Estrella Fugaz © [Completa ✔]

By SileneAMR

1.1M 74.4K 36.4K

Estoy sentada en la cafetería junto a Rachell y María quienes hablan de lo deliciosa y apetitosa que está la... More

Sinopsis.
Capítulo 1: Estúpido enamoramiento.
Capítulo 2: Es una metáfora.
Capítulo 3: Tú otra vez.
Capítulo 4: ¿Hace calor aquí?
Capítulo 5: Amnesia.
Capítulo 6: Solo un beso.
Capítulo 7: Estaré bien.
Capítulo 8: Él empezó.
Capítulo 9: Una propuesta.
Capítulo 10: Simples suposiciones.
Capítulo 11: Seré tu novia falsa.
Capítulo 12: Este día no podría terminar peor.
Capítulo 13: Celoso.
Capítulo 14: Eso no es suficiente.
Capítulo 15: Tú chico.
Capítulo 16: Él siente algo por mí.
Capítulo 17: De nada sirve negarlo.
Capítulo 18 : Le gustas.
Capítulo 19 - Parte 1: Eres preciosa.
Capítulo 19 - Parte 2: Atrápame Diosito
Capítulo 20: Alguna u otra forma.
Capítulo 21: El que juega con fuego, se quema.
Capítulo 22: Orador motivacional.
Capítulo 23: Perfect tonight.
Capítulo 24 - Parte 1: Bien, exploté.
Capítulo 24 - Parte 2 : Discúlpame.
Capítulo 25: Hora de la crisis existencial.
Capítulo 26: ¿Me perdonas?
Capítulo 27: Extraña primera cita.
Capítulo 28: Cara de culo.
Capítulo 29: No debió pasar.
Capítulo 30: Chico prodigio.
Capítulo 32: Castigada.
Capítulo 33: Zombie.
Capítulo 34: ¡Despierta, Natalie!
Capítulo 35 : Niégamelo.
Capítulo 36: Metí La Pata.
Capítulo 37: Un Bebé.
Capítulo 38: Atrevete.
Capítulo 39: ¡Sorpresa!
Capítulo 40: No es un error.
Capítulo 41: Dios Griego Arrogante y Árabe Ardiente.
Capítulo 42- Primera Parte: Dulce Venganza.
Capítulo 42- Segunda Parte:Dulce Venganza.
Capítulo 43: Novia.
Capítulo 44: ¿Qué sientes por mí?
Capítulo 45: Buena Suerte.
Capítulo 46: Serios problemas.
Capítulo 47: Me Encantas.
Capítulo 48 - Primera Parte: Noche Buena.
Capítulo 48 - Segunda Parte : Earned it.
Capítulo 49: No quiero estar solo.
Capítulo 50: Año nuevo, vida nueva.
Capítulo 51: Stripper.
Capítulo 52: Secuestrada.
Capítulo 53: Hormonas controladoras.
Capítulo 54: Súper sexy.
Capítulo 55: Alerta roja.
Capítulo 56: Una semana.
Capítulo 57: Toda tuya.
Capítulo 58- Primera parte: Psicópata.
Capítulo 58- Segunda parte: Sol y Luna.
Capítulo 59: San Valentín.
Capítulo 60: Pervertida.
Capítulo 61 - Primera Parte: Señorita Intensa.
Capítulo 61 - Segunda Parte: Estrella Fugaz.
Epílogo.
Nota Importante: Extras, Precuelas, Secuela.
Extra #1
Extra #2
Extra #3
Extra #4
Extra #5
Extra #6
Extra #7
Especial: Mikhail Y Nat Como Padres.

Capítulo 31: Cita Nocturna.

12.9K 835 535
By SileneAMR

Son cerca de las nueve de la noche y Nomar no da señales de vida. Estaba algo emocionada por nuestra supuesta cita nocturna, pero ahora estoy comenzando a creer que no pasará nada.

Tengo mucha hambre así qué creo que no sería mala idea comer un sándwich.

Bajo a la cocina algo desanimada y comienzo a prepararme un sándwich de mantequilla de maní y jalea de frambuesas. Al terminar de rellenarlo, subo a mi habitación con el sándwich en mi mano. Me siento en la pequeña colcha que tiene la ventana y observo hacia afuera esperando una señal de Nomar, pero nada.

De la nada mi teléfono vibra, haciendo que me sobresalte. Corro hacia la cama y tomo mi móvil.

¿Estás ahí?
08:40 pm.
Nomar.

