“No entiendo por qué la anciana tenía que morir,” dijo Dinah a través de sus lágrimas. “¿Y por qué tenía esa gente que ser tan cruel?”
Camila sostuvo la caja de pañuelos. Dinah tenía tendencia a ponerse hiper-emocional durante las películas tristes. En realidad, se ponía hiper-emocional por la mayoría de las películas.
Dinah agarró un par y se sonó la nariz ruidosamente. “Eh, ¿no es esa la nena de Dawson’s Creek?”
Camila devolvió su atención al nuevo segmento de Walls 2 y se encogió de hombros. “No lo sé. Tú eres la experta en TV.”
Dinah le entrecerró los ojos a la pantalla y asin tió. “Sí, creo que es ella. Pelo diferente. ¿Es lesb?”
“Le preguntaré la próxima vez que la vea,” contestó Camila secamente. Soltó la caja de pañuelos y se acomodó en el sofá. Hasta ahora habían visto dos de las películas y habían disfrutado ambas.
La primera sobre la animadora había sido interesante. Rara pero interesante. Y Camila había disfrutado la jerga británica intercambiada durante Get Real. El argumento también había sido bueno.
Dinah frunció el ceño. “Eu, zorras. ¿No deberían ser las feministas un poco más… no sé, pro-mujer?”
“Bueno, en realidad, hubo algo en los ‘70 entre Feminismo Radical y lesbianas porque las radicales no estaban satisfaciendo las necesidades de las lesbianas. Así que las lesbianas se escindieron y empezaron el Movimiento Feminista Lesbiano.”
Dinah volvió la cabeza despacio y miró fijamente Camila.
“¿Qué? Lo di en clase,” explicó Camila. “Hay todo un puñado de ramas feministas. Socialista y marxista y…” Notó que a Dinah no le importaba, así que decidió callarse y ver la película. Unos minutos después, Dinah saltó. “¡Eu, otra vez!” comentó, haciendo gestos hacia la TV. “Ahora las lesbianas están siendo crueles con la pobrecita machota. No es educado.”
Camila sólo agitó la cabeza.
Dinah se puso de pie. “Esto requiere palomitas.” “¡Bien, pero tú limpias!” Camila gritó por encima de su hombro. Dinah ya estaba en la cocina inspeccionando los armarios. Se encogió de hombros y volvió a la pantalla. “¿Quieres que te pare esto?” preguntó, alcanzando el control. Buscó el botón de pausa en el teclado mientras hablaba.
“Vas a perderte—” Oh… vaya. Camila parpadeó.
Dinah corrió a la sala. “¿Qué voy a perder—” Se detuvo abruptamente. “Y tenemos sexo.” Saltó por encima del sofá y aterrizó al lado de Camila.
Sonidos de estallidos resonaban al fondo. “Siempre me he preguntado qué hacen las chicas exactamente. Esa otra película lesbiana no me enseñó ni torta.”
Camila estaba ruborizándose por alguna razón. “¿Estás bien?” preguntó Dinah. “Pareces un poco sonrojada. Olvido que eres la Srta. Inocente. ¿Quiere que lo acelere para que tu virginidad no sea dañada por estas pícaras exhibiciones de afecto?”
La campanilla del microondas interrumpió la contestación de Camila y se incorporó de un saltó.
“Voy yo,” anunció con agudo tono. Entonces se alejó rápidamente para que Dinah no pudiera comentarlo. Sacó las palomitas del microondas, casi quemándose los dedos. Agitó la mano a un lado intentando deshacerse del mediano dolor. Entonces volvió a la sala.
“Gracias,” dijo Dinah, aceptando la bolsa. Asintió hacia la pantalla. “Creo que lo entiendo. Montones de mimos y caricias.”
Camila se sentía ruborizar más aún, pero se sentó al lado de su amiga. “¿Qué me perdí?”
“Un vibrador y eso es todo,” resumió Dinah, escarbando en las palomitas y mascando. “Me encanta esto.”
“¿El sexo lésbico?”
“No,” respondió despacio Dinah. “Las palomitas.”
“¿Entonces por qué termina la mayoría en el suelo?” Camila preguntó.
“No es completamente culpa mía,” discutió Dinah. “Algunas cosas requieren tiración de palomitas.”
“¿Tiración?”
“Nuevo término.” Asintió hacia la pantalla. “Estamos perdiéndonos esto. Creí que deseabas expandir tus horizontes.”
Camila frunció el ceño. “Lo hago. Mis horizontes están muy expandidos.”
“Enfermiza.”
Camila extendió la mano para agarrar palomitas y se lo tiró a Dinah. “Ni quiero saber lo que quisiste decir con eso.”
Dinah sonrió, pero escogió no comentarlo. Ambas lograron permanecer calladas durante el resto del segmento. Una vez acabó, sin embargo, Dinah habló. “Bueno, al menos éste no era deprimente.”
Camila asintió, mirando los títulos de crédito de la tercera y última parte. “Creo que éste se supone es cómico.”
“Sólo quiero ver a Ellen y Sharon de pareja,”
Dinah comentó. “Nunca pensé que vería ese emparejamiento.”
Camila miró al cielo y se cruzó de brazos, apoyando la cabeza contra el sofá.
Unos quince minutos después, Dinah vitoreó.
“¡Vamos, sexo!” gritó, lanzando palomitas como confeti.
“Te estás metiendo demasiado en esto,” notó Camila.
“Uh uh, van a hacerlo, uh uh,” dijo Dinah en su mejor imitación de Butt-Head.
“Has perdido la cabeza.” Camila se rió nerviosamente no obstante y concentró su atención en la pantalla. Sintió detenerse su respiración. Oh… uoa… Deglutió, reconociendo el hecho de que la acción desarrollada en pantalla estaba poniéndola un poco…
“Acariciar, mimar y rodar,” Dinah dijo con un asentimiento. “Lo entendí.”
“Te dejaré con tu sexo lésbico,” dijo Camila de repente, poniéndose de pie rápidamente. “Me voy a tomar una ducha.”
Dinah se rió disimuladamente. “¿Ducha fría?” molestó, mientras Camila se alejaba.
Camila se paralizó, un extraño pánico asentándose sobre ella. “¡Por supuesto que no!” restalló. Entonces comprendió que Dinah sólo había estado molestándola. Como siempre. Luchó por recobrar la compostura. “Tengo que reservar algo para mi vibrador después.” comentó con una sonrisa pícara.
Dinah se rió tontamente y le tiró un puñado de palomitas. “Muy bueno.”
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Lauren decidió extender el área de paseo a la casa entera. Ya había visitado su dormitorio tres veces en el ciclo interminable de indecisión que amenazaba llevarla por encima del borde de la locura. Si no lo había hecho ya.
“¿Cómo quiero ser recordada?” se preguntó Lauren en voz alta. “Maldito seas tú, Keaton, y tu críptico consejo.” Gruño y se quedó mi- rando el teléfono en su mano. Se negaba a irse a dormir hasta tomar una decisión sobre esta película. No importaba que el no saber no iba a dejarle dormir. Aunque no estaba completamente segura que cualquier decisión funcionase tan bien como una pastilla somnífera.
Dejó de caminar. “No necesito hacer esta película. Montones de ofertas van a caerme en el regazo al momento que Guardian llegue a los cines.”
Asintió y empezó a marcar. En algún instante alrededor del sexto número, colgó y reasumió el paseo. “Pero, ¿serán tan buenas como ésta?”
“Y qué si hago esta película. No tengo que dar entrevistas que no quiera. Puedo pretender que estoy muy ocupada. Lo que normalmente estoy. Después todo se calmará y podré volver a mi vida normal.”
Suspiró. “Sí, ya.”
Alrededor de su cuarto viaje por el dormitorio, se detuvo. “Vale, dejémoslo al destino,” decidió, agarrando una moneda de la mesilla de noche.
“Cara, hago la película; cruz, no la hago.” Lanzó la moneda al aire, la cogió y palmeó contra el dorso de su mano izquierda.
Cara.
Lauren hizo una pausa. “Al mejor de tres.” Repitió el procedimiento… y…
Cara.
“Maldita sea.” Tiró la moneda por el cuarto y golpeó el receptor contra su frente. “Piensa.”
Finalmente, empezó a marcar. Esperó hasta que alguien lo cogió.
“Casa del placer de Dinah y Camila. Dinah al habla, ¿cómo puedo azotarte?”
Lauren frunció el ceño ligeramente. Se aclaró la garganta. “Um, hola. ¿Está Camila en casa?”
“Está en la ducha. Todo el porno lesbiano la puso un poco… ya sabes. ¿Puedo tomar el mensaje?”
¿Porno lesbiano? “Uh, no, está bien. Gracias de toda—”
“Oh, espera,” interrumpió Dinah. “Ha salido. Un segundo.”
“¿Hola?” dijo Camila de repente.
Lauren se encontró totalmente perdida. ¿Por qué estaba llamando a Camila por esto? “¿Porno lesbiano?” se encontró preguntando.
“¿Laur? ¿Porno lesb—?” Camila hizo una pausa, entonces habló lejos del receptor. “¡¡Dinah, voy a matarte!!”
“Podrías querer hacerlo después que salgas de esa toalla,” gritó Dinah desde alguna parte en el fondo. “Después de todas estas películas homosexuales que hemos estado viendo, podría hacerme una idea equivocada.”
Lauren rascó su ceja pensativamente. ¿Películas homosexuales? Espera, acaba de decir que Camila está en toalla. ¿Por qué estoy centrándome en las películas?Obtuvo una imagen mental y cerró lo ojos. Por eso.
Camila gruñó al teléfono. “Vive para avergonzarme,” explicó apologéticamente. “No escuches una palabra que diga. Creció con una dieta estricta de desconches de pintura y cola.” Hubo el sonido de una puerta cerrándose. “Bueno, ¿qué puedo hacer por ti?”
De repente Lauren no tenía idea qué decir. No podía muy bien explicar su dilema. ¿Podía? Cava más hondo, Jauregui. “Sólo deseaba saber cómo te iba.”
“Oh, estoy bien,” Camila contestó. “¿Recibiste mi email?”
Se sentó al borde de su cama. “No lo creo, no he tenido mucha oportunidad de entrar online.”
“¿El trabajo te mantiene ocupada?”
Lauren consideró la pregunta. “Algo así.” Se mordisqueó el labio inferior, debatiendo cuánto decir. “Tengo este… problema.”
“Espera un instante,” dijo Camila. “Estoy casi desnuda y goteándole a la alfombra. Dame un segundo.”
El teléfono resbaló del agarre de Lauren ante la imagen que recibió por esa frase en particular y terminó haciendo malabarismos con el receptor, intentando agarrar bien la cosa. Finalmente, lo devolvió a su oreja.
“¿Hola?” estaba diciendo Camila.
“Lo siento, es… quiero decir… el… uh…” Hizo una pausa de dos segundos. “Espero,” logró al final, cubriéndose la cara con su mano libre.
Debería ir contra la ley comunicarme con otra gente.
Camila se rió. “Vale, un segundo.”
Lauren intentó organizar sus pensamientos mientras esperaba, pero falló miserablemente. Estaba bastante segura que el comentario de Camila había frito su última neurona restante. De ninguna forma iba a dormir con esa imagen en la cabeza.
“Vale, soy toda tuya. ¿Cuál es el problema?”
“Oh, bien,” dijo Lauren, intentando no concentrarse demasiado en el comentario de 'todo tuya’, o en lo agradable que sonaba. “Vale, digamos que tienes que decidir algo y una alternativa es la salida de los cobardes y la otra es lo valiente a hacer. Sólo que lo valiente puede tener consecuencias horribles. ¿Qué escogerías?”
“Hmm,” Camila lo sopesó. “¿De qué tipo de 'consecuencias horribles’ estás hablando?”
“No estoy segura,” contestó Lauren. “Tiendo a ser bastante paranoica.”
Camila se rió de eso. “Bueno, um, supongo que dependería de la importancia de lo que sea que estés intentando decidir. ¿Lo valiente te complicaría la vida?”
“Um, tendría que ir adjunto… definitivamente.”
“Hmm, bueno, sé cuánto valoras la simplicidad.” Dudó un momento, entonces preguntó, “¿Es sobre invitar a salir a una chica, o algo así?” Lauren consideró esto. “¡Sí!” dijo rápidamente.
“Oh.”
¿Oh? “Verás, está esta chica realmente sexy,” Lauren continuó, intentando formar algún tipo de metáfora. “Y es perfecta. Quiero decir, es todo lo que he estado buscando. El único problema es que…” ¿Que qué? “… está muy… fuera del armario.” ¿Eso tiene sentido? Ah, joder, es mejor que la historia de los robots alienígenas.“Así que, si la invito a salir y dice sí, todos sabrán que soy gay.”
“Y te preocupa… ¿tu trabajo?” preguntó Camila.
Lauren se animó. “¡Sí! Exactamente. Me preocupa mi trabajo.”
“Oh, bien, ¿no puedes simplemente mantenerla lejos del lugar de trabajo?”
“Bueno, trabajamos juntas,” mintió Lauren.
“Entonces, si trabajan juntas y todos saben que ella es gay, ¿por qué tendrían problema con que tú lo fueras?”
Lauren perdió el hilo de la metáfora en alguna parte. Pero, daba igual. “Bueno, estoy más preocupada de que lastre mi… avance profesional.”
“¿Como no conseguir buenos papeles si todos saben que eres gay?” Camila supuso.
Quizá no perdimos el hilo después de todo. “Sí.”
“¿Pero pedirle salir te haría feliz?” preguntó Camila.
“Eso creo,” contestó Lauren.
“Entonces eso es lo importante,” dijo Camila con confianza. “Siempre deberías hacer cosas que te hagan feliz. No tiene objeto dejar pasar la felicidad porque estés asustada de algo que puede que ni suceda.”
Lauren consideró esto. Tenía algo de… sentido… en una manera simplista. “Gracias,” dijo con una sonrisa que Camila no podía ver.
“¿Ayudé?”
“Enormemente,” confirmó Lauren. Estaba bastante segura que Keaton había argumentado algo similar antes, pero Camila lo hacía sonar… mejor. Se tumbó en la cama y sonrió, un extraño pesó quitándose de sus hombros. Llamaría a Liam en cuanto dejara el teléfono con Camila. Pero entretanto, había asuntos más importantes que ser discutidos. “Bueno, ¿qué era eso del porno lesbiano?”
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