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— ¿Cuál quieres? Yo lo consigo para tí.
Tomé con decisión las pequeñas bolas que debían servir para tirar.
— ¡Quiero ese de ahí, ese conejo está adorable! —Jaemin saltaba señalando un peluche.
— ¿Cuanto por ese conejo? —le hablé al encargado del juego.
— Si botas todas botellas te llevas el conejo —señaló.
Cinco botellas y cinco pelotas. No tenía ni una sola opción de fallar.
Ver el rostro reluciente de Jaemin me hacía recordar que debía conseguir aquel peluche para él. Se lo merecía, realmente siento que debo compensar en algo todo el apoyo que he recibido de él.
Me acomodé en mi sitio, necesitaba una buena posición para poder tirar tosas esas botellas con éxito.
— ¡Sí!.
Me sentí más segura en cuanto acerté en el primer tiro.
El siguiente tiro hizo caer la segunda botella, no porque le haya pegado, si no porque pasó rozando la botella, la lancé demasiado fuerte e hice que, el pequeño roce que hubo, sirva para desequilibrar la botella.
De ese modo, tirando con fuerza y determinación, logré derribar las cinco botellas.
— ¡Sí ! —Jaemin estiró sus brazos en una celebración eufórica.
— Tome señorita —el encargado del puesto me entregó el peluche luego se bajarlo del alto estante en el que estaba posicionado.
— Gracias —sonreí— Toma —extendí el juguete a Jaemin.
Sentí, de un momento a otro, como mis pies habían dejado de tocar el suelo.
No pude verlo, pero sentí los brazos de Jaemin sujetandome y levantandome en un fuerte abrazo.
— ¡Gracias! —me bajó y abrazó con gran emoción el peluche.
Cerraba sus ojos y se balanceaba de un lado a otro con el gigante muñeco.
— ¡Mira que es eso de allá! —señaló algún otro juego y corrió hacia allá.
Sonreí al ver como reía y se emocionaba, era un niño.
— Hey, jovencita —me llamó en dueño del puesto del que acababamos de sacar el conejo de peluche— Su novio es un buen chico, se nota que están muy enamorados, que adorables. Espero que pasen un largo tiempo juntos.
No pude evitar sonrojarme por lo que acababa de oír.
— ¡___, date prisa! —Jaemin me llamaba desde algún punto en medio del gentío.
Mire algo confusa al dueño de aquel puesto y volví mi mirada de nuevo en busca de Jaemin.
Quería explicar que Jaemin no era mi novio pero no sabía como hacerlo.
Reí nerviosamente e hice una reverencia al hombre del puesto, eso fue lo único que logré hacer.
Corrí en medio de toda la gente ahí y empecé a buscarlo.
¿Mi novio?
— Aquí estás —di un brinco al sentir su mano al rededor de mi cintura.
Sea quien sea, aquel tacto siempre se sentiría extraño.
— ¿Te parece si nos subimos a ese carrusel? —señaló el juego.
Bueno, no era un simple carrusel, aquel era un mega-carrusel.
Carrusel, Montaña Rusa, y algunos otros muchos juegos más.
En fin, arrasamos con todos los juegos ahí.
— Gracias por venir conmigo —dio un pequeño salto en su sitio y entrelazo nuestros brazos.
— Gracias por invitarme —respondí.
Mi inicio de semana fue realmente asqueroso, la pequeña depresión que tuve por lo sucedido con Min Ha, había dejado mis ánimos bien hundidos. Pero, justo ayer, último día de semana, Jaemin me esperó como de costumbre a la salida, me recibió con una gran expresión de emoción. Acababa de llegar un centro de diversiónes a la ciudad y estaba muerto de ganas por ir, pero resulta ser que sus demás amigos, RenJun, Jisung y Donghyuck, no tenían tiempo para aconpañarle.
Dijo que yo era su esperanza.
Así es como, prácticamente, he pasado todo el día fuera de casa.
Pero debo admitir que realmente valió la pena.
— Aún es temprano ¿No crees? —sacudió mi brazo.
De igual forma, no había nadie en mi casa, nadie reclamaria por mi hora de llegada.
— ¿Te parece si bebemos algo caliente ahí? —señaló hacia algún lugar usando la mano del peluche.
No supe a que lugar había señalado, pero estaba bien seguirle la corriente.
Jalada por él, entramos a un local que vendía todo tipo de bebidas calientes, el lugar tenía una gran iluminación y cómodos asientos, se veía muy agradable.
Una mesera nos entregó la carta.
— Yo pagaré esto, en modo de agradecimiento por el conejo —abrazo de nuevo al peluche.
Jaemin era terco, así que no podía decirle que no.
Simplemente sonreí y agradecí.
En la mesa íbamos sentados, Jaemin, el conejo y yo, situación que de seguro se debía ver de lo más extraña para las demás personas en la tienda, el peluche ocupaba un sitio en la mesa e incluso Jaemin pidió algo para el.
— ¿Cómo está su capuchino Señor Conejo? —le preguntó en un momento al peluche.
Casi me atoro con mi chocolate cuando oí a Jaemin hablar con el peluche, no habló para nada silencioso, así que nos ganamos unas cuantas miradas raras.
— Al Señor Conejo le gusta tanto el capuchino que no puede hablar por la felicidad que lo embarga —se río y bebió otro sorbo de su chocolate blanco.
Golpeé mi frente con mi mano.
¿De verdad había dicho eso?.
Me sorprendía mucho la forma en la que a veces se comportaba rudo y otras era un simple niño.
— ¿Cómo está tu chocolate? —me arrebató de mi vaso y probó descaradamente llevándose uno de los malvaviscos que flotaban sobre el chocolate.
— Dame del tuyo también —le quité su vaso y no pude robar nada ya que todas las zarzamoras que habían ya se las había comido.
Se rió al ver mis malas intenciones frustradas.
Mi vista viajo inconscientemente por el lugar, personas, personas y más personas. Pero entre tantos rostros encontré una morada fija que, al encontrarse con la mía, sonrió de manera misteriosa.
Mis pelos se pusieron de punta y alejé mi vista algo nerviosa.
Traté de evitar mirar en dirección a ese chico de nuevo.
Tomé más chocolate para calmar mis nervios. La mirada fija y penetrante de las personas siempre me ponía algo tensa.
— ¿Sabes? Quiero ver al Señor Conejo desde este ángulo —Jaemin se levantó de su silla y jaló esta colocándola de forma en la que tapaba la figura de ese chico con mirada penetrante.
Gracias Jaemin. ¿Lo habría notado?
— Señor Conejo desea que ambos nos terminemos su capuchino —habló con una sonrisa.
— Al Señor Conejo se le va a subir la presión si toma ese capuchino —bromeé.
— Por eso mismo —rió mientras arrebataba al Señor Conejo su taza de capuchino.
Mi mirada se posó en los cabellos de Jaemin. Habían algunas hojas secas en este, y no tengo la más mínima idea de en que momento pudieron llegar hasta ahí.
Pasé mi mano por su cabello. Me observó con algo de sorpresa, tal vez aquella cercanía repentina de mi parte había sido algo extraña.
— Lo siento —retiré mi mano algo tímida— Es que tenías unas hojas en tu cabello.
Sonrió y tomó mi mano llevándola de vuelta a su cabeza.
— Termina de sacarlas.
¿Qué les pareció la maratón?
Bueno, escribí todo lo que pudo dar mi cabeza. XD.
¿Pueden creer que me quedé dormida? Y entré en proceso de putrefacción, yo y toda la basura que dejé luego de tragar. :v.
En fin. Gracias por todos los bellos comentarios.
❤️❤️❤️
Me siento tan feliz de poder ser parte, aunque sea por un momento, de su día.
Las amo mucho mucho...
💕💕💕💕💕💕