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Pov Alba.

Todo lo que había pasado en las últimas horas me tenía cabreada. Fui yo la que le dije que no quería nada serio y que no se confundiera, pero que ella me dijera lo mismo no me hizo gracia. Luego la indiferencia de no mirarme, y ya para rematar la tontería que tenía con Noelia. Eso no había quien se lo creyese, pero me molestaba muchísimo. Estaba acostumbrada a que las cosas me fueran de otra manera y Natalia no parecía fácil de convencer como habían sido hasta ahora las personas con las que había estado.

Por ese motivo le acababa de soltar eso. Quería dejarle claro lo que quería y que ella me dijera lo mismo. Pero no hablo. Seguía mirándome intensamente, estábamos cerca, pero no decía nada. Sus ojos eran muy oscuros, podía ver el deseo y la sorpresa en ellos, pero su cara no mostraba nada.

-Ahora ya te he dicho lo que quiero.- me canse del silencio.- ¿Que quieres tu?- esperaba su respuesta.

Pero entro Maria a la terraza y dejamos de mirarnos para mirarla a ella, que entraba tambaleándose.

-Joder Mari, como vas- dije acercándome a ella.

Me abrazo escondiendo su cara en mi cuello.

-Se a ido con el, tia.- me dijo muy bajito para que solo la oyera yo.

Vi como Natalia pasaba por nuestro lado para salir. Sin decir nada. Nunca en mi vida me había sentido tan frustrada.

-Ya Mari, siéntate.- le dije ayudándola a sentarse en la silla de la terraza.
-La he cagado. Soy una tonta.- el estar borracha la ayudaba a que se sintiera peor con ella misma.
-No eres una tonta. Las dos sabemos que tu no estás echa para estar con nadie. ¿Que le podrías ofrecer para hacerla feliz? ¿Quedar un par de tardes para follar y el resto de la semana nada? Mari tu no eres de pelis ni de paseos románticos.- dije intentado que viera que ella poco podía hacer.
-Pero al menos intentarlo y ni eso he echo.- Ahí tenía razón, así que solamente la abraze.

Estuvimos un rato más hasta que se calmó y decidió irse a casa. Me pareció la mejor opción. Cuando entre Natalia estaba en el sofa con el movil. No podía entender que fuera capaz de pasar de mi de esa manera, si tenía claro que le gustaba no entendía porque hacía eso. Así que una vez más iba a hacer lo que no había echo en mi vida. Ir detrás de alguien.

-Estoy esperando una respuesta.- le dije sentándome a su lado.
-¿Tiene que ser ahora?- Me miro. En su mirada podía ver diversión. Por lo visto le gustaba tenerme así. Inexplicablemente a mi también me gustaba esto.
-Si quieres puedes hacerlo el mes que viene, pero lo suyo sería que lo hicieras ahora.- conteste sonriendo. Se acercó a mi oído y habló.
-¿Quieres que me ponga ahora entre tus piernas?- se separo lentamente mirándome a los ojos. Mi cara era de sorpresa porque no me esperaba ese comentario.- si quieres lo hago, pero...-dijo mirando a la gente que teníamos alrededor. 
-Natalia- dije mirándola fijamente. Este juego me estaba poniendo mucho.- no me calientes.
-¿Porque?- pregunto lentamente mirándome a la boca.

Me levante y me fui a la cocina. Como no dejará de mirarme así le arrancaba la ropa con la boca ahí mismo. Entre a la cocina y apoye mis manos en la encimera con la cabeza hacia bajo. Necesitaba relajarme, cosa que fue imposible porque de repente sentí el cuerpo de Natalia pegarse al mío.

-Lo que quiero es follarte y que me folles. Hasta que no podamos más.- me dijo susurrándome en la oreja. Se me erizo todo el cuerpo y noté como mi centro palpitaba.

Pegue mi culo contra ella haciendo fuerza. Ella puso sus manos en mi cadera y me pegaba más fuerte a ella. Sentía que iba a explotar. Empezó a besarme el cuello. Chupaba y mordía como quería y yo aguantaba mis ganas de gemir apretando mis labios entre sí.

Ella metió su mano por debajo de mi camiseta acariciando mi tripa. La arañó suavemente para luego girarme y quedar frente a ella. Me cogió por la nuca, pillo mi labio inferior entre sus dientes y tiro de el. Yo gruñí.

-Ahora te tengo marcada yo a ti.- dijo tocando mi cuello con su dedo.

