Protect Me ; Harry Styles • E...

Von dxddyissues_

295K 15.2K 3.8K

Sus golpes sin piedad alguna, están en todo mi cuerpo. Cada centímetro de mi piel, tiene su nombre marcado en... Mehr

Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
hOLA Y PERDON
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
AVISO IMPORTANTE
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Capítulo 56.
Capítulo 57.
Capítulo 58.
MARATÓN POR INICIAR
Capítulo 59.
Capítulo 60.

Capítulo 61.

2.9K 127 59
Von dxddyissues_

La noche anterior ha sido todo un éxito con respecto a la noticia que les hemos dado a mis padres sobre el embarazo de Zoe. Ellos lo han tomado muy bien y después de aclarar ciertas cosas con mi madre, puedo decir con total seguridad que ellos también se sienten emocionados con ello.

Por otra parte, no pude dormir lo suficiente ni mucho menos descansar debido a que de mi cabeza no salían las imágenes de Damon que Luciela me había mandado al correo. ¿Qué es lo que este hombre quiere? La pregunta me resulta bastante estúpida, pues claro está que es a Zoe.

La idea me asquea por completo de tan solo imaginarme a esa clase de hombre cerca de mi mujer, otra vez. Algo que también no puedo ocultar es un profundo terror recorrerme de pies a cabeza, pues ahora dos personas que son todo para mí, quizás se encuentren en peligro.

Estoy sentado sobre mi cama, recargando mi espalda sobre el respaldo. Mis piernas se estiran sobre lo largo del suave colchón, una blanca sabana cubre de mi cintura hacia la punta de mis pies. El silencio de la habitación es un tanto ensordecedor, lo que me indica que aún es temprano y sobre todo por ser domingo no hay tanta actividad en casa.

Con cuidado de no hacer ruido o algún movimiento brusco, volteo hacia un lado en busca de específicamente alguien. Zoe se encuentra profundamente dormida, pues su rostro se encuentra totalmente relajado e inconsciente de la enorme ola de pensamientos que atormentan mi cabeza.

¿Cómo es posible que alguien pudiese hacerle tanto daño a esta persona? Ella es tan dulce, pacifica e incapaz de dañar a una persona; no logro entender cómo fue que soportó tanto.

Cuando los pensamientos asechan mi cabeza, me percato que ahora no es solo ella la que necesita de mí. Ambos hemos concebido un pequeño ser que crece día a día en su interior y necesita toda mi protección. Dispuesto estoy a realizar cualquier cosa a mi alcance para lograr que esto que tenemos Zoe y yo funcione, por ende no me puedo permitir a Damon de nuevo en nuestras vidas.

Un amargo sabor de boca abunda mi boca, decido romper con todos estos tormentosos pensamientos y comenzar con mi día, ya que hoy tengo varias cosas preparadas. Sin dejar la delicadeza a un lado, me muevo hacia Zoe y deposito un suave beso sobre mi frente. Afortunadamente no me siente y no despierta, por lo que decido proseguir y levantarme de cama para tomar un baño.

Después de varios minutos –de los cuales no soy consiente con exactitud– termino mi ducha y salgo del vaporoso baño. Chorros de agua aún escurren por mi pecho y espalda, mientras que gotas de agua provenientes de mi mojado cabello caen sobre mis hombros. Una blanca toalla cubre mis caderas y me dirijo rápidamente a cambiarme, pues no me he cambiado si quiera por ropa interior.

El interior del armario es un vestidor, puesto a que es demasiado grande y está totalmente rodeado de espejos, los cuales te dan la libertad y facilidad de mirarte desde todos los ángulos necesarios. Entro en este, ya con todo el conjunto de ropa que usaré el día de hoy. Dejo caer mi toalla al piso, el cual está cubierto por completo de una suave y beige alfombra.

De inmediato coloco mis bóxers en el lugar donde deben ir y poco a poco, comienzo a vestirme. He optado por un conjunto más casual; pantalones negros un poco rasgados sin estar totalmente trozados, una camisa suelta y fresca color negra con decoraciones por toda esta en plumas rosadas de aves. Por último, doblo un poco las mangas hacia arriba y del mismo armario elijo un par de botas color café claro de gamuza.

Cuando estaba en el baño, cepillé mis dientes, por lo que me queda únicamente arreglar mi cabello y estaré listo. Salgo del vestidor y cierro las puertas corredizas del armario a mis espaldas. Al hacer esto último, un movimiento llama mi atención hacia el frente y es cuando me doy cuenta que las cobijas de la cama se mueven.

Me quedo esperando un momento y segundos más tarde, Zoe se sienta en cama. Me quedo observándola otro momento más y veo su preciosa cara toda adormilada, algo que me hace sentir un poco de ternura pues veo como sus ojos tardan en acostumbrarse por completo.

Sus manos tallan sus pesados y azules ojos, mientras su boca se abre en un ligero bostezo. Sonriendo, he vuelto a quedarme como idiota en el mismo lugar, observando todos y cada uno de sus movimientos. Su cabeza y vista, parece fijarse hacia donde estoy yo, mostrándome su ceño fruncido. Pocos segundos después, este comienza a desvanecerse poco a poco.

– Buenos días, dormilona. – Saludo con diversión y un tono de burla en mis palabras. La sonrisa se hace cada vez más grande en mi rostro y es algo que no puedo evitar; pues ella se ve tan hermosa recién levantada.

Aún un poco aturdida debido a que su sueño ha acabado, sonríe de igual manera con pereza. – Buenos días. – De nueva cuenta, talla su rostro con la intención de despertar por completo. – ¿Ya es muy tarde? – Pregunta y una vez más su ceño se frunce muy ligeramente.

Niego con la cabeza sin dejar de reír. – No. De hecho son las...– Me quedo pensando un momento y con la mirada rápidamente busco mi reloj de muñeca, el cual termino encontrando sobre el mueble donde yace la mesa, puesto a que anoche sin recordar lo dejé ahí mismo. Lo tomo de nueva cuenta y reviso la hora, indicándome que son las ocho y media de la mañana. – apenas son las ocho y media, amor. – Respondo a su pregunta con calma. Comienzo a ponerme el reloj y así hago mi camino hacia la cama, donde ella se encuentra.

Tan pronto llego, dejo caer mi cuerpo con delicadeza en esta. Zoe está a unos cuantos centímetros de mí, su cuerpo está cubierto en su mayor totalidad por cobijas.

– ¿Qué haces arreglado tan temprano? Es domingo...– En voz baja vuelve a requerir respuesta y me recuerda como si lo hubiese olvidado. Lo único que he olvidado es que no había mencionado sobre mis planes para el día de hoy.

Respiro con tranquilidad, mientras que por cortos segundos bajo la mirada hacia las manos de Zoe, las cuales yacen sobre sus piernas. – Tengo que reunirme con el abogado, tenemos que discutir algunas cuestiones y también tengo planeado ver a Kendall. – Esto último, por inercia sale en susurro y no sé porque me pongo nervioso, refiriéndome lo que pueda pensar ella. Tan pronto mis palabras son escuchadas, el silencio se hace presente en ambos y no sé cómo tomarlo, pues la verdad es que si me encuentro incómodo, pues no me gustaría que mal interpretara las cosas. – Quiera o no, necesito seguir teniendo contacto con ella. – Aclaro en un intento de recordarle a mi hijo con ella.

Su boca se abre y cierra en el mismo segundo. Admito que me siento mal y ni si quiera sé porque, pues estoy con ella y le soy totalmente fiel y no tengo ningún otro interés con Kendall.

Rápidamente su cabeza se mueve de lado a lado en forma de negación y su mirada; la cual hace unos segundos atrás bajó, regresa fijamente a mí. – No, no hay problema. Sé a qué te refieres y también soy consciente de todos los asuntos que ustedes dos necesitan resolver y todo lo que viene por delante. – Anuncia con un ligero temblor en sus palabras, claro está que Zoe intenta disimularlo, pero este logra ser percibido.

– Amor...– Con un inevitable amargo sabor de boca, intervengo, pero de inmediato soy cortado por su negación de cabeza.

– Harry, cuando iniciamos esto que tenemos, me pediste que necesitabas mi apoyo y acepté. Acepté estar contigo pese a lo que fuera y aquí estoy. – Sus palabras ahora suenan con total verdad, indicándome que eso lo que desea hacerme saber. – También sé la clase de hombre que eres y sé que me amas. – Sus últimas palabras me ponen la piel de punta, pues eso es lo único que deseo que ella sepa.

– Y mucho, mi amor. – Confirmo sus palabras y tomo una de sus manos entre las mías. – Te amo con locura. – Vuelvo a decirle, ganándome esta vez una sonrisa de su parte. La mano la cual se encuentra libre, se mueve hacia mí y acuna mi mejilla izquierda, mientras sus dedos proporcionan leves caricias a esta.

