Alianza Forzada. Cherik. Wolv...

由 midhiel

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Erik Lehnsherr, líder de Genosha, debe casarse y engendrar un vástago que continúe su linaje. El consorte ele... 更多

Capítulo Uno: Sacrificio
Capítulo Dos: Responsabilidad
Capítulo Tres: El Encuentro
Capítulo Cuatro: Ansiedad
Capítulo Cinco: El Secreto
Capítulo Seis: El Primer Beso
Capítulo Siete: El Enlace
Capítulo Ocho: Regreso
Capítulo Nueve: La Unión
Capítulo Diez: El Destierro
Capítulo Once: Bridgecotton Moor
Capítulo Doce: Despertar
Capítulo Trece: Aprender
Capítulo Catorce: Ámbar
Capítulo Quince: Primera Misión
Capítulo Dieciséis: La Noticia
Capítulo Diecisiete: La Interrupción
Capítulo Diecinueve: Revelación
Capítulo Veinte: El Contacto
Capítulo Veintiuno: Otro Sacrificio Más
Capítulo Veintidós: En El Hospital
Capítulo Veintitrés: Limando Asperezas
Capítulo Veinticuatro: Descubrimiento
Capítulo Veinticinco: La Propuesta
Capítulo Veintiséis: Ayuda Desde Arriba
Capítulo Veintisiete: Llegada Por Partida Doble
Capítulo Veintiocho: Conexión
Capítulo Veintinueve: Misión Cumplida
Capítulo Treinta: Epílogo

Capítulo Dieciocho: Nueva Misión

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由 midhiel

Este fanfic participa del evento de la semana Cherik (del 3 al 9 de junio) para celebrar a nuestra pareja favorita. Le añado el hashtag "#Cherikweek2019"

Muchas gracias a @KiKaLoBe, por su ayuda.

Este capítulo va dedicado a Polixena. Que lo disfrutes.

Capítulo Dieciocho: Nueva Misión

Erik revisó personalmente el anuncio del heredero antes de que fuera publicado. El pueblo festejó con ganas. Genosha no se consideraba un estado monárquico pero la idea de que un líder como Magneto engendrara y preparara a su sucesor le daba tranquilidad. Además Charles era querido y respetado.

Claro que no solo el pueblo festejó sino que la pareja, cuando se encontró esa noche, celebró con una cena íntima y terminó en la cama. Charles se durmió enseguida y Erik quedó despierto a su lado contemplándolo embelesado. Los dos yacían desnudos y Magneto tomó entre sus dedos la cadenita de su esposo dormido y besó el ámbar. Se sentía feliz con esa mezcla de alegría y satisfacción que hace que uno no desee más de lo que tiene porque aquello que tiene es simplemente perfecto y en la medida exacta.

El telépata no se equivocó con respecto a la sobreprotección, es más, las primeras semanas parecía que se hubiera quedado corto con la observación hecha. Erik casi enloqueció al pobre Sean porque al ser el encargado de su protección, le preguntaba a cada rato cómo se encontraba su esposo, si había comido saludablemente, si se sentía bien, si necesitaba algo. Lo llamaba a toda hora al teléfono más cercano, ya fuera el de los aposentos o el del laboratorio cuando se encontraban reunidos con Hank, y el joven soldado nada decía pero se le notaba la expresión de cansancio. Charles decidió tomar cartas en el asunto y en una ocasión que estaban trabajando en el sótano con McCoy, alzó él el tubo y le comunicó directo a Erik cómo se encontraba. Magneto quedó de una pieza y Charles rio con fuerza a través del teléfono.

-Sé por qué haces esto, amor – le susurró el telépata a continuación para que Sean no lo oyera -. Pero estás poniendo loco al pobre Cassidy, y él me cuida bien, Hank también se preocupa y ya sé que tú me cuidas mejor que nadie. Adiós, amor. Nos vemos por la tarde.

-Adiós – contestó Erik desde el otro lado de la línea antes de que su esposo colgase la llamada.

No pasaron diez minutos y tuvieron a Magneto golpeando la puerta. Entró, abrazó a su adorado Charles y le estampó un beso. Solo para demostrarle lo mucho que le importaba.