Y después de eso se salió de la cocina tan tranquila.

Pov Natalia.

El alcohol me había ayudado a hacer eso. Su sinceridad en la terraza me había dejado sorprendida y como una cobarde salí corriendo cuando Maria entró. Pero tenía claro que así no podía seguir y por lo visto Sabela tenía razón. Esta era la manera de que Alba no se apoderara de mi. Fuera de eso ahora ya me la quería follar igual, pasara lo que pasara después, eso tenía que vivirlo.

Salí de la cocina con un calenton importante pero con una sonrisa de oreja a oreja por como había dejado a Alba. Me volví a sentar en el sofa y me puse a hablar con Sabela. Ella me miraba sonriente, sabía que algo había pasado para que yo estuviera aquí.

-Bueno yo me voy.- comuniqué a los pocos que quedaban.
-Mañana hablamos- Me dijo Sabela sonriendo. Asentí y me dirigí a la puerta. Cuando iba a abrir Alba habló detrás de mi.
-Espera.- Me dijo caminando hacia ami.
-¿Que?- le dije mirándola por encima del hombro.

Me cogió del brazo y me giró. Puso sus manos en mi nuca y tiro de mi contra su boca. Nos besamos lentamente, con nuestras lenguas tocandose. Yo la cogí de la cintura y la pegue más a mi. El beso paró, me dio otro más corto y se separó.

-Ya te puedes ir.- Me dijo sonriendo.
-Hasta mañana rubia.- le devolví la sonrisa y salí del piso.

Acababa de llegar a casa y mi corazón seguía acelerado. Ese beso había sido diferente a los demás. No había sido desesperado, sino calmado, disfrutando del contacto. Así lo quería todo con ella.

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Pov Alba.

En media hora empezaba a trabajar. Habia hablado con el dueño que hoy sería más que nada explicarme como iba todo. Era un café-bar muy tranquilo. Me dijo que cuando más se llenaba era el sábado noche, pero que no era muy duro. Así que estaba tranquila aunque primero quería comprobarlo yo.

Me explico como iban los cambios de barril, como iba la cafetera y que cajas tenía que coger para recargar las cámaras. De momento todo me parecía sencillo.

Ya llevaba tres horas trabajando y estaba agusto. Mi compañero era muy sociable así que me lo hacía más fácil. En un descanso había leído por el grupo que vendrían a tomarse algo y a ver cómo iba. Estaba más nerviosa porque iban a venir ellos que por ser mi primer día de trabajo.

Eran las 9 y todos aparecieron por la puerta. Sonrientes me saludaron todos. Yo sin poder evitarlo me puse muy roja. Les sonreí a todos mientras les decía en qué mesa podían sentarse. Cuando fui a pedirles nota me fijé en Natalia que me miraba sonriente. Estaba preciosa. Cuando acabe de tomarles nota me dirigí a la barra a por las cervezas. Maria me siguió.

-Esta de moda eso de llevar pañuelos ¿no?- me dijo riendose de mi.
-Anda callate.- le dije abriendo los botellines y poniéndolos en la bandeja.

Me quedaba media hora para acabar. Estaba acabando de recargar las neveras. Estos seguían a su rollo. Cuando podía me acercaba a ellos y hablábamos algo rápido hasta que me necesitan y tenía que irme. Ahora ya no me quedaba nada.

-¿Como a ido el primer día?- sonreí al oír su voz. Levante la vista y la vi apoyada en la barra con los brazos cruzados.
-Me lo imaginaba peor.- le dije acercándome a donde estaba ella y quedando frente a frente.
-¿Quieres venirte cuando acabes a mi casa?- me sorprendí muchísimo.
-¿Lo dices enserio?- le dije aun sorprendida. Ella me miraba fijamente.
-Si.- se acercó un poco más.- Ya sabes lo que quiero. Te lo dije ayer.- Me miro la boca y se relamió los labios.

Me dijo que lo que ella quería era follarme y que la follara, y no iba a ser yo la que le dijera que no.

-En media hora acabo.- le dije acercándome un poco más.- Espérame.

Me sonrió pícaramente y se volvió a la mesa.

Pensar en lo que seguramente fuera a pasar después me hacía tener escalofríos por todo el cuerpo. Tenía la necesidad de tocarla ya. Me moría de ganas por hacerla correrse y que gritara mi nombre.

Esta media hora se me iba a hacer eterna.

Stay.Where stories live. Discover now