Visita.
Sonic.
Tres meses habían pasado desde aquella noche de fiesta. No había sabido nada de aquella chica, mi esposa. Era raro estar casado sin tener pareja.
—Sonic. Viejo. Hey. —Volteé.
—¿Qué pasa?
—Es tu turno. —Señaló con la mirada el juego de cartas que teníamos en la mesa.
—Ah. —Tiré una carta.
En dos tiros más, gané. Sonreí de forma presumida. Él frunció el ceño.
—Sonic. Ven a ayudarme con esto. —Me llamó Tails.
Me paré de la silla y fui hasta él. Knuckles deshizo el juego de cartas, era la quinta vez que le ganaba hoy.
—Mejor juego solitario. —Lo alcancé a oír mientras me alejaba.
Reí por ello. Fui hacia Tails, quien se encontraba soldando con el cautín un cable.
—Hey bro. —Le di un golpe a su hombro amistosamente.
—¡No me muevas, estúpido! —Aquejó alarmado. Yo solté una carcajada.
—¿En qué te ayudo?
—Necesito que me compres unas cuantas piezas. En la mesa de allá está la lista y el dinero.
—¿Las compro en el lugar de siempre? —Cuestioné metiendo el dinero a mi bolsillo y doblando la lista.
—Síp.
—Bien, vuelvo luego. —Salí de la casa.
[...]
Entré a la refaccionaria. Él tipo de detrás del mostrador me sonrió, posteriormente me saludó agitando la mano.
—¿Qué tal? —Saludé.— Necesito estas piezas. —Le entregué la lista.
—Iré a buscarlas enseguida. Blaze, crúbeme si un cliente llega. —Se retiró.
Comencé a mirar a mi alrededor, curoseaba las piezas con la mirada. Debido a su tardanza, saqué mi teléfono móvil para contestar algunos mensajes.
—Aquí tienes. —Volvió cargando una caja con las piezas adentro.— Van todas pero puedes verificar si quieres.
Pues... No sé ni siquiera cuál pieza es cuál así que prefiero no quedar como un completo imbécil aquí.
—Nah, confío en ti. —Le entregué el dinero que me dio Tails. Él cobró y me dio el sobrante.— Nos vemos. —Me despedí sonriéndole.
—¡Adiós, Sonic!
Salí del local y corrí con la caja en manos hasta el taller de Tails.
[...]
Amy.
—Y pues tengo planeado hacer eso. —Terminó por explicarme Rouge.
—¡La idea no está nada mal! Pero te será algo caro alquilar el lugar.
Mi celular vibró. Lo revisé, era un mensaje de whatsapp, de Blaze exactamente.
Blaze:
—Oye, acabó de encontrarme al chico de la fiesta de Sally. El erizo azul ese.
¡¿Qué?!
—¡Rouge, Blaze vio a Sonic!
—¿Sonic?... ¡Ah! El amigo azul del erizo guapo de la fiesta.
—Sí, él.
He estado intentando contactar con él para darle solución a esto del matrimonio, cosa que no le he contado a nadie. ¡Es una maldita presión no poder hablarlo!
Amy:
—¿Y qué pasó? ¿Dónde te lo encontraste? ¿Lo detuviste?
Blaze:
—No precisamente... Simplemente fue a mi trabajo a comprar unas piezas y se fue. Mi jefe lo conoce, le puedo preguntar por él si quieres, pero tendrás que esperar hasta mañana, ya he salido de trabajar y me niego rotundamente a llamarle.
Si me hubiera contestado las putas llamadas no tendría que estar pidiendo estos estúpidos favores. Es increíble que haya sido yo quién le dijo que prefería que no tuviera mi número y ahora soy yo quien necesita hablar con él.
Amy:
—¡Sí, sí! Mañana se lo preguntas.
—¿Qué te dijo? —Cuestionó Rouge apartando mi vista de la pantalla del celular.
—Dice que mañana le preguntará por él a su jefe.
[...]
Rouge se fue de mi casa. Busqué entre diversos papeles en los cajones, ahí estaba aquel documento que tanto me tenía estresada. Lo leí de nuevo. Suspiré cansada de aquella situación, investigué por mi propia cuenta el proceso del divorcio, uno de los requisitos era contar con al menos un año como matrimonio.
Me recosté en la cama. Coloqué el papel en el pequeño buró de al lado de mi cama y me decidí por dormirme, mañana sería un sábado algo ajetreado.
[...]
—¡Amy Rose! —Desperté por los gritos aturdidores de mi madre.
