『 ɢ ᴀ ɴ ʙ ᴀ ʀ ᴜ || jungkook...

By ssoftnana

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Para Jungkook, todo debía siempre estar organizado y dirigido. La prudencia y en análisis de situación regían... More

『ρяợℓσɢσ』
Capítulo 1 + booktrailer
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
『 personajes *・゚✧
『 booktrailer ─ 2 ─ special jungkook's day』
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
『 + personajes (♡ゝ◡╹♡)ノ・゚✧
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
fαηαятѕ ∂єℓ fαηfic (っ◔◡◔)っ
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Epílogo
Escena extra + comentarios.

Capítulo 11

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By ssoftnana


[]     

Capítulo 11: Golpes bajos.

—¡Pollo agridulce!—sentí los agónicos gritos desde la primera planta del chico unicornio, sin embargo, en cuanto me dispuse a caminar por el gran pasillo de la casa, los brazos de Jungkook se enroscaron con más fuerza en mi estómago y hombros, como una serpiente asesina.

—Mira, mi pulmón está diciendo que para cuándo me sueltas. —bromeé, pero  ni siquiera así él me soltó. Podía sentir como todo su cuerpo estaba rígido, nervioso, llegaba a mi como ondas. 

—No me asusta. —dijo, su voz alzándose sombre mi cabeza—Me pone incómodo. —enarqué una ceja, fue el momento más escéptico de mi vida. 

Él apoyó lentamente su mentón sobre mi cabeza, viéndose obligado a inclinarse un poco, fue como si todo su cuerpo me apretara a él, a pesar de ser sus brazos, sentí cada fibra de su cuerpo pegado al mío, su pecho duro apretado a mi espalda, sus cálidos y fuertes bíceps apretando mis hombros, y hasta sus muslos, que rozaban los míos desde atrás.

—Claro, no estás asustado. —ironicé. 

Pero no fue solo eso, podía pensar que me tomaba el pelo para acercarse a mí, de hecho fue lo primero que se me ocurrió, uh, desconfiaba mucho de él. Pero la forma en la que temblaba, en como su respiración se había agitado y la manera en la que se encogía ante cada movimiento y sonido decían las personas de la sala me hacían dudar en gran medida. 

En lugar de responder a mi obvia burla, pero su respuesta fue un tímido movimiento de cabeza, la agitó sobre la mía, y me dije que probablemente no quería hablar.

—Oye—bufé en un quejido, me estaba abrazando con demasiado fuerza y quería ver como estaba Terrón de Chocolate y su escoba mágica, o lo que sea. Era raro, inevitablemente me había caído bien, además, no se veía como alguien necesariamente valiente.

Me agité, enterrando mis dedos en el grueso brazo que cruzaba sobre mis clavículas he intenté quitármelo, obviamente no tuve demasiados resultados. Lo único que obtuve fue el suficiente espacio como para girarme en sus brazos y cuando quedé frente a él, sus brazos se cerraron bruscamente en mi espalda y mi rostro golpeó su pecho, ahora, pegando literalmente todo su cuerpo, incluso sus piernas a las mías.

—Te voy a... —solté un suspiro, estaba cansándome.

Me sentí sofocada, por lo que solté un gruñido y apoyé mis manos en su estómago para empujarlo, entonces, cuando mis dedos se apoyaron torpemente sobre su ropa los arrastré hacia arriba sin darme cuenta, sintiendo como la tela fina de su suéter negro cedía al forcejeo y se levantaba de un tirón, mis manos estuvieron al contacto con su estómago en un segundo.

Bueno.

Okey.

Mierda. 

Bien, era la primera vez que tocaba el cuerpo de un chico, y si me pedían que definiera en pocas palabras el estómago de Jeon diría; caliente, duro, y, recién lo noto, también tatuado.

Entré en el mayor pánico hetero que alguien hubiera sufrido en la historia de la adolescencia y me quedé completamente inmóvil y con los ojos bien abiertos. Cuando ante el tacto frío y sensible de mis dedos sentí lo caliente y firme de su estómago, percibiendo los pronunciados relieves de sus abdominales. Él metió el estómago al sentir mis dedos fríos y sentí como sus abdominales se tensaban y se ponían aún más duros.

—¿Estás intentando distraerme?

—¿Qué?

Levanté rápidamente la cabeza, sintiéndome en llamas de la vergüenza y vi como su mirada viajaba lentamente hacia abajo y enseguida ascendía morbosamente por mi cuerpo, como si estuviera midiendo mi cuerpo, con una intensidad que me dejó rápidamente sin aliento.

—Porque creo que está funcionando. —cuando mis ojos se encontraron con los suyos parecieron enredarse, y el resto de la habitación desapareció. De golpe sus ojos están más oscuros y más nítidos de lo normal, me miraba con tanta intensidad que sentí como mis rodillas querían temblar y su declaración no ayudó precisamente.

—Mírate—aclaré mi garganta—Sucio bastardo. —quité mis manos torpemente—Bajemos a la sala, deja de ser un niño —su mano  fue a parar rápidamente a uno de mis hombros, lo apretó apenas y aclaró la garganta. —¿Qué?—no respondió, sino que simplemente se me quedó viendo a los ojos de una forma tan intensa que el estómago se me encogió. Su mirada brillaba fuertemente, y me quedé sin aliento al identificar todas las emociones que bullían con insistencia en la misma. Era algo que jamás había visto de él.  

¿Quizá la estaba pasando mal? Me lo replanteé ¿Quizá tenía algún trauma o algo así?

—Oye, bast...—aclaré mi garganta, recordé que estaba con alguien que la estaba pasando mal y me obligué a comportarme como un ser humano decente, o al menos intentarlo—Jungkook, no va a pasarte nada.

—Sé que no va a pasarme nada. 

—¿Entonces qué?—apretó mi hombro un poco más fuete, y lo miré desconcertada, frunciendo las cejas. Él había comenzado a mirar un punto en algún lugar de la ventana y se quedó viéndolo con insistencia, como si quisiera olvidar donde estaba de pie.

Inspiré con fuerza. Bien, me caía mal, si. Le detestaba, sí. Pero supongo que Jungkook también era un ser humano como cualquier otro, con temores y debilidades, además, si quería ir a la planta baja, realmente debía actuar, y él necesitaba algo que lo hiciera despertar del pequeño pánico en el que estaba. 

Maldije en voz baja antes de actuar. 

Me acerqué a él lentamente, como si tuviera miedo de su reacción, y apoyé ligeramente mi mejilla en la fortaleza de su pecho, cerré los ojos dándome ánimos mentales y enrollé mis brazos alrededor de su cintura.  Sentí como todo a nuestro alrededor se tensaba y me pregunté si fue una buena idea, porque su cuerpo se había puesto rígido. 

—Está bien, —me costaba un poco hablar, todo era demasiado abrumador. —Ya sabes, para estar bien con la luz tienes que estar bien con la oscuridad.  Como el poema de mierda ese, donde habla del bien y del mal, y quieres que exista el bien, también debe existir el mal. —murmuré, ni siquiera sabía que demonios estaba diciendo. 

—Esta casa me... me trae malos recuerdos. —murmuró, su voz fue casi un hilo, como si en realidad no quisiera que lo escuchara. Fruncí el seño ¿Ya había estado en esta casa?

Pensante, enderecé la espalda, aún con los brazos alrededor de su cintura y él rápidamente apoyó la palma de una mano en medio de mi espalda, como si tuviera miedo por si me alejaba. Por alguna razón, no lo hice. Sus palabras me trajeron recuerdos que yo a veces también intentaba ignorar, y, de alguna forma, lo entendí. Levanté el cuello lo más que pude y lo miré a los ojos, me pregunté que clase de malos recuerdos albergaba en su interior, y qué tan malos eran. 

—No puedes ignorar los malos recuerdos. —hablé, la seriedad se disipó en mi tono de voz y fui completamiento consciente, quise dejar de hablar, pero me fue imposible—Nunca tendrás paz si los ignoras. —algo nuevo brilló en lo profundo de sus ojos, un brillo que aleteó y aleteó, un brillo que nunca había visto. Ese momento, justo ese, fue muy extraño y abrumador, como si estuviéramos en un punto muerto donde ninguno era capaz de dejar de ver al otro, un intenso magnetismo que unió nuestras miradas como imán, me fue inexplicable y un tanto turbador.  

Sus párpados temblaron, incapaces de contener todas las emociones que reflejaba su mirada—¿Qué debo... hacer entonces?

—Solo puedes enfrentarlos y aprender de ellos. Es la única forma de dejarlos ir. —sentí como mi estómago se retorcía fuertemente, mi mente se había llenado de recuerdos que aún ni siquiera había superado y todo aquello pareció reflejarse en mi mirada angustiada, porque entonces, Jungkook inclinó nuevamente la espalda, y con un ligero y sorpresivo empujón en miedo de mi espalda, me envolvió en sus brazos nuevamente. 

Me sentí contrariada por mis emociones, que querían dejarse llevar por el abrazo, y mi insistente cerebro que gritaba que lo golpeara o me alejara, después de todos los horribles momentos que Jungkook me había hecho pasar en el Instituto. Pero mi corazón ardía tanto de angustia en ese momento que solo fui capaz de descansar mi mejilla en su pecho, que de golpe, era lo más cálido que había encontrado en mi vida. 

—Vamos, —di un respingo lejos de su cuerpo de golpe, intentando ignorar todo lo que acababa de ocurrir y tragando fuertemente saliva. Jungkook me miró un poco sorprendido, a pesar de su gran tamaño parecía más bien un niño perdido. Me aclaré la garganta e intenté fingir voz de hombre, aunque solo era mi voz, un tono mas grave—Tome mi mano, este caballero la escoltará.—bromeé. Hice una pequeña reverencia, colocando un pie detrás del otro, pero nuevamente salió mal y me tambaleé estúpidamente en la oscuridad. 

La sombra de una sonrisa brilló en sus oscuros ojos y por alguna razón, me sentí mejor. 

—¿Un caballero que saluda como una mujer?

—¡Por supuesto! Tienes tanta suerte, —me di media vuelta hacia el pasillo—Tienes suerte de que no tenga una espada para cortarte un... —de improvisto, sentí un tirón. Jungkook agarró mi codo fuertemente y luego, sus dedos se deslizaron gentilmente por mi muñeca, causándome cosquillas en la misma. Finalmente, entrelazó tímidamente nuestras manos, tenía la cabeza gacha y se miraba los pies, mientras que sus dedos obligaban a los míos a abrirse y a enredarse en ellos.

Aclaró torpemente su garganta—A... ahora sí, vamos. —su nivel de dulzura me subió como un gusto dulce y agradable a la boca del estómago y quise escupir y maldecirme.

¿Qué carajos me pasaba?, ¡él era Jeon!, ¡era un bárbaro que... bueno, ¡era un idiota que... uno que, bueno, ahora mismo quería lamer.

Demonios.

Caminamos lentamente por el pasillo, y cuando llegamos a las escaleras hice una pausa, más bien porque Jungkook me jaloneó. Las paredes color crema descendían estrechas hasta un punto abajo donde todo estaba negro, él último escalón no se veía debido a la oscuridad y linternas bailoteaban de aquí para allá junto a las voces de los que aún estaban por la fiesta. La oscuridad del pasillo pareció ponerlo, ya saben, "Incómodo"

—Princesa, —dije, esta vez hice una voz mucho más aguda y afeminada—Ahora descenderemos por las escaleras ¡Dónde el poderoso dragón...!

—Ya deja de tontear. —me interrumpió, malhumorado. Sin embargo, en ningún momento me soltó la mano ni se despegó de mi cuerpo mientras bajaba las escaleras con él a mis espaldas. Al llegar al último escalón un escándalo de voces y linternas y risitas nos golpearon, me tapé los ojos el dorso de mi mano al ser alumbrada por tres linternas blancas que me quemaron los ojos.

—¡Pollo agridulce, ahí estás, ven, te protegeré con mi escoba! ¿Dónde estabas?

—Me asusté y le pedí a Jeon que me acompañara al... al... al baño. —agradecí la falta de luces, porque esto de mentir no se me daba muy bien y esto de alguna forma me resguardaba.

—Waoh, que valiente.—Terrón de Chocolate saltó del sofá—Yo no hubiera podido.

Ay si claro.

¿Dónde demonios estaba Niwa, carajo? Ni siqueira estab aquí, Dios, probablemente está compartiendo gérmenetes con algún extraño. Cuando me dispuse a ir a buscarla entre el gentío de pocas personas, sentí otro tirón.

Vi la mirada de Jeon, demasiado intensa pero no lo suficiente como para ocultar su agradecimiento. ¡Qué tal!, él era humano después de todo. Lol.

  ❆  


—¡Joven!

Mierda. Mierda. Mierda. Con un súbito susto, rápidamente bajé de la patineta y la sostuve en mis manos, caminado rápidamente por los pasillos del instituto.

—¿Le gusta su patineta?—diablos.

—Si.

—Pues manténgala lejos del piso. —fue lo último que escuché del profesor Woo antes que la campana sonara y toda una manada de alumnos de abalanzara a los pasillos. Yo por otra parte caminaba lentamente, después de todo era el timbre de salida y yo de todas formas tenía que quedarme a entrenar.

No había visto a Jungkook en todo el día, y venga, no sé por qué pienso en eso, digo, después de todo él es de último año, uno más que yo. Pienso que es por lo de la fiesta, tenía a Jungkook como un idiota, de esos de gran escala, de los típicos blanquitos privilegiados que les importaba una mierda los demás. Siempre con su chaqueta de hockey, se veía tan grande y amenazador, pero ahora yo lo había visto en su peor momento, no parecía tan presumido, después de todo, sólo era una persona, una que también podía ser débil.

Solté un suspiro, sentándome en una banca del pasillo y esperando al entrenador. Coloqué mi patineta debajo de mis pies y sostuve mi móvil, hablando con mi abuela.

old shit lady

¡Ah!, tu abuelo de nuevo hizo la comida muy liviana. Sus dietas son un asco. Así me voy a deteriorar más de lo que estoy.

Lmao, se supone que hace tu vida más larga y saludable.

old shit lady

¡Mi culo!, dame grasa y carne. La vida es corta, sobre todo para viejas como yo.

Solté una carcajada, agradeciendo el hecho de estar completamente sola en el pasillo.

old shit lady

En fin, ¿cómo estuvo la fiesta?

Genial, si eres Satán y te gusta el sufrimiento humano.

Vi como mi abuela escribía, sin embargo, unas voces en el pasillo atrajeron mi atención.

Oh no. Ese imbécil. Mas bien los dos, ugh.

En fin, en la escala de blanquitos privilegiados idiotas que alguna vez había tenido la mala suerte de cruzarme en la vida, Lee Sehoo era el de la cúspide. El King Kong de los idiotas. El Godzilla de los pobres y desamparados descerebrados. Gracias a ciertas situaciones que tuve el desagrado de presenciar, descubrí que él y su mejor amigo disfrutaban atormentando la vida de los demás, a pesar de ni siquiera pertenecer a este institución, como son de otro equipo de hockey que practica aquí, se los ve seguido. Les gustaba burlarse de los bajitos, débiles, o, en mi caso, si no eras una "señorita femenina" como la sociedad esperaba de ti. Era ridículo, es decir, ¡a ver, que estamos en el siglo xxi, madura de una vez joder!, pero así era. Eran unos blanquitos privilegiados adinerados, y si los tocabas entonces el director se las vería con papi y mami.

Levanté mi patineta y la puse sobre mi falda, ahora ambos seguían a un chico riéndose, no, probablemente burlándose de él. Agh.

—¿Piensas pedir regalo en navidad?—fruncí el ceño. Ambos seguían a un chico, era bonito y bajito. Su cabello era de un naranja preciosos y, mh, no sé, creo que ya lo he visto.

—¡Sehoo que dices!—su amigo se mofó y carcajeó. —Si Jimin se sienta en las piernas de Santa se las quiebra, cerdito Park no podrá.

Alcé las cejas y eché la cabeza hacia atrás. Okey, esto es repulsivo.

El bajito se veía incómodo —tampoco lo culpo—mientras caminaba recto y nervioso. Los chicos estaban a ambos lados de él, no podía ignorarlos, sobre todo porque ellos amaban llamar la atención. Par de imbéciles.

—Tranquilo, sopa de cerdo, no quiero molestarte. —su amigo frunció el ceño.

—¿Sopa de cerdo?

—Tiene toda la grasa encima—escuché fuertes carcajadas, sintiéndome enferma y muy mal, oh dios, ¿cuál era el problema de esos dos, mierda?, me estaban poniendo de mal humor.

El chico, Jimin, al parecer, se vio nervioso he intentó doblar en las escaleras, sin embargo, Sehoo se puso frente a él y el pelinaranjo chocó contra él. La tensión de la situación llegó hasta aquí, y eso que estaba del otro lado.

—¿Cuál es tu problema?—Sehoo empujó al más bajo, provocando que él se tambaleara torpemente—¡Te estoy hablando, responde, saco de grasa!—volvió a empujarlo, y ahora este calló de culo, apoyando las manos en el piso y con la respiración agitada—¿Quieres problemas?

Ay dios, no.

Me puse rápidamente de pie, sintiendo ansiedad y adrenalina y preguntándome que mierdas iba a hacer. Pero bueno, si Sehoo iba a golpearlo, por lo menos que sepa que no está solo.

—¿Cuál es problema?—chillé con histeria, demonios, el pequeño pelinaranjo se veía como una muñeca de porcelana de cerca.

Ni de coña iba a dejar que lo golpeara.

Sehoo se giró hacia mí como un toro furioso, su mirada era negra e intensa he instintivamente di un paso atrás. Joder, ¿qué mierda estoy haciendo?

—Fuera, Jihee, nadie llamó tu culo de patinadora. —lo vi incrédula.

—¿Quién mierda te crees para echarme?—él se volvió a girar hacia mí.

—¿Crees que no te tocaré por ser chica?—dio un paso hacia mí. Yo enarqué las cejas, y di un paso más a él. 

—¿Crees que quiero privilegios o tu maldita lástima por ser chica?—sentí una alarma en mi cabeza, como algo diciéndome "te van a matar, sal de aquí", este no era mi problema y no se habían metido conmigo. Sin embargo, miré nuevamente al chico de cabello naranja, sentado en el piso y con ojos asustadizos. 

Me dolió el pecho. Dios, ¿qué clase de maldito ser humano no hacía nada cuando veía esto? 

—Lárgate.—me gruñó. 

—Jódete —el ambiente se tornó espantosamente asfixiante de golpe y entonces los tres chicos me miraron súbitamente, dos de ellos sorprendidos, Sehoo demasiado molesto.

Se giró lentamente hacia mí y caminó, sentí ansiedad y miedo y muchos sentimientos se arremolinaron en mi interior porque sabía que este chico podía golpearme sin tener remordimientos al mas débil, y por su expresión, probablemente no faltaría mucho para que eso pasara.

Se acercó y bajó la cabeza amenazador hasta quedar demasiado cerca de la mía, su boca olía a muertos y sentí arcadas.

—¿Qué-dijiste?—su aliento golpeó mi cara y a pesar de todo el miedo que me consumía levanté orgullosamente la mandíbula, antes de mostrarme débil fuerte a este imbécil o ceder, honestamente, prefería que me golpeara.

