Stay.

By LaDeLaSudadera

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Natalia es una chica de 19 años con una vida normal, a veces aburrida. Bastante reservada, reafirma su aparie... More

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Epilogo
AVISO
IMPORTANTE
Ramé

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By LaDeLaSudadera

Pov Natalia.

Llevaba cuatro días sin salir de casa. Me limitaba a llorar, fumar, dormir y a veces comía. Uno por uno me habían preguntado que me pasaba, que porque no hablaba por el grupo o no iba a las quedadas. Sabela y Marta dijeron que estaba mala, al igual que yo, cuando me llamaban uno a uno les repetía lo mismo. -Tengo un resfriado de la hostia- Supongo que ninguno se creyó nada. Marta había venido ayer un rato. Me contó que Alba parecía otra. Siempre estaba seria, no entraba en ninguna conversación que el grupo tenía y de normal se iba antes a casa que el resto. Le dije que no me contara nada más, porque no quería saber nada de ella. Hoy jueves, habían quedado en ir al bar de la esquina a tomar algo. Ya estaba un poco agobiada de estar en casa así que dije por el grupo que también iría. Sabela me pregunto por privado si estaba segura. No lo estaba, pero no podía esconderme para siempre.

Acabe de ducharme y salí de casa. Marta me esperaba bajo para ir juntas.

-¿Como estas?- me pregunto al abrazarme.
-He estado mejor.- dije sonriendo de lado.
-Si en cualquier momento quieres salir de ahí, solo dímelo, ¿vale?- me dijo preocupada.
-Tranquila Marta, creo que podré.- intente calmarla.

Asintió no muy segura y nos dirigimos al bar.

Solo faltábamos nosotras por llegar así que, ella ya estaba allí. Me propuse no mirarla. Os lo juro que no quería hacerlo, pero lo hice. Fue un segundo. Al abrir la puerta, ella estaba de frente a esta en la mesa.

Solo un segundo me bastó para darme cuenta del mal aspecto que tenía. Su mirada estaba apagada, tenía ojeras y pude ver a la perfección que llevaba el colgante puesto, por fuera. Ahí me di cuenta de que mi aspecto no estaría muy atrás. No me había forzado en maquillarme para disimularlo. Mi mano aún seguía mal. Tenía el dorso morado y los nudillos con costras.

-¿Pero que ven mis ojos?- gritó Miki al verme.- Lo más bonito de toda Madrid.- me puse a reír.
-No será para tanto.- le conteste.
-Me decía a mi, tía, no te flipes.- dijo Marta provocándonos risa a todos.

Nos sentamos en la mesa con el resto. Alba estaba a la otra punta de la mesa, pero sentía su mirada fija en mi. Yo miraba a quien hablaba en cada momento, aunque no miraba si alguien estaba cerca de ella. Demasiada tentación.

-¿Otra ronda?- pregunto Carlos.
-¿Lo dudas?- dijo María.

Otra ronda llegó y con ella, dos mas. Estaba muy agusto. Necesitaba esto. Reírme. Porque me reí mucho. Tenía suerte de tener a personas así en mi vida.

-¿Tu vienes?- me pregunto Sabela, sacándome de mis pensamientos.
-¿Que?- le dije volviendo en si.
-Que ahora vamos al piso. Que si tú vienes.- me repitió.

Dude un momento en que decirle. Pero, ¿porque no ir? Estando todos no tenia porque estar incomoda por su presencia. Ahora estábamos todos y no lo estaba, así que le conteste.

-Claro.- dije tranquila.

Pagamos las cervezas entre todos y nos dirigimos al piso. Alba andaba sola a un lado de la acera, mirando al suelo y escondiendo media cara en su chaqueta. Hasta que Maria se acercó a ella zarandeándola un poco intentando animarla. Por otro lado, Marta estaba a mi lado, haciendo justo lo mismo. A diferencia de Alba, yo no quería mostrar estar mal, así que Marta no tuvo mucho trabajo.

Llegamos al piso y joder, mi estomago dio un vuelco. Su puto olor me pego de pleno. ¿Puede un olor doler? Ya os digo yo que si. Disimule mi mal estar momentáneo y entre. Todos nos acoplamos por el salón. Me senté en la alfombra del suelo con Marta y Noelia a mis lados. Damion tenía su guitarra y se puso a tocar cantando una canción de Ed Sheeran. El cabron lo hacía tan bonito, que todos nos emocionamos, cada uno con su propia circunstancia. Evite mirar a Alba, que sabía que lloraba porque conocía sus sollozos. Maria fue la que nos sacó de la depresión.

-Venga coño- dijo limpiándose las lágrimas que tenía.- Vamos a animarnos un poco o más de la mitad nos tiraremos por la terraza.- todos reímos por su comentario, pero le dimos la razón.

-¿Queréis beber algo?- pregunto Joan.

Todos quisieron cerveza, pero yo no. En el bar ya me achispe bastante y más alcohol no ayudaría. Salí a la terraza a fumar mientras el resto iban a por sus cervezas. Hacia bastante frío, pero necesitaba fumar. Oí la puerta de la terraza abrirse y se me corto la respiración, pero suspire aliviada al ver que era Noelia la que se ponía a mi lado.

