Y entonces llegó Maverick

By thefenix

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Después de cuatro años, Colin Maverick vuelve a su cuidad natal para vengarse de aquellos que le hicieron la... More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Epílogo

Capítulo 9

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By thefenix

—Toma. —Le di un vaso de leche y me senté en la silla de delante.

—Gracias. —Le dio un sorbo y volvió a dejarlo encima de la mesa—. Lo siento mucho, Tori. Sabes que no pienso eso de ti y lo dije porque estaba muy enfadado por ver allí a Maverick. Te he fallado y lo siento.

—Te pasaste.

—Muchísimo —añadió—. Pierdo los nervios cada vez que veo a ese chico cerca de ti, pero intentaré controlarme la próxima vez.

—¿Seguro?

—Lo prometo.

—Tienes que relajarte cuando se trata de chicos. ¿Recuerdas cómo te pusiste con lo de Eddy? Casi le matas.

—¡Se lo merecía! Después de lo que te hizo, no iba a dejar que se fuera paseando por la escuela como si fuera suya.

—Alex...

—Liz estuvo de acuerdo conmigo. Katy y Eddy se pasaron y tuvieron su castigo por ello —dijo con orgullo—. Además, se lo advertí cuando empezó a salir contigo y yo cumplo.

—Le rompiste la nariz —reí.

—Y Liz le dejó el ojo morado a Katy. —Me sonrió y yo hice lo mismo—. Te queremos y no nos gusta verte sufrir.

—Lo sé, lo sé. Creo que esta vez se lo dejaré yo morado. —Me miró sin comprender—. No sé cómo ha podido ser, pero estudia en mi universidad.

—¿No había otra universidad o qué? —Miró su reloj y se levantó—. Se me ha hecho tarde. Tengo que ir a casa, me estarán esperando para cenar.

—Claro.

—Te quiero —Se acercó a mí y me dio un beso en la frente—. Hablamos.

—Yo también te quiero. —Le abracé y le acompañé a la puerta—. Ten cuidado con el coche.

—¡Siempre!

Cerré la puerta y subí a mi cuarto. Estaba muy cansada y solo quería ponerme el pijama y meterme en la cama.

Saqué del armario un pijama azul y me quité la camiseta y los pantalones.

—Le voy a poner un nueve. —Me giré rápidamente y me encontré a Colin sentado en mi ventana—. Y ahora te pongo un diez.

—Pero...tú...¿Qué? ¿Cómo? Imposible —tartamudeé.

—La ventana. Fácil. Poner barrotes.

—¿Quieres darte la vuelta? —Se giró y me puse el pijama encima de la ropa interior—. ¿Qué haces aquí?

—Pues estaba por la zona y había pensado en saludarte.

—¿Colándote por mi ventana?

—Así era más romántico. —Me crucé de brazos y le miré de mala manera—. He venido a disculparme.

—¿Y eso por qué?

—Porque estás enfadada.

—No te puedes disculpar si no lo sientes, Colin.

—Siento que estés enfadada, molesta y celosa por mi culpa.

—¿En serio?

—Vale, no siento que estés celosa, pero lo demás sí. No era mi intención hacerte enfadar, ¿vale? Hago las cosas sin pensar, no puedo evitarlo. —dio unos pasos hacia mí y me miró con tristeza—. Perdóname, Brooks.

—No tengo nada que perdonarte así que ahora vete. —Le empujé intentando echarle, pero no se movió.

—¿No vamos a reconciliarnos?

—Quiero dormir.

—Pero eso después de reconciliarnos —sugirió mostrando una sonrisa picarona—. Podemos dormir luego juntos.

—¡Colin!— exclamé avergonzada—. Vamos, vete.

Me agarró del brazo y me tiró encima de la cama quedando encima de mí.

—Me gusta más estar aquí. —Sentí cómo mis mejillas enrojecían, lo que provocó su risa—. Pero esta vez me quedaré hasta que te hayas dormido y luego me iré. —Se quitó de encima y se tumbó a un lado de mi cama—. Ven.

—¿Me estás vacilando? —pregunté, pero negó con la cabeza—. Esto no puede ser verdad.—Me tumbé a su lado, pero le di la espalda.

—Tori —susurró en mi oído.

—¿Qué quieres ahora? —pregunté molesta.

—No me des la espalda. Ya sé que le he dado un nueve a tu culo, pero tu cara tiene un once. —Sonreí para mis adentros y me giré para verle.

—¿Por qué me haces esto?

—¿El qué?

—Ser tan arrogante y luego decirme cosas así.

—No puedo evitarlo. —Esbozó una sonrisa y se acercó un poco—. ¿Cuándo vas a reconocer que estabas celosa?

—Cuando tú reconozcas que estabas celoso.

—¿Celoso? ¿De quién?

—De cualquier chico que se acerca a mí.

—Entiéndeme, ellos te miran como si fueras una presa que quieren cazar. —Colocó su brazo en mi cintura y me acercó a él—. Y eso no es así.

—Y ahora dirás que las chicas te intentan comer con la mirada —comenté divertida.

—Alguna me ha intentado morder y todo. —Me guiñó un ojo y me reí—. Soy irresistible, Brooks.

—Si tú lo dices...

—Creo que eres la única que no lo ve así.

—Por algo será. —Apagué la luz y cerré los ojos—. No quiero verte aquí mañana cuando me despierte, Maverick.

—¿Y mi beso de buenas noches? —Hice una mueca y se empezó a reír—. Vale, vale. No insisto. Buenas noches, Tori.

Sentí un beso en la frente y sonreí.

—Buenas noches, Colin.

A la mañana siguiente me desperté cuando empezó a sonar el despertador por toda la habitación.

Abrí los ojos perezosa esperando ver a Colin, pero no estaba. En su lugar había una foto y una notita a su lado.

Cuando te despiertes, el chico más sexy del universo no estará a tu lado, pero no te preocupes, te dejo esta foto para que no te desanimes.

Cogí la foto y vi que la había hecho con mi vieja Polaroid. Salía profundamente dormida y él estaba a mi lado poniendo una cara divertida. Le di la vuelta a la foto y vi que había otro mensaje escrito.

Sé que te encanta dormir a mi lado y no me extraña, soy irresistible. P.D.: la primera foto de muchas.

—Será egocéntrico —pensé para mis adentros.

Sonreí y me fui directa a la ducha. Tenía ganas de ir a la universidad y verle otra vez aunque solo fuera un segundo.

Después de ducharme y de vestirme, bajé a la cocina a desayunar.

—Buenos días —les saludé sonrientes—. ¿Habéis descansado?

—¿Por qué tanta felicidad, cariño? —preguntó mi madre curiosa.

—Porque mañana es viernes.

—¿No será cosa de algún chico? —Y, como siempre, acertó de lleno.

—¿Chico? —preguntó mi padre dejando al lado el periódico—. ¿Has dicho chico? ¿Con mi niña? Imposible. No hay ningún chico a la altura de mi niña.

—Papá...

—¡Mírate! —exclamó—. Inteligente, simpática, buena persona...ninguno puede ser novio tuyo. —Se levantó de la silla y se acercó a mí—. Además, eres demasiado guapa. —Me dio un beso en la frente y me sonrió.

—Eso lo dices porque eres mi padre.

—Eso no es verdad. —Miró la hora en su reloj y se fue hacia la puerta—. Me voy a trabajar. Os quiero.

—Y nosotras a ti —respondimos las dos a la vez.

Miré a mi madre y me reí.

—¿Me vas a decir quién es el afortunado?

—No es afortunado, mamá. Además no creo que le guste.

—Eso es imposible. —se sentó a mi lado y agarró mi mano—. Seguro que le gustas.

—No soy su tipo.

