capitulo 59

3.4K 308 43
                                    

—¿Por qué esta actuando así? —le pregunté a su madre mientras estamos sentados en la sala.

—Dean nunca fue sensato cuando era joven, a veces ya de adulto no lo es, comprendo que esté confundido pero esto de irse simplemente no puede hacerlo —dijo la mujer jugando con sus dedos.

Iba a responder cuando el ruido del auto entrando a la propiedad llama nuestra atención, me coloco completamente nerviosa cuando Dean entra, se ve algo enojado.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —preguntó Dean mirando a sus padres y después a mí—, ¿Tú los llamaste? —empezó a caminar hacia mí.

—¿Y acaso esperabas que no lo hiciera? —le preguntó su madre llamando su atención—. ¿Cómo así que te vas? ¿Acaso te enloqueciste?

—Quiero estar solo, mamá —dijo Dean caminando ahora hacia las escaleras—. No puedo organizar mi mente y ejercitarla para recordar si estoy rodeado de todo esto.

—¿De todo esto? —preguntó James—. Eres probablemente el primer hombre que conozco que tiene una mujer maravillosa y unos hermosos hijos y quiere huir de eso.

—No es la vida que quería para mí —Dean trató de justificarse.

—¡¿Acaso es un jodido chiste?! —gritó su madre—. No eres un niño de dieciocho años eres un hombre de treinta y tres años, escuchaste, treinta y tres.

—Aparte no es como si alguien te hubiera obligado a tener esta vida —dijo James acercándose a él—. Tú mismo le pediste matrimonio, tu mismo le dijiste que querías hijos, y comprendo que no lo recuerdes por lo que pasó pero tampoco quieres aceptar que por primera vez en tu vida pensaste como hombre.

—¿Tú? ¿Dándome sermones a mí? —Dean lo mira completamente indignado.

—Soy tu hermano mayor, Dean, no se te olvide eso...

—Basta ya —los interrumpió el señor Adrián colocándose de pie—. Estoy harto de todo esto.

—Siempre ha sido así contigo cuando se trata de Dean —dijo su esposa acercándose—. Va a abandonar a su familia, Adrian, a su familia.

—Nunca has sido fácil de controlar —dijo el señor Adrián acercándose a Dean de manera muy intimidante—, prácticamente imposible debo admitir, cuando conociste a esa mujer —me señaló—, y vi que por fin alguien pudo domarte hasta el punto en que ella lo hizo me alegré y me sentí orgulloso de dejarte el negocio familiar, así es la cosa, hijo, si quieres irte, vete, pero de nuestra parte y de parte del cartel tu no veras un solo dólar. 

Todos miramos al señor Adrian completamente impactados, Dean tiene los ojos abiertos y la boca completamente contraída, está enojado, se le nota.

—No puedes hacerme esto —dijo acercándose a su padre—. No puedes joder a tu propio hijo de esa forma por una mujer.

—No es por una mujer —dijo su padre encarándolo—. Es por lo que quieres dejar ir ¿No quieres estar con tu esposa? ¿Quieres abandonarla? ¡Bien! ¡Abandónala! pero mas te vale que aceptes las consecuencias de tus actos y de tu decisiones.

—¡Ahora quieres dártelas de buen padre! —gritó Dean alejándose de él—. ¡¿Después de que prácticamente me criara solo quieres venir a darme una lección?!

Su padre está enojado, camina hacia Dean quien se dirige a la puerta y lo agarra del brazo sometiéndolo contra la puerta haciéndome retroceder junto con James, su esposa por su parte se ve completamente tranquila y hasta feliz.

—Puede que muchas veces no estuve en tu vida en momentos importantes —le susurró acercándose a su oreja—, pero te convertí en un hombre, un hombre responsable y no te atrevas a negarlo, porque sabes que es así —lo soltó—. Dame las tarjetas...

Dean no lo mira, me mira a mí, con mucha ira, pero me mantengo fuerte y lo miro con aún más ira, Dean le arroja la cartera a su padre y después sube las escaleras perdiéndose en la oscuridad.

