, en la cual reposa la cabecera de su cama, se encuentran impresas fotos de ambos, desde la más linda hasta esas que nos tomamos despeinados y desprevenidos. La pared también es adornada de cruces rojas, estetoscopios, inyectadoras y otros instrumentos médicos. Los globos que hay por la habitación son blancos, azules y dorados, tal y como los pedí.

Mikhail sonríe, detallando todo. Su ceño se frunce al encontrarse sobre la cama con una canasta pequeña para bebés, está decorada con telas blancas, azul cielo y lazos de igual color. La canasta está cubierta con una tela translúcida que no deja observar que hay dentro.

Mikhail me da una mirada cautelosa con una sonrisa nerviosa. Lo animo a avanzar; él, con pasos dudosos, obedece. Se acerca a la canasta lentamente, hasta sentarse sobre la cama junto a ella. Abre con cuidado la tela y el minino dentro de ella comienza a juguetear con su dedo.

Los ojos de Mikhail parecen iluminarse, y juro que puedo quedarme mirándolo así toda la vida, enternecido y vulnerable mirando a quien será nuestro primer hijo.

— No puedo creerlo —termina de abrir la canasta y mira al felino de ojos azules mirarlo fijamente. Sonrío, mirando su reacción, parece un niño pequeño—. ¡Mamá, ya soy papá!

Canturrea Mikhail haciéndome reír. Se pone de pie con la canasta en sus brazos, el minino dentro de ella se entretiene con una bola de estambre que metí dentro.

— Nuestro primer hijo, cielo —pone la canasta sobre el suelo para luego besarme—. ¿Cómo se llamará?

— No lo sé —musito, dándole besitos en el rostro.

— Considerando que tiene el pelaje marrón y blanco podríamos ponerle...

— Cappuccino —sugiero, notando que el pelaje del minino es de los mismos tonos que esa bebida.

Sonríe, complacido.

— Bienvenido a casa, Cappuccino.

Me da un besito en la boca para luego alzar al pequeño gato.

— ¡Somos papás! —grita, haciendo que Matt abra la puerta de la habitación de manera brusca.

— Dime por todos los santos que Natalie no está embarazada —suplica, mirándonos seriamente.

Mikhail y yo soltamos una carcajada.

— No lo estoy —respondo, para que la vena de su cuello deje de palpitar tan notoriamente.

— Menos mal porque sinceramente estaba pensando la manera de lanzarte por las escaleras y que pareciera un accidente. No quiero un mocoso como sobrino.

Mikhail rueda los ojos.

— Pues ya tienes un sobrino.

Matt frunce el ceño.

— ¿Quién?

Mikhail saca de la canasta al pequeño gato y lo sostiene como si fuese un bebé, dejándolo jugar con su dedo.

— Conoce a Cappuccino —lo presenta Mikhail, haciendo que Matt vea fijamente al gato. Por un momento se cruza un atisbo de ternura en la mirada de Matt.

— Déjame cargarlo —pide, haciéndome reír. No puedo creer la escena que veo. Matt repite el procedimiento de su hermano—. Está bonito.

— Su debilidad son los gatos —me explica Mikhail al ver mi cara de completo asombro, no puedo asimilar que Matt carga a un gatito y lo trata con ternura. Es algo novedoso de ver.

— ¿Por qué ponerle nombre de comida? —se interesa el pelinegro, acariciando suavemente el pelaje del gatito.

— Su pelaje es parecido a la mezcla de la leche con el café —responde Mikhail de manera simple, abrazándome por encima de los hombros y mirando a su hermano.

— ¡Mamá, papá! ¡Tenemos un nuevo integrante en la familia! —grita Matt, comenzando a salir de la habitación con Cappuccino en brazos.

Mikhail y yo nos quedamos en silencio, solo mirándonos.

— Acabas de hacerme el hombre más afortunado y feliz del mundo.