Hank se cubrió la boca para ahogar una risa y Sean permaneció lo más serio que pudo. Magneto los observó, los saludó y se retiró satisfecho.

Charles se masajeó el vientre para hacer algo y regresó a la mesa a seguir trabajando.

Al cumplirse un mes de la noticia, cuando el telépata atravesaba el segundo, después de una visita al médico, le comentó a Erik que tenía diagramados los nuevos pasos para continuar con el proyecto "X-Men." Sean le había enseñado esa mañana un informe con el plan de preparación física para entrenar a los jóvenes y quería presentárselo al general Summers para que lo aprobara. Él, por su parte, tenía pensado entrenarse con Cerebro para distinguir mejor las señales y comprender las mentes de los mutantes que leía.

Erik respondió que mientras Charles no se esforzara demasiado, él seguiría apoyando el proyecto.

Peter pasó su cumpleaños entre festejos con su familia, con sus amigos y con Logan. Comió pastel en cada sitio, primero con sus amigos, por la tarde con el lobo y por la noche con su padre y Charles. Los tres pasteles eran de menta y chocolate, y le encantaron. A la semana siguiente egresó de la escuela con Kurt y comenzó sus vacaciones de verano, aunque solo se las tomó en la escuela porque seguía asistiendo religiosamente al despacho de Logan para trabajar. Erik se sentía satisfecho de su cambio responsable pero Charles estaba sospechando que algo raro pasaba por ahí. Sin embargo, confiaba en Logan y sabía que no tenía que preocuparse.

Con la escuela terminada, Kurt y Peter tuvieron tiempo para dedicarse al entrenamiento. Sean los preparaba a ellos y a Raven con ejercicios militares de supervivencia y defensa personal. Charles se dedicó a ejercitarse con el casco en compañía de Hank que controlaba el tablero.

El telépata recibía diariamente llamadas de su madre y aunque no platicaba con su padre, ella se encargaba de transmitirle sus saludos. La relación entre padre e hijo se estaba limando pero tanto Charles como Brian eran orgullosos y Sharon sabía que se tomarían su tiempo para dialogar. Pero al menos, ya el uno daba sus saludos y el otro los recibía.

Logan sentía remordimientos por su comportamiento con Peter y se daba cuenta de que el joven había demostrado una madurez superior a la suya. Después del obsequio del licuado, no volvió a tocar el tema para no incomodarlo y poco a poco, la relación entre ellos se normalizó hasta el cumpleaños la semana siguiente. Allí Howlett le regaló un pastel y le entregó un pequeño obsequio: un estuche cuadrado con un moño azul. Peter lo abrió y alzó una ceja confundido: se trataba de una brújula bañada en oro. Estaba desgastada y el vidrio quebrado en un extremo pero se dio cuenta de que funcionaba porque su flecha apuntaba directo al norte.

-¿Qué es esto, Logan? – preguntó, confundido.

El lobo estaba recargado contra el borde del escritorio con los brazos cruzados en el pecho y sonrió al notar su expresión.

-Esa brújula es de 1862, me la regaló un compañero de armas en plena Guerra Civil – explicó. Peter soltó un "¡Wow!" -. La tengo desde entonces, esa rajadura que ves en el vidrio la hice yo cuando tropecé en la Batalla de Gettysburg y gracias a esa caída, esquivé varios balazos y sobreviví a la famosa contienda.

Peter rio con entusiasmo.

-Nunca me contaste que estuviste en Gettysburg, Logan. Yo estudié eso en la escuela cuando vivía en Estados Unidos pero tú, ¡wow! ¡Tú estuviste allí!

-Algún día te lo contaré todo, mocoso – se acercó y le palmeó el hombro -. Pero hoy no porque es tu cumpleaños y hay más regalos.

-¡Qué!

-Dije que hay más regalos – replicó Logan y lo empujó con suavidad hacia la cocina -. Tenemos licuado y te compré varios dulces.

Peter rio con sus hoyuelos. Ya había comido suficientes dulces con sus amigos y sabía que le esperarían ricos postres con su padre y Charles, pero que Logan lo consintiese lo hacía más feliz que nadie. En ese cumpleaños, el muchacho comprobó su capacidad estomacal porque entre los pasteles, las golosinas y la comida, engulló como para una semana.