Abrí los ojos con molestia.
—¡¿Qu-. —Me quedé callada al mirar el por qué de su enojo. Tenía mi certificado de matrimonio en la mano.— Eh... Es falso.
—¡Tiene el sello del Registro Civil! Es ilegal hacer documentos falsos.
—Bue-Bueno, tampoco me refiero a que cometa actos ilegales.
—¡¿Entonces es real?!
Ay mierda.
—Un poquito. —Me miró consumida en furia, casi podía palpar la tensión que había en el aire.
Ahora... ¿Cómo puedo explicarle que me he casado estando borracha?
[...]
Blaze.
Amy:
—¡Blaze! Necesito que averigües su número, dirección o algo. Ha surgido un problema urgente.
Blaze:
—¿Qué pasó?
Amy:
—¡QUELEPREGUNTES,MALDITASEA!
Blaze:
—Me encanta que a pesar de tu desesperación tengas tiempo suficiente para respetar los signos de admiración y comas.
Amy:
—¡¡¡BLAZEEEEE!!!
Blaze:
—Ya voy, ya voy.
Salí de la bodega, caminé hasta el mostrador, lugar dónde estaba mi jefe texteando en su celular.
—Eh... Jefe ¿Puedo hacerle una pregunta?
—Dime.
—El chico que vino ayer, el erizo azul, eh.
—Sonic.
—Sí, él, Sonic... ¿Tiene su número?
—No, no lo tengo. Puedo preguntarle la próxima vez que venga si gustas.
—¡No! Eh, digo, em, no. Es que requiero su número ahora. Ha surgido un problema relacionado con él.
—Bien, bien, tranquila. Sé la dirección del taller de uno de sus colegas. Sonic suele ser quien le ayuda ahí, él debe de saber su número.
—¿Podría darme la dirección?
—Maryland número 56. No creí que te gustara tanto.
—¡É-Él no me gusta! Estoy ayudando a una amiga que lo conoce. —Comenté a la defensiva, estaba sonrojada.
—Ya. Claro. Si vas a buscarlo sólo no te tardes, hay mucho trabajo acomodando la bodega.
—¡No voy a ir a buscarlo!
—Entonces arregla la bodega.
—Argh. Enseguida, señor.
Saqué mi celular y comencé a escribirle a Amy.
Blaze:
—No tiene su número ni nada por el estilo. Pero me ha pasado la dirección de uno de sus amigos, dice que se la pasa todo el día con él así que no tendrás problema en encontrarlo. La dirección es: Maryland número 56.
Amy:
—¡Gracias, Blaze!
[...]
Amy.
Veamos, calle Maryland, número 56. Síp. Es aquí.
Toqué el timbre y esperé paciente en la puerta. Al poco rato un equidna me abrió la puerta.
—Hola.
Apenas saludé me cerró la puerta en la cara. Escuché gritos detrás de la puerta. ¿A qué clase de lugar extraño me han mandado? Un zorro de dos colas volvió a abrir la puerta.
—¿Qué se te ofrece? —Cuestionó de manera amable.
—Hola, busco a Sonic. Me dijeron que podría encontrarlo aquí.
—Oh, ya, ya. Estuvo aquí hace un rato, pero ya se ha ido a su casa. —Mierda.
—¿Me podrías dar su dirección? —Me miró con desconfianza.— Necesito hablar con él, por favor, es urgente.
—Déjame buscar algo con que anotar. —Entró de nueva cuenta, regresando a los pocos minutos.— Toma. —Me dio un papel doblado.
—Gracias. —Me despedí y finalmente me marché.
[...]
Conque aquí vives, eh.
Toqué la puerta. La abrieron casi de forma instantánea.
—Hola, ¿Qué necesitas? —Saludó amable una eriza algo mayor.
—Hola, eh. ¿Aquí vive Sonic?
—Oh, sí, sí. ¿Eres amiga suya? —No exactamente...— Pasa, pasa. —Entré a la casa.— Sonia, llévala arriba con tu hermano.
—Claro. —Una eriza de un tono rosa más oscuro que el mío me hizo ademanes para que la siguiera.
¡Uff! Menos mal. Por la similitud en sus nombres creí por un momento que Sonic se habría hecho un cambio de sexo. Un pensamiento muy estúpido a decir verdad.
Subimos por las escaleras, ella se veía muy campante. Yo por mientras debatía en mi mente el cómo le diría al menos un "hola" a aquel erizo.
