-Hoy es el día más feliz de mi vida – le dije a Luke dije cuando aún estábamos recostados en la arena, con mi cabeza descansando sobre su pecho desnudo.
-Y esta felicidad puede durar para siempre si me dices que sí en este momento – sugirió besando dulcemente mi cabeza.
-No puedo decir que sí en este momento – contesté.
-Muñeca, si no nos escapamos ahora, después no podremos hacerlo – me recordó.
-Amor, no puedo ahora… Mi padre está atravesando problemas con la embajada, su corazón no está en su mejor momento… No puedo hacerle eso – le expliqué – Además, cuando las cosas estén más tranquilas, yo voy a hablar con él.
-No creo – contrarresto - ¿Qué no recuerdas como reaccionó tu mamá el otro día? Tu padre pensará lo mismo…
-No, ya te dije que mi padre es diferente – volví a aclarar, dibujando inocentemente círculos sobre su pecho, de verdad que era una delicia estar con él, pero el hecho de estar con él, allí en nuestra burbuja con su cuerpo desnudo debajo del mío hacia la experiencia totalmente surrealista, me hacía sentir terrible el pensar que debía terminar con ese momento – Cariño… Ya me tengo que ir…
-¿Irte? – Preguntó – No, no puedes irte ahora, quedémonos aquí un rato más.
-Me salí sin que nadie se diera cuenta – le recordé – ¿Cómo pretendes que explique esto? – pregunté señalando mi ropa y cabello mojado.
Luke me dedicó una mirada cómplice y besó mis labios antes de que ambos comenzáramos a vestirnos nuevamente; la ropa se sentía extraña, no por el hecho de que estuviera mojada, más bien me hacía sentir incomoda el volver a estar vestida, mi mente no se cansaba de revivir cada segundo que había pasado con Luke recientemente, sus dedos sobre mi piel desnuda, sus labios en mi cuello, mi pecho… Quería, deseaba, necesitaba volver a hacerlo.
Él insistió en acompañarme hasta mi casa una vez que nos pusimos en marcha de regreso a la ciudad, insistió en acompañarme en vez de que lo dejara más cerca de donde él vivía. Me ayudó a guardar el coche sin que ninguno de los guardias lo notara y ambos nos escabullimos con ciudado hasta el jardín trasero; la noche se hacía presente, por lo que no nos fue difícil ocultarnos detrás de un árbol para poder pasar unos minutos más juntos… Luke me arrinconó y presionó contra el árbol y volvió a besarme apasionadamente, recorriendo mi espalda con sus manos, haciéndome sentir la necesidad que tenía de mí en ese momento.
-Luke… Luke… Gracias por acompañarme hasta aquí… Pero ya tengo que entrar – le decía entre besos – Y no nos conviene que mi madre te vea aquí de nuevo…
-Y, ¿Qué pasa si no quiero separarme de ti nunca? – me preguntó dulcemente, dándome un breve tiempo para acomodarme mi ropa y mi cabello que aún se encontraban húmedos.
-No quiero que mi madre te vea, no quiero más problemas con ella… – le expliqué – Además, con todo lo que está pasando, ya no quiero hacerla enojar.
-Val, ¿qué es lo que está pasando? – preguntó – No has querido decirme nada en concreto…
-Luke… mi familia está teniendo problemas con la embajada, cosas de políticos… Situaciones que quizá yo podría ayudar a solucionar, y bueno… algunos problemas económicos también… – le dije – Mi madre quiere que me relacione con las personas de nuestro circulo, políticos, gente influyente que me ayuden a crearme una reputación, que me enseñen… Y bueno, insiste en que salga con algún heredero o alguien así para que me ayude a mejorar mi imagen y así ser la sucesora de mi padre… Eso sin mencionar la ayuda para salir de deudas.
-Lo sabía… – respondió – Tú familia es un dolor de cabeza… Mi amor, si lo sigues pensando, ellos tarde o temprano te van a convencer…
-No, Luke, no… Yo te amo – aclaré – Te amo más que a mi vida, y lo que siento por ti nadie lo va a poder cambiar. Sólo ten paciencia… Tenme paciencia a mí, a mis padres…
-Es que… de repente tengo la sensación que te estoy perdiendo, que voy a perderte… – dijo triste.
- No, no… Es nunca – dije – Escúchame, lo nuestro significa todo para mí… Luke, soy tuya, soy tuya en cuerpo y alma… Luke, te amo, pero enserio ya tengo que entrar… Va a ser difícil que me escape hasta el puente… Así que todos los días yo voy a estarte esperando aquí en el jardín, a esta misma hora… Por favor, trata de venir.
Luke me dedicó una mirada triste, pero aun así me sonrió una vez más cuando me aseguró que allí estaría diario. Tomó mis mejillas entre sus manos y despacio se acercó a mí para volver a besarme, nos quedamos unos minutos más besándonos, y odiaba tener que hacerlo pero al mismo tiempo yo trataba de escaparme de sus brazos para entrar a la casa, hasta que finalmente le di un último beso antes de salir corriendo hacía la puerta.
Me crucé con mi madre en el recibidor, quien con una mirada desaprobatoria prácticamente me escaneó de pies a cabeza, me limité a ignorarla y me dirigí directamente hasta el despacho de mi padre, quien ya estaba disfrutando de su cena en solitario.
-Te ves muy feliz princesa, ligeramente desaliñada, pero muy feliz – comentó mi padre cuando me senté frente a él.
-Lo estoy, me da gusto verte tranquilo, contento… Me hace feliz verte y pasar el rato contigo – le expliqué.
-Princesa, me alegra que pases tiempo conmigo – respondió – Pero te conozco desde la primera vez que respiraste… Y esa sonrisa es por alguien más.
-No, para nada – negué mientras le robaba una fresa – Oye papá… ¿Tú crees que las cosas mejoren para ti, para nosotros? – pregunté cambiando de tema.
-Hoy estuve hablando con algunos amigos y diversos contactos – explicó – Si todo sale bien, las cosas van a arreglarse y a ser como eran.
- Papi… Y si en algún momento nosotros nos quedáramos sin nada… ¿Tú preferirías que yo me casara con alguien, pues que pudiera ayudarnos con las deudas y todo eso?
-Esas son ideas de tu madre – respondió a la vez que ella entraba en la habitación – Cuando tú te cases yo quiero que sea con un hombre que tú ames, el hombre que escojas porque de verdad te ame y te respete.
Le dediqué una gran sonrisa a mi padre justo antes de voltearme hacia mi madre con satisfacción por la respuesta tan acertada que yo había recibido.
-Pero no quiero que tú te preocupes por nada de eso – continuó – Es mejor que vayas a arreglarte, el joven Styles no debe de tardar en llegar…
-¿Harry Styles? – pregunté confundida.
-Sí, tú madre lo invitó a cenar hoy con nosotros – explicó.
-En realidad, cielo… - interrumpió mi madre – El joven Styles avisó hace un rato que se le complicaron las cosas y no podrá acompañarnos – dijo – Por favor ve a decirle a Bridgett que no tendremos invitados esta noche, princesa.
Le di un beso en la cabeza a mi padre antes de salir del despacho y dejarlos solos.
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Narrador.
-Sabes William... – comenzó a decir la madre de Valery – Estuve pensando… Y creo que Harry Styles es un gran partido para nuestra hija. Y no me hagas esas caras – advirtió – Es un hombre joven, trabajador y guapísimo… Y yo creo que está muy interesado en Valery.
-Sí,sí… pero e-ella – trató de decir el padre.
-Valery lo ha tratado muy poco – interrumpió Serena – Pero es mi hija, y la conozco bien… Yo creo que en el fondo a ella también le gusta… No quisiera forzar las cosas entre ellos… Pero la verdad es que me gustaría que se conocieran, que convivieran más… Quien quita y quizá hasta se enamoran…
-Bueno… No voy a mentirte, Harry Styles me agrada – admitió su esposo – Me parece un buen muchacho… Pero va a pensar que lo estamos frecuentando con otras intenciones…
-Ay William, ¿Por qué crees que ha venido tanto a la casa? – preguntó – Pues porque está muy interesado nuestra hija.
-¿Él te dijo algo?
-Por supuesto que no – respondió la mujer – Pero he visto la manera en que la mira, como se dirige a ella…
-Y, ¿Dices que también has notado que ha Valery le gusta? – insistió William.
-Así es… - afirmó Serena – Ella se pone como nerviosa cuando él está presente…
William Van Der Woodsen la observó dudoso un momento, a diferencia de la mujer, las intenciones que él tenía era simplemente en favor de una futura felicidad de su hija, pero finalmente accedió a que Harry Styles y Valery se siguieran frecuentando.
Fin de Narrador.
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Bridgett entró en mi habitación cuando estaba preparándome para dormir con un té en una bandeja, la recibí con una sonrisa mientras ella la ponía sobre la mesita de café que tenía en el medio de mi habitación.
-A ver… mi niña, ven conmigo un momento – pidió mi nana y yo me senté a su lado enseguida – ¿Tú de verdad estás enamorada de ese muchacho? – preguntó, tomándome por sorpresa.
-Lo sabes… - susurré, algo confundida porque ella tuviera esa información, aparentemente mi madre la había puesto al tanto de toda esa situación con Luke, con el fin de “protegerme” – Sí, estoy muy enamorada de él – admití.
-¿Estás segura? – insistió – Mi niña, yo creo que es solo uno de tus caprichos para llevarle la contraria a tu madre…
-No es eso, nana… Yo de verdad lo amo – repetí – De verdad estoy totalmente enamorada de él…
-Bueno… supongamos que lo estás – dijo – Pero, ¿Tú te has puesto a pensar que pasará si en algún momento te casas con ese muchacho? No dudo que él también te quiera mucho… Pero de amor no se vive…
-¡Ay, nana! – exclamé – ¡Tú sabes que a mí no me importa el dinero!
-Pues debería importante, pues desde niña estás acostumbrada a tenerlo… – dijo - ¿Sabes cuánto gana? – preguntó y yo negué con la cabeza – Me imagino que muy poco… ¿Tú crees que podrías vivir con una mensualidad que es quizá menor a lo que cuesta este vestido que traes puesto?
-Exageras – respondí – Y te repito, a mí no me importa.
-Es fácil decirlo ahora, niña – respondió – Aquí sentada es este sillón antiguo, en una casa como esta que prácticamente es un castillo, y sobre todo sin tener que preocuparse por si hay para comer… ¿Pero qué va a pasar cuando vivas en un departamentito, y tengas que hacer tú la comida, limpiar la casa, cuidar a tus hijos…? Entonces quiero ver sí de verdad sigue sin importarte…
Le dediqué a mi nana una mirada de desaprobación, con todos los años que llevaba cuidándome por supuesto que tenía el derecho de hablarme de esa manera, ella era prácticamente mí familia, es solo que cuando ella se enterara de toda la situación, yo esperaba que ella se pusiera de mi lado… Por supuesto mi madre se me había adelantado y la había puesto al tanto con su versión de lo que era mi vida amorosa.
-Piénsalo, mi niña… - dijo – Yo sólo te aconsejo porque te conozco perfectamente, y no quiero que te equivoques… Y mucho menos que salgas lastimada…