Decido darme un par de segundos para responder.

Sí.
08:42 pm.

Espero la respuesta mientras busco algo que ponerme para salir. La noche está fría por lo que escojo un pantalón de mezclilla de tela gruesa y un suéter de lana color blanco. Sí, usaré eso acompañado de un lindo gorro de lana de igual color con dos orejitas de gato.

¿Aún tienes ganas de que te rapte?
08:43 pm.
Nomar.

Muerdo mi labio con ansiedad. Estar charlando con él sobre una salida clandestina es bastante emocionante.

Supongo que sí.
08:44 pm.

Comienzo a vestirme sin hacer mucho ruido. Mi mamá deber estar dormida, está cansada por el trabajo.

Estoy ahí en cinco minutos. Alístate.
08: 44 pm.
Nomar.

Lo último sonó en mi mente como una orden que sin duda acaté. Me coloqué los zapatos y cuando por fin estuve lista, tomé mi teléfono y baje a la sala.

Mientras que estoy sentada en el sofá de la sala principal, me llega un mensaje que me deja la boca seca y acelera mi corazón.

Señorita, puede salir. Su secuestrador está afuera.
08:53 pm.
Nomar.

Una sonrisa adorna mi rostro. Me pongo de pie, apago las luces y cojo mi juego de llaves. Lista para salir.

Salgo de la casa cerrando la puerta con cuidado. Al salir, me encuentro con un Nomar sonriente, enfundado en un pantalón de tela gruesa, un suéter color negro con un estampado raro y un común pasamontañas de igual color. La noche en serio está fría.

— Creo que la presa viene hacia al cazador —dice, sonriendo de lado.

Se ve precioso con esa sonrisa cínica que tanto me encanta y esos iris achocolatados solo fijos en mí. Se siente tan espectacular.

— O creo que el cazador piensa que la presa va hacia él mientras solo lo está engañando —le sigo el juego con una sonrisa.

Lo veo lamerse los labios tan provocativamente.

— ¿Lista para la cita nocturna? —cuestiona, a lo que yo asiento con timidez—. Vamos.

Es hora de nuestra segunda cita, espero que en ésta si hayan besos porque en serio los extraño.

Caminamos hacia la calle y hay una motocicleta aparcada.

— ¿Viniste en eso? —pregunto, señalando la moto de estilo moderno.

Asiente, sacando las llaves de su bolsillo.

— No me digas que le tienes miedo —sonríe con diversión mientras me pasa por el lado para encender el vehículo.

Me caigo de hombros.

—Para ser sincera no —admito, tomando el casco que me extiende.

— La mayoría de las chicas le tienen miedo.

Lo veo subirse sobre el vehículo. Tiene un aspecto de chico malo que me hace enloquecer. En serio es el chico más precioso de este planeta, para mí él es perfecto.

— No soy como la mayoría de las chicas —señalo, subiendo a la moto.

— De eso me di cuenta hace mucho tiempo —eso me hace sonreír.

Enciende la moto y la pone en marcha, me sujeto levemente de él.

— ¿A dónde vamos? —le pregunto casi gritando, la brisa no deja que se oiga bien mi voz.

— ¿Desde cuándo el secuestrador le dice a la secuestrada hacia donde la está llevando?

Sonrío, sabiendo que no me dirá nada. Solo me toca esperar.

Al cabo de unos diez minutos, por fin Nomar se detiene. Bajo de la moto observando el lugar a donde me trajo.

— ¿El colegio? —cuestiono, confundida.

Miro en todas las direcciones pero en serio no encuentro un lugar adecuado para hacer un picnic.

Sonríe.

— Sí.

— ¿No crees que es un lugar ridículo para hacer un picnic?

— ¿Quién dijo que haríamos un picnic? —cuestiona, pícaro.

Alzo una ceja.

— Vaya ¿entonces me trajiste al liceo para repasar matemáticas?

Sonríe con malicia.

— No. Te traje para tener sexo en el salón de biología.

Suelto una risotada.

— Cuéntame ¿qué más soñaste?

— Pienso que sería bastante erótico tener sexo en el salón —revela, comenzando a caminar hacia el plantel educativo, lo sigo.

— Claro, sobre todo la parte en la cual los animales disecados nos miran acusatoriamente ¿no lo crees?

Ríe por lo bajo, abriendo la pequeña puerta con sigilo.

— Sería genial ¿acaso no te dan ganas de hacerlo? —mis mejillas se calientan mientras mi cabeza gira repetidas veces.