Paramos frente a una puerta, era allí donde terminaban las escaleras. Escuché voces por detrás. La chica abrió la puerta, se trataba de la azotea de su hogar; lo pude vislumbrar, él estaba recargado en el borde, había otro chico, un erizo de color verde con un peinado un tanto peculiar, éste tenía en sus manos un lapicero y un papel.
—No puedes ponerle un si sostenido ahí. Queda muy brusco el cambio de grave a agudo. —Señaló la hoja del chico verde.
—Ya, ya, bueno, ¿Qué sugieres entonces? —Tachó en su hoja.
—Sonic, te buscan. —Él alzó la mirada. Apenas verme se quedó estático.
—Eh... Jeje, hola. —Qué estúpida soné.
—¿Emily? —¿Es en serio?
—Amy.
—Oh, eh, perdón. —Miró a sus hermanos.— Em. —Movió sus manos hacia adelante repetitivas veces, indicándoles que se marcharan. Sonia se fue, sin embargo el otro chico no parecía entender.— Qué te largues, pues. —Habló de forma directa. El erizo verde tomó la hoja y el lapicero, nos dejó solos.— ¿Cómo me has encontrado?
—Tenemos gente en común.
—¿Fue Sally? —Ahora que lo analizo... Hubiese sido más fácil hablarle a Sally y preguntarle por él.
—No, alguien más. Perdona por aparecer tan de repente, pero nunca contestaste ninguna llamada.
—Pasó un accidente con mi celular anterior. —Simplificó apenado. El típico tono de whatsapp se hizo presente en la conversación. Él rió nervioso y revisó su celular, me tranquilizó ver el que era diferente, no había mentido sobre ya no tener el celular pasado.
Sonic.
Knuckles:
—SONICCC.
Sonic:
—Estoy ocupado Knuckles, ¿qué pasa?
Knuckles:
—¿Recuerdas a la chica con la que te acostaste en la fiesta de Sally? Creo que está embarazada.
¿Qué? No, ella y yo no tuvimos nada... O ¿será que sí pasó algo y yo nunca supe a causa de la resaca? ¡Mierda! ¿¡Y si en verdad está embarazada de mí!?
—¿A qué viniste? —Muy estúpido preguntar éso, aunque en cierta forma quería asegurarme de que aquello que decía Knuckles fuese verdadero.
—Necesito hablar contigo. —Joder, joder, joder.
—¿Sobre lo del, ya sabes, certificado?
—Sí... Y bueno, también algo más, pasó una situación. —¡Knuckles tiene razón! ¡Knuckles tiene razón!
No puedo ser padre aún. Me aterra la idea. ¿Cómo explicó eso a mi madre? ¡Tendré que buscar un mejor empleo!
—Aún-aún-aún no estoy listo para tanta-tanta responsabilidad. No sé cómo cuidar de un bebé.
—¿Qué? ¿Quién dijo algo de un bebé?
—¿No ibas a decirme que estás embarazada?
—No, yo no tengo ningún embarazo. Ni siquiera tuvimos algo tú y yo. —Fue un golpe al ego, lo admito. Pero afortunadamente aún no tengo que aprender a cambiar pañales.
—¡Uff! No sabes el susto que me has dado. —Me senté en el suelo ya más relajado. Ella soltó una pequeña risa.— Bien, entonces ¿qué es?
—He investigado un poco, tenemos que cumplir al menos un año de pareja para poder anular el matrimonio y divorciarnos... Chaos, ¡qué raro es esto!
—¿Todo un año? Vaya. —Suspiré.— Bien, hemos pasado 3 meses y nadie se ha enterado, no ha cambiado nada. Podemos mantenerlo así por lo que resta.
—Ese es el problema... —Tengo un muy mal presentimiento.— Mi madre encontró el certificado de matrimonio. —Es aquí cuando todo se va a la mismísima mierda.— Está enfadada conmigo.
Hubo un silencio. Yo miré un punto muerto en el suelo. Con alguien enterado las cosas cambian, aún más si ése alguien es su madre.
—Y le dijo a mi padre. —Peor aún.
Cerré los ojos con fuerza. Ahora no sólo es uno, sino dos.
—Y quieren conocerte. —Say what?
—Momento, ¡¿qué?! —Me incorporé del suelo, quedando justo frente a ella, a muy escasa distancia.— ¡¿A mí?!
—¡Eres el único Sonic The Hedgehog del documento! ¡Es obvio que a ti!
—¿Cómo-Cómo-Cómo-Có.- —Repetí nerviosamente.— ¿Cómo esperas que me presente a ellos en esta situación?. Si te quieren matar a ti, y tú eres su hija. No me imagino lo que me espera a mí.
—Oye, oye, tranquilo.
—No puedo tranquilizarme. —Empecé a caminar en círculos. Genial, ya estoy paranoico.— ¿Qué les diré? ¿Y si finjo mi muerte? ¿Contrato un doble para que se presente? Tengo un amigo, se llama Shadow, todos dicen que nos parecemos aunque yo nunca nos he encontrado parecido, pero supongo que ahora puedo aprovechar nuestro parecido para hacer creer a tus padres que ese tipo parecido soy yo aunque en realidad no soy yo, sólo es un tipo con parecido a mí porque la gente nos dice que nos parecemos. —Demasiados "parecidos" para un diálogo.
—¡Sonic! Para ya, me pones de los nervios. —Me tomó de los hombros para evitar que me siguiese moviendo.— Por favor... Necesito que me ayudes con esto.
—Pero.- —Suspiré ante la derrota.— ¿Cuándo quieren verme?
—Hoy en la tarde. —Coloqué una mano en mis púas con desesperación.
—Consígueme más tiempo.
—¿Qué? ¿Cómo esperas que haga eso?
—No lo sé, pero no voy a poder planear una coartada en unas horas, dame hasta mañana.
—Ellos están enojadísimos conmigo, no los voy a lograr convencer.
—Diles que los invito a cenar al restaurant más elegante de la ciudad para solucionar esto.
—¿Te crees que por invitarlos a una cena cara van a perdonarte? Ellos no van a aceptar eso.
—Claro que lo harán. Están molestos, creerán que aquella invitación es un reto por parte mía.
—¿Ves que están el cólera y piensas desafiarlos?
—Sé lo que hago. Estudié psicología unos cuantos semestres. —Aunque terminara por dejarla.
—Como esto no funcione...
—Tranquila, lo planearé bien. Ahora, anota, te daré mi número por si surge algo. —Suspiró cansada y anotó en contactos cada uno de los dígitos.— ¿Algo más que me quieras decir?
—Sólo venía a hablar contigo de eso. Gracias por ayudarme con lo de mis padres.
—No tengo de otra, ellos ya lo saben.
—Perdona por no haber escondido mejor el documento.
—Estaremos igual.
—¿Tus padres saben que yo? Bueno, que soy tu-.
—No, pero tendré que hablar con unos amigos para que me ayuden un poco.
—¿Necesitas tanto apoyo?
—Oye, ganarse a los suegros no es nada fácil. —Bufoneé. Ella rió de forma risueña.
—Bien, eso es todo, me voy. —Sonrió tímidamente. Yo fui tras ella.
Amy.
Bajamos por las escaleras, su madre ya no estaba en la planta baja, pero sus hermanos sí, mirando la televisión en la sala. Me despedí y salí por la puerta, él me siguió.
—¿Van a salir? ¿Cine? ¿Feria? ¿Algún lugar cliché para parejas? —Escuché a su hermana preguntarle.
—Sólo voy a llevarla a su casa. —Informó agobiado por las cuestiones de su hermana.
¿Me va a acompañar a casa? Siendo sincera no creí que fuese caballeroso.
—Vivo algo lejos. —Advertí.
—No hay problema, tú sólo dime qué calles tomar. —De la nada sentí como me cargó en brazos.
—¡¿Qué haces?! —Intenté bajarme el vestido.
—Así llegamos más rápido, necesito saber dónde los recogeré para cenar mañana.
Ah, así que era por eso, se veía venir.
[...]
—Bajame aquí. —Él paró la corrida y me bajó con cuidado de sus brazos.
—¿Ésta es? —Cuestionó asombrado al ver una gran casa a su derecha. Yo reí.
—No, es la morada con blanco de allá. —Señalé una casa a una cuadra.— Desde aquí no te verán.
—Bien pensado. —Rió.
—Corres muy... Muy rápido. ¿Eres atleta? ¿Un nuevo miembro de los X-Men o algo?
—Eh, es más un don de nacimiento.
—Ya veo.
—Bien. Suerte, pasaré por ustedes mañana a las 8 de la noche. —Asentí. Él se marchó.
Uff bien, ahora habrá que ver qué me aguardan mis padres.
Escrito: 22/11/2017.
Publicado: 28/04/2018.
Queridos lectores...
Me deben un cubotvergazo.