Casados Por Accidente

By -LILU-

218K 17.3K 14.4K

Alcohol: Droga psicoactiva en el que al comienzo de su consumo crea una sensación de alegría, felicidad y euf... More

C A P Í T U L O 1
C A P Í T U L O 2
C A P Í T U L O 3
C A P Í T U L O 4
C A P Í T U L O 5
C A P Í T U L O 6
C A P Í T U L O 7
C A P Í T U L O 8
C A P Í T U L O 9
C A P Í T U L O 10
C A P Í T U L O 11
C A P Í T U L O 12
C A P Í T U L O 13
C A P Í T U L O 14
C A P Í T U L O 15
C A P Í T U L O 16
C A P Í T U L O 17
C A P Í T U L O 18
C A P Í T U L O 20
C A P Í T U L O 21
C A P Í T U L O 22
C A P Í T U L O 23
C A P Í T U L O 24
C A P Í T U L O 25
C A P Í T U L O 26
C A P Í T U L O 27
C A P Í T U L O 28
C A P Í T U L O 29
C A P Í T U L O 30
C A P Í T U L O 31
C A P Í T U L O 32
C A P Í T U L O 33
C A P Í T U L O 34
C A P Í T U L O 35
C A P Í T U L O 36
C A P Í T U L O 37
C A P Í T U L O 38
C A P Í T U L O 39
C A P Í T U L O 40
C A P Í T U L O 41
C A P Í T U L O 42
C A P Í T U L O 43
C A P Í T U L O 44
C A P Í T U L O 45
C A P Í T U L O 46
C A P Í T U L O 47
C A P Í T U L O 48
C A P Í T U L O 49
C A P Í T U L O 50
C A P Í T U L O 51
C A P Í T U L O 52
C A P Í T U L O 53
C A P Í T U L O 54
C A P Í T U L O 55
C A P Í T U L O 56
C A P Í T U L O 57
C A P Í T U L O 58
C A P Í T U L O 59
C A P Í T U L O 60
C A P Í T U L O 61
C A P Í T U L O 62
C A P Í T U L O 63
C A P Í T U L O 64
C A P Í T U L O 65
C A P Í T U L O 66
C A P Í T U L O 67
C A P Í T U L O 68
C A P Í T U L O 69
C A P Í T U L O 70
C A P Í T U L O 71
C A P Í T U L O 72
C A P Í T U L O 73
C A P Í T U L O 74
C A P Í T U L O 75
C A P Í T U L O 76
C A P Í T U L O 77
C A P Í T U L O 78
C A P Í T U L O 79
C A P Í T U L O 80
Efecto Doppler
¡ÚNETE A NUESTRO SERVER!

C A P Í T U L O 19

3.3K 352 194
By -LILU-

Último día.

Sonic.

Hoy se cumplía el día número 5 de nuestro viaje, a su vez, el último. Ella se encontraba cambiando las canciones del estéreo hasta hallar una que le gustase, como era de esperarse, a partir de la canción número 100.

—Y entonces ¿dices que tenemos que pasar a comprar ropa para el frío?

—Sí, porque no me hiciste caso cuando te dije por mensaje que la empacaras.

—Oye, no creí que fuéramos a un lugar nevado, en este país es raro que nieve. —Dejó una canción en el estéreo, un cover de Crush 40, para ser más específicos, Fire Woman. No sabía el porqué prefería la música hecha por mis hermanos y yo, a la original, la cual tenía más calidad. Aunque obviamente, no reclamaría eso.

Suspiré, no me pondría a discutir con ella... Principalmente porque yo era igual de estúpido, había olvidado empacar mi chamarra. Un poco importante ¿no?

—Tampoco hay mucho de que preocuparse, según el GPS hay un centro comercial cerca. Nos desviaremos un poco pero no tardaremos en retomar carretera.

[...]

Nunca pensé en ir de compras con Amy. Y tenía que admitir que no era como las demás chicas con las que he salido, ella no tardaba siglos eligiendo una prenda. Era más simple aunque no podía negar que en ocasiones se comportaba muy indecisa.

No tardamos nada en la compra, la verdadera tardanza vino cuando teníamos que cambiarnos. Habíamos decidido que por el frío que ya se sentía en la zona era mejor ir un poco más abrigados, quizá no totalmente pero tampoco podíamos reducirnos a estar en pantalones de mezclilla.

Acordamos cambiarnos en el auto, ella fue la primera en entrar puesto que lo tenía más difícil que yo, debido a que debía cambiarse casi por completo, yo sólo los guantes, calcetines y tenis. Síp, Sonic The Hedgehog había venido preparado desde el último hotel que visitamos.

Estaba tardando mucho, —Yo permanecía fuera del auto para darle privacidad y vigilar que nadie se acercase.— sentía mis dedos entumirse por el frío. Chaos Amy, apresúrate.

A causa de su tardanza opté ir a echar un vistazo rápido, después de todo, el día después de que nos conociéramos —Sí, cuando ese certificado vino a nuestras vidas.— la había visto en ropa interior por el reflejo de la ventana.

Me limité a observar el auto con unos metros de lejanía, no quería que me tomara como un pervertido total. Amy me miró llegar, por un segundo creí que me apenas saliera del vehículo me llevaría un buen golpe.

Me hizo señas con la mano para que yo fuese hasta ella. Volteé a los lados torpemente para asegurarme de que era yo al que llamaba, al rectificar lo obvio, caminé dubitativo.

Abrí la puerta, sus mejillas estaban levemente sonrojadas, me dio la espalda.

—Es algo incómodo pero... ¿Podrías bajar el cierre del vestido?

La miré de arriba a abajo, ya tenía puesto el pants —Por debajo de su vestido.— y las botas que había comprado. Tomé el cierre con mis dedos y lo bajé lentamente, dejando a la vista su espalda y su sujetador. Creo que ahora yo era el sonrojado... Y posiblemente exitado.

—Gracias. —Me alejé del asiento.

—S-Sí. —¡No tartamudees, hijoeputa! Salí del auto y me recargué en un árbol cercano.— Por primera vez no me hiciste quedar mal. —Murmuré mirando hacia el "habitante de mi pelvis".

Salió a los pocos minutos con una sudadera puesta. Me desplacé con timidez a el automóvil, Amy abrió la puerta del asiento del copiloto, yo la tomé del brazo evitando que entrara.

—Es de los últimos recorridos que haremos en este viaje, ¿por qué no conduces?

—Eh... Aún no sacó mi licencia.

—Pero sabes conducir ¿no?

—Sí pero.

—Entonces no hay problema, las autoridades no suelen pasar mucho por aquí. Y si te refieres a que no conseguiste la licencia por algún error en tu prueba de manejo, tranquila, ya viví suficientemente bien. —Le saqué una sonrisa por la broma.

—Con una condición, tú me irás diciendo por dónde ir. —Dio una vuelta al auto para llegar al asiento del conductor.

—Para eso está el GPS. —Tomé del asiento trasero las prendas que me pondría y entré al lugar del copiloto.

—Sí, pero prefiero un "Dobla aquí, maldita sea" a un "dé vuelta a la derecha en 250 metros". —Reí.

[...]

Ingresamos a una ciudad cubierta de nieve, por suerte la mayor parte de sus calles estaban despejadas. Solíamos detenernos para que Amy pudiera tomar fotos por la ventana. Atravesamos la ciudad sin problema.

Llegamos hasta la montaña a la que teníamos planeado visitar, en su parte baja tenía pequeños puestos comerciales y un estacionamiento.

—Deja el auto aquí. —Demandé.— Bien, Ames, saca tu cámara y ponte los guantes. —Salí del auto poniéndome la chamarra y un gorro. Chaos qué frío el que hace.

Fui a uno de los puestos y renté dos tablas de snowboard. Una de un color azul oscuro y otra blanca con detalles grises y azules.

Hicimos fila para subir a la telesilla, afortunadamente avanzaba rápido. Cuando llegó nuestro turno yo fui el primero en subir, tuve que ayudar a Amy.

—Creo que es algo tarde para decirlo, pero le temo a las alturas. —Informó Amy.

—Sí, lamentablemente lo dijiste muy tarde. —Agregué sin darle importancia a su comentario.

La telesilla nos dejó en una zona en la que podíamos escoger alguna actividad determinada. Las opciones eran: subir más alto —Con ayuda del susodicho medio de elevación.— para esquiar, ir a una zona en la que se podía descender unos metros con ayuda de un trineo, zonas para hacer tubing y otra más para visitar un restaurante.

—¿Qué quieres hacer o fotografiar primero? —Pregunté, ella señaló el restaurante, ¡pero si acabamos de desayunar no hace mucho!— No te vas a salvar de todo esto yendo a un restaurante todo el día, ¿sabes? —Emitió un suspiro de derrota.

—¿Qué es lo menos peligroso?

—Creo que el tubing. —Asintió y fuimos hasta allí de nueva cuenta hicimos fila.

Ella sacó algunas fotos de la decoración del lugar, cuando se acercaba nuestro turno le dimos nuestros celulares, cámara y cosas que creíamos que podían romperse al encargado del lugar. Nos dieron un inflable con forma de disco, tenía un gran tamaño, era de un material delgado y flexible.

—Que suba primero la chica. —Nos dijo el instructor.— Tus manos en las agarraderas. —Amy obedeció.— Bien, ahora tú atrás. —Me coloqué en la parte trasera del inflable, Amy iba entre mis piernas. Me sujeté de las agarraderas igualmente.— ¿Listos?

Sinceramente no.

Él nos dio un empujón y salimos a toda velocidad por el carril destinando a nosotros, sentía como se recargaba en mí, su cabeza quedaba a la altura de mi barbilla. Ambos gritabamos aunque rápidamente pasaba a ser una risa.

El inflable comenzó a girar después de haber impactado con uno de los costados del carril. El recorrido terminó al pasar por las rampas de frenado que había al final.

A pesar de que el recorrido hubiese sido un éxito, al frenar caí a la nieve, ella quedó sobre mí. Riendo, claro.

Comenzaban a encantarme todas aquellas situaciones en las que terminábamos en posiciones incómodas, me gustaba tenerla cerca de mi cuerpo. Me la pasaría así todo el día si no fuera por el frío de la nieve.

—Quítate de encima. —Articulé riendo. La tiré a mi lado, me incorporé del suelo, ella hizo lo mismo, pero tomando un montón de nieve entre sus manos y comenzando a moldearlo.

Tomé el inflable de una de las agarraderas y salí corriendo divertido con Amy y una bola de nieve detrás de mí.

Lanzó el proyectil de nieve, no me dio. Presumí infantil volteando a verla sacándole la lengua y estirando uno de mis párpados. Se agachó tomando más nieve en sus manos. Continué corriendo.

Entregué el inflable sin ni siquiera agradecerle al empleado, Amy por fin logró conseguir que una de sus bolas de nieve me diera, directamente en la cara.

Mientras yo estaba en el suelo, ella aprovechaba para seguir lanzándome bolas de nieve en el cuerpo hasta que después de un rato se cansó. Me ofreció su mano para levantarme, la tomé y me incorporé. Sentí su mano gélida. Estaba congelada aún teniendo guantes.

—Estás heladísima. —No dejé de sujetar su mano.— No debiste de lanzarme tantas bolas de nieve, tonta. —Envolví sus manos con las mías. Llegó un punto en el que no sabía si aquel tono rojizo que llevaba en su rostro era por causa del frío o  por mí.

[...]

Subimos a un trineo, fue divertido aunque éste tomó más velocidad y a pesar de que intentamos frenar, Amy y yo terminamos chocando con un muñeco de nieve hecho por unos niños... Sí, bueno, creo que les arruinamos su día.

Antes de pasar a comer al restaurante,  preferí practicar la última actividad de aquí, snowboarding.

—¿Y alguna vez te has subido a una snowboard? —Pregunté, a lo que ella negó con la cabeza.— Pues hoy es su día de suerte, madam. —Le entregué su tabla, misma que habíamos dejado con los encargados de las zonas.— Mínimo ¿alguna vez has andado en patineta?

—Noup. —Suspiré. Parece que voy a tener que comenzar desde cero con esta chica.

Tras haber hecho un calentamiento previo, fijé sus ambos pies a la tabla. Ella me abrazó fuertemente no se le veían intenciones de quererme soltar. Yo la tomé de la cintura. Esperé a que tuviera más confianza y se equilibrara. Dejó de abrazarme al poco tiempo y sólo se recargó de mi pecho.

—Tranquilízate, te tengo. —Animé afirmando aún más mis manos que ahora posaban en su cintura. Quitó sus extremidades de mi pecho.— Flexiona un poco las rodillas, haz lo mismo con tu cadera. —La movió hacia adelante.— Tu espalda tiene que ir recta. —Pasé una mano por lo largo de su espalda.— Y dobla tus brazos para que queden a la altura de tus codos.

La tabla se deslizó un poco, gracias a el susto volvió a echarse en mis brazos. Rodé los ojos sonriendo. Llevó su vista a mis manos, éstas seguían en su cintura, justo como había dicho, no la había dejado de sujetarla en ningún momento. Se separó de mí como señal de que prosiguiera con la clase.