— Sería asqueroso, Nomar —le corto sin querer hablar más del tema—. Si sabes que hay un vigilante aquí ¿cierto?

— ¿Fred? Sí, es mi amigo y cómplice en esta travesura.

— ¿Entonces no nos delatará?

Niega. Llegamos a la puerta del gimnasio. ¿En serio cenaremos en el gimnasio? No imaginé que este sería el lugar de nuestra cita jamás.

— ¿Aquí es? —pregunto. Nuestros pasos rechinan sobre el lustrado piso de la cancha.

— Espera a que lleguemos —se limita a decir.

— No iré al salón de biología —le dejo en claro, deteniendo mis pasos.

Nomar suelta una carcajada.

— No iremos a ningún salón —asegura— Ahora, camina.

Hago lo que me pide y seguimos nuestro camino.

En realidad no nos dirigimos al salón de biología, me di cuenta de que en realidad nos dirigimos a la piscina de la institución, donde practican natación.

Entramos al área de la piscina y observo una manta tendida a la orilla de ésta, sobre ella hay una canasta que supongo contiene la comida y cuatro latas de cerveza.

Qué original, típico de Nomar, no hay que esperar nada convencional por parte de él.

— Espero que te guste la comida Japonesa —dice, llegando al lugar en donde están las cosas.

Las luces en la piscina le dan un toque fascinante al ambiente. A pesar de lo raro que es me encanta. Jamás pensé tener una cita aquí con nadie.

Aquí dentro no hay tanto frío, en realidad hace mucho más calor. Me dan ganas de lanzarme a la piscina pero no traje bañador.

Veo a Nomar acercarse a la piscina y quitarse la ropa.

— No tendré sexo contigo en la piscina —le aclaro.

Lo oigo reír.

— Sólo voy a entrar al agua.

Informa, dejándome más tranquila. Está de espaldas a mí, admirando el agua transparente de la piscina.

Se quita la camisa en primer lugar, dejándome ver su espalda ancha y sus músculos definidos, sus brazos delgados pero fornidos se tensan con cada movimiento que hace, dejándome embobada. Luego, sus manos se dirigen al botón de sus pantalones para luego bajarlos con una lentitud desesperante. Deja al descubierto la liga de su bóxer negro y mi respiración comienza a acelerarse.

Cuando por fin deja sus pantalones abajo, observo su trasero. Mirarlo me baja la autoestima, creo que tiene hasta más que yo y no es justo. Lamo mis labios de manera inconsciente mientras observo sus piernas torneadas y trasero tan apetecible.

— ¿Puedes dejar de verme como una acosadora sádica? —pregunta, divertido. No me había dado cuenta de que él estaba mirándome.

Veo hacia otro sitio, muy sonrojada y avergonzada.

— Dices que no quieres acostarte conmigo pero me comes con la mirada —se burla— ¿no crees que sería mejor comernos mutuamente?

Ruedo los ojos. Imbécil.

— Ya cállate —espeto, molesta. Él se ríe, burlesco.

— Acércate, no como —asegura mientras se sienta a orilla de la piscina, justo al lado de la manta—, al menos que tú quieras.

Agrega, guiñándome un ojo.

Camino lentamente e insegura. Conociendo a Nomar como lo conozco no debo fiarme de nada.

Tomo asiento al otro extremo de la manta, lejos de él.

— ¿Quieres cerveza? —pregunta, señalando las latas.

Niego.

— Paso.

— Sabía que no ibas a tomar cerveza, abre la canasta y saca jugo de manzana.

La verdad es qué sí tomo cerveza pero solo cuando estoy ansiosa o muy estresada. Por lo momentos solo quiero mantenerme sobria.

Sonrío.

— Que considerado eres ¿Cómo sabías que es mi favorito?

Frunce el ceño.

— No sabía que era tu favorito.

— Pues sí, lo es.

Comienzo a sacar la comida de la cesta. Aún siguen dentro de la bolsa del local donde compró la comida.

Saco fideos chinos, pan y sushi; acompañados de jugo de manzana.

Lo coloco sobre la manta.

— ¿Eres amante de la comida Japonesa? —pregunto, tomando los palillos.

— De hecho no. Solo tolero los fideos —admite, tomando un trozo de pan.

— Entonces ¿por qué compraste sushi?

Se cae de hombros.

— Supuse que te gustaba.

Tomo mi primer rollo primavera, lo sumerjo en salsa de soja y le doy un bocado.

— ¿Ordenamos pizza? —cuestiono después de masticar y tragar.