Frunzo el ceño, trazando círculos en su pecho.

— ¿Por qué?

— Acabas de hacerme padre de uno de tus hijos. Eso me hace sentir de maravilla.

Sonrío, poniéndome de puntitas para besarlo.

— Serás un buen padre.

— Te amo, cielo —vuelve a besarme rápidamente—. Gracias por estar aquí.

Ensancho una sonrisa para abrazarlo.

— También te amo, Mikhail.

*****

Son las ocho de la noche y acabamos de terminar de cenar. Mikhail no quiere soltar a Cappuccino, lo lleva a todos lados y no deja que nadie lo toque a excepción de mí. Está muy feliz con su nuevo «hijo» como suele llamarlo, yo le sigo la corriente porque adoro verlo feliz.

Mikhail está dándole leche a Cappuccino en un biberón sentado en la mesa del comedor, donde ahora solo nos encontramos nosotros dos. No puedo dejar de verlo, sinceramente es una escena digna de memorar. Mikhail no aparta la vista de Cappuccino y espera paciente a que el gatito de apenas un mes beba lentamente la leche, mientras el minino bebe poco a poco el líquido Mikhail se encarga de decirle cosas tales como: bonito gatito, aquí estoy y otras cosas las cuales no escucho. Se ve tan tierno. No puedo imaginar cómo debe verse con un bebé, con nuestro bebé.

Mientras está distraído decido fotografiarlo. Tomo un par de fotos, sonriendo satisfecha. Las conservaré por siempre.

— No estás siendo para nada un mal padre —opino, sacándolo de la nube en la que flotaba.

Alza la vista de Cappuccino, quien tiene la pancita como si estuviera a punto de explotar. Me observa y sonríe suavemente.

— Creo que no —musita, volviendo a su anterior trabajo. Me pongo de pie y me acerco a él, quitándole el biberón pequeño con el que alimentaba al felino.

— Ya está, parece que va a explotar —sonrío, quitándole a Cappuccino de las manos y poniéndolo sobre el suelo—. Déjalo caminar, debe familiarizarse con su entorno.

Mikhail mira al gatito con una sonrisa y luego vuelve a mí.

— No puedo separarme de él —me toma de una mano y me sienta sobre sus piernas—. Siento que debo protegerlo.

— No serás un mal padre, Mikhail —acaricio su mejilla suavemente—. Si eres así con Cappuccino, no quiero imaginarme con Elliot.

Sonríe abiertamente al escuchar el nombre de nuestro hijo falso.

— ¿Tú crees? —inquiere, mirándome fijamente, haciendo que mis ojos se pierdan en los suyos.

— Totalmente —le beso los labios para luego ponerme de pie—. Ve a ducharte, yo haré lo mismo. Debemos recibir a los invitados.

Asiente también levantándose. Buscamos con la mirada a Cappuccino quien se quedó dormido sobre lo que parece ser el trapeador. Ruedo los ojos mirando a Mikhail acercarse y levantarlo.

— Lo llevaré a dormir —informa, saliendo de la cocina—. Nos vemos al rato.

Asiento, mirándolo caminar rumbo a las escaleras con el minino cargado como si fuese un bebé.

*****

— Todo quedó súper lindo, Nat —me hace saber María, mirando la decoración del lugar.

El patio trasero de la casa de Mikhail está repleto de personas recién graduadas y sus familiares. Me gusta como ambos colegios se ven combinados.

Mi mamá, Luis y la señora Amelia se encuentran sentados en una mesa conversando con los padres y tíos de Mikhail, parece que se están llevando bien. Sonrío cuando mi madre y suegros me saludan desde la lejanía.

— Gracias —respondo, observando a mis mejores amigas.

Rachell lleva una falda de cuadros roja y una camiseta negra, con los rizos rebeldes adornando su cabeza. María lleva unos jeans de estilo urbano con una camiseta corta color rosa claro. Naza —a pesar de su supuesta separación con Ryan— vino vestida con una camisa color amarillo sin tirantes y una short corto, luce radiante. Nai, por el contrario, usa un vestido ajustado con escote en la espalda, súper linda.

