Chopper era de lo que se levantaban a las 7 de la mañana, pero esta vez, no lo hizo. Se levanto muy de mañana, no lograba conciliar el sueño sin pensar en su capitán, el día anterior su capitán había tenido una crisis, y el cómo doctor no estuvo ahí, definitivamente se sintió inútil. Hoy si su capitán tenía una crisis, estaría para él, seria de utilidad.
Se sentía tan avergonzado de ser llamado doctor cuando no podía salvar a su capitán, la persona que le debía la vida, la primera persona que no lo vio como un monstruo, la primera persona que le llamo nakama, la primera persona que protegió con su vida la bandera del doctor Hiriluk, del cual no sabía nada.
Sentía culpa, él tenía que haber revisado más a fondo a su capitán, si a él le pasaba algo... no se lo perdonaría.
---Perdona, Luffy... ---decía con voz rota el pequeño reno, lagrimas se formaron en su rostro--- Tengo que hacerme más fuerte... Tengo que salvarte... Tú... ¿Tú estarás bien, verdad? ---lloraba descontroladamente--- ¡Tú no puedes terminar así! ¡Tú, solo tú puedes llegar a ser el rey de los piratas! ---gimoteaba, más lagrimas se formaban en su rostro, no podía ver a Luffy sin sentir culpa--- Yo... Yo soy un monstruo....
Nunca antes se había sentido como un verdadero monstruo hasta ahora, pensaba que él lo había causado, el malestar de Luffy, el dolor, la crisis. Todo era su culpa, no podía cambiar eso.
Se tapo los ojos con sus pezuñas mientras lloraba, era consciente que en cualquier momento alguien podría entrar, pero en estos momentos era lo que menos le importaba, no podía ignorar lo que sentía, lo que pensaba.
Sintió unos brazos delgados rodearle, su cabeza se acurruco en el pecho de la persona que olía a mandarinas y a dinero. Lloró, lloró como no lo había hecho durante un tiempo, sintió como le daba caricias en su cabeza para tranquilizarse, pero la culpa y la vergüenza no se iba.
---Chopper...---la voz de Nami sonaba tranquila, sonaba casi dulce, pero en el interior también tenía ganas de llorar--- No tienes la culpa de nada, el idiota de Luffy seguramente comió algo en mal estado, pero ya estará bien, no te preocupes.
Las palabras no tranquilizaron al reno, en cambio lloro más, ambos sabían que era mentira, Luffy nunca se enfermaba, menos por comer.
Nami apretaba fuertemente los labios, las lágrimas formándose en sus ojos, no podía soportar escuchar como lloraba Chopper, menos ver a Luffy en cama, se miraba tan pálido con los labios agrietados de no beber agua, nunca había visto a Luffy negarse a comer, no lo había visto tan indefenso. Y lo que la lastimaba más, era que no podía hacer nada para cambiar eso.
---Todos vamos a poder hacer algo...---comenzó a hablar Nami intentando sonar segura--- Y sabes cómo es Robin, ella es lista. Si tu aceptas su ayuda, rápidamente salvaremos a Luffy, como él nos ha salvado... ---sonrió ella con la sonrisa más sincera pero rota a la vez--- ¿Esta bien?
---Esta bien... ---los mocos se pegaron en su rostro, se separó del pecho de Nami y vio por última vez a Luffy--- Es temprano, aprovechare a investigar un poco... ---decía con voz un poco positiva--- Con Robin, seguramente lo logremos.
Nami le abrazo, necesitaban tanto como ella y el pequeño reno un abrazo.
Chopper se fue corriendo para buscar a Robin y pedirle ayuda. Nami se acercó a Luffy, y el dolor de ver a un nakama en cama sin saber que tenía, era espantoso.
---Ya verás, capitán idiota...---decía con la voz en un hilo--- Cuando despiertes, te golpeare por preocuparme y por hacer llorar a Chopper.
Se fue a paso lento, sin darse cuenta de los pétalos de flor que se formaron en una parte del cuarto, una azabache había estado escuchando todo.
●○●
Cerró su libro tan pronto terminó de leer el último capítulo, fue entretenido, pero no había sido lo que esperaba del final. Amaba las escenas misteriosas y sangrientas, pero este había resultado ser todo menos misterioso.
---¡Robin-chwan! ---le llamó un alegre rubio con corazones en sus ojos--- Su café está listo.
---Muchas gracias, cocinero-san ---sonrió ella mientras veía como al rubio le salía sangre de sus narices--- Fufufu
---A veces eres mala con el hombre, hermana ---decía un sudoroso peli azul con una cola en su mano
---Fufufu ---sonreía divertida--- ¿Qué hacías que vienes tan sudoroso, carpintero-san?