— Que amable de tu parte —sonríe, sumergiendo sus pies dentro del agua de la piscina.

— Bien.

Ordeno la pizza y me siento nuevamente en mi lugar. Ya Nomar se encuentra nadando de un lado a otro.

Sigo comiendo sushi —a mí sí me encanta la comida Japonesa— en silencio, hasta que Nomar formula una pregunta.

— ¿Aún sigues con tu novio? — pregunta, deteniéndose en un extremo de la piscina.

Su cabello mojado se adhiere a su frente y sus labios están rosados. Las gotas de agua adornan su cara haciéndolo ver hermoso.

— Solo llevamos una semana, Nomar.

Tomo un sorbo de mi jugo.

— Aún sigo sin entender que le viste. Es demasiado...correcto —admite, mirándome con curiosidad.

No respondo y meto un rollo a mi boca.

— ¿Qué tiene él que yo no?

Casi me atraganto con el rollo. ¿En serio acaba de preguntar eso?

— Que él si me quiere y tú no.

Respondo con algo de nostalgia. La verdad es que Mikhail no me quiere, bueno sí, pero no de la manera en que un hombre quiere a una mujer, o al menos eso creo.

— ¿Quién dice que yo no te quiero?

Su pregunta me desconcierta. Él no me quiere, no de la manera en que yo espero que me quiera.

— Tú solo quieres acostarte conmigo.

— Pues obvio ¿Quién no querría? —inquiere, cosa que me hace reír. Este chico no tiene remedio.

— Pero solo quieres eso.

— No es cierto —niega.

— Tú no quieres ser mi novio, Nomar. Tú no quieres amarrarte.

No lo niega, cosa que me lastima y me enfurece. Estoy empezando a creer que lo que dice la gente es cierto.

Río, una risa carente de humor.

— Lo sabía.

Murmuro más para mí que para él.

— El amor no es lo mío —explica, mirándome con seriedad—. Lamento no ser lo que tú siempre has esperado, Nat.

Mi corazón se estruja. Lo admite. Acaba de admitir que no está dispuesto a enamorarse.

— ¿Por qué? —pregunto, muy confundida.

No entiendo porqué no quiere enamorarse, no entiendo porqué no quiere una relación, no entiendo porqué no me quiere a mí —ni a nadie— como su novia.

Se sumerge por unos segundos para nadar debajo del agua hasta llegar frente a mí.

— Porque no puedo.

— ¿Por qué no puedes o por qué no quieres? —lo reto, alzando la barbilla de manera desafiante.

— Ambos —acepta, cayéndose de hombros—. No me gusta el amor ni nada relacionado.

— Pero si te gusta follar con casi todas las chicas —ruedo los ojos.

— El amor y el sexo no se combinan ¿sabes? —obvia, como si yo no comprendiera—, uno puede tener sexo con amor y sin amor también...

— Que no es lo debido —lo interrumpo.

— ¿Por qué te aferras en que te ame y no te dejas llevar? —cuestiona, juguetón.

Mi cara se sonroja.

— ¿Quién me asegura que si después de acostarme contigo no me lanzaras a un lado como un trapo viejo? —pregunto, obvia.

Lame sus labios con sensualidad.

— Créeme que si lo haces bien no te apartaré —asegura con una sonrisa perversa que se me antoja sensual.

— No se trata de quien puede hacerlo bien. Solo digo que me gustaría caminar contigo tomada de la mano o almorzar juntos en la cafetería, un noviazgo normal...

— Ese es el problema —señala—, no te daré un noviazgo normal.

— Sí es así no lo quiero —me rehúso mientras me pongo de pie.

Hace un puchero fingiendo tristeza.

— Bien. En serio lamento que no quieras intentarlo a mí manera —me da una sonrisa fingida y comienza a nadar.

— ¿Por qué no lo intentas a mí manera?

— La tuya es aburrida.

— ¿Y supones que follar y follar no lo es? —me burlo.

— Como se nota que eres virgen —es su turno de burlarse con una sonrisa compasiva.

— ¿Quién te dijo que era virgen? —miento, tomando mi teléfono cual recién acaba de sonar.

Veo el mensaje, es del repartidor. Ya está afuera.

— Ah ¿no lo eres? —alza una ceja con picardía—. Qué coqueta, Blake.

— Yo... —tartamudeo sin saber que decir.

La verdad es que sí soy virgen, es más que obvio, casi que tengo un cartel en la frente que dice: recién sacada de la iglesia. No tocar.

— Voy afuera un momento —me disculpo y salgo casi que corriendo del lugar.

Después de tomar la pizza me encuentro de vuelta. Nomar está fuera del agua con una toalla envuelta en su cintura. ¿De donde sacó esa toalla?

Se encuentra sentado al lado de la canasta tomando una cerveza.

— La pizza está aquí —informo, tomando asiento junto a él.

— Gracias a Dios, juro que si no llegabas pronto moría de hambre —abre la caja y saca un trozo, el cual devora al instante.

— Sí, ya lo noté —río por lo bajo, comiendo mis deliciosos rollos de sushi.

— ¿Entrarás al agua? —pregunta, mirando la enorme piscina.

Frunzo mis labios mientras meneo la cabeza.

— No.

— ¿Qué clase de cita piensas que es esta? Tienes que bañarte, por eso elegí la piscina.

— Claro, pero si me hubieras dicho quizá hubiese traído bañador y por ende hubiese entrado a la piscina —le explico, tomando un trago de mi jugo.

— Se supone que era una sorpresa —bufa mientras rueda los ojos—. De todos modos entrarás al agua.

Suelto una carcajada para luego soltar un frío y rotundo:

— No.

— Lo harás —me asegura— porque si tú no entras al agua por las buenas, entrarás por las malas.

— ¿Qué? No, no entraré.

— Bien, lo que entonces pasará es que te lanzaré a la piscina así como estás, o sea con ropa.

— No te atreverías —digo, suplicando a mis adentros que así sea.

— ¿Quieres probar? —cuestiona, pícaro. Lame su comisura llena de un poco de salsa de pizza.

Niego, terminando de comer.

Después de un par de minutos de haber terminado de comer, me encuentro debatiendo entre entrar al agua o no entrar. Nomar me mira con una ceja alzada, esperando a que empiece a quitarme la ropa.

— Natalie, llevo aquí unos cinco minutos ¿no piensas quitarte nunca la ropa? —cuestiona con fingida irritación.

— No quiero —me quejo, muy nerviosa.

No quiero quitarme la ropa frente a él. No quiero quedar semidesnuda, además, precisamente no escogí la mejor ropa interior para esto. Estúpida conciencia que hoy no me dio consejos.

Sorry.

— Tienes diez segundos —advierte, comenzando a contar en cuenta regresiva.

Muerdo el interior de mi mejilla, ansiosa, enumerando las posibilidades que tengo de correr y escapar, las cuales son nulas ya que Nomar es un atleta y yo el único deporte que práctico es el de comer.

— Listo, me cansé. Te lanzaré con todo al agua.

Comienza a caminar a paso firme hacia mí. No lo pienso y empiezo a correr por instinto y es bastante sorprendente la rapidez con la que me toma entre sus brazos.

— ¡Bájame! —chillo, escandalizada. Me tiene sobre su hombro como un costal de papas— ¡Nomar, bájame ya!

Mis gritos hacen eco por todos lados mientras Nomar camina a paso firme hacia la piscina. Cada vez me veo más y más cerca de agua.

— ¡Bájame! —grito y pataleo—. Nomar ¡ya, por favor!

— Tú no quieres quitarte la ropa y entrar al agua por las buenas.

— ¡Bien, lo haré! Solo bájame —grito, ya resignada.

Nos detenemos cerca de la orilla de la piscina y él me baja.

— Tienes un minuto, no lo desperdicies.

Trago saliva, nerviosa.

— Por lo menos date vuelta —exijo. Él acata mi única norma sin decir nada.

— Te quedan cuarenta segundos —informa.

Bien, comienzo a sacarme los zapatos con rapidez. Me deshago de las medias y comienzo a bajar mis pantalones. Cuando por fin está en el suelo, alzo la mirada para ver a Nomar quien sigue de espaldas a mí.

Me quito el gorro de la cabeza y lo pongo en el montón de ropa, por último, me quito el abrigo de lana por la cabeza.

Mi ropa interior no es para nada sexy. Es una braga color beige acompañada de un sujetador de igual color con un pequeño moño entre ambas copas. Siento un escalofrío atacar mi columna vertebral.

— ¿Lista? —pregunta Nomar, preparado para darse vuelta.

Doy una respiración profunda, intentando controlar los nervios que comienzan a atacar mi ser. Él está a punto de mirarme así, semidesnuda.

Al ver que no respondo se da vuelta.

Sus ojos caen sobre los míos. Su pupila se encuentra concentrada en mis ojos. Respiro hondo, solo me mira a la cara y ya estoy temblando.