Yo le pedí a Aisha ropa prestada por la flojera de ir a buscar ropa a mi casa. Me puse un pantalón color negro y una camisa común blanca, me quité los preciosos pero tortuosos tacones y los cambié por tenis cómodos color blanco, me dejé el cabello suelto y no hice mucho con el maquillaje.

— ¿Y ese gato que Mikhail carga encima? —pregunta Rachell, mirando al mencionado hablar con sus mejores amigos pero con Cappuccino en brazos. Ruedo los ojos, haciéndolas reír a todas.

— Es nuestro hijo, se llama Cappuccino —le explico, mirando detalladamente a Mikhail. Ríe abiertamente pero sin soltar al gatito el cual parece entretenido con los botones de la camisa de Mikhail.

— ¿Un hijo? Que tierno —chilla Naza, observando a nuestro gatito.

Sonrío.

— Sí. Está súper entusiasmado.

— Se nota —corrobora Nai, también observándolo.

— Hola, hola, hola —interrumpe West con una cerveza en la mano—. ¿Cómo andan? ¿Qué hacen?

— Fastidioso —bufa Nate, dándole un sorbo a su vaso.

— Solo intento conversar con ellas, Nate —corrige mi mejor amigo pasándose una mano por el cabello, seductor. Menudo idiota—. ¿Dónde están las chicas bonitas?

— Por ahí, solo que ninguna se fija en ti —se burla Nai, mirándolo con suma diversión.

— Cállate, ya morirías porque pusiera mis ojos sobre ti —continúa el otro, haciendo que Nai suelte una carcajada.

— Sí, claro.

— ¿Se puede saber por qué el idiota de Mikhail tiene un gato en brazos? —el tono de voz de Nate me hace reír, hace notar que está muy confundido por Cappuccino.

— Es nuestro hijo.

— El único que tendrán, supongo. Nada de bebés reales —me mira amenazante, haciéndome reír.

Sí, claro, nada de sexo para que los bebés reales no vengan.

— Seguro, Nate —le guiño, haciendo que me dé una sonrisa más calmada.

— Tanto tiempo sin venir aquí —comenta Nomar, llegando y posándose a mi lado.

— La última vez fue un desastre —recuerdo, mirándolo con diversión.

— Terrible ese día.

— Sí —le doy un codazo, haciéndolo reír.

— ¿Qué?

— Fue muy bueno tu discurso hoy.

— Lo escribiste tú —me recuerda, haciéndome rodar los ojos.

— No lo hice. Solo te orienté con algunas palabras —corrijo, recordando el día en que ambos estábamos escribiendo el discurso. Estábamos sentados en la misma heladería de aquella vez en nuestra primera cita de amigos.

Bebe de su vaso, sonriendo.

— Cierto.

— Lindas palabras para mí, amigo —eso lo hace reír casi que escupiendo el líquido.

— En serio salieron del hoyo negro que tengo en el pecho, amiga. Deberías sentirte afortunada.

— Créeme, me siento súper afortunada.

Se muerde el labio, luciendo realmente bonito.

— Gracias.

Le quito el vaso de la mano a Nate y me doy un trago. Ah, qué cosa tan asquerosa.

— ¿Qué es? —pregunto con la nariz arrugada.

Nate se cae de hombros.

— Solo sé que tiene ron.

Vuelvo mi vista a Nomar.

— ¿Decías?

— Gracias.

Frunzo las cejas, confundida.

— ¿Por qué?

— Por ser una buena amiga a pesar de que yo te traté mal al principio.

Sonrío.

— No te preocupes, Nomar. De eso se tratan los amigos.

— No éramos amigos cuando te trataba mal —agrega, mirándome bastante serio—. Lo siento.

Vuelvo a sonreírle. La verdad es que el pasado solo es eso, pasado, y no siento rencor ni odio alguno por él, solo sé que cada cosa que pasó me sirvió para estar aquí y eso no lo cambiaría por nada.

— Olvídalo ¿sí? Ahora somos amigos, ahora lo harás bien. Eso es lo que importa, Nomar. No vivas en el pasado, pasa la página y ve que estamos en el presente, deja atrás lo que va atrás sino ¿Cómo podrás ver las cosas que te trae el futuro?

— En mi futuro no veo cosas muy bonitas que digamos.

— Deja de ser un imbécil.

— Las personas que llegan a mi vida no suelen quedarse. Creo que me acostumbré.

— De verdad sueles ser todo un idiota a veces —gruño, molesta por su actitud.

— La vida es así, Nat —bebe un trago de su vaso.

— No, no lo es.

— ¿Cómo es según tú?

Suspiro. Ah, mierda ¿Cómo le explico lo que es la vida para que su cabecita tan hueca entienda?

— Para explicártelo de una mejor manera, imagina que las personas son la constelación estelar. Supongamos que tú eres el sol, las personas son las demás estrellas. El sol es amante de la luna, en tu constelación la luna aún no aparece, solo existen las estrellas. Algunas personas son pasajeras, sí, como una estrella fugaz, te harán felices o quizá te enseñarán.

»Tú fuiste la mía, mi estrella fugaz. Pasaste tan rápidamente por frente a mis ojos, no te quedaste demasiado pero me enseñaste lo suficiente, te convertiste luego en una estrella porque te quedaste en mi constelación pero como un amigo. Las personas son fugaces, Nomar. Pasan tan rápido que no te das cuenta de cuando se deben ir. Así es la vida, como la tierra giramos miles de veces en una sola dirección hasta que en una de esas vueltas encontramos a nuestra luna y a esas estrellas que valen realmente la pena. Tranquilo, Nomar, esa luna y esas estrellas pronto llegarán.

— Volvió tu complejo de filósofa —bromea, haciéndome sonreír.

— Siempre está —le hago saber, guiñándole luego.

— ¿Qué hacían? —Mikhail y los demás se acercan a nuestro pequeño grupo.

Cappuccino ya no está en los brazos de Mikhail, ahora él sostiene una cerveza.

Tiene el cabello levemente despeinado, luciendo hermoso de igual manera, una playera verde —algo parecido al de sus ojos— y pantalones negros. Luce perfecto.

¿Cuándo no luce así?

Creo que nunca.

— ¿Dónde está? —inquiero, acercándome a Mikhail y tomando su mano libre.

Mikhail y Nomar ya no se llevan tan mal, ahora por lo menos pueden tolerar respirar el mismo aire.

— Fue a dormir —me explica, besando mi mejilla suavemente.

— Vaya, creo que nos graduamos —suspira Shawn, alzando su cerveza—. Por salir del colegio sin siquiera levantar un lápiz.

Naza rueda los ojos.

— No sé cómo te graduaste, en serio.

— Tiene de mejor amigo a un sabelotodo, así nos graduados todos —agrega Caleb, haciendo que todos en el círculo nos comencemos a reír.

— ¡Por habernos graduado! —alza Nate su vaso, haciendo que todos sonaríamos y alcemos el nuestro (yo tengo un refresco).

— ¡Por habernos graduado, joder! —festeja Ryan, sonriendo.

Comienza a sonar una canción movida.

— ¡Es mi favorita! Vamos a bailar —anima Rachell, haciendo que todos comencemos a caminar hacia la pista improvisada de baile.

Mikhail pasa su brazo por encima de mis hombros y me abraza. Sonrío y miro a nuestro alrededor, no puedo creer que todo esté bien, me siento completa y feliz como quise desde un principio.

No terminé con la persona que amé desde el inicio del año, lloré en parte de él y fui feliz en otros. La verdad no puedo creer lo rápido que va la vida, hace casi un año babeaba por el que hoy se está convirtiendo en uno de mis mejores amigos, quien comenzó siendo mi novio falso ahora es el real, mis mejores amigas han crecido tanto y he conseguido nuevas amistades.

El viaje tan loco que ha pasado con mi vida en serio lo agradezco, cada cosa vivida, cada sueño y cada desilusión, cada llanto y cada risa, lo volvería a vivir todo solo por encontrarme de nuevo aquí, riendo con mis mejores amigas y mejores amigos, abrazada a mi novio, viendo a mi mamá feliz al lado de Luis, teniendo a un pequeño gatito como hijo, porque a pesar de lo mierda que puede llegar a ser la vida, se está comportando muy bien conmigo.

Sé que apenas el viaje de lo que es y será mi vida está comenzando, sé que nada es para siempre y que a veces en la adolescencia creemos que todo lo será, también sé que no todo es felicidad porque vaya que lo he vivido, y por saber todo eso es que quiero quedarme así, tal y como estoy, porque no me importa que todo esto pueda romperse mañana o quizá dentro de algunos meses o años, lo que me importa es estar viviendo mi plena felicidad junto a ellos, en el aquí y el ahora, estar bailando canciones alocadas junto a mis mejores amigos, beber hasta embriagarme, cuidar de quien será mi nuevo hijo, amar con todo el corazón aunque mañana puedan quebrarlo, porque de eso se trata, de vivir sin miedo, de vivir plenamente, de vivir al máximo.

Soy Nat, estoy enamorada hasta la médula de Mikhail Gadaff, amo a mis mejores amigos y amigas, soy tan feliz y afortunada por tenerlos en mi vida y no los cambiaría por nada.

Sí, las personas son fugaces, y bien Mikhail y todos mis amigos podrían ser otra estrella fugaz, pero mientras estén aquí conmigo aprovecharé cada segundo a su lado.

N/A:

Vaya, vaya, así termina el último capítulo de Estrella Fugaz. Ay, mi corazón.

Gracias todos y cada uno de ustedes por llegar hasta el final de la historia.

Ah, quería decirles que una muy linda lectora @Daf_26UwU creó un grupo de WhatsApp sobre estrella fugaz, me pareció buena idea que por allí podríamos hablar sobre que les pareció el final, dudas, posible segunda parte, precuelas (libros de Nomar, Matt, Venecia), extras, también estaré dispuesta a responder todas y cada una de sus preguntas con respecto a la historia y las próximas. Allí pasaré información sobre todo lo que tenga que ver con este libro y el de Nomar. También pienso que sería divertido charlar con ustedes porque son súper amigables. En fin, el enlace está en mi perfil, a quien no le aparezca podría escribirme por aquí y yo les enviaré el enlace con gusto.

Quien no quiera entrar en el grupo, está bien, también responderé a sus preguntas sobre los extras y precuelas en ig (me encuentran como @Silenemayora).

Muchas gracias por leer, votar y comentar. Me hacen muy feliz.

No les robo más tiempo y los dejo ir al epílogo.

Continue Reading

You'll Also Like

261K 10.1K 37
Todos los derechos reservados. Alison Scoot busca solucionar sus problemas y vengar la muerte de su madre pero, la aparición de un chico puede que l...
92.1K 4.3K 33
{Se que hemos pasado por mucho juntos, se que ha habido miles de razones para que no lo estuviéramos, miles de obstáculos, pero mira, aquí estamos, c...
12.8K 1.2K 18
Madison Foster no estaba enamorada del chico más popular del instituto, ni del más rudo o, quizá, del más fuerte. No A Maddie, una muchacha extrovert...
31.2K 1.2K 22
¿Que pasaría si te sintieras completamente atraída por la prima de tu nueva compañera de trabajo? Descubre la historia de Chiara una artista emergent...