—¡Ya basta mamá! —gritó Dean—. ¡¿Por qué diablos la están tratando así ustedes dos?!
—Porque si no se va —lo interrumpió su padre—. Van a venir a matarla.
Los miro a los dos con los ojos abiertos al igual que Dean.
—No habíamos querido decírtelo pero... pero alguien —habló su madre mirando a Dean—. Envió la solicitud de divorcio con una firma falsa de Emily a los jefes junto con una nueva solicitud de expulsión y... ellos aceptaron.
—¿Aceptaron? —preguntó Dean sorprendido—. ¿Cómo que aceptaron? ¡Yo no estaba en mis cinco sentidos! ¿¡Cómo diablos aceptaron algo así?!
—No lo sé, incluso tomaron la decisión sin mí —dijo su padre.
—No te lo tomes personal, Emily —habló su madre mirándome—. Pero por tu bien y por el de todos, será mejor que te alejes un tiempo de todos.
—¡Eso si que no! —espetó Dean intentando colocarse de pie de nuevo—. Ella se queda conmigo, con su esposo.
—¡Que ya no son esposos! ¡Hombre necio! —gritó su padre—. Y si no la sacamos de aquí vas a arriesgar su vida y será peor.
—Yo la defenderé —dijo Dean firmemente.
—Sabes que en estas situaciones no hay lugar para los arrepentimientos —su padre se acercó a la cama—. Solo será por un tiempo mientras encontramos solución a todo esto.
—Estas... ¿Estas diciéndome que debo permanecer otra vez lejos de mi esposa y de mis hijos? —preguntó Dean mirándolo con el ceño fruncido.
—De tus hijos no, tus hijos están en nuestra casa.
—Ellos se irán conmigo —dije firmemente.
—No estoy de acuerdo —opinó su madre—. Ellos necesitan estar con Dean para que ninguno de los dos lo olvide.
—Ellos necesitan estar con su madre.
—¿Y crees que con dos trabajos y una habitación alquilada ellos vivirán bien? —preguntó su padre mirándome.
—¿Dos trabajos? —lo interrumpió Dean ahora enojado—. ¿Por qué carajos estas trabajando? ¿Por qué carajos tienes dos trabajos? tú tienes un fideicomiso de por vida, yo me aseguré de eso.
—Tuve que congelar todas sus cuentas porque estabas sacando dinero de todos lados —dijo su padre ahora colocándose al lado de su esposa.
—¡¿Y cómo mierda accedieron ustedes a mis cuentas?! ¡¿las hackearon, cierto?!
—¡Tuvimos que! —gritó su madre acercándose a él—. No podemos hacer muchos movimientos con las tarjetas y tú no dejabas de sacar dinero, incluso le robaste a tu hermano.
—¡¿Y qué les costaba darle su clave a ella?! —le gritó a su padre.
—¡Estaban en tramites de divorcio! la ley de nuestro cartel es clara —se justificó su padre.
—¡Basta ya! —grité molesta—, ¡Está bien! ¡Me iré! —dije evitando la mirada de Dean—. Pero necesito a mis hijos conmigo y mañana me los llevaré, quiera o no.
—Ya te dije Emily que tu no vas para ningún lado —dijo Dean firmemente.
—Si me voy o no ya no es de tu incumbencia —lo miré—, y no me mires así, porque aún faltan muchas cosas de las que debes enterarte, pero no seré yo quien te las diga —agarré mi pequeño bolso y caminé hacia la puerta—. Ya sabe señora Aura... mañana en la tarde pasare por ellos.
Ni siquiera les doy tiempo para hablar o de protestar, simplemente cierro la puerta de la habitación y me voy del lugar ¿Le dirán a Dean que su padre también estaba el día de la reunión como representante de este cartel? ¿Su padre le dirá que él me mandó a buscarlo sin un solo centavo? ¿Le dirán como después de que él perdió la memoria prácticamente me hicieron a un lado? Ya en este momento da igual, mientras camino hacia el parqueadero por mi auto veo a James corriendo hacia mí.
—¡Emily! —gritó con desesperación—. ¿Qué fue lo que sucedió? —preguntó respirando con dificultad.
—Recuperó la memoria —le comenté evitándolo.
—¡Oye que bueno! —exclamó tratando de abrazarme pero lo evito—. ¿Sucede algo?
—Entra y tus padres te explicarán —dije abriendo la puerta del auto.
—No —me detuvo sosteniendo la puerta—. Quiero que me lo digas tú.
—Si los jefes del cartel me ven hablando contigo me van a matar —lo miré por fin, no supe en qué momento mis mejillas se mojaron con lagrimas.
—¿A que te refieres? ¿Acaso Dean envío la solicitud? —y yo asentí con la cabeza—, ¡Ese idiota! —se alejó de mí.
En ese momento aprovecho y me subo al auto pero él me vuelve a detener.
—Emily, no lo juzgues por favor, ya te recuerda y se que él arreglará todo.
—¿Arreglar qué? El volverme a meter en el cartel es el menor de los problemas —dije secándome las lagrimas.
—No lo condenes por algo que él no recuerda...
—¡Pero todo eso dolió! —grité frustrada—. Cada palabra, cada momento, cada día en que él fue cruel conmigo se me quedó clavado en el corazón y ahora cada vez que lo miro siento rabia, siento mucha rabia porque recuerdo todo.
—Solo... solo prométeme que le darás una oportunidad.
—Que primero solucione los problemas del cartel, y después hablamos —dije subiendo el vidrio del auto.
Arranco y rápidamente me meto en la autopista, son casi las cuatro de la mañana y las calles están completamente solas, por suerte para mi hoy la cafetería no servirá desayunos así que comenzaré mi hora laboral a medio día, cuando llego a casa solo pude sacudir un poco el uniforme y caigo profundamente en la cama, a las ocho de la mañana mi teléfono no deja de sonar, lo contesto de mala gana.
—Buenos días señora Bunt —dijo un hombre al otro lado de la línea—. Ya averigüe lo que me pidió.
—Buenos días —dije nerviosa—. ¿Y qué pudo averiguar?
—La cita será el día miércoles de la otra semana.
—¡Perfecto! Cualquier cosa estaré en contacto.
Por fin una buena noticia en todo este mar de desastres llamado mi vida, trato de dormir un poco más y después voy a a mi trabajo algo emocionada, todos los clientes notan mi estado de animo provocando que me den más propinas, faltando cinco minutos para cerrar ya yo me encuentro limpiando las mesas cuando recibo una llamada.
—¡Emily! Nena necesito un favor —dijo Michelle, una compañera de trabajo de la discoteca—. No podré ir hoy, sé que has estado ocupado en estos días pero de verdad necesito ausentarme hoy ¿Me puedes reemplazar?
Bien nena, te colaboraré —dije caminando hacia el baño para cambiarme.
—¡Gracias! —gritó ella feliz.
Se supone que hoy será mi otra noche libre pero ahora me encuentro colocando botellas sobre mesas y esquivando agarres de borrachos, muchos no comprenden que esto es una discoteca y no un club de desnudistas, mientras limpio vasos en la barra siento que alguien se coloca frente a mí y levanto la mirada, Jack está mirándome completamente ebrio.
—Así que tú jodido esposo recuperó la memoria —dijo en medio del ruido.
—Los chismes si que vuelan —le di espacio al barman para que le sirva un trago a Jack.
—¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó algo enojado.
—¿Y acaso eso te afecta? Da igual, ya no puedo estar cerca de mis hijos por un tiempo.
Él iba a responder algo cuando una pelea se forma en la barra, el barman está peleando con otro tipo y de repente todo se vuelve un caos, ni Jack ni yo sabemos en qué momento alguien saca un arma y mucho menos cuando disparan, siento algo caliente en mi pierna y ese ardor que tanto conozco baño todo mi cuerpo, miro hacia abajo y mi pierna está completamente llena de sangre, Jack al darse cuenta rápidamente salta la barra y como puede me ayuda a salir de ahí, como si las cosas no pudieran empeorar más.