Sus ojos abandonan los míos para dirigirse a mi cuello, se quedan ahí por un breve instante para luego bajar un poco más hacia mi clavícula algo marcada, desciende más hasta la altura de mis senos, se queda mirándolos fijamente para luego lamer sus labios de manera inconsciente, yo suelto un suspiro mientras que un mar de sensaciones me empiezan a recorrer. Baja a mi abdomen plano y se detiene en mis caderas no tan anchas, se acerca un paso hacia mí, sin dejar de mirar mi cuerpo y puedo notar su respiración algo acelerada. Baja a mi vientre dejándome sin aliento y luego termina de bajar por mis piernas.

— ¿Tenías miedo de mostrar tu cuerpo? —pregunta. Su voz sale tan ronca, tan profunda, tan sexy y embriagadora.

— ¿Ah? —balbuceo, inconsciente.

— Eres preciosa —no pierde tiempo y se acerca hacia mí. No retrocedo.

Sus ojos vuelven a enfocar a los míos, un destello lujurioso en ellos.

— Cada parte de ti lo es —su mano comienza a acariciar mi brazo, haciéndome estremecer—. Tus ojos —sube la caricia hasta mi cuello, acariciando mis clavículas con lentitud sin dejar de mirarme a los ojos—, tu piel —baja al medio de mis senos y roza con su dedo mi sujetador—, tu cuerpo.

Siento que el aire se volvió denso de un momento a otro. La boca la tengo seca y no sé porqué siento la gran necesidad de besarlo.

Baja sus manos a mis caderas y las aprietan con suavidad.

— Tu especial manera de volverme loco —susurra cerca de mi oído. Siento como mi piel se calienta con tan solo sus palabras—, tu boca.

Se lame los labios y por instinto también lo hago. Acerca su cara a la mía y comienza a rozar nuestras narices.

— Natalie... —susurra con los ojos cerrados.

Muerdo mi labio y sin pensarlo dos veces uno nuestros labios.

Mi boca se junta con la suya con timidez, moviéndose torpemente por los nervios; sin embargo Nomar se apodera de ella en poco tiempo. Amasa con una pasión exasperante mi boca con la suya, lame, muerde, succiona mis labios haciéndome perder la razón.

Lento, rápido, suave, violento. Todo junto, combinado en dicho beso.

Su lengua, al encontrarse con la mía, hace de nuestras bocas una fiesta, se acarician, juguetean. Solo siento esto cuando Nomar me besa.

Alzo mis piernas y las enrollo en sus caderas y con mis manos jugueteo con su cabello. Él acaricia mi espalda con sensualidad y suavidad. Mis labios y los suyos no se cansan de amasarse, de saborearse. El beso sigue hasta que nos quedamos sin aire y decidimos separarnos solo un poco.

— Si probaras a mi manera estoy seguro de que te quedarías —dice, ronco y sexy sobre mis labios.

— No quiero solo esto —respondo aun con la respiración entrecortada.

— Solo esto es lo que puedo darte —susurra, cosa que causa que baje de sobre él con rapidez.

Ruedo los ojos. No es posible que después de semejante beso aun siga pensando eso. Supongo que no se va a rendir, pero yo tampoco.

— Bien —me separo un poco.

— ¿Qué haces? —pregunta al darse cuenta de que me estoy dando vuelta.

— Esto es por imbécil.

Y sin pensarlo dos veces, lo empujo dentro de la piscina.

N/A:

En fin. Gracias por sus votos y sus comentarios, créanme en serio me hacen súper feliz.

Los jamoneo a todos.

Continue Reading

You'll Also Like

316 30 7
«¿Qué hacer cuando lo que se quiere y lo que se debe hacer, no es lo mismo?» - Julio Cortázar
37.2K 1.1K 43
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
836 123 9
• •.°✦ •.° ❝ 𝘉𝘶𝘵 𝘐'𝘮 𝘢 𝘤𝘳𝘦𝘦𝘱, 𝘪'𝘮 𝘢 𝘸𝘦𝘪𝘳𝘥𝘰. 𝘞𝘩𝘢𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘩𝘦𝘭𝘭 𝘢𝘮 𝘐 𝘥𝘰𝘪𝘯' 𝘩𝘦𝘳𝘦? 𝘐 𝘥𝘰𝘯'𝘵 𝘣𝘦𝘭𝘰𝘯𝘨 �...
42.6K 6.9K 50
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...