Jueves, 3:43 PM
“¿Estás en serio enamorada de Lauren Jauregui?”
Camila suspiró ante la pregunta lamentando haber contestado el teléfono. “Louis, estoy algo ocupada en este momento.”
“¿Qué haces?”
“La maleta.”
“¿Para que?”
“Un viaje.”
“Camila…”
Suspiró una vez más, esta vez con resignación. Se sentó al borde de su cama empujando la maleta a un lado para hacer sitio. “Voy a Miami con Lauren para el fin de semana.”
“¡No jodas!”
“Tiene que ir al estreno de su última película,” explicó Camila sabiendo que había poco que pudiera decir para impedir desatarse la imaginación de Louis. Especialmente tras lo que le había contado.
Louis abrió la boca. “Oh, Dios mío, voy a ser tío de los hijos de Lauren Jauregui. Pellízcame.”
“Haría más que eso si estuvieras aquí,” le dijo Camila. “Mira, Louis. Realmente no está pasando nada con Lauren. Ella es Lauren Jauregui y yo soy… bueno, nadie. Y bueno, sólo somos amigas.”
“¿La has besado?”
“¡Claro que no! De ahí lo de ‘sólo amigas’.”
“¿De veras es gay?”
Camila gimió. “Por favor, no me pidas que conteste a eso.”
“Significa que sí.” Louis chilló. “Esto es tan increíble. Bueno, ¿cual es tu plan de acción?”
“¿Mi qué?”
“¿Cómo planeas ganártela?” le explicó Louis. “¿Vas a fingir una pesadilla para que ella se meta en tu cama en mitad de la noche? O esperarás hasta que esté en la ducha y entonces te colarás accidentalmente?”
Camila frunció el ceño. “De veras he de irme a empacar.”
“Espera,” insistió Louis, su tono poniéndose levemente serio. “Tengo que decirle algo.”
“¿El qué?” preguntó Camila sintiéndose impaciente.
Louis vaciló. “Por favor, no me mates. Pero cuando me dejaste solo con Lauren esa noche en el club, pude accidentalmente haber revelado que te estabas… ya sabes, cuestionando. Y no sé, pero creo que no hice muy buen trabajo escondiendo que te estabas cuestionando tus sentimientos por ella.”
Camila se quedó helada. “¿Qué?”
“Lo siento, es que me encontré diciendo cosas. Y no recuerdo lo que dije exactamente.”
“¡Louis!” gritó Camila. “Por favor, di que bromeas. ¿Qué le dijiste?”
“Lo siento, Camila. De veras no lo recuerdo. Había bebido un poco. Podría no haber dicho nada en absoluto.”
“¿Pero crees que lo hiciste?” insistió Camila.
“Creo recordar decir algo de que te estabas cuestionando tu sexualidad,” contestó él.
La mente de Camila estaba desbocada. ¿Lo sabía Lauren? Se moriría de humillación si eso era verdad. “Tengo que irme.”
“¿Estás bien?”
“Un poco ofuscada.”
“¿Estás enfadada conmigo?”
“No. Pero voy a matarte.”
“Parece justo. Que lo pases bien en Miami. No olvides traerme un recuerdo.”
“Louis,” le advirtió.
“¡Te quiero! Adiós.” Louis colgó.
Camila pulsó la desconexión del teléfono y lo tiró en la cama. “Esto es real, realmente malo.”
“¿Qué es real, realmente malo?”
Camila miró al umbral para encontrar allí a Dinah. No se había dado cuenta que había hablado en voz alta. “Uh, me olvidé decirle a uno de mis profesores que estaría fuera el lunes,” mintió.
“Oh,” contestó Dinah con un encogimiento de hombros. “No parece tan malo. Estoy segura que puedes mandarle un correo-e, ¿verdad?”
Camila asintió. “Claro,” concordó.
Dinah estuvo allí silenciosamente unos segundos, mirando alrededor. Asintió hacia la maleta. “¿Todo empacado?”
Camila miró al objeto, sintiendo una extraña mezcla de emociones ante el recuerdo de su inminente viaje. “Casi. Lauren no fue muy abierta respecto a qué tipo de ropa llevar.”
“Entonces lleva al menos uno de cada tipo,” sugirió Dinah. Se animó. “Podría llevarte a cenar a uno de esos restaurantes realmente exclusivos. Te sentarás en la sección VIP. y tendrás a la gente susurrando y preguntándose quién eres.”
Ese pensamiento puso enferma a Camila. “¿De veras lo crees?”
“'¿Quién es esa sexy chica con Lauren Jauregui?’, susurrarán tras sus servilletas de seda y menús orlados de oro.”
“Me refiero a lo salir a cenar.” Camila se incorporó acercándose a su armario. Empezó a revisar el contenido. “¡No tengo nada que llevar a algo así! Creí que nos quedaríamos en casa y encargaríamos pizza o algo.”
Dinah arqueó una ceja. “Te das cuenta que es a casa de Lauren Jauregui a la que vas.” Fue a la sala y regresó un momento después con una revista. Apuntó a la portada dónde estaba la imagen de Lauren. “Famosa estrella de cine. ¿Te suena?”
