Sweet Killer::KV

By LynnByoon

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Todo el mundo ve lo que aparentas ser, pocos exprimentan lo que realmente eres. » KookV [Tae!bottom] » Histor... More

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Segunda Temporada
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Bloody Valentine
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What If...
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40 : Final
Epílogo

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By LynnByoon

—¿Quien es ese?– preguntó Seokjin cuando vio llegar a Yoongi arrastrando a un joven chico directo a la sala de interrogación.

—Park Jimin– respondió uno de los agentes, alzando la mirada para ver la escena —resulta que no estaba muerto, estaba con Jeon Jungkook y al parecer es su aliado–.

Seokjin sintió un estremecimiento agudo por todo el cuerpo mientras veía el rostro serio de Yoongi antes de que desapareciera al cerrar la puerta de la sala. Tuvo un mal presentimiento.

Si Jimin estaba con Jungkook eso significaba que sabía que Taehyung estaba desaparecido y que le había pedido asesinar a Yoongi a cambio de liberarlo. Min era listo, seguramente ataría cabos y Seokjin nunca había sido una blanca paloma. Debía averiguar qué tanto sabía ese tal Park Jimin de todo el asunto. Por suerte no tuvo que esperar mucho.

Apenas minutos después de entrar, Yoongi salió de nuevo apresuradamente. Se detuvo a dar indicaciones a Hansol y siguió andando, parecía sinceramente enfadado cuando entró al sanitario. Seokjin aprovechó y caminó discretamente hasta la sala de interrogación. Hansol lo vio y lo detuvo con duda.

—Señor, el agente Min me pidió que no dejara entrar a nadie– murmuró el joven policía.

Seokjin enarcó una ceja.

—¿Si sabes quien soy?–.

Hansol asintió.

—Aún así, debo obedecer al agente Min– insistió Hansol, agachando la mirada.

—Ah, ya veo– Seokjin soltó una risita —dame tu placa, estás despedido–.

Hansol abrió los ojos con asombro. Seokjin extendió la mano hacia él esperando a que lo obedeciera.

—¿Qué esperas? Soy el superior aquí y acabo de despedirte, entrega tu placa y lárgate de ésta comisaría–.

Hansol se movió muy lentamente entregando la placa que lo identificaba como oficial de policía. Seokjin se la arrebató de la mano y apuntó a la salida. El chico tenía los ojos llenos de lágrimas cuando dio la vuelta y caminó directo al lugar señalado. Seokjin lanzó una mirada al sanitario antes de empujar la puerta de la sala de interrogaciones y pasar al interior.

Jimin alzó la mirada y observó al recién llegado con ojo evaluador. Seokjin le sonrió amigablemente y el menor decidió que no confiaba en él.

—Park Jimin ¿cierto?– Seokjin caminó hasta la silla en donde el chico permanecía sentado —no tengo mucho tiempo, sólo vengo a darte una oportunidad–.

Jimin frunció el ceño.

—¿De qué?–.

—De salir de aquí– Seokjin le pasó una mano por la cabellera, Jimin se apartó —Yoongi no puede retenerte, eres una víctima, puedes decir que Jeon te obligó a todo, que te amenazó con hacerle daño a tu familia. Dejáme ayudarte, si le llamó a la policía de Seúl ellos pueden pedir tu custodía y nosotros no tendríamos nada que hacer contigo, puedo ponerme en contacto con tus padres– ofreció.

—Parece muy interesado en hacer que desaparezca– Jimin ladeó la cabeza.

—Simplemente quiero ayudarte– insistió el otro con una sonrisa para nada agradable —sé que eres un chico listo y tomarás la opción correcta–.

¿Podría ser que ese era el tipo al que Jimin y Jungkook buscaban?

—¿Y cuál es la opción correcta según usted? ¿Ir de una comisaría de pueblo a otra de ciudad? Yo estaba con Taehyung y Jungkook porque quería. Me sentenciarán de todos modos, intenté asesinar a un oficial y a varios guardias de seguridad, dudo que haya mucho que pueda hacer por mí–.

—Puedes halegar desequilibrio mental, eso siempre funciona– ahora la voz de Seokjin era áspera.

Jimin asintió con un cabeceo sintiendo que llegaba a alguna parte.

—Usted tiene a Taehyung ¿verdad?–.

Seokjin borró la sonrisa que había mantenido en sus labios.

—Jeon no debió involucrarte en ésto, sólo le pedí una cosa y no la pudo cumplir– rodó los ojos.

—Yo lo haré– ofreció Jimin —mataré a Min Yoongi, justo ahora. Sólo debe darme un arma y en cuanto entre lo acabaré–.

Seokjin soltó una carcajada.

—Lo siento, pero no hago trato con secundarios– negó —debiste haber elegido la opción que te dí– dijo antes de salir de la sala de interrogaciones.

Jimin se removió incómodo en la silla, ya sabía quien era el tipo pero no había escuchado su nombre y por lo que había dicho resultaba evidente que pensaba eliminarlo por la mala. Debía moverse rápido.

