capitulo 42

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En el momento en que las niñas entraron a la habitación Dean y yo ya estamos vestidos, a partir de ese momento fue imposible hacer que mi esposo soltara al bebé, él mismo se encargó de darle de comer y cambiarle el pañal, al momento de ir a dormir los dos se quedaron tiernamente dormidos en la cama, sus cuerpos están exactamente en a misma posición y prácticamente respiran al mismo tiempo, las niñas se encuentran dormidas tambien así que Meiling y yo decidimos salir un momento, mientras caminamos por el pasillo ella me cuenta como se portaron las niñas mientras no estuvimos, la conversación está bien hasta que le pregunté quien es el niño del que habla Ana, el rostro de Meiling cambia.

—Es un niño malcriado que se estaba quedando en este hotel con su padre, es un completo fastidio.

—¿Fastidio? ¿Por qué? —pregunté mientras nos sentábamos en las sillas que están en frente de la piscina.

—Siempre estaba gritándole a su padre y hacia pataletas por todo, si las niñas comían un helado él tambien quería helado, un completo niño mimado.

—Pues eso es normal, las niñas tambien son así, excepto lo de los gritos.

—El asunto es que ese mocoso en vez de pedirle a su padre uno intentaba quitarle el de las niñas —Meiling resopló.

—¿Es en serio? —la miré sorprendida—. ¿Y entonces que hacia hablando con Elizabeth?

—Yo tambien quisiera saber lo mismo, pero ella es una piedra, no me quiere decir absolutamente nada.

—intentaré hablar con ella entonces.

—Mi niña hay algo que yo quiero hablar con usted —la veo acomodarse en la silla—, probablemente ya Dean habló con usted sobre lo que sucedió con cierto personaje ¿Cierto? —yo solo asentí con la cabeza —él... ha estado buscándome utilizando la excusa de Ethan y yo no... no quiero estar con ese hombre.

—¿Entonces? —la miré expectante.

—Entonces tengo que irme por un tiempo...

—¿Irte? ¿A dónde? —pregunté algo triste.

—No lo sé mi niña —me miró con una sonrisa pero con tristeza—. Pero no quiero que se me vuelva a acercar y sé que si se lo pido no lo hará así que prefiero alejarme yo.

—Entiendo —suspiré—, entonces hazlo —dije con una sonrisa falsa—. Descansa de todo, no puedo pedirte que sigas cuidando a mis hijas, tengo que hacerlo yo, te mereces vivir en una casa para ti sola frente al mar donde puedas descansar de todo esto.

—No quiero que piense que no quiero a las niñas ni que ya me molesta cuidarlas —dijo ella rápidamente—. Esas niñas son mi vida y mi alegría, solo necesito esperar a que a ese hombre se le pase la idea de buscarme.

—¿Volverás? —pregunté aguantando las lagrimas.

—Claro que volveré mi niña —dijo cariñosamente acariciando mi mejilla—. Y espero que cuando vuelva Dean y usted tengan mas niños pequeños que cuidar.

—¡Eso si que no! —empecé a reír—. ya esa fabrica se cerró.

—¿Segura? 

—¡Segura!

—Ahora viene la parte difícil —la veo colocarse de pie.

—¿Cuál?

—Decirle a Dean...

Y si, fue muy difícil, a la mañana siguiente antes de irnos a nuestra casa Meiling le contó sus planes y mi esposo dio un rotundo no, incluso se arrodilló para pedirle que no se fuera, pero fue inútil, ya Meiling había tomado la decisión, cuando llegamos a la casa fue como si no hubiera pasado nada, todo está limpio y perfectamente organizado.

—Te dije que era bueno comprar ese seguro —dijo Dean mientras saca al bebé del auto.

Da dos pasos atrás y después me mira.

—Tenemos que cambiar de auto cariño.

Me acerco al auto y efectivamente tiene agujeros de balas.

