Estrella Fugaz © [Completa ✔]

By SileneAMR

1.1M 74.4K 36.4K

Estoy sentada en la cafetería junto a Rachell y María quienes hablan de lo deliciosa y apetitosa que está la... More

Sinopsis.
Capítulo 1: Estúpido enamoramiento.
Capítulo 2: Es una metáfora.
Capítulo 3: Tú otra vez.
Capítulo 4: ¿Hace calor aquí?
Capítulo 5: Amnesia.
Capítulo 6: Solo un beso.
Capítulo 7: Estaré bien.
Capítulo 8: Él empezó.
Capítulo 9: Una propuesta.
Capítulo 10: Simples suposiciones.
Capítulo 11: Seré tu novia falsa.
Capítulo 12: Este día no podría terminar peor.
Capítulo 13: Celoso.
Capítulo 14: Eso no es suficiente.
Capítulo 15: Tú chico.
Capítulo 16: Él siente algo por mí.
Capítulo 17: De nada sirve negarlo.
Capítulo 18 : Le gustas.
Capítulo 19 - Parte 1: Eres preciosa.
Capítulo 19 - Parte 2: Atrápame Diosito
Capítulo 20: Alguna u otra forma.
Capítulo 21: El que juega con fuego, se quema.
Capítulo 22: Orador motivacional.
Capítulo 23: Perfect tonight.
Capítulo 24 - Parte 1: Bien, exploté.
Capítulo 24 - Parte 2 : Discúlpame.
Capítulo 25: Hora de la crisis existencial.
Capítulo 26: ¿Me perdonas?
Capítulo 27: Extraña primera cita.
Capítulo 28: Cara de culo.
Capítulo 29: No debió pasar.
Capítulo 30: Chico prodigio.
Capítulo 31: Cita Nocturna.
Capítulo 32: Castigada.
Capítulo 33: Zombie.
Capítulo 34: ¡Despierta, Natalie!
Capítulo 35 : Niégamelo.
Capítulo 36: Metí La Pata.
Capítulo 37: Un Bebé.
Capítulo 38: Atrevete.
Capítulo 39: ¡Sorpresa!
Capítulo 40: No es un error.
Capítulo 41: Dios Griego Arrogante y Árabe Ardiente.
Capítulo 42- Primera Parte: Dulce Venganza.
Capítulo 42- Segunda Parte:Dulce Venganza.
Capítulo 43: Novia.
Capítulo 44: ¿Qué sientes por mí?
Capítulo 45: Buena Suerte.
Capítulo 46: Serios problemas.
Capítulo 47: Me Encantas.
Capítulo 48 - Primera Parte: Noche Buena.
Capítulo 48 - Segunda Parte : Earned it.
Capítulo 49: No quiero estar solo.
Capítulo 50: Año nuevo, vida nueva.
Capítulo 51: Stripper.
Capítulo 53: Hormonas controladoras.
Capítulo 54: Súper sexy.
Capítulo 55: Alerta roja.
Capítulo 56: Una semana.
Capítulo 57: Toda tuya.
Capítulo 58- Primera parte: Psicópata.
Capítulo 58- Segunda parte: Sol y Luna.
Capítulo 59: San Valentín.
Capítulo 60: Pervertida.
Capítulo 61 - Primera Parte: Señorita Intensa.
Capítulo 61 - Segunda Parte: Estrella Fugaz.
Epílogo.
Nota Importante: Extras, Precuelas, Secuela.
Extra #1
Extra #2
Extra #3
Extra #4
Extra #5
Extra #6
Extra #7
Especial: Mikhail Y Nat Como Padres.

Capítulo 52: Secuestrada.

13.7K 949 544
By SileneAMR

#EF💛🌠

#Etapafinal.

...

— Buenos días —la voz de Mikhail interrumpe mis hermosos sueños.

Abro los párpados con lentitud y pesadez, asimilando la realidad.

— Se hace tarde. Levántate —frunzo el ceño. ¿Tarde? ¿tarde para qué?

Decido abrir mis ojos completamente y me doy cuenta de que todavía es de noche. ¿Qué?

— Mikhail —mi voz sale rasposa—. ¿Qué hora es?

Me quejo, dándome la vuelta y enredándome nuevamente en sus sabanas.

— Son las cinco de la mañana, Nat. Perderemos el vuelo si no te levantas.

Abro los ojos de la impresión. ¿Vuelo? 

Me acomodo en la cama para observarlo.

Tiene una playera color blanco con un estampado de un coco y bermudas azules. También tiene una bandeja con comida entre sus manos.

— ¿Qué? ¿de qué vuelo hablas? —me incorporo en la cama para luego tallar mis ojos.

Estoy tan confundida. Creo que aún estoy dormida.

Anoche —bueno, a las dos de la madrugada— después de la vergüenza del siglo, nos acostamos a ver la película. No duré despierta ni veinte minutos y, al parecer, no dormí ni dos horas porque Mikhail acaba de despertarme diciendo que tenemos un vuelo.

Toma asiento en la cama frente a mí.

— Ten. Desayuna —me coloca sobre las piernas una bandeja con tostadas con mantequilla, café y huevos revueltos.

— Mikhail...creo que todavía estoy dormida —confieso, amarrándome el cabello en una coleta baja.

Mientras hago dicha acción, siento un fugaz beso sobre mis labios.

Bien, eso sí se sintió real.

Siento una enorme vergüenza al darme cuenta que el acaba de besarme y yo tengo un aliento asqueroso.

— Estás despierta —me hace saber mientras se pone de pie—. Apresúrate. El vuelo sale a las seis y treinta.

Ok. Estoy totalmente confundida ¿De qué puto vuelo estamos hablando?

— Mikhail... ¿Qué vuelo? —cuestiono, tomando un sorbo de mi café.

— Te diré después del desayuno —asegura, para luego salir de la habitación.

Bien, de verdad que no estoy entendiendo nada.

Me termino el desayuno en silencio, luego me pongo de pie y comienzo a tender la cama. Cuando por fin termino, Mikhail no da señales de vida así que salgo a buscarlo.

Como es de esperarse todos en la casa están durmiendo, por lo que camino con sigilo hasta llegar a las escaleras, las bajo dando suaves saltitos y me encuentro con Matt y con Mikhail de pie junto a un sofá con varias maletas.

— ¿Saldrán de viaje? —mi voz hace que ambos volteen hacia mí.

— Ustedes sí que recibieron bien el año —bromea Matt al verme.

Ahg, olvidaba que solo llevo una camisa holgada de Mikhail.

— No hicimos nada...

— No le des explicaciones —me aconseja Mikhail, enfocándose en ordenar algunas cosas dentro de una de las maletas.

— ¿A dónde van? —cuestiono, mirando la cantidad de maletas. Son varias.

— Iremos, corrección —corrige Matt, separándose de su hermano para subir hacia la parte de arriba—. Iré a ducharme. Saldremos en media hora.

Frunzo el ceño. Juro que si nadie me explica mi cabeza va a explotar.

— Mikhail, en serio necesito que me expliques que está pasando.

Deja lo que hace a un lado y se dedica solo a mirarme. Una sonrisa tierna se pinta en sus labios.

— ¿Qué tramas? —inquiero, alzando una ceja.

— Prometí que no te diría hasta que estuviésemos en el aeropuerto —se cae de hombros, sonriendo con inocencia.

— ¿Sabías que si me llevas a un lugar sin mi consentimiento se considera como secuestro?

— Lo sé, pero te encantará el lugar a donde voy a secuestrarte.

— Ajá. Podría aceptar huir contigo pero ¿Qué hay de mi mamá?

Claro que iría con Mikhail a cualquier lugar con los ojos cerrados, pero mi madre está tan loca que es capaz de buscarme por cualquier parte del mundo para solo armarme un escándalo porque no le avisé nada.

— No te preocupes por mi suegra. Ella sabe de todo esto —se cae de hombros y se pone cómodo sobre el sofá.

— ¿Así que es cómplice de un secuestro? No sé porque estoy sorprendida, cuando se trata de ti mi madre le pasa a todos por encima.

Suelta una carcajada.

— ¿Qué te puedo decir? Soy su favorito.

Ruedo los ojos.

— Tienes el ego como que muy alto.

— Por las nubes —me hace saber—. Ahora anda y date una ducha. Hay ropa femenina en el closet de mi cuarto...

— ¿De quién es esa ropa? Si es de Enmy ni sueñes que me la pondré —mi lado celópata se activa, haciéndolo estallar en carcajadas.