– También te amo. – Me hace saber sin dejar de sonreír y es cuando confirmo una vez más que me he ganado la lotería con esta mujer y realmente no sabría que hacer sin ella.

***

Aparco mi auto, pues ya he llegado a mi primer destino; la casa de Kendall.

Al momento de bajarme del auto y mirar hacia los lados del vecindario, admito que un frío azota mi cuerpo, pues tenía tiempo que no me pasaba por acá y realmente es algo extraño e incluso me atrevo a decir que incómodo.

Sueno la alarma de mi coche y mis pies me llevan por el estrecho camino formado por piedra entre el mini jardín del frente en casa de Kendall. A medida que me acerco, puedo sentir la incomodidad incrementarse con rapidez, una sensación jamás sentida en un pasado. No permitiendo que la des concertación me llene la cabeza, continuo y una vez parado frente a la puerta, llamo a esta.

No sé cuánto tiempo pasa, pero seguro estoy que han sido escasos segundos los que toman para escuchar un suave "click" seguido de esto, la puerta se medio abre. Debido a la luz del sol y sumándole a ello que llevo mis gafas de aviador puestas, no logro divisar bien lo que está a mi frente.

– ¿Harry? – Escucho perfectamente la voz de Kendall a mi frente, por ende y casi de inmediato aparto las gafas de mi rostro.

Y no es hasta ahora que tengo una mejor visión de ella. Su rostro luce sorprendido, pero en buena forma, pues en sus labios se ha formado una sonrisa.

Como idiota me quedo paralizado sin saber cómo reaccionar o si quiera que contestar.

– Hola. – Estúpidamente hablo lo primero que ha llegado a mi mente. Me maldigo internamente y sobre todo por lucir como un adolescente inexperto.

Ante esto, puedo notar la sonrisa de la mujer frente a mí ensancharse mucho más que antes, por lo que me indica superioridad. – Pasa. – Sin esperar a algo más, me invita a pasar a su domicilio y no me reprimo; pues a esto vengo con ella, a hablar.

Cuando mi anatomía se encuentra totalmente dentro de aquella casa, nuevamente un frío me recorre, pues casi olvidé cuando fue la última vez que estuve aquí y de cuan distintas están las cosas ahora. Kendall y yo nos hemos separado, entonces claramente esta no es una "visita" como las que en un pasado hacía.

Otra cosa que puedo notar es que disimuladamente la casa pierde su esencia. Kendall siempre fue de las personas que se exigía tener un hogar digno de su persona, y ahora es cuando notar que el interior de este se encuentra un poco descuidado.

– Toma asiento. – Indica invitándome hacia la sala de estar, una vez que ella pasa a mi frente adelantándose en dicha acción.

Me quedo en mi lugar otros segundos más, mientras que ella ya se encuentra sentada en uno de los sillones. Aclarando mi cabeza, repito su acción y accedo a su invitación. Nos sentamos en el mismo sillón, pues es el más largo. Debido a esta última acción puedo tener una mejor visión de Kendall; su piel ya no es tan radiante como antes, su cabello sin mencionar lo despeinado que se encuentra, debo admitir que este también luce algo descuidado. Su vestimenta consta de un corto short de seda y una blusa de tirantes del mismo material, ducho conjunto en un color negro.

Una delgada bata complementa su casual atuendo y por un momento me siento sorprendido, pues Kendall no suele vestir de esta manera, sobre todo por la hora que es. Ella siempre ha sido de las personas que desean causar una buena impresión y se esfuerza por mantener una imagen apreciable, sea el día que sea y la hora.

Omito mis pensamientos y vuelvo a lo mío, pues lo único que quiero es hablar con ella y ver si en esta ocasión llego a un claro acuerdo con ella sobre nuestra situación. Aclaro mi garganta, carraspeando un poco y me animo a iniciar. –: ¿Cómo estás? O bien dicho, ¿Cómo están? – Reitero mi pregunta, pues en esta ocasión también me refiero a mi hijo.

Kendall me mira detenidamente y su sonrisa sigue plasmada en su rostro. – Oh. – Dice para detenerse unos segundos. – Nosotros estamos bien. – Delicadamente, ella sube la mano hacia su vientre, lo cual me hace mirar exactamente en ese lugar.

Su mano traza suaves caricias en este mientras mira hacia mí. Mis ojos no pueden ser apartados, pues me encuentro sin saber qué hacer. Algo que noto al proseguir con la vista fija en ese punto, es que el embarazo de Kendall a pesar de ser llevarle más tiempo al de Zoe, en este no se nota en absoluto.

Incapaz de apartar la vista por completo, me tomo un tiempo más para proseguir apreciando el vientre donde yace mi bebé. – ¿Cuánto tienes, Kendall? – Sin poder articularlo de mejor manera, pregunto de golpe, algo que parece tomarla de sorpresa; pues su rostro lo demuestra.

– Recién he cumplido las trece semanas. – Responde con su usual sonrisa, la cual no desaparece ni un momento de su rostro. Nos quedamos en silencio, mirándonos fijamente mientras sus palabras se clavan en mi interior. ¿Trece semanas? Eso es alrededor de tres meses y yo ni si quiera lo he asimilado. – ¿Por qué la pregunta, Harry? ¿Ya te han llenado la cabeza sobre cosas de mí? – Drásticamente ella cambia su aura, pues claramente puedo notar como se pone a la defensiva.

No lo hagas, Harry. No caigas en su juego y sé más inteligente. Mentalizo estas palabras en mi cabeza, con la intención de no perder la cordura ante ella y mandar todo a la mierda, olvidando el motivo por el cual estoy aquí.

Niego con la cabeza, con la misma forma de controlarme. – Claro que no, es mi hijo y claro está que quiero saber, deseo estar al tanto. – Ahora no me encuentro forzado a decir estas palabras, pues claro que estoy interesado en mi hijo y todo lo que tenga que ver a su respecto.

Kendall pone sus ojos en blanco por unos segundos y la "dulce" sonrisa que la acompañaba, cambia por una disimulada y burlona. – Claro ¿Y por eso es que hasta ahora me buscas? – El reproche se encuentra derrochando por sus labios, pero no pienso dejarme ganar.

Elevo mis cejas y ahora es mi turno de soltar una ligera y corta risa de incredulidad. – ¿Hasta ahora, dices? – Reitero su pregunta, casi como si no hubiese escuchado bien sobre lo que ella preguntó. – Te recuerdo que estuve buscándote por mucho tiempo y jamás tomaste mis llamadas, me evadías, pues en ocasiones también me presenté aquí y nunca saliste. – En reproche, pero tratando de ser un poco sutil, le retracto.

Po dentro quiero gritar, decirle todo lo que pienso de ella, pues creí haberlo superado, pero ahora que ella quiere hacerme ver como el malo de la historia; no me es posible controlarme.

Al escuchar mis palabras y supongo que entender mi situación, Kendall guarda silencio y se detiene a mirarme fijamente. Me es imposible no mirarla también, pues desde que llegué me he dado cuenta de lo cambiada que ella está. En su rostro no yace ningún gramo de pintura y así es más visible para mí lo maltratada que luce su piel.

– Siento si fue de esa manera, Harry. – De pronto interrumpe, y por un momento me es imposible creer que es ella quien está tomando la iniciativa y opte por disculparse. – Pero también debes comprender como fue que yo me sentía. – Vuelve a replicar. – Tengo claro que me equivoqué, pero tú también lo hiciste, sin embargo me has dejado sola y sobre todo; esperando un hijo tuyo. – Ahora es su turno de reprocharme las cosas y mentiría si dijera que sus palabras no me han llegado.

Me toca ser a mí ahora la persona que guarda silencio ante su sentir. Puedo imaginarlo e incluso comprenderla. En cierto modo, admito haber dejado a Kendall sola cuando me enteré del embarazo, pues mi deber era estar al tanto de su embarazo, pero en mi defensa está que era casi imposible poder llegar a entablar conversación con ella y no discutir.

– Y si así fue, te pido una disculpa, Kendall. – Me sincero ante ella, pues no le veo caso el seguir luchando el uno contra el otro. – Te puedo asegurar que no fue mi intención hacerlo.

– Pero así fue. – De inmediato me corta y por cortos segundos puedo ver una forzada sonrisa, la cual se desvanece poco a poco a medida que sus propias palabras son procesadas por ella misma.

Niego con la cabeza y por instinto, me acerco más a su lado, siendo consciente totalmente de lo contraproducente que puede resultar. – Por eso estoy aquí. – Sus ojos cafés me miran y en estos puedo ver cierta des concertación en ellos, sin embargo parecen pedirme que prosiga, puesto que necesita saber a qué me refiero en concreto.

– ¿A qué te refieres? – Requiere saber y puedo descubrir cierto temor en sus palabras.

Suspiro profundamente antes de empezar. – Quiero que llevemos esto de la mejor manera, sin necesidad de discutir. – A pesar de no encontrarme del todo seguro, me dedico a proseguir y solamente esperar lo mejor. – Si hay algún desacuerdo, arreglarlo del todo. No hay necesidad de estar siempre de esa forma tan cansada de sobrellevar las cosas. – Con tranquilidad y esperanza de entendimiento por su parte. – Es mejor para nuestro bienestar y sobre todo para nuestro hijo. – Con la voz más baja de lo normal, termino mi punto y fugazmente vuelvo a su vientre con mis ojos.

Regreso hacia Kendall y puedo notar como entiende perfectamente mi punto o eso parece ser, pues una sonrisa de ancha forma, se dibuja en su rostro. De pronto y algo que me toma por sorpresa, es cuando sus manos toman las mías en un rápido movimiento, pero mostrando cautela ante ello.

– Es lo único y sobre todo lo que más deseo. – Con ilusión me hace saber, percatándome que quizás me ha mal interpretado mi punto.

Me alerto por un momento, pues no quiero darle falsas esperanzas e iniciar una nueva disputa con ella. – Kendall, sabes que me refiero únicamente a nuestro hijo, ¿Cierto? – Con temor ante su reacción, replico y espero lo mejor.

Su rostro sigue sonriendo, pero esta vez en una manera completamente diferente, como si ella misma no supiera que hacer. – Claro que lo sé, siempre me lo has dejado en claro. – Intentando disimular su nuevo reproche, responde fríamente.

Una vez más me quedo en silencio y por ende, Kendall hace lo mismo. Poco a poco sus manos dejan las mías y por dentro puedo sentir un peso de encima alejarse de mí.

– ¿Y bien? – Me animo a proseguir esta incómoda plática, pues creo que entre más rápido terminemos con esto; mucho mejor.

Kendall mira a un punto fijo en el suelo y guarda silencio, lo que no sé si tomarlo como una buena o mala señal. Realmente la espera me carcome por dentro y pronto la desesperación se apodera de mi cuerpo.

De nueva cuenta me gano su atención y sus ojos se posan sobre mí. Sus cejas se encorvan ligeramente y un escalofrío me recorre de pies a cabeza. Una muy ligera sonrisa, la cual podría decir que incluso luce algo forzada, se dibuja sobre sus labios. Otros segundos más transcurren, donde el silencio nos aborda por completo.

Sin más remedio me abstengo a replicar, pues espero a que ella me responda y hable de una vez por todas, dándome su opinión al respecto. Cuando menos lo espero, su cabeza se mueve con forma de asentimiento. – De acuerdo. – Las palabras salen de su boca en un murmuro, que para mi suerte fue bastante audible. Admito que he de quedarme petrificado, una vez que soy consciente de su asertiva respuesta y sobre todo la forma en que fue; sin necesidad de una pelea de por medio o algo por el estilo. – Acepto que estoy un poco cansada de esta situación, donde tú y yo estamos discutiendo todo el tiempo y en desacuerdo por cualquier cosa. Eso no es sano para mí ni para mi hijo. – Con calma y realmente cansancio en sus palabras, comienza por explicarme e informarme. – Si quieres estar con nosotros, serás bienvenido, si no es así; ya será decisión tuya. – Siendo un poco más severa, vuelve a indicarme.

– Estoy totalmente de acuerdo contigo, y ese es el motivo de mi visita. – De inmediato retracto. – Quiero ser parte de la vida de mi hijo, como siempre lo he dicho.

– Y me parece lo justo. – Kendall, una vez más concuerda conmigo y nuevamente me deja sorprendido.

– ¿En serio? – Sin pensarlo, pregunto totalmente incrédulo.

Kendall asiente con su cabeza, de nueva cuenta. – Sí. Solo quiero pedirte una cosa. – Propone y es cuando me doy cuenta que quizás y no sea tan fácil como lo creí. Sin mencionar palabra alguna, ahora me toca a mí asentir de igual forma. – El divorcio lo veremos hasta que mi hijo nazca.

Cuando propone su cuestión me doy cuenta que cada vez me encuentro más y más comprometido con Kendall. Claramente no quiero aceptar su propuesta, pues lo más pronto posible es que quiero terminar todo esto con ella, pero por dentro sé que yo llevo todas las de perder y en mi posición lo único que me toca hacer es aceptar sus condiciones.

Suspiro profundamente, intentando reprimirme las ganas que tengo de decirle todas sus verdades en cara, pero reúno todo el valor necesario para no hacerlo.

– De acuerdo. – Sin otra manera de llegar a un buen acuerdo con ella, acepto su proposición, a lo que espero y sea la única que tenga para llevar una sana convivencia; por el bien de nuestro hijo. – Eso se hablará después. – Concuerdo con ella y con ello logro ganarme una sonrisa de su parte.

ZOE

Ya es pasado de medio día y Harry no ha regresado a casa. Sé que tenía algunas cosas que hacer el día de hoy, pero sin mentir, acepto que el hecho que tuviese que reunirse con Kendall me tiene bastante inquieta.

Llevo más de media hora sentada en la estancia de estar, mirando hacia el exterior de casa; pues el enorme ventanal se encuentra abierto en su total esplendor y me permite apreciar el exterior. El agua de la piscina se mueve ligeramente debido a las ráfagas de viento que corren.

Mi vista se posiciona en un punto fijo, que me hace perder la noción del tiempo por largos minutos. Mi mente no puede despejarse en su totalidad, pues mientras más lo intento, más y más preguntas llegan a mí. Con la finalidad de eliminar estas incomodidades pido un té, con la intención de calmar un poco todas estas inquietudes.

La taza en mis manos me indica que el mismo líquido que pudiese relajarme, está enfriándose a medida que los minutos pasan y no llevo si quiera la mitad de este.

A lo lejos y no con mucha atención, logro ser capaz de percibir el timbre de la casa, indicando que alguien llama. No me molesto en levantarme, pues sé que Harry no es. Al cabo de unos minutos, escucho unos pasos hacerse presentes y cada vez más cerca de donde me encuentro.

Mis pensamientos son eliminados por un segundo y mi cabeza gira hacia donde este ruido es proveniente. Una mujer del servicio aparece a mi vista y con una ligera sonrisa, saluda moviendo su cabeza. – Señorita Zoe, está una mujer en el recibidor esperándola. – Me informa. Sus palabras me toman por sorpresa, ¿Quién podría ser? Kayla de inmediato entraría, Lily ni se diga y no tengo idea de quién más podría conocerme y así mismo la dirección de casa.

Un poco extrañada me levanto del cómodo sillón. Dejo la taza sobre la mesa de centro y comienzo mi camino con dirección hacia donde se me ha indicado. Puedo sentir a la mujer del servicio caminar atrás de mí y eso me da un poco más de confianza, pues realmente no sabría de quién podría tratarse.

Al llegar a la estancia, efectivamente puedo ver a una mujer de espaldas, mirando hacia la ventana que da al frente exterior de la casa. Lamentablemente al tener muy poca visión de ella, no puedo percibir con exactitud la identidad de esta mujer. Su cabello color café claro llega por debajo de sus hombros, junto con ligeros rizos.

– ¿Quería verme? – Hablo hacia ella, con la intención de hacerme notar, pues parece no haberse percatado de mi presencia. Espero con calma, después veo como ella lentamente sea gira sobre sus talones hasta quedar totalmente frente a mí. De pronto, el aire se va de mis pulmones haciendo totalmente inexistente el oxígeno para estos. Mi vista se torna totalmente borrosa y de inmediato de mis ojos las lágrimas comienzan a salir totalmente disparadas. Mi pecho se oprime, mientras que mi corazón da innumerables brincos en mi interior. – ¿M-Mamá? – Totalmente petrificada quedo al descubrir la identidad de esta persona, pues no podría ser nadie más que ella, pues a pesar de tantos años; la reconocería en cualquier lugar.


Weiterlesen

Das wird dir gefallen

64.8K 6.6K 21
━━━━━━━━━━ ‹𝟹 ━━━ ⠀⠀⠀⠀𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪, 𝘵𝘶 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘢 𝘮𝘦𝘯𝘰𝘳 𝘦𝘴 𝘭𝘪𝘯𝘥𝘢.. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀﹫𝘈𝘬𝘢𝘳𝘪 𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪| 2023
883K 104K 120
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...
153K 21.2K 21
Viajar al Amazonas a pesar de su disgusto le abrió los ojos para darse cuenta que al final... Todavía no era verdaderamente libre. . . . No. 1 en #t...
568K 89.9K 36
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...