—Este no era el plan, cielo —dijo la señora Aura agarrando el hombro de su esposo.

—No, pero él es terco y la única forma de hacerlo volver es quitarle todo, lo siento Emily —el señor Adrian centró su mirada en mí—. No puedo hacer mas nada.

—No se preocupe —dije tratando de sonreír—. Probablemente este vaciando la caja fuerte así que será mejor que vaya a ver.

Nadie dice nada, todos toman asiento otra vez mientras yo subo las escaleras, cuando llego a la habitación efectivamente Dean está vaciando la caja fuerte.

—No te atrevas a detenerme —dijo sin mirarme—. Todo esto es mío.

—Pues quédatelo —dije entrando a la habitación—. No lo necesito.

—¡¿Por qué tenias que involucrar a mi familia en esto?! —preguntó prácticamente gritando soltando el bolso lleno de dinero.

—Hace mucho aprendí que para ustedes la familia siempre será lo primero —le contesté lo más calmada que pude.

—¡Pues no! ¡No en todo! —volvió a gritar cerrando el bolso—. ¡Y te dije que te quería fuera de este lugar!

—¿Quieres que me vaya? —pregunté mirándolo fijamente.

—¡Si!

—Bien, me iré...

Me acerco al closet y saco un bolso, no quiero esto, no quiero irme, pero se que él no me va a detener y no hay necesidad de quedarme, empaco ropa para unos cuantos días y después entro al baño a sacar mis cosas de aseo, cuando me doy la vuelta para salir Dean está en la puerta del baño.

—Dame las tarjetas de crédito y las claves —dijo estirando la mano.

—No tengo tarjetas, todo lo manejo en efectivo.

—Mentira...

—Es la verdad, cada vez que necesitaba comprar con tarjeta te las pedía a ti —dije intentando caminar.

—¡Rayos! —exclamó molesto agarrando el bolso—, ahí te dejé algo de dinero —empezó hacia la puerta—. Y mas te vale que no me sigas.

—No lo haré —dije caminando detrás de él.

Dean frena en seco y después sigue caminando ¿Acaso esperaba otra respuesta? bajamos casi al mismo tiempo pero mientras yo me detengo y él sigue de largo, agarro las llaves del auto y ni siquiera dice adiós, todos nos miramos y suspiramos resignados.

—Tendré que irme con ustedes —dije completamente triste.

—Vamos —me habló James—. Te llevaremos a casa.

Hoy por fin después de tantos días puedo dormir con mis hijos, Elizabeth está completamente feliz, apenas si puede con la emoción, Ethan por su parte por fin pudo dormir temprano después de tanto tiempo, a la mañana siguiente me siento un poco más tranquila, pero solo un poco, no se nada de Dean y su teléfono está apagado, puedo darle de comer a mi bebé y Elizabeth cuidadosamente come tratando de no hacer desorden, al parecer su abuela está continuando las lecciones de modales que Meiling le está enseñando, Irina vendrá en la tarde a acompañarme y a hablar conmigo de algo importante, a la hora del almuerzo decido cocinar yo, Meiling me hizo amar la cocina de una forma única, me dejó varias de sus recetas escritas en un cuaderno y trato de realizarlas lo mas parecido posible, a veces fracaso y a veces es todo un éxito, al momento de comer todos se llenan de nostalgia, al terminar de almorzar el timbre suena, me acerco a la puerta esperando que sea Irina pero no es así, es un hombre joven con traje, corbata y gafas oscuras.

—¿Señora Harris? —preguntó el hombre.

—Si... —respondí algo temerosa.

—El señor Harris le envía esto —dijo estirándome un sobre.

—¿Qué es? —pregunté mirándolo.

Pero el hombre no responde y simplemente se va, abro el sobre pero apenas si puedo sentarme en el sofá cuando leo los papeles, me vuelvo a colocar de pie completamente sorprendida, es una demanda de divorcio.

fuertes lazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora