Lágrimas de sangre (Sesshomar...

By AliciaJaume

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Después de acabar con Naraku, Inuyasha y su grupo viven pacíficamente en la aldea de la anciana Kaede, combat... More

Capítulo 1: Mirando la luna (1/2)
Capítulo 2: Mirando la luna (2/2)
Capítulo 3: Una agradable visita (1/3)
Capítulo 4: Una agradable visita (2/3)
Capítulo 5: Una agradable visita (3/3)
Capítulo 6: No eres tan fuerte (1/2)
Capítulo 7: No eres tan fuerte (2/2)
Capítulo 8: Llévame contigo (1/3)
Capítulo 9: Llévame contigo (2/3)
Capítulo 10: Llévame contigo (3/3)
Capítulo 11: Prefiero que me odies (1/2)
Capítulo 12: Prefiero que me odies (2/2)
Capítulo 13: Kohaku, el exterminador de demonios (1/3)
Capítulo 14: Kohaku, el exterminador de demonios (2/3)
Capítulo 15: Kohaku, el exterminador de demonios (3/3)
Capítulo 16: ¡Entréname! (1/2)
Capítulo 17: ¡Entréname! (2/2)
Capítulo 18: Quiero casarme contigo (1/2)
Capítulo 19: ¡Cásate conmigo! (2/2)
Capítulo 20: El verdadero amor (1/2)
Capítulo 21: El verdadero amor (2/2)
Capítulo 22: Se puede amar a más de un corazón (1/1)
Capítulo 23: Tormenta de sentimientos (1/1)
Capítulo 24: La fuerza del corazón (1/1)
Capítulo 25: Te regalo la Luna (1/1)
Capítulo 26: Eres toda una mujer (1/2)
Capítulo 27: Eres toda una mujer (2/2)
Capítulo 28: Tradiciones que atan (1/3)
Capítulo 29: Tradiciones que atan (2/3)
Capítulo 30: Tradiciones que atan (3/3)
Capítulo 31: Más que amigos (1/2)
Capítulo 32: Más que amigos (2/2)
Capítulo 33: El pretendiente sorpresa (1/2)
Capítulo 34: El pretendiente sorpresa (2/2)
Capítulo 35: Almas separadas (1/1)
Capítulo 36: La esfera prohibida (1/1)
Capítulo 37: Entendiendo lo que siento (1/1)
Capítulo 38: Mi fuerza sale de tu amor (1/2)
Capítulo 39: Mi fuerza sale de tu amor (2/2)
Capítulo 40: El cumpleaños (1/2)
Capítulo 41: El cumpleaños (2/2)
Capítulo 42: Por ti, lo que sea (1/2)
Capítulo 43: Por ti, lo que sea (2/2)
Capítulo 44: Una vida sin ti es peor que la muerte (1/2)
Capítulo 45: Una vida sin ti es peor que la muerte (2/2)
Capítulo 46: Cacería en el bosque (1/2)
Capítulo 47: Cacería en el bosque (2/2)
Capítulo 48: Lucha por lo que quieres (1/2)
Capítulo 49: Lucha por lo que quieres (2/2)
Capítulo 50: ¿No lo entiendes? ¡Te quiero! (1/2)
Capítulo 51: ¿No lo entiendes? ¡Te quiero! (2/2)
Capítulo 52: En tus manos (1/1)
Capítulo 53: Demasiado tarde (1/1)
Capítulo 54: Complicaciones (1/1)
Capítulo 55: Aún no está todo perdido (1/1)
Capítulo 56: El arma perfecta (1/1)
Capítulo 57: El poder de la luna (1/1)
Capítulo 58: Libre soy cuando estoy contigo (1/1)
Capítulo 59: Los sentimientos de Megumi (1/1)
Capítulo 60: El Monte Fuji (1/1)
Capítulo 61: En la boca del lobo (1/1)
Capítulo 62: Más allá de la muerte (1/1)
Capítulo 63: Una luz en la oscuridad (1/1)
Capítulo 64: La Puerta de la Desesperación (1/1)
Capítulo 65: Flores marchitas (1/1)
Capítulo 66: Santuario de piedra (1/1)
Capítulo 67: Historias del pasado (1/1)
Capítulo 68: Me enamoré de un idiota, pero me enamoré (1/1)
Capítulo 69: Cuando pierdes al amor de tu vida (1/1)
Capítulo 70: Persecución en las tinieblas (1/1)
Capítulo 72: Puñalada de amor (2/2)
Capítulo 73: Lágrimas de sangre (1/2)
Capítulo 74: Lágrimas de sangre (2/2)
AVISO
Epílogo: 10 años después
AVISO + SORPRESA

Capítulo 71: Puñalada de amor (1/2)

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By AliciaJaume

Los chicos retrocedieron. De alguna forma casi imposible el monstruoso y gigantesco Nibori había conseguido sobrevivir al hundimiento de la cueva y había resurgido de entre los escombros. Echó las piedras a los lados con las manos y apareció en mitad de aquel montón de rocas y polvo. No se vio a ningún fantasma demonio ni a ninguna otra criatura demoníaca más. La misión de todos aquellos espíritus era preservar la cueva e impedir que nadie liberara al malvado monstruo. Pero ahora que habían fracasado, ya no tenían por qué permanecer más en el plano terrenal. En cierta forma, era un alivio. Por fin podían ser libres.