Siete días después terminó la escuela y aunque no salió en el cuadro de honor, Logan lo felicitó con orgullo. También su padre, Charles y Azazel, pero fue la felicitación de Howlett la que más le llegó por obvias razones.

Transcurrió el tiempo y Charles pasó el primer trimestre sin inconvenientes. Ya la barriguita comenzaba a notársele y Erik adoraba besársela. Escogían nombres de niños y niñas, también Peter participaba lanzando algunos extravagantes que Charles escribía en la lista.

Sean hizo un buen trabajo entrenando a los jóvenes y cuando los sintió listos, retomaron las misiones. Se trataba de visitas a mutantes alrededor del mundo que el telépata captaba que se encontraban angustiados para invitarlos a la isla. No participaban en actos violentos pero se habían adiestrado en defensa y ataque por si alguna vez debían hacerlo para proteger a algún mutante en peligro.

Una tarde, cuando Charles ya tenía cuatro meses de embarazo, Sean, Raven, Peter y Kurt fueron convocados en el sótano por una llamada de urgencia. Al llegar, Charles y Hank los esperaban serios.

-Me conecté a Cerebro y capté ondas de un mutante en problemas – explicó el telépata, mirando a cada uno intensamente -. Se trata de mi amigo Warren.

-¿Warren Worthington? – repitió Kurt, pasando saliva. No podía ruborizarse por el tono cerúleo de su tez pero se lo notaba nervioso.

Charles le asintió sin esconder su preocupación.

Hank se acercó al grupo con la hoja que indicaba las coordenadas.

-La señal proviene del Pentágono en Washington, Estados Unidos.

-¿Lo secuestraron? – quiso saber Kurt, muy preocupado -. ¿Él está bien, Charles?

-Solo noté que estaba perturbado pero no alcancé a comunicarme con él – contestó Charles e instintivamente, se acarició el vientre abultado. Por precaución trataba de no esforzarse en demasía por la criatura y por eso no había entrado en contacto con Warren.

Kurt pasó saliva y fue Peter el que distendió el ambiente.

-Vamos a tener que colarnos en el Pentágono – comentó, entusiasmado -. Eso es ilegal, ¿saben?

-Peter – le murmuró Sean por lo bajo -. Si enumeramos las cosas ilegales que hemos hecho antes. . .

-Sí, sí, sí – lo cortó Peter fastidiado -. Olvidé que eres ahora un adulto correcto, Sean.

-Tú también ya deberías serlo con dieciocho – remató Cassidy cortante.

Raven rodó los ojos y Hank se acomodó el puente de los lentes.

Charles decidió terminar la discusión por lo sano: impartiendo las órdenes.

-Con las coordenadas, Kurt los transportará hasta la habitación exacta del Pentágono donde se encuentra Warren. Kurt – miró al joven cerúleo -. Concéntrate porque entrarán en un área restringida de la que tendrán apenas segundos para escapar. Peter – observó al otro muchacho -. Necesitamos que con tu velocidad, liberes a Warren si está maniatado o lo alces, si estás débil.

-¿Está herido? – se asustó Kurt más aún.

-No lo sabemos – contestó el telépata. El joven asintió apesadumbrado -. Por eso deben actuar con rapidez. Sean, tú los acompañarás para protegerlos y tú, Raven, permanecerás aquí. Con la información que nos dé Warren, te necesitaremos más adelante para que te infiltres y consigas más datos.

Raven asintió. Reconocía la capacidad de liderazgo de su hermano y sabía que solo entorpecería en esta misión porque necesitaban las mutaciones ligadas a la velocidad y teletransportación, que tenían los jóvenes, y más adelante sería necesaria la suya.

Hank se acercó a Kurt para enseñarle las coordenadas. Charles le pidió a Sean, que conocía la máquina, que se la encendiera para que él, con el casco puesto, se comunicara con Warren y le avisara que la ayuda iba en camino. El telépata se calzó el dispositivo en la cabeza y se concentró. Demoró un par de segundos en contactar a su amigo.