—La pendiente ya es bastante inclinada, así que no habrá necesidad de que te impulses. Sólo tendrás que recargar tu peso en tu pie delantero. Para girar deberás pasar el peso de tu cuerpo a los dedos del pie delantero y gira el cuerpo en la misma dirección. Si quieres ir hacia el otro lado, gira y presiona con el borde del talón del pie trasero. Para frenar es casi lo mismo, sólo que deberás poner las presión en ambos pies y colocar la tabla horizontalmente. —Me miró indecisa.— Vas a avanzar, no te preocupes, soy más rápido que nadie, llegaré antes de que te estrelles. —Anexé una risa a mi broma. Sonrió un poco más confiada e hizo lo que le pedí.

Al principio parecía ir lento, no la culpo, es su primera vez. Aunque mientras más avanzaban, ese miedo comenzaba a irse. Sonreí por aquello, ella frenó al haberse alejado apenas 2 metros abajo, creo que estamos listos para ir más arriba.

Me coloqué la tabla y abordamos la silla aérea, en el camino ella fotografió la ciudad, era increíble verla desde esta altura. Bajamos en la zona de embarque, mayoritariamente habían esquiadores.

—¿Estás segura de querer llevar la cámara tú? —No era por tirarme flores, pero era más experimentado lo que hacía que las probabilidades de tener una caída se vieran reducidas.

—Nah, me arriesgaré. —Soltó con confianza.

Vislumbramos la pendiente. A pesar de la confianza que denotaba su rostro, sé que también tenía angustia.

—Iré contigo en todo momento, ¿bien? —Asintió.

—Entonces tengo mucho de que preocuparme. —Di una carcajada.

—Vámonos ya, exagerada.

Ella comenzó a inclinarse para llevar su peso a el pie delantero como le enseñé. La seguí.

Una vez comenzó a hacer giros yo fui a su lado contrario con el fin de no estrellarnos. Izquierda ella, derecha yo. Derecha ella, izquierda yo. Fácil de entender.

Me separé un poco para dar un salto en una de las rampas que habían en el parque, tampoco eran muy inclinadas. Se sentía genial el viento gélido en mi cuerpo.

Amy se había adelantado un poco, encogí mi cuerpo con el fin de ganar más velocidad, la rebasé. Frunció el ceño mientras que yo sonreía. Comenzamos a hacer carreras entre nosotros, llegamos al final de la pista y frenamos, yo había ganado.

—¡Fue increíble! —Exclamó entusiasta.— ¿Podemos repetir? —Reí.

—Of course. —Sonreí egocéntrico.

[...]

Después de repetir el proceso varias veces —Con caídas incluidas.—, fuimos a comer al restaurante. Afortunadamente tenía calefacción. Así como también una rocola con música de los años 70, he de admitir que comí muy a gusto.

Me pidió volver a ir a la cima de aquella montaña, tuve que aceptar.

—Quédate aquí. —Avanzó. ¿Qué planea?

Se deslizó unos cuantos metros y frenó. Me miró y encendió su cámara. Ya sé qué quiere.

Descendí sobre la cumbre nevada, quise lucirme un poco, hice giros muy cerrados, logrando así levantar gran cantidad de nieve. Ella tomó la foto sonriendo.

[...]

Ese mismo día nos regresamos a casa. Al principio del trayecto la noté muy animada mirando las fotos que había tomado en toda su estadía, me di cuenta de que tiene muchas en las que salgo yo ¿me fotografió sin que me diera cuenta? Sonreí ante aquel pensamiento.

La noche ya había caído. Amy ahora yacía dormida, habíamos acordado turnarnos. En unas horas yo estaría durmiendo y ella conduciendo.

Pasé a una gasolinera para recargar el tanque. Aproveché para mandarle un mensaje a mi mejor amigo.

Sonic:
—Oye.

Tails:
—¿Qué?

Sonic:
—No sé por qué te contradigo. Siempre terminas teniendo razón.

Tails:
Me encanta que me halaguen, ¿pero a qué va todo esto?

Sonic:
Me enamoré.

Escrito: 28/12/2017.
Publicado: 28/07/2018.

Puto el que terminó de leer el capítulo.
Desputo el que comente y vote.

Continue Reading

You'll Also Like

88.1K 5.7K 23
la convivencia de Levi y hange es más cercana de lo que pensaban :3
199K 8K 30
Comics de este gran anime. _ Ninguno de los comics presentados aquí son hechos por mi, créditos a sus respectivos creadores. _ Los personajes tampoco...
33.5K 4.9K 32
Ahora te escribo cartas, tu recuerdo sigue plasmado en cada una de estas palabras... El destino nos ha separado, ya no estamos juntos. Pero por favor...
2K 270 20
𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍𝐓𝐄𝐄𝐍 ; 𝐓𝐑𝐀𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈Ó𝐍 JunHui llega a casa un día y encuentra la calle llena de coloridos aviones de papel. Bastante confundido, re...