— La compré para ti, celosa —aclara, guiñándome un ojo—. Aún tienen las etiquetas por si quieres verificar.

— ¿Por qué me compraste ropa? Podíamos haber ido a mi casa.

— ¿Y arruinar la sorpresa? No gracias.

— Si me explicaras tal vez podría entender de qué estamos hablando —me cruzo de brazos.

— Prometí que no te diría hasta llegar al aeropuerto —reitera mientras se acomoda sobre su asiento, está mirándome divertido por la situación.

— No es justo, Mikhail —tuerzo un puchero.

— La vida no es justa, mi caramelito de limón —ruedo los ojos ante su apodo—. Y entre más rápido te duches, más rápido nos iremos de aquí y podré decirte qué estoy tramando.

— Qué conste que si no me dices me enojaré mucho —le advierto, dándome vuelta para subir las escaleras.

— Tranquila, corazón —volteo al escuchar su voz y él me guiña—. Amarás mi sorpresa.

— Más te vale.

Sin más, me encamino hacia la habitación de Mikhail.

Hice lo que me ordenó. Me di una ducha de diez minutos y cuando estuve lista salí del cuarto de baño envuelta en una tolla con el olor de Mikhail impregnado en ella.

Dios, creo que me volví algo adicta a su olor.

Luego entré a su inmenso closet en donde había una bolsa de papel color rosa pastel con un logo de alguna tienda femenina súper costosa. Cerré la puerta tras de mí —no quería que pasara algo similar a lo que ocurrió en la noche— y me dispuse a revisar la bolsa.

Lo primero que encontré fue un par de prendas íntimas a juego color gris, no pude evitar que mis mejillas se acaloraran de solo pensar que él escogió esto para mí.

Me las puse con lentitud sintiendo el contacto de la suave tela de algodón contra mi piel, sí, a pesar de ser un simple conjunto de ropa interior se siente como si fuese de la mejor calidad —que de seguro sí lo es—. Luego seguí abriéndome paso entre la bolsa de ropa, encontrándome con un bonito vestido color verde de pliegues y para nada ajustado, de estilo veraniego, de los que me encantaría llevar si fuese a viajar a la playa o algo parecido.

Me lo coloqué con rapidez —estoy ansiosa de saber a dónde me llevará Mikhail— y por último estaban unas sandalias color marrón bastante lindas. Cuando por fin estuve lista, bajé al encuentro con Mikhail.

Ahora me encuentro bajando con lentitud los peldaños de la escalera ya que escucho voces. Cuando llego al pie de la escalera me encuentro con Mikhail conversando por teléfono. Guardo silencio para escuchar mejor.

Doña chismosa.

Tú cállate.

— Bien, pero ¿lograste conseguir el privado? —Mikhail se mantiene de pie hablando por teléfono mientras Matt revisa su equipaje en silencio—. Es importante que sea en un vuelo privado... ¿puede ser un jet? Le dije que iríamos al aeropuerto pero no quiero irme en un vuelo público.

Ok...Jets, vuelos privados, viajes clandestinos. No sé cómo sentirme al respecto. ¿Esta familia tiene más dinero que sangre o cómo va la cosa? No sé porqué la idea de que el señor Samir sea un narcotraficante Árabe surca mi mente.

— Bien... ¿tienes ya las coordenadas? ella no tarda en bajar y luego partiremos —se da vuelta y yo intento esconderme.

Intento qué queda en nada ya que cuando iba a empezar a correr hacia arriba, mi pie se torció y adivinen quien cayó escaleras abajo.

— Te llamo luego —cuelga Mikhail.

Yo estoy en una posición nada cómoda con mis articulaciones dobladas y mi trasero adolorido.

Matt suelta una carcajada.

— ¿Estás bien, Nat? —Mikhail se apresura a ayudarme, dándome su mano para que me levante.

La tomo mientras masajeo con cuidado una de mis rodillas lastimadas.

— Eso te pasa por chismosa —farfulla Matt en medio de una risa burlona.

— Cállate —espeto, molesta porque me descubrieron y porque ahora tengo un dolor algo molesto en el cóccix.

— ¿Te lastimaste? —se preocupa Mikhail, ignorando la anterior disputa entre Matt y yo.

Asiento, tomando asiento justo al lado de los equipajes.

— ¿A dónde iremos? —cambio de tema, sonriendo de manera emocionada.

Estoy muy ansiosa.

Él decora su rostro con una sonrisa divertida.

— Te dije que te diría en el aeropuerto.

— Ya sé que no iremos a ningún aeropuerto, Mikhail.

— ¿Lo ves, idiota? te dije que hablaras por teléfono afuera —lo reprende su hermano mayor, para luego cerrar su equipaje y tomarlo entre sus manos—. ¿No vamos ya? Tengo sueño y pienso darme una linda siesta en el avión.

Mikhail toma dos equipajes —una maleta grande color azul oscuro y una negra— y me ordena tomar una pequeña color violeta.

Salimos de la casa en silencio, encontrándonos con la señora Melanie en la puerta lista para despedirnos.

— Espero que tengan un buen viaje, mis niños —les da un beso en la cabeza a Matt y a Mikhail, luego me abraza por encima de los hombros—. Cuídalos, Natalie. Sé que eres la más sensata de todos.

Sonrío, triunfal, mientras le devuelvo el abrazo.

— Así será —aseguro, separándome de ella con suavidad.

— Recuerden llamarme al llegar —nos recuerda mientras que nosotros caminamos a un auto color negro en la entrada de la casa.

— Adiós, mamá —se despide Mikhail para luego mirarme, está emocionado—. ¿Lista?

Con el mismo ánimo y con mucha ansiedad asiento repetidas veces.

— Súper lista.

— Bien —se acerca y deposita un dulce beso sobre mis labios, le correspondo casi de inmediato.

— En mi presencia no compartan saliva, por favor —musita Matthew luciendo asqueado. Le hace una seña al chofer del auto para que abra el maletero.

— Calmado, Matt. Seguro encontrarás a una chica hermosa en el viaje con la que puedas follar y bajes ese humor de perro que traes —bromea Mikhail, siguiendo a su hermano y depositando ambas maletas en la parte trasera del coche.

— No necesito ninguna chica —se queja Matt, frunciendo el ceño.

— Yo creo que sí. Manuela ya no está surgiendo su efecto.

Tuerzo una mueca de asco de solo imaginarme a Matt haciendo eso...

Aparto ese pensamiento de mi mente y entro en la parte trasera del auto,  me sigue Mikhail y Matt sube en la parte delantera junto al chofer.

No le indican dirección alguna, lo que hace me inquiete.

— ¿Podemos ir a mi casa un momento? —suplico al recordar algo y ver que estamos cerca de mi casa.

Mikhail frunce el ceño.

— ¿Para qué? Ya hablé con tu madre y no tiene ningún problema...

— No es eso —interrumpo, luciendo avergonzada—. Es que...necesito algunas cosas.

Me da una sonrisa de lado.

— Ya compré todo, Nat. No te preocup...

— Son cosas personales, Mikhail. Por favor.

Mikhail suspira y luego asiente. Le indica la dirección al conductor quien asiente en silencio y se pone en marcha.

Ok, se preguntarán por qué pedí ir a casa.

Lo primero es lo siguiente: no quiero que Mikhail se ocupe de todos mis gastos. Digo, a donde sea que viajamos tendremos que pagar hospedaje, comida, autos, ropa y lo que queramos comprar; en serio no quiero tener que molestarlo, así qué le pediré la tarjeta de ahorros a mi madre prometiéndole no gastar más de lo necesario

Segundo; mi compañero fiel y que espero nunca me falte —Andrés, período, menstruación, como quieran llamarlo— está por hacer su aparición de todos los meses, dentro de cinco días exactamente vendrá a visitarme y no pasaré la vergüenza del siglo pidiéndole a Mikhail que me compre toallas sanitarias o tampones. Eso ¡JAMÁS!

Cuando por fin estamos frente a mi casa, deben ser como las seis y diez de la mañana. El sol apenas está comenzando a salir por lo que advierto que mi madre aún debe estar dormida.

— Vuelvo en seguida —informo, bajando del auto a la velocidad de la luz.

Me apresuro a la puerta, encontrando la llave de repuesto en su usual escondite —en un compartimiento secreto encima del marco de la puerta— y luego entro en silencio a la casa.

Unas voces provenientes del comedor me informan que mi madre ya está despierta.

