capitulo 6

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Después de una merecida siesta las niñas se quedan coloreando con Meiling en la cocina mientras ella se dedica a hacer el pastel, respiro profundo ya que me encuentro nerviosa por lo que me sea que me vaya a decir el abuelo, es un hombre que nunca se reserva nada y dice las cosas sin ningún filtro, lo llamo tratando de sonar tranquila buscando no alarmarlo y cuando aparece le pido que tome asiento.

—Ya lo habíamos discutido, señor Dominique, ellas no se dedicarán a esto.

—No es tu decisión, Emily.

—¡Claro que lo es! Son mis hijas.

—La única forma de que evites su destino es que les quites el apellido, cosa que mi nieto obviamente no permitirá.

—Pero tampoco permitirá que las conviertas en asesinas.

—Primero que todo Emily, eres la menos indicada para hablar así, te recuerdo que tu puntería al disparar es mejor que la de la propia madre de Dean, y segundo, solo necesito que los jefes se reúnan con Dean y hablen con él un día entero para hacerlo cambiar de opinión, cosa que haré.

—No se atreva...

—Él en este momento está encantado con sus hijas y quiere protegerlas más que a cualquier cosa, eso lo comprendo, pero su destino ya está sellado y tu como esposa de un Harris tendrás que aceptarlo aún si no estas de acuerdo.

—No lo permitiré, primero muerta antes de ver a mis hijas vivir todo lo que Dean y yo hemos vivido.

—Ya te lo dije, esa no es decisión tuya, ni siquiera es de Dean.

La puerta se cierra de golpe haciéndonos reaccionar, estamos demasiado tensionados y concentrados que ese sonido fue como si estallaran una bomba dentro de la casa, el abuelo se levanta y sale de la habitación para saber de dónde viene el ruido y a los segundos escucho la voz de Marta gritando, Meiling aparece con mis hijas quienes rápidamente se esconden debajo de las sábanas a cada lado mío y apenas Meiling cierra la puerta con seguro hablo.

—¿Qué rayos fue eso? —pregunté acariciando la cabeza a mis hijas para calmarlas.

—La señora Marta llegó completamente borracha, al parecer su pareja la dejo plantada —dijo Meiling negando con la cabeza mientras apoya su cuerpo contra la puerta—. ¿Cuándo llega el joven Dean?

—Llegan mañana en la madrugada —respondí un poco enojada.

—Entonces tendremos que esperarlos despiertas —dijo después de sobresaltarnos al escuchar algo romperse—. Porque esa mujer al parecer no se calmará.

Y así pasamos la noche, no supe en que momento las niñas quedaron dormidas pero apenas me di cuenta hable claro con Meiling, no podía seguir en ese lugar con esa mujer por el bien de todas y trataré de convencer a Dean de que lo mejor para nuestro bebé y para mí es irnos, a las cuatro de la mañana los gritos habían cesado y Meiling se quedó dormida en la cama mientras que las niñas no se separaban de mí, yo por mi parte no podía dormir, tenía miedo de que esa mujer apareciera y nos hiciera daño, logre dormir una media hora y cuando me despierto un par de ojos verde azulados me miran fijamente, un rostro increíblemente sensual está frente a mí y unos labios deliciosamente gruesos me sonríen.

—¡Cariño! —exclame abalanzándome sobre Dean para abrazarlo.

—¿Cómo está bella mi esposa? —preguntó Dean a mi oído devolviéndome el abrazo.

—Ahora feliz porque estás aquí —dije completamente emocionada.

—¡Papi! ¡Ven a probar el pastel! —lo llamó Anastasia.

fuertes lazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora