Estrella Fugaz © [Completa ✔]

By SileneAMR

1.1M 74.4K 36.4K

Estoy sentada en la cafetería junto a Rachell y María quienes hablan de lo deliciosa y apetitosa que está la... More

Sinopsis.
Capítulo 1: Estúpido enamoramiento.
Capítulo 2: Es una metáfora.
Capítulo 3: Tú otra vez.
Capítulo 4: ¿Hace calor aquí?
Capítulo 5: Amnesia.
Capítulo 6: Solo un beso.
Capítulo 7: Estaré bien.
Capítulo 8: Él empezó.
Capítulo 9: Una propuesta.
Capítulo 10: Simples suposiciones.
Capítulo 11: Seré tu novia falsa.
Capítulo 12: Este día no podría terminar peor.
Capítulo 13: Celoso.
Capítulo 14: Eso no es suficiente.
Capítulo 15: Tú chico.
Capítulo 16: Él siente algo por mí.
Capítulo 17: De nada sirve negarlo.
Capítulo 18 : Le gustas.
Capítulo 19 - Parte 1: Eres preciosa.
Capítulo 19 - Parte 2: Atrápame Diosito
Capítulo 20: Alguna u otra forma.
Capítulo 21: El que juega con fuego, se quema.
Capítulo 22: Orador motivacional.
Capítulo 23: Perfect tonight.
Capítulo 24 - Parte 1: Bien, exploté.
Capítulo 24 - Parte 2 : Discúlpame.
Capítulo 25: Hora de la crisis existencial.
Capítulo 26: ¿Me perdonas?
Capítulo 27: Extraña primera cita.
Capítulo 28: Cara de culo.
Capítulo 29: No debió pasar.
Capítulo 30: Chico prodigio.
Capítulo 31: Cita Nocturna.
Capítulo 32: Castigada.
Capítulo 33: Zombie.
Capítulo 34: ¡Despierta, Natalie!
Capítulo 35 : Niégamelo.
Capítulo 36: Metí La Pata.
Capítulo 37: Un Bebé.
Capítulo 38: Atrevete.
Capítulo 39: ¡Sorpresa!
Capítulo 40: No es un error.
Capítulo 42- Primera Parte: Dulce Venganza.
Capítulo 42- Segunda Parte:Dulce Venganza.
Capítulo 43: Novia.
Capítulo 44: ¿Qué sientes por mí?
Capítulo 45: Buena Suerte.
Capítulo 46: Serios problemas.
Capítulo 47: Me Encantas.
Capítulo 48 - Primera Parte: Noche Buena.
Capítulo 48 - Segunda Parte : Earned it.
Capítulo 49: No quiero estar solo.
Capítulo 50: Año nuevo, vida nueva.
Capítulo 51: Stripper.
Capítulo 52: Secuestrada.
Capítulo 53: Hormonas controladoras.
Capítulo 54: Súper sexy.
Capítulo 55: Alerta roja.
Capítulo 56: Una semana.
Capítulo 57: Toda tuya.
Capítulo 58- Primera parte: Psicópata.
Capítulo 58- Segunda parte: Sol y Luna.
Capítulo 59: San Valentín.
Capítulo 60: Pervertida.
Capítulo 61 - Primera Parte: Señorita Intensa.
Capítulo 61 - Segunda Parte: Estrella Fugaz.
Epílogo.
Nota Importante: Extras, Precuelas, Secuela.
Extra #1
Extra #2
Extra #3
Extra #4
Extra #5
Extra #6
Extra #7
Especial: Mikhail Y Nat Como Padres.

Capítulo 41: Dios Griego Arrogante y Árabe Ardiente.

13.6K 888 720
By SileneAMR

Capítulo dedicado a: @LaReyinaDramatica. Gracias por las cosas tan lindas que escribiste sobre mí y la historia. Gracias por leer, votar y comentar (comentarios que me hacen reír muchísimo), espero que te guste el capítulo, tqm💗.

Pd: Lean la nota final.

......

— Dime que no te arrepentiste de esto —Nomar besa mi mejilla cariñosamente y acaricia mi abdomen descubierto. Sólo tengo un sujetador en la parte de arriba.

Suelto un suspiro. Esta noche ha sido magnífica, jamás me arrepentiría.

Le acaricio la espalda desnuda con tranquilidad, él está recostado sobre mi pecho.

— Nunca me arrepentiría de lo que hicimos, Nomar —me pongo de pie, lista para vestirme. Estamos en su cuarto—. Iré al baño.

Entro al baño y me aseo rápidamente. Me coloco el pantalón y la camisa y salgo del pequeño cuarto.

Está de espaldas poniéndose la camisa. Lo veo tenso.

— ¿Estás bien? —me acerco a él y le toco el hombro.

— Excelente. Estoy contigo y eso me hace feliz —se da la vuelta y entonces es Mikhail el que está frente a mí.

¿¡Qué mierda!?

Me despierto sobresaltada por el sueño, o mejor dicho: pesadilla.

¿Qué fue eso?

Miro el reloj sobre mi mesita y son las 05:00 AM. Excelente. A madrugar se ha dicho.

Froto mis ojos con rapidez intentando olvidar lo de mi pesadilla. Creo que lo que siento por Nomar y por Mikhail se está saliendo de control. No se imaginan lo que ha pasado ¿o sí?

Bueno, hoy es 31 de octubre, día de brujas y día del baile de Halloween. Han pasado dos semanas en las cuales no he tenido contacto con Nomar, bueno sí pero no. Hemos cruzado un par de palabras pero no demasiadas. Me temo que aún no se ha vengado del escupitajo y no quiero correr riesgos estando cerca de él.

También han pasado dos semanas desde el beso en la piscina con Mikhail, y la verdad es que la cosa se tornó un poco más rara entre nosotros. Creo que literalmente dejamos de fingir que somos novios y ahora en serio salimos, o no sé, ni siquiera he hablado de eso con él, no tenemos etiquetas, digo, ahora nos besamos cada vez que nos provoca —sin importar si hay gente o no—, andamos tomados de la mano cada vez que estamos juntos, miradas cómplices, halagos, todo lo que una relación de verdad implica, pero el problema es que ya no fingimos, ya no mentimos, o al menos ya yo no lo hago.

Sí, es hora de sincerarme: creo que me gusta Mikhail. Aunque aún no confirmo mis sospechas.

¡No seas idiota! Te gusta y mucho.

No es cierto.

Díselo a las mariposas estúpidas que vuelan en tu estómago cada vez que lo ves.

Bien, cómo sea. Me gusta Mikhail.

Pero...hay un pequeño detalle: Nomar aún sigue presente. ¿Por qué? Ni yo misma lo sé, solo sé que me siguen gustando sus cabellos y su linda sonrisa, me sigue gustando su mirada insinuante, sus juegos torcidos, sus besos —no me malentiendan, también me gustan los besos de Mikhail, son tan suaves, tiernos, pero en serio a veces necesito mi adrenalina—, me sigue gustando él y eso ¿por qué? Ni puta idea.

Me pongo de pie y me dirijo al baño. Después de quitarme toda la ropa entro a la regadera, las gotas tibias me relajan y me ponen a pensar.

Debo buscar alguna manera de sacar a Nomar de mi cabeza. El problema es: ¿cómo? He salido con Mikhail, lo he besado, he bailado con él y no saco a Nomar de mi jodida cabeza. Supongo que no puedo tirar ocho años de enamoramiento así como así a la basura.

Salgo del baño envuelta en una toalla y comienzo a ponerme el uniforme.

Estoy secando mi cabello cuando mi mamá abre la puerta.

— Te levantaste temprano — dice en medio de un bostezo.

Le sonrío un poco.

— Sí.

— ¿Dormiste bien? —pregunta, acomodando su camisón.

— Creo que sí —respondo, dirigiéndome a la puerta y plantando un beso en su mejilla—. Yo preparo el café.

Salgo de la habitación y bajo a desayunar.

*****

— ¿A quién traerán al baile? —pregunta Rachell, mirando su teléfono.

Naza bosteza.

— No lo sé. Pensé en decirle a Ryan pero...¿será demasiado precipitado?

— ¿Tú, Rachell? —cuestiona Nai, después de masticar un palito de zanahoria.

— Es secreto —responde, cayéndose de hombros y siguiendo enfocada en los libros.

— Ya sabemos que tú vendrás con Mikhail —me dice Naza, mirando su celular—. Por cierto ¿Cómo van las cosas?

Estamos sentadas en la biblioteca ya que el profesor no llegó a la primera hora. María no está porque se encuentra organizando todo para el baile y nosotras la ayudaremos después del almorzar para luego ir a comprar nuestros respectivos disfraces.

Bostezo.

— Bien. Supongo que como debería estar —respondo, apoyando mi cabeza sobre la mesa.

— ¿Le dijiste ya del baile? —pregunta Rachell, alzando la vista y mirándome.

Muevo la cabeza con suavidad.

— Aún no.

— Deberías decirle —aconseja la misma y vuelve a sus libros.

Tomo su consejo y comienzo a escribirle.

*****

— ¿Cómo es posible que no hayan disfraces de asesinas psicópatas en más de cinco tiendas? —María se oye frustrada y molesta.

— Ya cálmate ¿sí? —le pide Rachell—, podemos disfrazarnos de otra cosa.

Le acaricio la espalda con suavidad.

— Sí, tranquilízate. Podemos disfrazarnos de... —pienso— no sé ¿superhéroes?

Naza niega.

— Mejor de un club de monjas sexys.

Soltamos una carcajada.

— Eso suena genial.

Después de entrar a un par de tiendas más y no encontrar nada lindo, decidimos ir al otro centro comercial. Ya en ese, entramos a la primera tienda de disfraces que vemos.

— Uh, este está súper lindo —María señala a un maniquí vestido como una conejita play boy.

Sí, un tutu, colita de algodón, orejitas tiernas y escote pronunciado. Personalmente creo que le quedaría precioso.

— ¿Ustedes qué opinan, chicas?

Naza silba sonoramente.

— ¡Dios mío!

— ¿No encontraste uno de perra? Juro que te quedaría mejor —bromea Rachell en medio de una risa.

— Te quedaría bien —opino, detallando el traje blanco con detalles rosa suave.

— Creo que lo probaré —responde, comenzando a buscar a una empleada.

Las chicas y yo seguimos buscando por el lugar. Naza y Nai buscan por un lado, Rachell y yo por el otro.

— ¿De qué quieres disfrazarte? —me pregunta Rachell, removiendo un par de perchas.

Me caigo de hombros.

— No lo sé. ¿Y tú?

Ella repite mi acto anterior.

— Busco un traje de monja.

— ¿No te habrás tomado en serio lo que dijo Naza o sí?

Ella suelta una carcajada y niega.

— No, solo que mi pareja y yo iremos combinados.

Entorno los ojos, divertida.

— ¿Puedo saber quién es tu pareja?

Niega.

— Es una sorpresa para todas.

La verdad es que ya yo sé con quién irá.

Mikhail me contó que Rachell ha estado saliendo con Caleb, los ha visto en ocasiones juntos y otras veces ha visto las notificaciones y mensajes que ella le deja en el celular, pero ambos intentan mantenerlo en secreto ¿para qué? No lo sé.

Asiento, señalando un hábito de monja sexy.

— Allá hay uno.

Ella corre entusiasmada y lo toma.

— Es perfecto.

******

— ¡Me encanta! —Rachell brinca frente al espejo mientras mira su reflejo.

— Estás preciosa —respondo a cambio, agregándome perfume.

— Tú lo estás —me asegura ella, mirándome de reojo.

Me decidí por un traje de policía sexy. Shorts semi cortos, mallas, gorra, pistola, placa y esposas falsas. Todo lo que una policía debe llevar. Admito que se me ve precioso.

— ¿Mikhail vendrá por nosotras? —pregunta Rachell, acomodando sus rizos desordenados bajo el hábito.

Es un vestido corto color negro, ajustado, dejando ver su envidiable cuerpo torneado. Hábito sobre la cabeza y un par de crucifijos colgando de su cuello. El maquillaje es simple y el color lo agrega con un lindo labial rojo.

Mi maquillaje es un poco más complejo, involucra sombras azuladas —como el traje— y doradas. Rachell me agregó máscara de pestañas y un delineado sutil y, al igual que ella, los labios rojos pero con gloss.

Niego mientras me peino el cabello antes de ponerme la gorra.

— Nathan vendrá por nosotras —informo, tomando mi celular el cual tiene un mensaje.

Estoy listo. Avísame cuando lo estés para salir hacia allá.
07:23 pm.
Mikhail.

Sonrío como idiota mientras escribo.

Yo igual. Te diré cuando llegue al colegio.
07:34 pm.

— ¿Estamos listas? —pregunta Rachell, tomando su pequeño bolso color negro.

Asiento, echándome una última mirada en el espejo.

— Vamos entonces —dice, comenzando a salir de la habitación. Apago la luz y hago lo mismo.

Ya abajo, mi mamá nos toma miles de fotos mientras nos asegura que nos gustaba disfrazarnos en conjunto cuando estábamos pequeñas.

— No sé en qué momento pasó tan rápido el tiempo —mamá nos abraza a ambas, nostálgica, dándonos un beso a cada una.

— ¡Ay, señora Bethany! —Rachell la aprieta un poco más fuerte.

Suena el timbre.

— Debe ser Nate, iré a abrir.

Me apresuro a la entrada y abro la puerta.

— ¡Oh por Dios! —chillo al verlo.

— ¿Qué? —alza una ceja, divertido.

— ¡Estás jodidamente precioso! —me abalanzo sobre él.

— No. Tú lo estás —responde él, correspondiendo mi abrazo y dándome un beso en la cabeza— ¿Hoy piensas arrestar a muchos chicos malos?

Cuestiona, comenzando a caminar dentro de la casa. Asiento mientras río por su comentario.

— ¡Es un puto gladiador! —Rachell lo señala, emocionada—. Dame esos cinco, Nate, en serio te luciste.

Nate me suelta para chocar los cinco con Rachell, después de eso le da un abrazo fraternal y le sacude el hábito, juguetón.

— Tú de monja no tienes ni un pelo —bromea, acercándose a mamá y dándole un fuerte brazo.

— Qué te den, imbécil exhibicionista —dice ella, mostrándole su dedo medio.

— ¡Rachell, las palabrotas! —mi mamá la reprende, aún en los brazos de Nate.

— Lo siento —mi amiga sonríe, avergonzada, y se mete en su teléfono.

— ¡Sí que estás precioso! —mi mamá lo abraza más fuerte.

Nathan parece salido de una película griega, tiene el torso desnudo, la falda esa —que no tengo idea de cómo se llama. ¿Qué puedo decir? Nunca le presté atención a las clases de historia—, las sandalias cómodas que dejan ver sus pies arreglados decentemente, además su cabello achocolatado está bien peinado y huele exquisito.

— ¿Seguro que no dejaste a ninguna chica en el camino teniendo un orgasmo mental? —bromeo, detallando a mi lindísimo hermano.

Él suelta una risotada, separándose de mamá para acercarse a mí.

— No lo creo —responde, detallando mi disfraz con cautela—. ¿No está un poco corto?

¡Por Dios!

— No vayas a empezar —suplico, mirando mi short. No está corto y las mallas disimulan bastante.

— Sólo bromeo —responde, abrazándome por encima de los hombros—. Tú estás preciosa.

Me sonrojo.

— Imbécil.

— Aborto de cucaracha —responde él para seguirme el juego. Abro la boca, indignada.

— ¡Te pasaste! —grito, golpeándolo—. No tienes moral para hablar, cabeza de condón.

Nate se pone la mano en el pecho, fingiendo aflicción.

— Por lo menos no me recogieron de la basura, niña adoptada.

Le saco el dedo medio y, cuando estoy a punto de refutar, mi madre interviene.

— Llegarán tarde —nos recuerda, mirando la hora en el reloj de pared. El baile comenzará a las ochos y ya solo faltan tres minutos.

— Cierto —concuerda Rachell, levantándose del sofá donde se había recostado.

— ¡Adiós, ma! —Nate le besa la cabeza, haciendo notar la diferencia de tamaño, luego se aleja dándonos espacio para despedirnos a mí y a Rachell.

— ¡Diviértanse, mis niños! —mamá nos besa la cabeza a ambas.

— Nos vemos —se despide Rachell, saliendo detrás de Nathan.

— Me avisas a qué hora llegas y también si te quedarás en casa de alguna de las chicas —mi mamá me acomoda la camisa mientras me habla, cariñosa.

— Seguro, mami. No te preocupes —le aseguro, dándole un rápido abrazo.

— ¡Mueve el trasero, ya! Iremos a un baile, no nos moriremos, por Dios, Natalie —Nate grita desde afuera mientras enciende su auto.

— Nos vemos más tarde —corro hacia afuera.

— Cuídense —grita ella mientras yo cierro la puerta de la casa.

Subimos al auto de mi hermano y nos ponemos en marcha hacia el colegio, obvio después de comprar un pack de cervezas en la licorería más cercana.

Al llegar al colegio, el aparcamiento está a reventar. Varios estudiantes bajando de sus autos, listos para entrar a festejar.

— Y una mierda, no hay lugar —bufa Nate, buscando un lugar con la mirada.

Mientras barro con la mirada el estacionamiento, me encuentro con las chicas de pie en las escaleras, esperándonos pues quedamos en entrar juntas.

— ¡Las chicas!

— Déjanos aquí —pide Rachell.

— Claro, las traigo y luego me abandonan cuando toca aparcar —rueda los ojos—. Bájense antes de que las saque a patadas.

Nos reímos.

— Nos vemos dentro, grandulón.

Se despide con un movimiento de cabeza y prosigue en su búsqueda de un lugar para aparcar.

— ¡Madre mía! —la conejita play boy -María- me sonríe—. Estás divina.

— Gracias —respondo, sonriendo también.

Miro a Nai y a Naza quienes están muy hermosas. Nai escogió el traje de Enchantress del escuadrón suicida. La verdad es que se ve realmente alucinante. Pasó toda la tarde —después de acompañarnos a comprar nuestros disfraces— trabajando en el maquillaje. Cada detalle, cada símbolo sobre su piel se ve genial.

Por otra parte, Naza se disfrazó de Harley Queen. Luciendo tan encantadora y loca como la original.

— ¡Adoro sus disfraces! —les digo, admirándolas.

— Muchas gracias —sonríe Nai, mirándose—, no está un poco descubierto ¿o sí?

Negamos rápidamente, sí es un poco descubierto pero así es el disfraz y se ve alucinante.

— Estás perfecta —Rachell le sonríe para tranquilizarla.

— ¿Y tú monja? Ni en tus sueños te libras de los pecados que te cubren —bromea Naza, acomodándole el hábito—. Te ves preciosa, prima.

— ¡Ay ya! —nos detiene María—, mejor pasemos.

Aceptamos su petición y comenzamos a caminar dentro del colegio.

— ¿Sus citas dónde están? —pregunta Nai mientras mira su teléfono.

— En camino —contesta Rachell, saludando con la mano a una chica.

— La mía igual —responde Naza ésta vez.

— Yo... le escribiré a Mikhail —saco mi celular y comienzo a textear.

Llegué.
08:29 pm.

Guardo mi teléfono en el cinturón policial y vuelvo a la conversación.

— ¿Tú cita, María? —cuestiono, divertida.

Se cae de hombros.

— No invité a nadie. Quise venir sola.

Asiento ante su respuesta y sigo caminando. Pensé que ella y Shawn se habían entendido bien.

Entramos a la cancha —dónde se llevará a cabo dicho baile—repleta de estudiantes disfrazados y divirtiéndose. No se ve tan mal. La decoración es neón. Hay muchas mesas con bocadillos y ponche, hay pequeños puffles esparcidos por el lugar, mesas donde fácilmente entrarían seis personas, las gradas fueron ambientadas para poder sentarse. Hay un escenario decorado a la perfección, donde una banda local corea sus canciones. Además hay puestos de comida y bebidas que puedes comprar —el dinero será para donaciones a los estudiantes de bajos recursos y sus becas—.

— Dije que estaría genial —María ahoga un grito de emoción y sonríe, autosuficiente.

— Se lucieron esta vez —acepta Rachell, mirando el lugar—. ¿Cómo hicieron para colgar tantas arañas del techo?

Del techo caen un montón de arañas falsas amarradas con hilo translúcido.

Se cae de hombros.

— Es un secreto.

Lilian —chica del comité de organización y amiga de María— se acerca sonriendo. Tiene un disfraz de pirata muy lindo.

— ¡Es un éxito! —festeja, abrazando a María, luego se percata de nuestra presencia y nos sonríe apenada—. Oh, hola chicas...

Le sonreímos todas.

— Iremos en busca de una mesa —digo, para dejarlas hablar tranquilas, y nos retiramos.

Después de intentar buscar una mesa —la cual no encontramos—, decidimos sentarnos en las gradas las cuales están considerablemente vacías.

Comienzo a mover mi pie, inquieta. ¿Dónde estará Mikhail?

— Iré por bebidas —informa Rachell, mirando una mesa más o menos lejos donde hay ponche—. ¿Quieres algo?

— Con poco alcohol, por favor —ella asiente y se pone de pie.

— Iré contigo —Nai se le une y comienzan a caminar.

Un grupo de voces masculinas se acercan a nosotros.

— Así que policía —su voz hace mi piel erizar—, ¿Qué pasa, Blake? ¿ahora tienes ganas de atrapar a los malos?

Alzo la mirada y lo encuentro. Con el torso descubierto, una falda —por las rodillas y con una apertura en el muslo izquierdo— color blanco, tiene unas sandalias trenzadas de cuero marrón hasta un poco más abajo de las rodillas, una cinta color rojo que le pasa diagonalmente por el hombro y se amarra a un costado de la falda, tiene sobre su cabeza una corona de laureles color dorado. Lo que me faltaba, un puto y arrogante Dios griego. ¡Genial!

— ¡Idiota! —Naza se levanta como un resorte y corre hasta abrazarlo.

— Hola, Nat —Fabián me saluda y se sienta a mi lado, tiene solo una máscara en su mano.

Mejor aún, se sentarán con nosotras.

— Hey... —musito, intentado encontrar a Rachell con la mirada y que me salve de éste pronto infierno.

— Hermanita —habla Nate, tomando asiento a mi otro lado. Tiene un vaso repleto de ponche entre las manos.

— ¿Eso es ponche?

— Un poco alterado, querida. Mejor no tomes —me aconseja, dándose un buen trago. El olor a vodka inunda mis fosas nasales.

— ¡Ayuda, policía! —la chirriante voz de West llega a mis oídos.

Idiota.

Tiene un traje de sombrerero loco que le queda espectacular. No pensé que a alguien se le podría ver tan bien un traje como a él. Todo le queda bien al muy imbécil.

— ¿Qué? —inquiere, divertido, al ver que no le quito un ojo de encima—, ¿nunca habías visto un sombrerero loco tan sexy o qué?

Ruedo los ojos. Arrogante es su segundo nombre.

Rachell se aproxima al grupo y yo me pongo de pie, me extiende el vaso después de saludar fugazmente a todos.

— ¿Y qué, policía? ¿has encontrado a quien arrestar? —pregunta Nate, mirando a su próxima presa: una chica linda disfrazada de gatito.

Al único que quiero arrestar por ser tan atractivo es a aquel imbécil.

Mi mirada se desvía hacia Nomar quien me recorre sin pudor alguno. ¿Acaso este chico no conoce la palabra disimular?

Me estremezco, nerviosa.

— Al único que quiero meter preso es a West por arrogante y a ti por exhibicionista —le recrimino, señalando su torso desnudo.

— ¿Qué? Nomar también tiene el torso desnudo y a él no le dices nada —señala, el aludido me sonríe y se lame los labios con lentitud.

Estira las manos hacia el frente, juntas, como si esperase ser esposado.

— Oficial, puede llevarme hasta donde usted quiera —susurra, ronco, suave y muy tentador, lo fulmino con la mirada y aparto la vista.

Oigo a Nairobi silbar.

— ¡Mi Dios santo! Si así es el infierno, que me lleve el diablo.

— Lo que faltaba —musita Nomar por lo bajo, bebiendo el contenido del vaso que tiene en la mano de un solo trago.

Me doy vuelta y veo entrar al auditorio a Mikhail vistiendo como un mismísimo árabe.

No puede ser.

Un arrogante Dios griego y un Árabe ardiente. ¿Acaso la cosa se puede poner peor?

N/A:

Oh, mi pequeña Natalie, claro que se puede poner peor.

¿#ArroganteDiosgriego o #Árabeardiente?

Yo quiero un poco de esos dos chiquitos. ¿Y ustedes?

Bien. ¿Quieren un spoiler? Ok, Voy a hacerles un pequeño spoiler: se acerca la venganza MUAJAJAJA.

Los asmo intensamente, pequeña familia galáctica 🌠💛.

Bye.

Continue Reading

You'll Also Like

28.4K 1.8K 12
T/N es una mujer de 26 años que trabaja como productora de sonido al igual que su padre. Ella y Sam son hermanos de diferentes padres, sin embargo el...
517K 46.2K 122
Un chico con 18 años, tiene una discapacidad, a perdido la capacidad de hablar, sin embargo su amiga Gwen, lo apoya en todo y esta a su lado, sin sab...
316 30 7
«¿Qué hacer cuando lo que se quiere y lo que se debe hacer, no es lo mismo?» - Julio Cortázar
75.3K 6.8K 36
NO leer esta historia si no has leído la primera parte, " El chico del autobús ". »Vivo de tu recuerdo, amor« Tras la muertes de sus seres queridos...