Camino a paso decidido hacia la cocina, encontrándome con algo espantoso.

— ¡Mamá! —un grito repentino escapa de mi boca al ver tal escena. Cierro los ojos por instinto.

— ¡Natalie! —mi madre parece sorprendida de que esté aquí.

— Dile que se cubra, ¡ahora! —chillo.

Luis, el nuevo novio de mamá, estaba de pie hacia mí tomando una taza de café en unos calzoncillos ajustados. Qué asco.

— ¡Luis, corre a cubrirte! —lo apresura mi madre, notando mi estado de asco.

Siento como Luis pasa por mi lado algo apresurado.

— Lo lamento tanto, Natalie.

Suena avergonzado y casi puedo ver sus mejillas algo regordetas ser decoradas por un leve color carmín.

Cuando lo oigo subir las escaleras por fin abro los ojos. Me encuentro a mi mamá en un simple camisón abierto color lila, dejando ver su ropa interior color beige.

— ¿Qué se supone que hacían? —cuestiono, aún traumada por mi anterior vista.

— ¿Desayunar? —frunce el ceño—. ¿Qué haces aquí? Pensé que irías de viaje con Mikhail.

Me cruzo de brazos.

— De eso quería hablar. ¿Cómo se supone que me dejas ir con Mikhail a no sé dónde y cuándo te pedí permiso para ir con las chicas a una excursión me dijiste que no?

Se cae de hombros mientras se acerca a la barra donde dejó reposando su café.

— ¿Quieres jugo, cariño? —me ofrece, pero yo niego.

— Se hace tarde, debo irme.

Asiente.

— ¿Qué viniste a buscar? No puedes llevarte a North en una maleta.

Ruedo los ojos.

— No vine por mi hija, mamá. Vine por algunas cosas y por la tarjeta de ahorros. Necesito dinero.

Toma un sorbo de su café.

— Mikhail dijo que pagaría todo.

— Pero el hecho de que él se ofrezca a pagar todo, no significa que yo soy una desconsiderada que no colaboré ni siquiera para bebernos un vaso de agua, mamá.

Asiente sin dejar de beber su café.

— Está en el cajón de siempre.

Me informa, yo asiento y comienzo a correr escaleras arriba encontrándome con el rostro sonrojado y avergonzado de Luis, quien ya está vestido.

Le dedico una sonrisa cortés y paso por su lado en busca de mis cosas. Al entrar a mi habitación cojo el primer bolso mediano que veo y meto dentro algunas prendas de ropa íntima que uso en mis días, algunas de mis pijamas, varios paquetes de toallas sanitarias, mi cepillo dental, mis peines para el cabello, un perfume de coco que siempre utilizo y pastillas para el dolor —sí, a veces los cólicos que tengo son algo fuertes—. Luego me dirijo al cuarto de mamá y saco de su cajón de costura la tarjeta de ahorros color dorado.

Cuando por fin siento que tengo todo bajo, lista para irme.

— Adiós, mamá —me despido, dándole un beso en la mejilla.

— Qué te diviertas al máximo, cariño —me abraza por largos segundos—. Cuídate y llámame al llegar.

Asiento, luego me despido de Luis con un pequeño abrazo y corro hacia afuera.

Subo dentro del auto.

— ¿Ya tienes todo? —cuestiona Mikhail, dejando su teléfono a un lado y diciéndole al chofer que se ponga en marcha.

Trazo una sonrisa inocente.

— Sí.

Afirmo y me recuesto en su hombro, sintiendo la gran necesidad de saber a dónde me lleva.

En el transcurso a no sé dónde me quedo dormida.

*****

Mikhail me levanta con tenues besos sobre el rostro. Arrugo la nariz y abro los ojos, cerrándolos casi al instante por la luz solar.

— ¿Llegamos? —ronroneo mientras me estiro en el asiento y abro los ojos.

— Sí —responde, abriendo la puerta—. Vamos.

Bostezo con lentitud y escaneo el auto. Ni Matt ni el chofer están dentro.

Abro mi puerta y bajo del auto encontrándome con que —como era de esperarse— no estamos en el aeropuerto.

Nos encontramos en una pista clandestina y casi me siento como una narcotraficante.

Natalie la reina del norte

Del norte porque la reina del sur ya existe.

Mikhail me espera mientras sostiene una de sus maletas con una mano y la otra me la extiende. Me acomodo la mochila sobre el hombro y me apresuro a tomar su mano.

En medio de la pista hay un jet lindísimo y sofisticado color blanco y dorado.

Ok, siento algo de nervios. Nunca, jamás de los jamases, he subido a un avión.

A lo lejos distingo a Matt junto al chofer subir al jet, mientras que otro chico —al cual reconozco perfectamente— está realizando una llamada telefónica al pie de la escalera para subir al vehículo.

Shawn tiene una playera de flores tropicales con bermudas algo ajustadas —que dejan a la vista muchos de sus atributos— color amarilla y unas gafas bastante lindas.

A medida que nos acercamos, él se da cuenta de nuestra presencia.

— Te llamo al llegar. Adiós —asegura, aún hablando por teléfono.

— Buenos días, basura —Mikhail suelta un bostezo observando a su mejor amigo.

— Tú me amas, imbécil —se mofa Shaw para luego acercarse a mí y abrazarme—. ¿Cómo estás, Nat? ¿Preparada para el mejor viaje de tu vida?

Le devuelvo el abrazo y cuando me separo de él tuerzo un puchero.

— Ni siquiera sé a dónde iremos.

Shawn le dedica una mirada mordaz a Mikhail.

— ¿Puedo saber por qué no le has dicho nada, bestia?

Mikhail le saca el dedo medio.

— Es una sorpresa, así que no abras tu bocota.

— ¿A quién mierdas se le ocurrió traer a todas estas locas? —Matt sale del jet luciendo irritado, tienen en mano un café en un vaso plástico.

Se sienta en las escaleras después de que el chofer del coche salió del jet y se despidió deseándonos un buen viaje.

Frunzo el ceño. ¿De qué locas está hablando?

— ¿Acaso no es suficiente con Aisha? Juro que no llegaré vivo a nuestro destino porque ellas me mataran de jaqueca.

— Exagerado de mierda —Shawn se burla, dejando salir una sonrisa bastante linda.

— ¿Ya está todo listo? —cuestiona Mikhail al pelinegro, quien recién sacó su teléfono y lo revisa.

— Sí. El piloto dijo que podíamos ir acomodándonos —Matt se pone de pie—. Sí alguna de ellas me dirige la palabra, juro que la lanzaré por una de las ventanas del avión. Ahora suban que ya me quiero ir.

Obedecemos y subimos detrás de él.

El jet es espacioso, lindas paredes color blanco, algunas partes acolchadas de colores beige y negro, también hay cuero, súper moderno y como es de esperarse es privado. Cuando llegamos al lugar donde están los asientos me sorprende ver a chicas ocupando algunos.

— ¿Qué?

Todas mis amigas están aquí. ¡Todas!

— ¡Sorpresa! —chillan todas al verme.

Creo que mi cara de estupefacción no tiene competencia. ¿Qué hacen aquí? No entiendo nada.

Una sonrisa inmensa se plasma en mis labios y no puedo contener la alegría.

— ¿Tú las trajiste? —le pregunto a Mikhail, mientras que él me muestra una sonrisa de autosuficiencia y conformismo.

— Sorpresa —me roba un beso rápido—. Creo que mi idea se está desarrollando bien.

— ¡No puedo creerlo! —chillo, saltando sobre mis amigas y abrazándolas con fuerza.

— ¡No grites! Ay no, eres tan chillona como ellas —Matt gruñe mientras se acomoda en un solitario asiento e intenta conectar los audífonos con una mini pantalla.

— No seas tan obstinado, cuñado —le guiño, mis amigas se burlan con risas de él.

Cuando logra conectar los audífonos nos ignora completamente.

— ¡Mierda, viajaremos juntas! —chilla Naza, separándose de nuestro abrazo.

— Sí. Qué forma de iniciar el año —Rachell sonríe, entusiasmada.

— Una de nuestras metas se cumplirá —agrega María.

Mi corazón va tan rápido qué siento que se va a salir y una emoción y calidez extrañas recorren mi cuerpo haciéndolo estremecer.

Queridos pasajeros, sean bienvenidos al jet privado de las industrias Gadaff Zahir. Les pedimos que tomen asiento, vamos a despegar.