-Por lo que veo el sábado no fue bien.- dijo mirando al frente como lo hacía yo.
-Ves bien.- le conteste.
-Se que no me vas a contar que paso-giró su cabeza hacia a mi.- Pero sabes que estoy para lo que necesites ¿vale?- acaricio mi espalda.- estaba bastante preocupada. A demás no tenia con quien chismear sobre Mari y Marta.- me hizo sonreír.
-Esas dos son la una para la otra.- dije dándole otra calada.
-Totalmente de acuerdo. Ahora ya ni disimulan.- dijo riendose.
-No tienen porque- mire atraves de la cristalera viéndolas a las dos en el sofa riendose mirándose.- Solo hay que verlas para entenderlo todo.- ella miro donde yo estaba mirando y sonrió.
-Envidia sana.- dijo mirando de nuevo al frente.
-¿Vamos?- le pregunte tirando el cigarro.

Entramos dentro y fui a la cocina a beber. Solo agua. Tenía mucha sed. Al salir Sabela me dijo si podía traer el cojín grande de su habitación para ponerlo de respaldo. Me dirigí al pasillo y al girar choque con Alba.

La había ignorado tanto, que no me había dado cuenta de que no estaba en el salón. Nuestros ojos conectaron por un momento. Ella me miraba fijamente, con la mirada triste. Yo reaccioné rápido y pase por su lado hacia la habitación. No la quería cerca.

Después del pequeño encuentro, yo seguí con lo mío. Haciendo lo mismo que hice desde que entré en el bar, pasándomelo bien, dentro de lo que se podía. Por el contrario, Alba se había sentado en el sillón individual y no se movió ni habló en todo el rato.

Eran ya las 2:10, así que me quería ir ya. Esto poco a poco se había convertido en una pequeña fiesta y yo no estaba de humor para fiestas, aun así me lo pasé bien.

-Bueno gente, una que se va.- dije levantándome del suelo.
-No Naaaaat- dijo Marta tirada en el sofa claramente borracha. Nos reímos todos al oirla.

Después de varios intentos por convencerme, pude salir del piso. Nada mas salir del portal me encendí un cigarro y pude respirar. Le pegue una calada y empecé a andar.

-Natalia.- llamo una voz detrás de mi.

No podía ser. Pare en seco. Sabia de quien se trababa y no me veía preparada para afrontarlo. Volví a caminar.

-Espera porfavor.- dijo cogiendo mi brazo para que me girara.

Nada mas sentir su mano en mi, moví el brazo bruscamente para que la quitara.

-No me toques.- dije volviendo a caminar.
-Hablemos un momento.- dijo poniéndose delante de mí impidiéndome seguir.

Me negué a mirarla. Miraba hacia un lado. Sople fuerte soltando todo el aire contenido. Me hice a un lado para seguir, pero volvió a ponerse enfrente.

-Solo un momento.- mire sus ojos por primera vez.- No te voy a pedir nada mas.- se le veía nerviosa.
-Déjame tranquila. No quiero saber nada de lo que me quieras decir.- dije intentando reanudar mi marcha, claramente sin éxito.
-Porfavor Natalia.- sus ojos empezaron a aguarse.- No podemos seguir asi. Se que lo estas pasando mal y yo también. Hablemos las cosas e intentemos estar bien. No nos hagamos mas daño. No te estoy pidiendo ser las de antes, solo te pido hablar bien las cosas.- se le escaparon un par de lagrimas de sus ojos, pero yo seguía fría.
-No tienes derecho a pedirme nada. Aquella noche lo dejaste todo muy claro y no necesito que me expliques nada mas, y si por lo de esa noche lo estas pasando mal, pues te jodes. He perdido a gente más importante y he podido aguantarlo, en esta ocasión tu no vas a ser la excepción.- ella empezó a sollozar. Yo apretaba fuerte mis puños y mandibula para no romperme delante de ella. No se merecía verme llorar.
-Lo siento de verdad. Se que soy lo peor, pero necesito que entiendas porque te dije esas cosas, que no son verdad.-dijo secándose las lagrimas.
-Que no quiero explicaciones.- empezaba a cabrearme.- Quiero que desaparezcas de mi vista. No sabes el daño que me has echo, no quiero tenerte enfrente.- mi voz empezaba a quebrarse.
-Te lo dije.- rio amargamente.- Soy especialista en hacer daño a la gente que quiero.- me miro fijamente.
-¿A la gente que quieres?- Ahora reí yo, pero irónicamente.- Tu no tienes ni puta idea de lo que es querer.- camine rápidamente por su lado queriendo llegar ya al piso.

Me parecía increíble que tuviera el morro de decir eso. ¿Querer? No sabe lo que es eso. Volverla a tener delante no ayuda. Otra vez sus ojos, aunque ahora me miraban tristes, seguían siendo los más bonitos del mundo. Su respiración cerca de mi. Sus labios. Sus mejillas coloradas. Joder. Esto era un puto infierno.

Pov Alba.

Lo había intentado, pero como ya sabía, iba a pasar de mi. Apenas me miro a la cara, y no la culpo, yo me hubiese dado de hostias.

Nunca la había visto tan decaída. A pesar de que se pasó media noche riendo, su risa no era igual. Estaba triste, rota y era mi culpa. Seguramente rompió algo a golpes, su mano esta mal, al igual que las ojeras  bajo sus ojos. Esos ojos que antes me gritaban tantas cosas, ahora mismo solo me esquivaban y cuando conectaban con los míos solo veía rencor.

Pero no iba a rendirme. Me daba igual arrastrarme y que me rechazara mil veces. Necesitaba que escuchara lo que tenía que explicarle. Decirle toda la verdad. Contarle porque ahora mismo soy asi. Mis movidas en Elche, mi pasado, mis miedos y decirle todo lo que siento por ella. No iba a guardarme nada. Iba a vaciarme con ella y ya que no me quería escuchar, algo tenía que hacer para que lo supiera todo.

Iba a arreglar esto, costara lo que me costara.

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