—Definitivamente si —empecé a caminar junto con él y las niñas hacia la casa.

—Por fin dormiré en mi cama —le susurraba el al bebé—, con tu madre —le dio un tierno beso en la frente—. Y por fin podré hacerle el amor a tu mamá.

—¿Podrás hacer que? —preguntó Elizabeth apareciendo sorpresivamente detrás de él.

Dean se coloca pálido.

—Es cuando —hablé hincándome frente a Elizabeth al ver que Dean no decía nada—. Cuando papá y mamá duermen juntos abrazados como anoche.

—Pero si ya lo hicieron anoche... —dijo ella mirándome dudosa.

—Si cariño —esta vez habló Dean—. Pero como papá estaba lejos trabajando no había podido dormir con mamá.

—¡Entiendo! —exclamó Elizabeth corriendo hacia el interior de la casa.

—Casi... —me susurró Dean al oído.

—Debes tener mas cuidado cariño —le advertí abrazándolo mientras caminábamos—. Ellas son muy inteligentes y chismosas tambien.

—Se están pareciendo a mi madre.

Después de dejar a Ethan en su cuna empezamos a caminar juntos agarrados de la mano por la casa, las niñas están profundamente rendidas en sus respectivas camas y Meiling se encuentra en el jardín leyendo, aunque en realidad está durmiendo con el libro sobre su cara.

—Necesito enseñarte algo —dijo Dean apretando mi mano—. Pero quiero que cierres los ojos.

Inmediatamente los cierro, siento sus labios unirse con los míos y después separarse, sus manos se acomodan en mi cintura y me empuja con suavidad para que siga caminando, una puerta se abre y yo entro, comenzamos a bajar lo que parecen unas escaleras y cuando llegamos al final escucho una puerta abrirse y sigo caminando, Dean me suelta la cintura y siento como si se encendiera una luz ya que puedo ver mas claro.

—Abre los ojos cariño —dice Dean a mi oído.

Abro los ojos y me encuentro con un enorme cuarto perfectamente arreglado, con camas, ropa, comida y todo lo necesario para sobrevivir, en una pared hay varias pantallas que muestran todo lo que esta sucediendo ahora mismo en la casa, toda la casa y todo el perímetro está siendo vigilado.

—¿Sucede algo? —pregunté preocupada.

—No —dijo Dean jalándome para que me sentara con él en una de las camas—. Pero cuando sucedió todo con el otro cartel yo... me desesperé mucho.

—¿Te desesperaste?

—Si, apenas si sabia donde estaban y era frustrante para mi no poder protegerlas todo el tiempo —agarró mis dos manos para colocarlas en su pecho—. Por eso ordené construir este lugar cuando construí la casa, el dia que comenzaron todos nuestros problemas no estaba listo aún, pero ahora si lo está y no quiero que vuelvan a irse tan lejos de mí.

—¿Y si tu eres el que te vas?

—Rengo la casa completamente vigilada desde mi teléfono, todo lo que tu ves aquí lo veré yo tambien —se coloca de pie y para acercarse a la mesa que esta frente a las pantallas, saca una pequeña caja y me entrega, es un nuevo teléfono.

—Aquí cariño —saco el teléfono de su caja—. Hay una aplicación que un amigo diseñó exclusivamente para mí, con esta aplicación tu sabrás donde estoy y yo sabré donde estas...

—¿Crees que sea necesario todo esto? —pregunté algo atónita por tanta información.

—No lo sé, pero no quiero volver a correr ningún riesgo —me ayudo a colocarme de pie para abrazarme.

En ese momento una alarma suena y un pequeño foco rojo de una de las pantallas se enciende, nos acercamos juntos a la pantalla y vemos como Mariana intenta saltar la reja de seguridad pero no lo logra, la vuelve a patear y la alarma vuelve a sonar con fuerza.

—¡¿Qué diablos hace ella acá?! —gritó Dean con frustración.

fuertes lazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora