Protect Me ; Harry Styles • EDITANDO •

Capítulo 19.

Después de esa comida un tanto incomoda, me estaba preparando para ir a una cena en familia y mi futura esposa. Desde que salí de casa de mis padres, le llamé a Kendall avisándole que esta noche iríamos a cenar para celebrar nuestro compromiso, a lo que ella aceptó encantada.

Mi cuerpo no termina de secarse por completo, estoy solamente en ropa interior, pasándome la toalla por mi cuerpo, observando lo que hoy me pondré en la cena. No es para nada elegante, simplemente es un atuendo bien, perfecto para la ocasión.

Reviso la hora en mi celular, el cual me indica que son las seis y media de la tarde. La cena es a las ocho y media así que todavía tengo mucho tiempo por delante. Salgo de mi habitación con dirección a la cocina en busca de agua para beber, por alguna razón estoy muriendo de sed.

Cuando llego a la cocina, abro el refrigerador y tomo una de las botellas de agua y la bebo. A lo lejos, alcanzo a escuchar un pequeño grito, pero no un grito de asombro o felicidad, sino todo lo contrario, es un grito de horror.

Me doy cuenta que el grito proviene del piso de Zoe, por lo cual mi corazón comienza a palpitar extremadamente rápido. Dejo rápidamente la botella en su lugar y voy a la puerta de salida, pero entonces recuerdo que solamente estoy en bóxers.

Maldigo mentalmente y me regreso rápidamente a mi cuarto y tomo el primer pantalón de chándal que encuentro. Me importa poco que no llevo camiseta y que voy sin zapatos, simplemente salgo a ver qué sucede. Una vez que estoy fuera, por el pasillo camino lentamente acercándome a la puerta del departamento de Zoe.

Sorprendentemente, los gritos y cualquier ruido que pudiera haber, desparece. Estoy un poco desconcertado, a veces pienso que es mi imaginación o algo parecido. Me quedo unos segundos en el mismo lugar, esperando escuchar algo pero mi espera es en vano, por lo que decido que es mejor regresarme y terminar de alistarme

Me quito mis pantalones de chándal y comienzo a colocarme los de vestir, después voy por mi camisola. Me acerco al espejo y comienzo arreglar mí ya largo cabello. Me toma algunos minutos terminar de peinar y que me guste.

Las horas van pasando muy rápido, el reloj me marca las siete cincuenta y dos de la noche. Me doy cuenta que he perdido mucho tiempo bobeando. Apuro mi paso y entro al baño a cepillarme los dientes, cuando termino de hacerlo, pongo una pequeña pastilla de menta en mi boca, que con el tiempo comienza a derretirse.

Corro a mi armario y de una pequeña puerta tomo la caja de mi loción y rocío lo suficiente por mi cuello, pecho y un poco sobre mi cabeza. Miro detenidamente por toda mi habitación, para fijarme si no he olvidado algo. Cuando me doy cuenta que ya todo está listo.

Solo termino por tomar mi cartera, celular y las llaves de mi auto. Salgo de la habitación apagando las luces y camino por el pasillo hasta llegar a la puerta principal, apago igualmente las luces y cierro con seguro.

Doy media vuelta y comienzo a caminar pero instantes después, me detengo. A mis oídos llegan ligeros y repetitivos sollozos. Por inercia, mi ceño se frunce mientras que mi mirada, revisa el lugar y trato de averiguar de dónde provienen los pequeños ruidos.

Conforme comienzo acercarme al final del pasillo, diviso en la esquina una pequeña figura sobre el piso. Miro a los lados y el pasillo está completamente vacío.

– Hey...– Susurro y me acerco un poco más. – ¿Estás bien? – Pregunto y noto como la persona frente a mí –la cual no me ha dejado ver su rostro– se sobre salta.

Cuando estoy a punto de preguntar algo más, se comienza a mover. Poco a poco levanta su cabeza y cabellos rubio-claro, salen del pequeño gorro que cubre la cabeza. Un nudo se forma en mi garganta al ver por primera vez el rostro de la persona.