---Cosas varoniles ---alegó el mientras se apoyaba en el barandal de la nave, el aire golpeando su rostro y revoloteando su cabello trenzado--- Chopper te estaba buscando.
La azabache estaba embelesada observando al peli azul, no recordaba cuando se había fijado en Franky, pero si recordaba el momento exacto donde acepto que le gustaba.
Flashback
A veces sentía unas ganas inmensas de irse y dejarse llevar por la corriente, hoy era su cumpleaños, y así mismo, el cumpleaños de su madre. Todos estaban esmerados preparándole una gran fiesta, mientras ella no estaba ni un poco emocionada por este día.
Se sentía cansada, de seguir así.
¿Y si hubiera muerto en Arabasta? ¿Y si los chicos no hubieran ido a rescatarme a Ennies Lobby? Tal vez todo sería más fácil, a pesar de que soy feliz con los chicos, hoy no puedo ser feliz si recuerdo a mi madre.
---Mamá... ---decía en voz baja viendo hacia el mar--- Quisiera haberte conocido más...
Las lágrimas se formaron, pero Robin las borro de su rostro. El mar estaba tranquilo, todo estaba en calma. Y por un instante recordó la sonrisa de Jaguar D. Saúl.
---Encontré a mi hogar... ---susurro escuchando como Chopper le gritaba Luffy sobre tirarle sus mocos--- Pero no logró encontrar razón para que me guste... mi cumpleaños...
No controlo sus lágrimas, no podía. ¿Por qué? ¿Por qué ella tuvo que sobrevivir? ¿Qué tenia de especial?
---Hermana, vamos a... ---no termino lo que decía Franky al observar cómo se derrumbaba la azabache--- Yo...
---Esta... Está bien... ---comenzó a hablar con la voz rota--- Un... momento y ya iré...
Franky no era idiota, menos insensible. Ignoró lo que dijo ella y la rodio con sus grandes brazos robóticos, pensando que tal vez el ser de metal no sería tan cálido. Pero en cambio, Robin sintió que ese abrazo la calentó, la acogió, la calidez que emitía la sintió protegida.
---¿Te sientes mal? ¿Quieres que les diga a los chicos que no celebremos nada? ---dijo intentando calmarla, sabía que Robin no era de las que se rompían fácilmente pero el solo recordar como ella en Ennies Lobby se negaba a vivir, lo atormentaba, no quería ver como un nakama sufría en soledad--- Tal vez quieres un poco de café ¿Cierto?
---Hoy es... Hoy es mi cumpleaños...
---Así es, es tu cumpleaños.
---Pero... Pero también es el de mi madre....
Hubo unos minutos de silencio, Franky no recordaba a su madre, y la imagen más cercana a una era la vieja sirena Kokoro. La abrazo más fuerte, y no lo pensó dos veces y hablo con la voz más segura que tenía.
---No. Es solo tu cumpleaños, tu madre tuvo el suyo ¿Por qué no disfrutas el tuyo?
---...
---Considero que el día que naciste, todas las flores se alegraron, porque podrían tener a una linda jardinera cuidándoles hasta en un barco en medio del mar ---declaró con una sonrisa el peli azul mientras sentía como Robin reía un poco, eso le hizo sonreír--- Porque te imaginas, un chico varonil y pecho peludo cuidando de unas delicadas flores, no sobrevivían ni un día, hermana.
---Fufufu, tienes razón ---decía un poco más tranquila la azabache
---Hoy es tu cumpleaños, hoy es el día que naciste, gracias a eso te conocimos. Así que ama el día que haz nacido, porque gracias a eso, te hemos conocido.
Esas palabras calaron en Robin, tenía razón. Y gracias a eso, querría un poco a su cumpleaños.
---¡Idiota, no estoy llorando! ---decía llorando el peli azul
Y se dio cuenta, que estaba enamorada de Franky.
Fin del Flashback
---¡Hermana!
Volvió a la realidad, donde Franky no estaba enamorada de ella, donde solo era una amiga.
---¿Decías algo, carpintero-san?
---Chopper te busca ---dijo el mientras dejaba dos botellas vacías de cola--- Seguiré con mi trabajo varonil, nos vemos.
Asintió mientras sentía el vacío en su pecho, solo era una amiga, nada más.
---¡Robin, te necesito! ---gritaba un pequeño reno que corría hacia ella.
Una pequeña sonrisa se formó en su rostro, al menos, por un tiempo, podría olvidar el amor no correspondido y sentir el cariño y ternura del pequeño reno.