Lo miré fijamente antes de decir fuerte y claro—Jó-de-te. —El dolor explotó rápidamente en mi cara. Mi boca se hundió en sangre. Un puño que parecía revestido de acero aterrizó en mi mandíbula con tal fuerza que hizo azotar mi cabeza en los casilleros junto a mí. Sentí un chillido y pestañee variadas veces sintiendo como la sangre se desplazaba por mi boca, metálica y asquerosa, tenía ganas de escupir. Me enderecé nuevamente, sintiendo como un hilo de sangre caía traicionero por la comisura de mis labios y con un dolor horrible de cabeza.

—Sehoo, vámonos. —su amigo parecía nervioso por mi estado, o eso creo, me sentía demasiado mareada como para ver con nitidez.

—Piénsatelo antes de hablarme en ese tono, pequeña puta. —apoyé una mano en los casilleros, sintiendo como me desestabilizaba y el equilibrio me fallaba. Sehoo me sonrió con sus estúpidos dientes amarillentos y sentí más náuseas.

—Eres un ma... marica, de... mierda. —solté pesadamente. El pelinaranjo me abrió los ojos, como dos gigantescas bolas inocentes me miraron temiendo lo peor. Yo estaba demasiado mareada como para pensar con claridad.

Sehoo paró su paso de golpe.

Oh oh.

—Sehoo...—su amigo estaba más nervioso ahora, intercalaba frenéticamente su mirada en el golpeador y yo, no entendía, incluso parecía espantado. ¿A qué le temía él?

Una mano callosa y grande sostuvo el cuello de mi camisa blanca y el estúpido moño del uniforme se cayó al piso. Volví a sentir el horrible hedor de su boca cerca de mi rostro, pero no podía enfocar bien.

—Repítelo. —sentí miedo y ansiedad, pero él ya me había golpeado, ¿qué me haría uno más?, respiré hondo, intentando controlarme estúpidamente he intenté enfocar mi vista en sus ojos.

—Te... dije; ma-ri-ca. —a pesar de no poder enfocar bien la vista, vi el rostro de miedo en los dos chicos de atrás y entonces vi la mirada de Sehoo.

Bueno, esto va a doler.

Su rodilla se disparó en mi estómago, tomándome por sorpresa y fue como si explotara mis pulmones, me doblé agarrando mi abdomen de dolor, sintiendo náuseas y falta de aire. Caía al piso mareada he intentado desesperadamente poder respirar, fue como si un intenso y sofocante fuego me consumiera la garganta y el estómago, las manos comenzaron a temblarme y quedé apoyada de rodillas y las manos en el piso pulido, viendo mareada como lo manchaba de sangre.

Sentí un par de pequeñas manos que me tomaban de los hombros y me ayudaban a sentarme. Fue una mala idea. En cuanto mi cabeza se reestableció derecha, me sentí espantosamente mareada y mi frente palpitó, fue como si me hubieran golpeado por segunda vez, solo que esta vez fue la gravedad.

—Iremos a la enfermería.—sus manitos intentaron tomarme de los hombros, pero gruñí y me alejé.

—Estoy bien, —jadee, tomándome fuertemente el estómago—golpea como bebé.

El pelinaranjo me vio con las cejas fruncidas, pero en cuanto separó los labios para hablar, un fuerte chillido hizo que nos giráramos al pasillo. Ay no, ¿qué hace aquí?

—¡Sangre!—chilló terrón de chocolate—¡Iré por una enfermera!

—Estoy bien, pero no llames la aten-

—¡ENFERMERA, UNA ALUMNA SE ESTÁ DESANGRANDO EN MEDIO DEL PASILLO, LA PERDEMOS, LA PERDEMOS!


y pos aLV, ¿CREYERON QUE JUNGKOOK IBA A SALVARLA?, POS NO, LOS HÉROES NO EXISTEN EN LA VIDA, ASÍ QUE MAS LES VALE APRENDER A DEFENDERSE v:<

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