Pero ahora no era ese el problema de los chicos. Nibori estaba a unos metros de ellos. Su tamaño era tan grande que hubiera podido confundirse con el de un castillo. Tan sólo le quedaban huesos y algún que otro jirón de piel, pero todavía podía mantenerse en pie. Y ahora que estaba fuera del alcance de la tierra sagrada, no se descompondría con tanta rapidez. Al contrario, su fuerza iría en aumento hasta que su verdadero cuerpo no pudiera más y se deshiciera en pedazos.

Sesshomaru alzó a Rin en volandas y llamó a su caballo.

- ¡A-Un! ¡Ven aquí! ¡Ya!

El caballo de dos cabezas se acercó de inmediato y el albino depositó sobre su lomo a la joven convaleciente.

- ¡Llevadla al río! – le ordenó – Y no la dejéis sola.

- No, Sesshomaru – Rin apretaba con fuerza la mano de su demonio – Es a ti a quien quiere.

Sesshomaru negó con la cabeza.

- Yo estaré bien. Luego iré a buscarte – y le dio una palmada al caballo para que se marchara.

A-Un obedeció y empezó a volar en dirección a las aguas del río más cercano.

Kagome sacó una flecha de su carcaj y la colocó en el arco. Inuyasha desenvainó a Colmillo de Acero y Sesshomaru sacó sus garras venenosas mientras con la otra mano sostenía a Bakusaiga.

Shippo se acercó a Kirara y le dio una palmada en el lomo.

- Ves con Rin y A-Un. No sabemos si hay demonios rondando por la zona.

La gata demoníaca hizo un ligero signo de asentimiento y aumentó su tamaño para darse más prisa en alcanzar a la joven y a su montura.

Shippo se puso en posición.

Nibori avanzó un paso, acercándose más a sus oponentes. Aunque no tuviera rostro, los huesos de la mandíbula se le tensaron en lo que parecía ser una sonrisa. Una horrible sonrisa.

- No te acerques más o disparo – amenazó Kagome desde su posición.

El monstruo pareció aturdido al principio, pero pronto posó su atención en cada uno de sus oponentes y los estudió con la mirada.

- Conque una sacerdotisa, ¿eh? – inquirió, casi divertido, aunque en realidad era quien más miedo le infundía, pues fue precisamente la princesa Kagura quien, siendo también sacerdotisa, fue capaz de encerrarlo en esa cueva durante más de seis siglos.

- ¡Así es! – confirmó Kagome – Y no dudaré en disparar.

Los ojos de Nibori saltaron de los de la mujer a los de Shippo.

«Sólo es un demonio-zorro joven. Son bastante débiles», pensó para sí. «No me interesa».

Luego posó la vista en Inuyasha.

«Mmm...», pensó Nibori. «Es tan sólo un medio demonio, no creo que valga mucho. Pero esa espada que lleva... puedo sentir sus poderes desde aquí. Es un buen ejemplar».

Finalmente, miró a Sesshomaru, que apretaba los dientes de rabia pensando en el deplorable estado en el que había quedado Rin después de superar todas las pruebas para conseguir llegar hasta ese ser. Lo odiaba. Lo odiaba con toda su alma y deseaba matarlo él mismo con sus garras. Pero Nibori permanecía ajeno a los pensamientos del demonio albino mientras lo escrutaba con curiosidad.

«Es un demonio completo», pensó con satisfacción. «Y su aura demoníaca es sumamente poderosa. También su espada lo es. Y ha conseguido llegar hasta el final del laberinto pisando tierra sagrada. Es un cuerpo perfecto para mí».

Pero antes de que Nibori pudiera hacer ningún movimiento, Sesshomaru ya sabía que iba a ir a por él. Dio un ágil salto, espada en mano, y le atravesó los huesos del brazo, arrancándoselo de la misma forma en que una vez Inuyasha le arrancó el suyo. Por suerte, volvió a recuperarlo, aunque Nibori no sería tan afortunado.

La criatura lanzó un aullido y fijó su mirada felina en el demonio albino.

- Muy bien. Como quieras – y levantó su gran mano para golpear al señor Sesshomaru.

El apuesto demonio lo esquivó por los pelos e intentó clavarle las garras venenosas en los huesos, pero no pudo. Era como si esa cosa tuviera los huesos hechos de metal.