Warren estaba angustiado. Se encontraba sentado en el extremo de una camilla dentro de una habitación estrecha. Tenía las muñecas y los tobillos esposados. De la tensión, sus alas habían salido y se sacudían por la ansiedad. Charles se disponía a hablarle directo en su cabeza cuando captó una mente poderosa junta a la de su amigo. La reconoció al instante.

-Emma Frost – murmuró entre sorprendido y angustiado.

Sean se había retirado para viajar con el grupo. Ahora era Hank el que estaba atento manejando el tablero y quiso apagarlo al oír el nombre, pero Charles se lo impidió con un gesto. Esa mujer era la culpable de que hubiera perdido a su primer hijo y aunque no tenía el sentimiento de venganza tan latente como Erik, quería hacérselas pagar de alguna forma.

Emma se disponía a entrar en la mente de Warren para manipularlo y enseguida sintió la intromisión de Charles. Sonrió, fría y cruel, al leer que el telépata había resultado tan afectado con su descarga antes de partir de Genosha que había perdido un embarazo incipiente. Se dio cuenta de que estaba otra vez encinta y le envió otra descarga. Pero el telépata bloqueó su mente como un escudo. Emma no se dio por vencida y concentró su atención en la energía que emanaba de su vientre. Allí había un feto con su cerebro en formación, frágil y desprotegido. Charles adivinó su intención y utilizó todo su poder en proteger a su hijo. Emma intentó dañar a la criatura pero el escudo de su padre se lo impidió.

El telépata usó su mutación para enviarle ahora una descarga a ella y Emma se echó hacia atrás, aturdida con el golpe. El esfuerzo fue demasiado para Charles y comenzó a perder sangre de la nariz mientras se desvanecía.

-¡Charles! – gritó Hank, mientras apagaba la máquina veloz. Raven corrió a socorrer a su hermano desesperada.

El grupo se teletransportó y regresó al instante porque con Emma todavía aturdida, fue fácil rescatarlo. Warren se sostenía del brazo de Sean, y casi cayó al regresar. Kurt lo atrapó antes de que azotara el suelo.

-Gracias – susurró Warren y Kurt y Peter lo ayudaron a ir hasta una silla a sentarse.

Mientras tanto Raven salió corriendo a buscar a Azazel. Hank le daba a Charles golpecitos en la cara y le pasaba un paño para limpiarle la sangre. El telépata parpadeó un par de veces pero no perdió el conocimiento.

-¿Qué ocurrió? – preguntó Sean preocupado, no solo porque la seguridad de Charles era su prioridad sino porque le tenía mucho afecto y su salud lo preocupa -. ¡Charles! ¿Qué tienes?

-Quiero acostarme – pidió Xavier a media voz.

Sean lo cargó en brazos y, con la ayuda de Hank, lo llevó hasta la camilla que no se encontraba lejos. Lo acostó boca arriba y Charles comenzó a respirar profundo para tranquilizarse. Hank se dispuso a medirle la presión sanguínea y controlar sus latidos. Estaba baja y los latidos se sentían estables.

Azazel se presentó de repente con un chasquido.

-¿Qué ocurrió, Charles?

-Tiene la presión baja y las pulsaciones son normales – informó Hank rápidamente.

Azazel se dispuso a atenderlo.

-¿El bebé está bien? – preguntó Charles cansino -. Lo noté que está fuerte pero. . .

El médico no le respondió porque justamente se disponía a palparle y a auscultarle el vientre. El telépata cerró los ojos y se concentró en sentir a la criatura. Tenía que comprobar que estuviera sana y salva. Lo que descubrió lo impactó pero no había tiempo de decir nada porque ya Azazel ordenó que lo dejaran descansar un momento y le dieran agua. También le tomó la temperatura.

Raven se presentó cuando Azazel daba las indicaciones y escuchó que Charles ni el feto corrieran peligro. Usó el teléfono del laboratorio para avisar a Erik.

Desde la silla, Warren observaba todo con los demás tan preocupados como él.

-Esto es mi culpa – suspiró, angustiado. Ahora no tenía la elegante arrogancia que solía transmitir -. Tuve que haber escuchado a mi padre.

...................

Erik entró como flecha disparada en el laboratorio. Vio a su hijo con Kurt y el fastidioso Warren, y enseguida reparó en la camilla con Charles yaciendo en ella.

