El timbre del teléfono arrancó a Camila de su última pintura. Miró el cuadro por un segundo antes de estirarse sobre el sofá para recuperar el receptor. “¿Hola?”
“¿Qué es esto?” gritó Andrew.
Camila respingó y apartó el teléfono de su oreja mientras el griterío continuaba. Andrew se tiró un par de minutos con algo. Hablaba tan rápido que Camila lo estaba pasando fatal siguiéndole. Aunque estaba empezando a captar la esencia. Maldito seas, Wesley.Suspiró.
“Explícame, Camila. Porque yo estaba bajo la impresión de que tú querías un futuro con él.”
Um. Cómo explicar esto. La verdad, Camila. Ve con la verdad. “No lo amo, papi” admitió. No creo que le haya realmente amado nunca.
El tono de Andrew se suavizó, como sabía que pasaría. Siempre que se refería a él como “Papi” se volvía de mantequilla. “¿Y por qué no lo dijiste antes?”
Camila consideró la pregunta. ¿Por qué no había dicho nada antes? ¿Miedo a estar sola? ¿Miedo a defraudar a sus padres? “No estoy segura,” le dijo.
Andrew suspiró. “Pasa por el apartamento después. Hablaremos de esto.”
“Vale,” acordó Camila, aunque no estaba particularmente emocionada ante el pensamiento de continuar la conversación cara a cara. “Pasaré mañana.”
“Bien. Cuídate. Hasta entonces.”
“Adiós.” Camila miró fijamente el receptor antes de tirarlo al lado. Se sentó atrás en el sofá, su mirada vagando por el lienzo sobre el caballete ante ella. Había decidido que Laur merecía mejor regalo que un estúpido bocetito. Así que había decidido pintarlo. Hasta ahora iba bien. No estaba completamente segura por qué sentia que era necesario hacer esto, pero… daba igual. No iba a entretenerse ahora con eso.
Camila se echó atrás unos mechones de claro cabello y soltó una larga expiración. Captó la visión del misterioso cheque sobre la mesa de café y un profundo ceño rozó sus facciones. Mordiéndose el labio, se inclinó adelante y asió el objeto, intentando desentrañar su origen.
No había nombre en él, aparte del suyo propio. Un número de cuenta escrito con tinta negra. Una firma enmarañada. Y 15.000 $ claramente impreso a la derecha.
No lo entiendo.
La joven a la que Camila había dado su pintura de repente entró en la conciencia de Camila. Tenía que ser de ella, pero…
“¿Quince mil?” Camila agitó la cabeza. “Ni siquiera llevaba quince dólares encima.”
Dinah siguió insistiendo en que lo cobraran o lo depositan o hicieran algo con él aparte de mirarlo con pasmo y confusión.
Una segunda opinión era preceptiva. Asintiendo, Camila se levantó y fue a la mesa de la cocina donde esperaba su portátil. Leyó el último correo de Laur y pulsó ‘responder’.
Querida Laur,
Ceremonia de premios? ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Felicitaciones! ¿Qué ganaste? ¿Qué es lo que haces exactamente? Hablas de colegas y premios y horas de trabajo locas…. Pero, estoy bastante despistada sobre los detalles. Ilumíname, por favor.
Pues, tengo un pedazo de… hmm… situación, supongo. Bueno, realmente no es eso. Más como una… cosa. Vale, verás. Recibí este extraño cheque por 15,000 $ de alguien a quien di una pintura. Quiero decir, estoy asumiendo es de esa persona. No sé qué debo hacer con él. Quiero decir, si es de verdad entonces es más que demasiado dinero. No podría quedármelo. No sé… ¿Qué harías tú?
Pero aparte. Noticias de Wesley. Se presentó finalmente. Se declaró. Tuvimos una enorme discución cuando lo rechacé. Y Camila se detuvo, insegura de cómo proceder. No debería armar barullo por esto. Borró la “y”.
Pero ahora está fuera de mi vida. Desafortunadamente, todavía tengo que enfrentar a mis padres por toda esta prueba. Eso no va a ser divertido. Desearía sólo poder olvidarlo. Wesley me dejó el anillo… No sé qué debo hacer con él. No estoy segura de cómo sentir sobre todo. Aunque me siento aliviada, también estoy algo… ¿deprimida? He estado intentando sumergirme en mi arte pero el mundo real sigue interrumpiendo. Supongo que mejorará con el tiempo… ¿verdad? Mm. Eso espero.
Por otra parte, sé lo que quieres decir sobre la cadena TV Guide. Es casi hipnótica. La pantalla fluida… los comentarios a mediodía… los mediums de noche. ¿Quién necesita 300 canales?
Malo que la chica con la que trabajas tenga novia, o te habría dicho que a por ello. ¿Es bonita? Vamos, Laur, tiene que haber alguien que te atraiga. Regresa a ese restaurante e invita a salir a esa chica con el pelo de punta. Parecías encariñada con esa. ;) Bromeo, por supuesto. Las relaciones están sobrevaloradas. Creo que voy a quedarme soltera para siempre.
¿Qué piensas? ¡Eh, podemos estar solteras juntas! Bueno, voy a terminar esta pintura antes de que Dinah llegue a casa. Entonces empezará zapear cadenas y no conseguiré hacer nada.
Tu amiga,
Camila
~~~~~
Lauren se encontró mirando fijamente el teléfono. Su mirada vagaba del negro receptor a la tarjeta en su mano, y atrás de nuevo. Ya había memorizado el número de teléfono y ni lo había marcado.
No puedo llamarla.
Seguía diciéndose eso, pero la tentación de hacer lo contrario mantenía su mano en el teléfono inalámbrico, su agarre afirmándose como temeroso de soltarlo. Suspirando, miró la hora en el microondas. Por pura suerte, Cece había sido reclamada para alguna cosa u otra. Drama de director. Asunto personal. ¿Quién sabía? Lo único que a Lauren le importaba era el hecho que estaba en casa a las seis de la tarde con nada que hacer excepto mirar anhelantemente el teléfono en su mano.
Necesito tener vida propia. Desesperadamente. El teléfono escogió ese momento para empezar a sonar. Sobresaltada, lo dejó caer. Chocó contra el suelo y se quedó allí. Entonces sonó de nuevo. Lo miró un segundo más antes de cogerlo.
“Jauregui,” dijo, saliendo de la cocina y a la sala, la tarjeta de Camila aún en su mano.
“Lauren, hola.”
Miró al cielo ante el sonido de la voz de su agente. “Liam,” le saludó.
“No esperaba localizarte,” dijo él. “¿Leíste los guiones que te di?”
Lauren inspiró y contó hasta diez. Pacientemente, dijo, “No.”
Liam suspiró pesadamente al otro extremo de la línea. “Quieren respuesta el primero de junio, Lauren. Eres su primera elección pero, si no me das pronto respuesta, tienen opciones de sobra.”
Lauren se mordisqueó el labio inferior. “¿Qué papel?” preguntó.
Él dudó. “Summer’s End,” contestó finalmente. “Elisabeth Doyle.”
Lauren estaba empezando a perder la paciencia. “Te dije que no voy a interpretar una lesbiana.” ¿Cuántas veces tenía para decir algo antes que la gente empezara a escuchar?
“¿Estás diciendo que te gustaría aceptar el papel de robot?” preguntó, un poco esperanzadamente. No era su primera elección, pero era algo.
Su primer impulso fue arrojar el teléfono contra la pared. No quería interpretar un robot. No quería interpretar una lesbiana. Y todo el tema le estaba crispando los nervios. “Liam,” empezó, tan serenamente como pudo, “No quiero ninguno de esos papeles. Consígueme algo que valga la pena y entonces hablaremos.”
“Tienes hasta primero de junio para cambiar de idea,” le informó Liam. “Cuídate, Lauren.”
Airada, Lauren colgó sin otra palabra. Necesito otro agente, decidió, dirigiéndose a la escalera del dormitorio. Mujer. Preferiblemente sexy. Con… Se detuvo a medio pensamiento y dejó caer el teléfono en la cama.No estoy sexualmente frustrada.
Los dos guiones en la mesilla atraparon su mirada y se los quedó mirando. Arrastrándose por el cobertor, alcanzó el que a Liam le estaba provocando un ataque de cólera. Una vez más, contempló la página del título. No hace daño leerlo, decidió. Acomodándose contra las almohadas, abrió por la primera página y empezó a leer.