Shippo se abalanzó hacia él por el otro lado, pero Nibori le dio un manotazo y lo lanzó con fuerza por los aires.

- ¡¡Shippo!! – Kagome tensó su arco y disparó la flecha que tenía cargada – ¡Vamos!

La flecha voló hacia Nibori, pero le atravesó el estómago sin rozarle ningún hueso y se clavó en la tierra de más allá.

El monstruo suspiró, aliviado. Las flechas sagradas de una sacerdotisa poderosa podían acabar con cualquiera de un solo golpe. No quería ser el caso.

Inuyasha blandió su espada contra Nibori, pero este interpuso su mano y lo echó hacia atrás. Sesshomaru también le impidió seguir.

- ¡No te metas, Inuyasha! Esto es cosa mía.

Sesshomaru creía que no necesaba ayuda. Era plenamente consciente de sus grandes capacidades de resistencia y sus impresionantes habilidades como luchador. Y además, era muy orgulloso. Quería ser él quien derrotara a Nibori por varias razones: 1. Porque era su cuerpo el que ambicionaba, no el de los demás; 2. Porque Inuyasha y él siempre se habían llevado mal y no se consideraban hermanos, así que no quería deberle nada, y 3. Nibori había atacado a su chica.

Los dos primeros motivos casi podría pasarlos por alto, pero el tercero no.

«Nadie toca a Rin sin salir impune», pensó entre dientes. Ese asunto se había convertido en algo personal.

Sesshomaru alzó a Bakusaiga y le propinó una fuerte estocada en la cabeza a Nibori, donde se le formó un crujido en el cráneo que casi le hace rodar.

- No pienses que con esos ataques acabarás conmigo – se burló el engendro – Este cuerpo apenas puede ya sentir dolor. No tengo problema en llevarlo a su límite. Y lo mismo hubiera hecho con tu amiga – añadió.

A la mención de Rin, los ojos de Sesshomaru se encendieron de rabia y se abalanzó con toda su ira sobre Nibori. Le clavo las garras en la caja torácica y usó el veneno que estas producían para fundirle algunas costillas.

Nibori hizo un pequeño gesto de dolor, pero no más que eso.

- Sólo siento molestias – volvió a reírse – Parece ser que no eres tan fuerte.

Kagome lanzó otra flecha y esta vez sí acertó. Le dio de lleno en una de las piernas, que se le desintegró al instante y el monstruo cayó al suelo.

- ¡No os metáis! – se increpó Sesshomaru, cada vez más furioso.

Nibori había herido su orgullo al considerarlo un demonio más débil de lo que en realidad era. De hecho, si no fuera por todo lo que su cuerpo había tenido que soportar al estar sometido a la tierra sagrada, ya habría acabado con él hacía mucho rato. Sesshomaru era uno de los demonios más fuertes y poderosos que existían en todo Japón y, más ampliamente, uno de los más poderosos y conocidos del mundo. Pero en ese estado de cansancio no podía desplegar todas sus habilidades como luchador y asesino.

Nibori se puso en pie como pudo y arrugó las pocas garras que le quedaban en la otra mano para lanzarle un zarpazo a Kagome. Por desgracia, la alcanzó y la dejó herida.

- ¡Kagome! – gritó Inuyasha, que fue a su encuentro a su encuentro – ¿Estás bien?

La espalda de Kagome estaba llena de sangre y no fue muy difícil adivinar que le había roto el brazo por el golpe, pero los cortes sólo eran superficiales.

- ¡Vamos! – dijo su marido, cogiéndola en brazos – Te sacaré de aquí – Luego se dio la vuelta y se dirigió hacia el albino – Está bien, Sesshomaru. Encárgate de él. Y asegúrate de matarle o volveré y lo haré yo mismo.

Sesshomaru esbozó una sonrisa irónica.

- Eso tenía pensado.

Y volvió a lanzarse contra el demonio gigante de huesos.

* * *

Entretanto, Kirara, Rin y A-Un habían llegado al río más próximo en cuestión de minutos y ahora la chica se encontraba sumergida casi por completo en las aguas cercanas a la orilla.

- ¡Iiiiii!

El caballo estaba tumbado junto al río, con la cabeza gacha junto a la de Rin para asegurarse de que esta no se ahogara. Kirara, por su parte, se encontraba un par de metros más allá. La gata tenía los ojos bien abiertos y las orejas tiesas, atenta a cualquier ruido extraño que se aproximara.

Las heridas de Rin eran muy extensas. La peor parte era el punto en las costillas, donde la mujer de la armadura de cobre le había lanzado la flecha contaminada. Esa zona soltaba burbujas de color lila y blanco, pero gracias al contacto con el agua, se estaba desinfectando.