-¿Qué pasó? – reclamó, demandante, y miraba ya a Hank y ya a Sean. Corrió hasta su esposo y lo estudió de pies a cabeza. Charles se veía pálido pero trataba de sonreírle. Lo tomó de las manos y se las besó -. ¿Qué sucedió aquí?

Hank sintió la necesidad de hablar antes de que la situación se desbordara. Se acomodó los anteojos y explicó, nervioso.

-Se trató de una misión para rescatar a Warren Worthington – la sola mención de ese nombre hizo que Magneto se pusiera lívido -. Charles quiso entrar en su mente para avisarle que la ayuda estaba en camino pero fue atacado – no sabía si mencionar a Emma o no -. Él se defendió y protegió al bebé, que está a salvo – aclaró rápidamente.

-Erik – intervino Azazel como profesional -. Charles está a salvo y la criatura fuera de peligro. No resultaron dañados pero Charles tiene que hacer reposo para recuperarse del esfuerzo. Ya lo revisé.

Erik necesitaba desahogarse con alguien y su mirada lapidaria se posó en Sean.

-¿No eres el encargado de la seguridad de mi esposo, Cassidy? – cuestionó, furioso -. ¿Dónde estabas? ¿Cómo permitiste que Charles se arriesgara de esa manera? El hijo que lleva es el heredero de Genosha, estás cometiendo traición al dejarlo indefenso. ¿Lo entiendes? ¡Estás cometiendo traición y esto es tu culpa!

-Erik – intervino Charles con la voz cansada. Se sentía débil pero tenía la necesidad de intervenir -. No culpes a Sean. Fui yo el que intentó comunicarse con Warren y defendí a nuestro hijo de Emma Frost.

-¿Emma Frost? – repitió Erik sin dar fe a lo que oía.

-Emma Frost se encontraba en el Pentágono torturando a Warren – aclaró Charles. Era el único que se atrevía a hablar porque los demás miraban a Magneto con respeto y cautela -. Yo no sabía que estaba ella allí hasta que quise comunicarme con Warren y percibí su mente. De inmediato recordé lo que esa mujer nos hizo y – bajó la cabeza, reparando recién en el riesgo que había tomado -. Perdón, Erik – suspiró, arrepentido -. Quise vengarme, no sé, enfrentarla por lo que le hizo a nuestro primer hijo y ella quiso atacarme, se dio cuenta de que yo estaba embarazado y trató de enviar una descarga al bebé – las manos de Erik entre las de su esposo sudaban de la rabia y desesperación. Charles juntó aire y agregó -. Yo protegí mi vientre con un campo mental y, luego, usé esa energía para golpearla mentalmente. La obligué a retroceder y la dejé aturdida y. . . Erik – alzó la mirada para enfrentarlo -. Perdón. No culpes a Sean porque fue mi culpa.

Erik sacudió la cabeza, visiblemente molesto, y le soltó las manos. Los esposos se miraron a los ojos sin parpadear.

-No puedo creerlo, Charles. La última persona que pensé que podría poner a nuestro hijo en peligro eras tú – contestó Magneto, lleno de furia, y se retiró del sótano dando un portazo.

Charles se cubrió la cara con las manos, acongojado. Raven le apoyó la mano sobre el hombro a modo de silencioso consuelo.

Hank se dirigió a Peter y a Kurt para que retiraran a Warren de allí. Sean los acompañó para dejar al telépata solo con su hermana y con su amigo.

Azazel indicó que volvieran a medirle la presión media hora más tarde y se despidió.

Cuando el médico se marchó, Charles abrazó a Raven y lloró por la tensión vivida, por el peligro al que había expuesto a su bebé y, especialmente, por decepcionar a Erik.

..............

Erik enfiló hacia su despacho hecho una furia. Por el camino ordenó a los guardias que se le cruzaron que llamaran al General Summers y al Consejero Howlett a su despacho. Era una mezcla de ira, decepción y venganza lo que sentía. La sola mención de Frost había sacado a flote el odio que la mutante le provocaba. En el fondo, muy en el fondo, entendía la reacción de Charles porque él tampoco hubiera dudado en atacarla si la tenía enfrente. Pero Charles, su Charles, estaba cuidando al hijo de ambos en su seno. El solo imaginar el daño que Emma podría haber llegado a hacerles lo desbordaba con pánico y más cólera.

Scott y Logan se presentaron enseguida. Magneto se dirigió a ellos sin rodeos y con la mirada encendida.

-Quiero que los dos se alisten para acompañarme ya mismo al Pentágono – ambos se mostraron confundidos -. Viajaremos a Washington para detener a Emma Frost. Logan, tú eres mi amigo y uno de los mejores guerreros que conozco, peleé a tu lado y sé de lo que eres capaz, Scott, tu preparación militar es la adecuada para esta empresa y eres la cabeza del ejército de Genosha. Por eso debes preparar un helicóptero militar de inmediato. Pon al piloto más veloz al mando. Los tres tenemos pases diplomáticos para entrar en los Estados Unidos. Nos dirigiremos directo al Pentágono e ingresaremos usando nuestras mutaciones. No importa si nos lo impiden, entraremos a la fuerza. Nos enfrentaremos a Frost y recurriremos a la violencia si la situación lo amerita. Pero es necesario que se la arreste enseguida bajo el cargo de atentar contra Charles Xavier Lehnsherr y mi heredero.

-¿Qué mierda estás diciendo, Erik? – cuestionó Howlett, pensando si no había perdido la cordura.

-Charles se encontró mentalmente con ella dentro del Pentágono en una misión para ayudar a Worthington– le explicó Magneto -. Se enfrentaron y ella lo atacó. Sabía que está embarazado y quiso lastimar a mi hijo. Afortunadamente Charles se defendió y. . .

-¿Emma Frost volvió a atacar a Charles? – interrumpió Logan sorprendido -. Esa hija de puta – masculló entre dientes -. Pero Charles está bien, ¿cierto?

Erik asintió.

-Charles se defendió y contraatacó. Ni él ni la criatura salieron lastimados.

El consejero y el general se aliviaron.

-Mira, Erik – apuntó Howlett con confianza -. Esa mujer se pasa de límites pero, ¿quieres que te acompañemos hasta el Pentágono, la sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que nos metamos a la fuerza para detenerla y trenzarnos en una lucha de ser necesario?

-Ahora mismo, amigo – contestó Magneto. Estaba pensando que tenía que hacer una parada en sus aposentos para recoger su casco y pedirles a Summers y a Wolverine que portaran también uno contra la telépata.

-Eso es imposible – rompió Scott el silencio.

Erik volteó hacia él.

Logan intervino.

-Es un disparate, Erik. Yo odio a Emma Frost pero viajar a otro país e invadir su sede de defensa para detenerla suena a una declaración de guerra.

Erik parpadeó furioso. No podía creer que uno de sus mejores amigos le diera la espalda y cuestionara sus órdenes.

Howlett trató de hacerlo entrar en razón.

-Eres el líder de Genosha, Erik, el representante de un estado libre y soberano. Viajarás a un país extranjero dentro de un helicóptero militar, acompañado de uno de tus consejeros y del general de esta isla, para infiltrarte en el Pentágono y arrestar a una mutante que ya ha sido desterrada de Genosha. A eso le añades que estás dispuesto a utilizar la violencia de ser necesario.

-Eso es lo que más me preocupa – opinó Scott -. Emma Frost se resistirá sin duda y habrá violencia. Lucharemos dentro del Pentágono. No puedo aceptar la misión.

-¡Se van los dos al demonio! – estalló Magneto y dio media vuelta para abandonar el despacho. Si no lo querían acompañar, él se marcharía solo, total su mutación le permitía volar gracias al magnetismo de la Tierra y tenía la capacidad para enfrentar a Emma y a cuanto militar se le cruzara.

-¿Quieres desatar una jodida guerra? – increpó Logan.

-No viajaré como el líder de Genosha sino como Erik Lehnsherr y la venganza es personal porque lastimó a mi familia.

-¡La mierda, Erik! – perdió Logan la paciencia -. Eres Erik Magnus Lehnsherr, líder y representante de Genosha, aquí y dónde sea.

-Tienes la responsabilidad de representar a la isla en todo momento – le recordó Scott -. No puedes viajar a modo personal porque tu persona representa a un estado y desatarías una guerra.