—¿Y cuál es el tipo de ese chico?

—Modelos de pasarela.

—¿Modelos de pasarela? —Se empezó a reír y la miré extrañada—. Vamos, Victoria. No creo que a ese chico le gusten solo modelos. Además, en esta vida no todo es el físico.

—Eso decimos todas, pero te aseguro que un buen cuerpo siempre ayuda.

—Y está claro que tú no lo tienes —dijo con sarcasmo—. ¡Si parece que has salido de la portada de una revista!

—¡Qué exagerada! —reí—. Gracias.

—¿Gracias por qué?

—Por todo. Por ayudarme y sacarme una sonrisa siempre.

—Ya sabes que lo hago encantada. —Se levantó y se acercó al teléfono.

—¿A quién llamas?

—A Liz.

—¿Para qué?

—Para decirle que te llevo hoy que tenemos que ir antes de compras. Hay que buscarte un vestido para la cena de mañana.

—Se me había olvidado.

—Anda, termina de desayunar y nos vamos. —Me dio un beso en la cabeza y salió de la cocina—. ¡Te quiero lista en quince minutos!

—¡Vale!

Me terminé el desayuno y subí corriendo a mi cuarto para lavarme los dientes y peinarme.

—¡Nos vamos!

—¡Voy! —Cogí el bolso y bajé las escaleras. Mi madre me esperaba en la puerta con su maletín—. ¿Tienes luego reunión?

—Para mi desgracia, sí. Hay que ponerles las pilas a los empleados.

Fuimos al garaje y me subí en el coche. Mi madre abrió las puertas y arrancó el coche.

—¿Y cuándo me vas a presentar a ese chico?

—Creo que nunca —contesté riendo.

Condujo hasta el centro comercial que había al lado de mi universidad y se fue directa a una tienda de vestidos.

—Buenos días, Jane —saludó a la dependienta al entrar—. Necesitamos un vestido con urgencia.

—Por supuesto, señora Brooks —contestó sonriente—. ¿Alguno en especial?

—Pues podría ser...

Me separé un poco de ellas y me puse a mirar entre los vestidos. Sabía que mi madre buscaría uno de princesa y los odiaba. Necesitaba algo sencillo, arreglado y que me sentara bien.

—Victoria —me llamó mi madre—. ¿Te gusta este conjunto para mí?

Me di la vuelta y vi en sus manos un vestido negro largo con tirantes y una especie de tela que taparía los brazos.

—Es muy bonito.

—¿Has visto algo para ti?

—Pues todavía... —Me tropecé con una bolsa que había en el suelo y me caí.

—¿Estás bien? —me preguntó mi madre preocupada.

—Sí, solo ha sido esta estúpida bolsa. —La cogí del suelo y vi el final de un vestido azul.

—¿Te gusta? —me preguntó la dependienta—. Tu madre me ha dejado claro que nunca te pondrías un vestido de princesa y he pensado que este te sentaría muy bien. Estaba en el almacén.

—¿Puedo probármelo?

—Por supuesto. —Me ayudó a levantarme y me dio el vestido—. Creo que es tu vestido.

—Eso espero. —Le sonreí y me metí dentro del probador.

Me quité la ropa y me puse el vestido.

—¿Te falta mucho, cariño? Quiero verte —dijo mi madre impaciente. Me miré por última vez en el espejo y salí—. Es...es...¡Es precioso! —exclamó emocionada—. Estás preciosa.

—¿Lo dices en serio?

—¡Por supuesto! ¡Mírate en el espejo!

Me puse delante del espejo y sonreí.

—Creo que ese vestido es perfecto para ti —comentó Jane.

—Entonces, ¿me lo puedo llevar?

—Claro que sí —contestó mi madre sin borrar la sonrisa de su rostro—. Voy a ir pagando nuestros vestidos.

Me miré por última vez antes de meterme dentro del probador.

El día no podía empezar mejor.

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