Mis amigas, emocionadas, corren a sus anteriores asientos acurrucándose con sus respectivos novios —los cuales no había notado—. María con Shawn, Rachell con Caleb, Naza con Ryan, Nai con... bueno como ella suele decir: soltera mejor.

Tomo asiento junto a Mikhail, justo al lado de la ventana. Unos leves nervios invaden mi estómago al mirar el suelo del que pronto nos alejaremos. Además, admito que el jet donde vamos a viajar está genial, no sé si es porque nunca había viajado en uno pero posiblemente sea genial de por sí.

— ¿Tú hiciste todo esto? —Mikhail, quien está a mi lado, me enfoca mientras deja su teléfono a un lado. Ha estado muy metido en él las últimas horas, debo suponer que es por todo el ajetreo del viaje.

Tuerce una mueca divertida.

— Se me ocurrió a mí, sí, pero pensé que agregar a tus amigas y a los míos sería más divertido.

— Por favor dime que no estás costeando este viaje tú solo —suplico. Si él está pagando todo esto moriré de la vergüenza.

Suelta una carcajada.

— Aunque puedo hacerlo, no, los chicos costean los suyo y lo de sus respectivas novias.

— No debiste hacerlo —mis mejillas se tiñen de rojo—. Digo, podrías haberlo hecho más casual ¿sabes? Una fiesta en la piscina pero ¿un viaje? Es demasiado.

— No sé cuántas veces te he dicho que me gustan las formalidades y, si hago algo, tengo que hacerlo en grande.

Le sonrío de lado.

— Lo sé, pero sigo pensando que es demasiado.

— Cuando se trata de ti nunca es demasiado —sonríe, dejando que sus hoyuelos preciosos aparezcan y adornen su perfecto rostro.

Suspiro, sintiendo mi cara caliente.

— Eres el idiota más lindo del mundo.

Suelta una risita baja.

— Y tú la amargada con temor al sexo más hermosa.

Ambos nos reímos fuerte.

— ¿Me dirás a dónde iremos?

— Creo que no tendré que decirlo yo —comienza a colocarme el cinturón, ya que en un pésimo intento de yo hacerlo casi lo rompo.

Siento sus manos deslizarse por sobre mi vientre con inconciencia y ¡Santa virgen de la calentura!

— Ya está —aleja sus manos de mí, haciéndome sentir un vacío. Luego comienza con el de él.

Abrochen sus cinturones. Comenzaremos a despegar en breve.

La voz de uno de los pilotos resuena por los altavoces, haciendo que un par de chillidos por parte de las chicas se escuchen por el lugar.

El jet se enciende y comienza a andar.  Miro por la ventana como comienza a deslizarse por el suelo. Tomo con fuerza la mano de Mikhail la cual reposa en el reposadero de brazos de su asiento.

— ¿Nunca habías subido en uno?

Niego, sintiendo el temor recorrerme.

— No te pasará nada —me asegura, apretando mi mano con delicadeza—. No cuando estés conmigo.

Con muchos nervios le devuelvo la sonrisa.

Y sin más que decir, allá vamos Italia.

Siento que la respiración me falla. ¿Qué?

Le doy una mirada incrédula a Mikhail, olvidándome completamente de que estamos en un jet a punto de despegar.

— ¿Es en serio?

Su sonrisa pícara con un toque de ternura me hace saber que sí es real.

— Este es mi regalo de navidad. Feliz navidad, Natalie.

N/A:

Espero que les haya gustado. En serio lo siento por cortar la acción JAJAJAJA pero se los compenso con el próximo 😏👌

Sigan leyendo, mis amores. Gracias por leer, votar y comentar.

Love u so much 💛

Continue Reading

You'll Also Like

925K 51.5K 84
Ella: una chica normal, que ama el diseño de modas, sueña con crear prendas que sean modeladas a través del mundo, imponer nuevas modas y tener su pr...
316 30 7
«¿Qué hacer cuando lo que se quiere y lo que se debe hacer, no es lo mismo?» - Julio Cortázar
452 35 4
Alice amaba a los golden retriever. Él era un golden retriever. Nick amaba las estrellas. Ella era la galaxia entera frente a sus ojos. Ambos se comp...
3.3K 637 48
Seductor. Amo. ¿Misterioso? Mmm me suena a: -Bienvenido señor Pockerman.