Magneto los mandó mentalmente al demonio y se dispuso a marcharse igual. Pero Logan lo tomó de los hombros. El gesto fue tan rápido e inesperado que su amigo no tuvo tiempo de reaccionar. Wolverine lo miró a los ojos con calma y paciencia.

-Erik, comprendo por qué estás furioso.

-No lo comprendes – trató Magneto de liberarse.

-Sí – enfatizó Logan y lo retuvo. Sintió que su esqueleto de adamantium vibraba levemente y se dio cuenta de que su amigo estaba tan tenso que no controlaba su mutación -. No – se corrigió -. Está bien, lo reconozco, no puedo comprenderte porque nunca tuve un hijo que hayan lastimado. Pero tienes que comprender tú que desde hace siete años no eres más Erik Lehnsherr sino Magneto. El líder de este estado que con tanto sacrificio nos costó construir. Sacrificio, Erik – repitió -. Tu posición te exige sacrificios constantes.

Sacrificio. El término calaba hondo en Magneto porque si había una palabra que describía su vida y su causa era esa. No todos los sacrificios había sido dolorosos, en especial, el matrimonio con Charles. Charles, que estaba en una camilla ahora después de haberse enfrentado a Emma Frost y arriesgarse él y a su hijo.

Logan y Scott notaron que Erik suavizaba su expresión. Se estaba aliviando.

El general añadió:

-Este no es el momento oportuno ni el Pentágono el lugar para arrestarla, pero lo haremos más adelante – prometió -. Además ella está desterrada de la isla y con su comportamiento perdió el apoyo de los mutantes de aquí.

Magneto se alejó de Logan y caminó hacia la ventana. Frost había activado su deseo de venganza. Sin embargo, se daba cuenta de a poco que lo que realmente lo había desbordado había sido la idea de que Charles y el bebé corrieran peligro. Era por su familia que reaccionaba de esta forma como cuando buscó vengar a su madre torturando y asesinando a Shaw, y persiguió a cada nazi del campo de concentración para cobrarles por sus padres. Debajo de esa faceta de líder justo y racional, Erik escondía su verdadero sentimiento: el amor incondicional hacia su familia y la venganza desbordada hacia los que osaban lastimarla.

-¿Cómo se encuentra Charles ahora? – preguntó Logan con genuina preocupación y también para desviarlo del tema de Emma.

-Él y la criatura se encuentran a salvo – respondió Erik fríamente -. Sigue en el sótano. Azazel lo atendió y me aseguró de que está fuera de peligro.

-¿Por qué no regresas con él? – sugirió el lobo con suavidad.

-Tengo que seguir trabajando – fue la gélida y tajante respuesta y se acercó a su escritorio para mostrar varias carpetas -. Regresen ustedes a sus funciones. El viaje al Pentágono queda cancelado.

-Erik – lo llamó Logan. Era evidente de que su amigo no se encontraba pasando por un buen momento.

-Regresen – ordenó Erik y se sentó detrás del escritorio.

Viendo que no había más por hacer, los dos asintieron y se retiraron. Scott no tenía las mejores relaciones con el lobo pero valoraba la forma en que había detenido y tranquilizado a Magneto. Ya en el pasillo se lo hizo saber.

-Conozco a Erik desde hace tiempo – contestó Logan -. Es temperamental, especialmente cuando se trata de las personas que ama.

-Parece que hay problemas de alcoba entre él y su esposo – comentó Scott a modo de cotilleo.

Howlett quedó de una pieza porque el general no era alguien que anduviera haciendo ese tipo de comentarios sobre los demás y, menos que menos, sobre el líder de Genosha. Pero no tuvo tiempo de replicar porque justo Azazel se les cruzó. Iba a ver a Erik en su despacho.

-Mejor no entres – le aconsejó el lobo -. Erik no está de buen humor y sabes a lo que me refiero – los dos amigos conocían el carácter de Magneto y Azazel comprendió que seguía furioso -. ¿Qué pasó en el laboratorio con Charles?

Azazel hizo un ademán para despedir a Summers, que se disponía a regresar a su trabajo, y decidió acompañar a Howlett a un lugar apartado para platicar.

...............

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