Capítulo 71.
Narra Pavon.
Volví a mi departamento con toda la frustración del mundo. Dicen que la recuperación no es muy larga pero que al partido de vuelta por la Libertadores no voy a llegar. Excelente. Estoy lesionado y solo. Extraño a mi familia, a mis amigos, extraño a mi gente. Extraño que el hincha me quiera en la cancha. Extraño todo lo que era antes del Mundial. Y lo más grave de todo: lo extraño a él. 18 de octubre. Esa fecha quedó grabada en mi memoria. Lo miré antes de despedirnos. Lo miré muchas veces, mucho tiempo, pensando si realmente vale la pena. Decidí seguir mi instinto por una vez y no decirle nada sobre lo que me enteré. Después de haber escuchado las palabras de Maxi no tuve el tiempo para procesarlo. Solamente disfruté lo que nos quedó. Como estábamos muy cansados aprovechamos para acostarnos en el sillón a hacer una mini siesta en medio de la mañana. Él se durmió bastante rápido, lo veía con una expresión de tranquilidad que me reconfortaba mucho. Por mi parte yo maquiné mucho. Puse en la balanza muchas cosas. No voy a mentirme, lo que Maxi dijo sobre Paulo y el Mudo fué el detonante de todos estos pensamientos. Por un lado se lo agradezco. La distancia, el cuando nos vamos a volver a ver, mi desempeño. Su desempeño. Todo tiene que ver con todo. Suspiré y me hice un tiempo. De verdad vale la pena seguir bien? O ya es tiempo de pensar en frío y actuar como corresponde? Después de todo, viajé al otro lado del mundo sin avisar a mi familia. No estoy cruzando los límites? Ahora entiendo a lo que Paulo se refería. Y todavía faltan cosas por vivir, distancias que vivir, días sin estar juntos por vivir y no sé si pueda aguantar otra despedida con promesa de reencuentro. Porque esta vez no sé si va a existir de verdad ese reencuentro. Pensé mil veces antes de decidirme. Me levanté a sellar lo que hace mucho venía procesando y recién terminaba de aceptar. Caminé hasta un escritorio en busca de algo donde plasmar lo que me pasaba. Después de desahogarme, fuí hasta su bolso y abrí uno de los bolsillos más chicos. La guardé ahí. Volví al sillón y me recosté de nuevo en su pecho. Lo besé mucho, lo abracé, susurré cosas que necesitaba decirle aunque no me escuche y duerma profundamente. Finalmente me dormí con el rostro húmedo, pegado a su pecho. Me grabé su aroma, porque para mi sonaba a mi despedida. Nuestra despedida. Pero despedida definitiva.
Narra Meza.
Alemania fue el último destino juntos, nos despedimos sintiéndonos algo distantes, quizás por nuestra separación inesperada o por nuestra vuelta aun latente entre nosotros. Sin embargo, pese a aquella sensación que me dejó el beso en la mejilla de parte de Nicolás al abandonar su departamento, me fui decidido. Él era el amor de mi vida y necesitaba hacérselo saber de la manera más honesta y transparente que tenía: pidiéndole casamiento. Era una decisión que había meditado durante un par de meses, pensé en lo que sucedería si me rechazaba, pero también en lo que pasaría con nosotros si aceptaba. Todo seguiría tal cual estaba, simplemente estaríamos casados y quizás algún día, cuando ya no seamos parte del ambiente deportivo, podamos blanquear nuestro amor. Hicimos llamadas rutinarias tal cual hacíamos hace dos años, hablamos, pero no tanto como solíamos. Sentía que había algo sin resolver entre nosotros y a pesar de mi insistencia, no pude saber qué sucedía, aunque no parecía que fuera algo raro puesto que no le impidió a Nico tener algunos momentos de romanticismo como siempre. Finalmente la última gira llegó, nuevamente fui convocado y esperaba con ansias reencontrarme con mi pareja, y ya que era en Argentina fuí el primero en arribar al hotel. Me acomodé a gusto, elegí la cama qué quería y me hice dueño por 24 horas de la habitación, hasta que llegó Nico.
En el momento en el que ingresó al hotel, yo estaba picando algo a escondidas, ni siquiera había visto a Paulo puesto que no había llegado, y ansiaba volver a verlo, teníamos mucho de qué hablar.
Hola, bebé -susurró mi novio en mi oído al momento de abrazarme cuando me vió-
Sonreí pensando en lo que nos esperaba cuando estuviéramos solos.
Hola mi amor -respondí de igual manera-
Después de dejar las valijas en nuestra habitación, bajó y se sentó en la misma mesa que yo junto a otros compañeros. Charlamos entre todos, nos reímos y tomamos unos mates. Una hora después de la llegada de Nico, divisé a Caro ingresando y encontrándose con él, no me vio por lo que no pude saludarla. Sonreí porque ella había podido venir a visitar a su familia y también ayudaba a Nico, tanto o incluso más que yo. Tras unos mensajes en su celular, mi pareja abandonó la mesa yendo en busca de Caro, supuse y me dio una mirada nerviosa, aquello me dejó pensando por aproximadamente media hora. Me excusé alegando que iba a ir a bañarme y dejé a los chicos charlando, caminé hasta el lugar donde vi a Nico desaparecer y al ver la puerta entreabierta me detuve, intentado escuchar si eran ellos o me había equivocado.
No Nicolás! Me prometiste que no ibas a decirle a Maxi lo que pasó! -chilló Caro, sentándose en un sillón con pesadez-
Fruncí el ceño al escuchar mi nombre metido en su discusión y decidí quedarme allí a escuchar.
Ya no puedo mentirle más! Tengo que decirle lo que pasó -dijo Nicolás con una notoria angustia en su voz-
Qué vas a lograr con eso? Te va a odiar, me va a odiar -agregó ella cubriéndose el rostro con sus manos- No lo amás? Amar es cuidar, proteger... Bueno, cuidalo de ésto! Ahorrale el dolor -Caro parecía insistente-
Y yo? Justamente porque lo amo voy a ir de frente, es lo mejor que tengo -expresó Nico-
Sus palabras me hacían sonreír pero tenía una mala sensación internamente. Algo me decía que las cosas no andaban bien.
Después de ésto no sabés si lo vas a seguir teniendo -agregó ella-
Veo a Nico caminar de un lado al otro agarrandose la cabeza.
Le prometí decirle la verdad por mucho que doliera y no aguanto más la culpa, me está matando... No soy el mismo desde que no soy cien por ciento sincero con él. Tiene que saber que me acosté con vos por error -dijo sentándose junto a ella e imitándola-
Aquellas palabras me cayeron como un balde de agua fría, no lo esperaba. No de él. No así. Las piernas me flaqueaban y sin saber cómo, acabé en nuestra habitación, caminé hacia la cama y me acosté allí, mientras procesaba lo que había oído por error. Nicolás me había engañado, me fué infiel. Me falló y no fué capaz de decírmelo. Lo supo todo este tiempo y se burló de mí, de mis sentimientos. Dijo que me amaba, y volvió a clavarme un puñal por la espalda. En cuestión de minutos todo lo que planeé durante meses se había desmoronado, y también mi amor. Sentía una traición tan dolorosa que ni siquiera era capaz de llorar, aunque quisiera hacerlo. El pecho me dolía de una manera insoportable y aquello parecía traerme problemas para respirar con normalidad; no obstante, después de visitar al doctor en la enfermería del hotel, descartó una falla en mi, más encontró algo de fiebre por lo que me mandó a descansar. Lo intenté, pero no pude. Las palabras de Nicolás rondaban por mi cabeza, y cada vez dolían más. Cada minuto que pasaba más daño me hacía y ni siquiera había tenido la oportunidad de charlar a solas con él. Y sinceramente ahora, no sabía si quería. Solo tenía en claro que Nicolás Tagliafico me había perdido. Y no quiero que me encuentre.
Narra Paulo.
Argentina. Mi lugar. Venir acá es siempre una buena noticia. El calor de la gente, mi gente. Una caricia al alma realmente. Todavía ni sé con quién comparto habitación pero lo que sí sé es una cosa: no es la persona que yo quiero o que yo elegiría al menos. Hablando de eso, le tengo que avisar que llegué. Después de vernos en Alemania bien a lo clandestino, seguimos hablando. Tengo que admitir que yo estuve más intenso que él, pero siempre lo justificaba por los nervios de la final de la Copa Libertadores. No voy a ser pesado y estoy ahí solamente para apoyarlo. Después de todo eso hacen los novios, no? Hablando de novios, pensé que me iba a cruzar a Nico o Maxi pero no los vi. Supongo que en el entrenamiento de la tarde va a pasar. Empecé desempacando mis cosas aunque no mucho, mañana miércoles es el último día que estamos acá en Buenos Aires. El jueves partimos a mi lugar en el mundo: Córdoba. Tocando mi bolso escucho algo estrujarse, y como nunca desarmo mi bolso completamente ni meto cosas raras, ese ruido se me hace extraño. Reviso los bolsillos buscando el causante de ese sonido extraño y encuentro una carta. La abro y comienzo a leer.
Paulo, hola. Ésto es lo más boludo que hice en mi vida, ojalá entiendas mi letra. Te voy a contar una historia... Hace un par de años, un pibito nacía en un pueblo en el medio de la nada. Ese pibito un día se despertó y gritó a los cuatro vientos que su sueño era ser futbolista. Sabés que es lo más loco de todo? Que se le cumplió el sueño. Pero el pibito no la tuvo fácil, luchó mucho eh! Se rompió el orto para llegar a donde está hoy, jugando para un equipo de nivel mundial. Y no cualquier equipo. Qué afortunado pibito! Seguro pensás, y también pienso que es muy afortunado. Por momentos ese pibito piensa que lo puede tener todo, imaginate: de la pobreza y el anonimato pasó a poder comprar casi todo lo que la guita puede comprar y a ser reconocido en la calle. Pareciera poder tener todo. Pero no. Hay cosas que no se pueden tener, y el pibito lo tiene que entender. Ese pibito sos vos Paulito. Ese pibito soy yo. Somos nosotros. Que larga la haces pelotudo de mierda! Seguro estás pensando. Y bueno, pero ahora va la posta.
No sabés lo mucho que me cuesta escribir ésto. Pero ya está. Ahora me voy a ir a abrazarte, besarte, y susurrarte lo mucho que te amo y lo mucho que te agradezco haberte cruzado en mi vida de ésta forma. Haberme hecho descubrir cosas que no sabía que se podían sentir. Me enseñaste una forma distinta de amar. Y lo digo en serio. A qué voy con estas boludeces? Quiero ser el de antes Paulito, y con vos cerca mío simplemente no puedo. Porque me quedo atrás. Y no quiero. Conocer tu lado de novio me cambió la vida. Y con todo lo bueno que eso tiene, siento que también está la parte mala y que me afecta mucho más.
El pibito tiene que entender de una vez y para siempre que hay cosas que simplemente no pueden ser. O pueden ser pero por poco tiempo. Y nuestro tiempo ya pasó. Yo sé que este año no te voy a volver a ver, por eso ahora voy a ir a decirte lo mucho que te amo a la cara, aunque no me puedas escuchar. Vos vas a ir a la próxima gira, la vas a romper y yo voy a estar alentándote desde donde esté. Vas a ser feliz también, vas a enamorarte de tu novia como corresponde y yo voy a encontrar a alguien también. Y si alguna vez sentís que no podés mas, acordate de lo nuestro. Acordate que se puede llegar a amar tanto que ya no importa qué pase afuera, ni el qué dirán ni la distancia. Acordate de eso y peleá por seguir sin nosotros. Ahora sos vos y soy yo, por separado. Te estoy mirando fijo mientras termino ésta carta. Sos hermoso cuando dormís. Siempre sos hermoso. Gracias por cada momento Paulito. De corazón. Y te conozco, no me busques. No me llames, no más. Cuando termines de leer ésta carta espero que no llores tanto como yo ahora, pero si tenes que hacerlo hacelo y después aceptalo. Seamos maduros una vez, nosotros podemos. Yo ya dí el paso. Hacela fácil y dalo vos también Paulito. Te quiero mucho amigo, compañero, compadre, novio. Voy a guardar para siempre lo que fuimos. Un abrazo fuerte. No, ésto último no. No tengo corrector así que en vez de borrarlo o tacharlo voy a ir y a darte ese abrazo. Y me voy a dormir así, abrazándote... Quién dice y en mis sueños nosotros somos felices para siempre? Cuidate mucho, peque.
CP.
18/10/2018
Solté el papel y lo dejé caer. No podía creer lo que acababa de leer. Pero si hace unos días estuvimos hablando bien! Aunque si tengo que ser sincero lo sentía distante. Hice algo mal? Me quedé con más preguntas qué respuestas. Así que... De verdad se terminó? Volví a agarrar la carta y la releí, llorando sin control. Si, se terminó. De verdad se terminó.
Nuestro sol... se apagó.
Continuará.