Por otra parte, gracias también a los arañazos que le había hecho Sesshomaru en la piel, el veneno podía huir más fácilmente del cuerpo de la joven. Si no le hubiera hecho esas heridas, habría tenido que esperar a que todo el veneno se le fuera marchando poco a poco por la herida del costado, y eso hubiera sido mucho más lento y doloroso. De todas formas, aún estaba gravemente herida y envenenada, y la ponzoña de los órganos internos iba a tardar días en desaparecer por completo. Pero, al menos, se sentía un poco mejor.

Kirara gruñó y desapareció un instante. Pronto regresó con un pequeño demonio entre los dientes y lo hizo pedazos.

- Gracias, Kirara – le respondió Rin a la gata.

Esta maulló y siguió vigilando.

- Chicos, espero que estéis bien – murmuró Rin, pensando en todos sus amigos, que luchaban contra Nibori.

* * *

Shesshomaru sacó el látigo de sus garras y lo dirigió hacia el gigante. No obstante, Nibori se hizo a un lado y logró esquivarlo, aunque por muy poco. El monstruo no era ágil, pero sí fuerte e inteligente. ¿Su problema? El demonio albino también lo era.

«¿Qué puedo hacer para derrotarlo?», se preguntó el malvado engendro.

Nibori sabía que no podría poseer fácilmente el cuerpo de Sesshomaru. Ya lo había intentado otras veces tanto con humanos como con demonios, y en todos estos años había aprendido una cosa: si el cuerpo del oponente es fuerte, es difícil someterlo, pero si además es fuerte psicológicamente, es imposible poseerlo.

Así pues, eso era un problema añadido para el cadavérico monstruo. Sabía que su oponente era fuerte en su físico, pero estaba convencido de que también lo era mentalmente e.

«Un hombre que hace un camino tan largo y se arriesga a morir en una cueva sagrada para salvar a la mujer a la que ama, sin duda es alguien fuerte de mente», pensó el monstruo.

Nibori dejó caer su cuerpo sobre el demonio albino y este tuvo que esquivarlo, atravesando sus huesos y apareciendo en el otro lado.

Pero entonces los dedos de la mano de Nibori empezaron a deshacerse y fueron cayendo al suelo con un gran estrépito.

- Parece que se te ha agotado el tiempo – le dijo Sesshomaru, levantando una ceja – Deja que te ayude a morir – y levantó por última vez su espada para acabar de una vez por todas con ese temible enemigo.

Sin embargo, Nibori fue más astuto esta vez. En lugar de intentar frenar el golpe o de devolverlo, cambió de dirección y empezó a adentrarse en el bosque tan rápido como su única pierna y sus brazos se lo permitían. Redujo un poco su tamaño físico y empezó a volar, tal y como Sesshomaru era capaz de hacer.

- ¿Adónde crees que vas? – Sesshomaru apretó los dientes y lo siguió.

Pero Nibori ya le llevaba un par de metros de ventaja, y ahora que su tamaño era menor, era mucho más veloz que antes. Prácticamente tanto como Sesshomaru.

«Se dirige al río», adivinó el albino. «¡Oh, no! ¡Rin!», y apretó el paso.

Exactamente. Nibori era demasiado inteligente para que nadie hubiera podido prever lo que iba a hacer.

«Si Sesshomaru tiene una mente demasiado fuerte para que yo lo posea, debilitemos esa mente privilegiada. Y la mejor forma es... matando a su prometida».

* * *

Kagome, Inuyasha y Shippo estaban a punto de llegar a las aguas del río. Kagome no estaba demasiado grave. Era un alivio para todos. Sin embargo, los tres estaban preocupados tanto por Rin como por el altivo Sesshomaru. ¿De verdad sería capaz de derrotar a ese traidor en las condiciones en las que estaba? No sabían qué pensar.

De repente, dos sombras pasaron rápidas sobre sus cabezas y desaparecieron en la distancia.

- ¿Qué era eso? – quiso saber Kagome.

Inuyasha y Shippo olisquearon el aire.

- Sesshomaru y el monstruo – aclaró Inuyasha, a quien le habían regresado sus poderes demoníacos – ¡Démonos prisa!

Se llevó a Kagome a la espalda y corrieron con rapidez hacia el río.

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Siento mucho haber tardado tanto en actualizar. Confieso que lo olvidé por completo. Me centré tanto en otro de los fanfics que tengo que terminaba la semana pasada que olvidé actualizar. Iba convencida de que llevaba esta historia al día. 

¡En fin! Mis disculpas y espero que este capi os haya gustado. Subiré dentro de unos días el próximo capítulo. Aviso de que esta historia también está ya por terminar. En 3 o 4 capis, se acaba la historia. Me da penita, pero ya va siendo hora de darles un final a Sesshomaru y Rin. 

¡Hasta pronto! Kisses XXX

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