Cuando la puerta se abrió y Yoongi pasó al interior su rostro no reflejaba nada bueno.

—¿Pasó algo mientras no estaba?– quiso saber el agente.

—Nada– negó Jimin con total naturalidad —¿puedo hacer mi llamada?–.

Yoongi frunció el ceño.

—No–.

—Entonces ¿puedo ir al baño?–.

—No–.

—¡Eso es abuso de poder!– chilló.

Yoongi dio la vuelta y volvió a salir de la sala. Jimin se apresuró a actuar rápidamente retirando sus zapatillas deportivas. Con las manos esposadas logró quitar el forro interior de la plantilla y sacar las bolsitas y pequeños tubos llenos de químicos que se había guardado. Todo era parte del plan, debía mantener a Yoongi lo más lejos posible de él el tiempo suficiente como para que no sospechara. Yoongi era listo pero carecía de paciencia cuando se trataba de lidiar con personas como Jimin lo cual era algo bueno.

Revolvió algunos polvos y líquidos con los que había rellenado los tubos de plástico diminutos y lo guardó en su bolsillo. Dividió más químicos en pequeñas cápsulas y las ocultó igualmente en los bolsillos de su chaqueta. Se colocó las zapatillas deportivas de regreso y esperó a que Yoongi volviera. Casi media hora después el susodicho apareció pero no parecía nada feliz.

—¡¿Quién habló contigo mientras no estuve?!– exigió saber.

—¿Por qué? ¿Qué pasa?–.

—Tus padres vienen para acá– rugió Yoongi.

Joder. Le iban a pedir un abogado y si lo hacian entonces el plan se iría a la mierda. Seguro había sido ese tipo de antes.

—¡Oiga necesito ir al baño no me siento bien!– siguió molestando a Yoongi —¡por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor...!– el agente salió de la sala azotando la puerta e ignorándolo de nuevo.

Jimin rodó los ojos sintiéndose ligeramente molesto por la actitud del idiota, sobre todo porque estaba acostumbrado a ser un chico mimado al que todo mundo quería o al menos fingían querer. Ser ignorado era un golpe duro a su ego.

Tratando de alejar el sentimiento, decidió que era el momento. Sacó una de las cápsulas que había guardado y como pudo, vació el polvo en el interior de la estrecha cerradura de las esposas. Luego sacó otra pequeña cápsula con agua y la vació también. De pronto el polvo empezó a reaccionar echando chispas hasta que la cerradura se oxidó y explotó. Jimin se deshizo de las ataduras metálicas y se puso en pie para abrir sólo un poco la puerta de la sala de interrogación.

Al parecer ya no tenía a nadie vigilando la puerta lo cual le levantó sospechas. Afuera todo era un caos de teléfonos sonando, voces hablando, el sonido de pasos, olor a café. Se sintió mareado.

—Listo– murmuró, dándose valor.

No mentiría, estaba inseguro y nervioso. Si era atrapado de nuevo, no podría ponerse en contacto con Jungkook, no podrían salvar a Taehyung a tiempo y él no recibiría una golpiza de agradecimiento cuando el pelirrojo estuviera con ellos lo cual era triste. Jimin quería ser lastimado por Taehyung.

Suspirando, abrió un poco más la puerta, apenas lo suficiente como para poder sacar la mano, agitó con fuerza una de las diminutas capsulas que llevaba y la arrojó tan rápido como pudo. Casi al intante hubo un estallido y el humo se alzó al techo llegando a los dispersores contra incendios. Jimin tomó otra cápsula más y lo hizo de nuevo, más humo cubrió el corredor y de pronto caía agua de cada uno de los dispersores.

Aprovechó la confusión para abrir la puerta y salir corriendo mientras los agentes de policía se alertaban creyendo estar bajo ataque. Jimin empezó a arrojar aquellos pequeños explosivos a su paso por todos lados las cuales estallaban apenas agitarlos un poco.

Jimin observó a Yoongi en medio del caos... Sus ojos se encontraron.

—Mierda– masculló antes de alcanzar la alarma contra incendios cerca del corredor y hacerla sonar para luego salir corriendo de nuevo.

—¡Alto ahí, Park!– rugió el otro, yendo tras de él.

Lo que le siguió fue una carrera por los pasillos abarrotados mientras todo mundo intentaba evacuar el edificio creyendo que se estaba incendiando. Yoongi estaba furioso, nunca en toda su vida había sentido tanta necesidad de asesinar y follar a alguien al mismo tiempo. Park Jimin sólo estaba jugando con él, lo notó desde un principio, el chico no tenía nada de inocente, simplemente le gustaba fingir ese lado infantil y estúpido. No sabía si había sido así toda su vida o si lo había aprendido de Kim y Jeon, lo que si sabía es que iba a terminar matandolo. Ni siquiera sabía cómo podía seguir corriendo si le había disparado, él apenas podía caminar con las jodidas quemaduras.

¿Estaría drogado? Sus ojos siguieron el cuerpo de Jimin hasta llegar a la zona de bodegas en donde almacenaban los archivos. Yoongi sabía que ahí no había nada excepto papeles y cajas, Jimin estaba acorralándose a si mismo entre más avanzaba.