Camila miró la foto. Con frecuencia era difícil conectar en su mente a las dos personas. Quizá a eso se refería Lauren con lo de tener que regresar a ser Lauren Jauregui por un tiempo. ¿Pero dónde dejaba eso a Camila? De repente se preguntó si ir a Miami era para nada tan buena idea.
Dinah empezó a hojear la revista. “¿Cómo de bien crees que conoces a Lauren, Camila?” preguntó ausentemente.
“¿Qué quieres decir?”
Dinah se encogió de hombros no levantando la vista de las páginas. “Es que me parece que te ha metido en un tipo de fantástica burbuja dónde existís las dos solas. Y eso es precioso y todo eso, pero ella aun es ella.” Silbó y volvió la revista para que Camila pudiera verla. “¿Crees que me fotografiarán así?”
Camila ignoró la fotografía. Ya la había visto y, en consecuencia, se había pasado quince minutos debatiendo en una ducha fría. También le había llevado a preguntarse si otra gente miraba esa foto y sentía lo mismo, lo que había producido una serie de emociones mezcladas que había procedido a ignorar.
“Tierra a Camila,” llamó Dinah.
“Estoy aquí.”
“¿Estás segura?” cuestionó Dinah cerrando la revista. “Bueno, ¿quién es la misteriosa cita de Lauren en el estreno? ¿La criatura horrorosa de los Premios de cine MTV?”
¿Criatura horrorosa? Camila hizo una nota mental para preguntarle a Lauren luego al respecto.
“Uh, en realidad no tengo idea. No me lo ha dicho.”
“¿Entonces de que habláis?” inquirió Dinah. “Siope me lo preguntó la otra noche y sinceramente no tuve respuesta.”
“¿Por qué te preguntó Siope eso?” cuestionó Camila.
Dinah se encogió de hombros. “¿Quién sabe? La pequeña nuyorican del barrio malo de la ciudad codeándose con celebridades multimillonarias. Está destinado a despertar interés en la mente del público.”
“¿Desde cuándo soy del barrio malo de la ciudad?”
“Sólo pensé que sonaba más dramático,” contestó Dinah. “Bueno, ¿de qué hablan tú y la Srta. Jauregui?”
Camila lo pensó. “Todo. Y nada. Sólo hablamos…”
“Ya veo,” dijo Dinah pareciendo muchísimo como si no lo viera en absoluto.
“También hablaste con ella cuando era sólo Laura,” dijo Camila a la defensiva.
“Realmente no. Me refiero a que hablamos, pero no tuvimos conversaciones de horas como ustedes. Y ahora sólo hablamos de la película. Nada increíble. ”
Camila no sabía qué decir a eso.
“¿A qué hora te vas mañana? ”
“Lauren dijo 7:30.”
Dinah asintió. “Bueno, voy a ducharme. Siope me recoge después. ¿Estás segura que no quieres ir? Ese chico agradable aun está interesado.”
Camila suspiró. “No, gracias.”
“¿Estás segura que no hay nada de lo que quieras hablar?” preguntó en serio Dinah. “Me refiero a que aun soy tu mejor amiga, ¿verdad?”
“Siempre,” le aseguró Camila ofreciendo una sonrisa. “Sólo estoy un poco estresada. Estoy bien.”
Dinah sonrió. “aun eres mala mentirosa, pero vale. Ya sabes donde vivo si quieres hablar de algo.”
Camila sonrió y entonces vio cerrarse la puerta del dormitorio tras su amiga íntima. Se quedó mirando la maleta. Dinah tenía razón. No tenía sentido que Lauren la invitara a su casa sólo para sentarse y comer pizza. Pero si una cena elegante era lo que Lauren tenía en mente, Camila tendría que ir hasta el final.
Miró la maleta y suspiró. “Dios, por favor, no permitas que sea un fin de semana infernal.”
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Lauren se quedó mirando las nubes por la ventana del avión, preguntándose cómo podía parecer tan inequívocamente sólido, parecer tan innegablemente presente y aun así no serlo en absoluto. Estaba cansándose de ilusiones. ¿Alguna vez algo era simple en este mundo de humo y espejos? ¿O todo era cuestión de encontrar paz entre la duda.
“ Pareces pensativa.”
Lauren desvió su atención de la ventana y miró en los ojos marrones.
“¿Tuviste una buena siesta?” preguntó. Camila asintió y soltó un bostezo. “No dormí mucho anoche. Nervios de viaje, supongo.” Miró por el jet. “Es algo raro no volar con centenares de personas.”
“¿Te haría sentir mejor si me siento detrás de ti y pateo tu asiento?” preguntó Lauren. “No deseo robarte la experiencia.”
“Quizá en el vuelo de regreso,” contestó Camila con fingida seriedad. “No querría que te desvivieras por mi bien.”
Lauren sonrió y se relajó en el asiento. A pesar de todas las confusas emociones referentes a su amistad con Camila, estaba contenta en ese momento. Y quizá, al final, era todo lo que importaba.