El agua dejo de caer de los dispersores pero el sonido de la alarma contra incendios seguía sonando. Jimin giró hacia una de las habitaciones que se usaban de archivero, Yoongi lo siguió, dando vuelta sin pensarlo y de pronto un golpe directo al rostro lo hizo caer de espaldas, aturdido.

Jeon Jungkook estaba ahí con el brazo herido vendado, y aún así la sangre se filtraba a través de lo que usaba para cubrirse la carne que sin duda debía estarse cayendo a pedazos. Llevaba un arma en la mano sana y lo apuntaba directo a la frente. Jimin estaba a su lado revisando que no hubiera nadie cerca antes de tomar una bolsa que Jungkook llevaba. Los ojos de Yoongi se abrieron cuando el mocoso sacó un explosivo.

—Aún no lo mates– pidió Jimin, acomodando algunas cosas del dispositivo —no sé el nombre del tipo que se llevó a TaeTae–.

—¡Creí que ya lo sabías!– rugió Jungkook —¡tira tu arma!– ordenó a Yoongi.

El detective obedeció para luego alzar las manos.

—¿Cómo entraste?– quiso saber.

—Vigilan muy bien todo el edificio pero les hace falta seguridad en la parte de descarga de atrás– Jimin fue quien respondió —sin contar con que dejan entrar a cualquiera que lleve uniforme del correo–.

Fue hasta ese momento que Yoongi notó la camisa de Jungkook, la cual tenía el logotipo de la empresa de correos.

—El tipo que se acercó a mi era castaño oscuro, labios gruesos, espalda ancha...–

—Kim Seokjin– interrumpió Yoongi —es mi jefe ¿les pidió que me asesinaran?–.

Ninguno de los otros dos respondió. Jimin acomodó el explosivo y puso una cuenta regresiva de cinco minutos.

—¡Alto!– Yoongi intentó llegar a él pero Jungkook lo detuvo, colocando el cañón del arma entre ceja y ceja —volar el edificio no es necesario–.

—Nop, pero es divertido– asintió Jimin con una sonrisa.

Yoongi intercambió una mirada con Jungkook.

—¿Cómo haces para conseguir chicos así de locos?– le preguntó con seriedad.

El pelinegro se encogió de hombros, sus púpilas estaban dilatadas así que Yoongi imaginó que había tomado mucho medicamento para mantener el dolor que sentía en el brazo bajo control.

—Acabarán mal, pueden asesinarme pero Seokjin no les entregará a Kim, lo más seguro es que ya no esté vivo siquiera– habló con seriedad, viendo como los minutos se consumían en el reloj de la bomba. —Les ofrezco un trato–.

—No confío en policías– negó Jungkook.

—Espera, déjalo hablar– intervino Jimin con curiosidad —¿qué tienes para ofrecer?–.

Jungkook no parecía dispuesto pero no dijo nada cuando Yoongi se relajó un poco y bajó las manos para tomar aliento. Su cabello estaba húmedo y aún sentía dolor en sus heridas pero no pensaba dejar que ese trío de idiotas se saliera con la suya. Debía ser más inteligente que ellos... O al menos más inteligente que Jimin.

—En primera, desactiva esa cosa– apuntó al explosivo —¿al pelirrojo le gusta hacer cosas excéntricas para llamar la atención?–.

—Por supuesto– asintió Jimin de inmediato a la pregunta.

—Siempre– convinó Jungkook.

Yoongi asintió.

—Creo saber donde está– dijo —hubo un extraño incidente hace quince minutos cerca del centro de la ciudad, todo un edificio colapsó y algo me dice que fue tu chico envíando una señal–.

Jungkook y Jimin se lanzaron miradas. El reloj de la bomba llegaba peligrosamente a los dos minutos.

—Quiere que lo encontremos– murmuró Jungkook.

—No, la señal no era para ustedes– negó Yoongi —la señal era para Seokjin, creo que quiere matarlo antes de que te asesine a tí–.

Jungkook parecía confundido pero Jimin no, de hecho las cosas empezaban a tener algo de sentido. La desaparición de Tae, la petición de ese tal Seokjin, la amenaza que le había hecho a él. Seokjin parecía demasiado interesado en mantenerlos en conflicto todo el tiempo y la razón empezaba a ser un poco obvia; los quería a los tres muertos y ahora probablemente a Jimin también. Pero ¿por qué?

—Hay que asesinar a ese tipo– decidió.

Yoongi frunció el ceño y desvió la mirada al explosivo al que sólo le quedaba menos de un minuto.

—Seguro Taehyung tiene un plan– dijo Jungkook —y seguro no es uno muy inteligente–.

—Yo tengo otro– asintió Jimin cuya mente trabajaba rápidamente en lo próximo que haría —debemos llevarlo con nosotros– apuntó a Yoongi. —Pero debe estar vivo–.

Jungkook estaba a punto de negarse cuando el otro interrumpió.

—Confía en mí–.

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