Nene de la Rebelión

De AlisonOropeza20

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Clarisse Okada ha despertado los poderes malignos del Pandemonio de Bagra y ha desatado la destrucción sobre... Mais

¡No tan rápido, saltamontes!
Anteriormente...
Capítulo I: En la Mansión Ashford
Capítulo II: Balas y Reencuentros
Capítulo III: La Historia del Área 11
Capítulo IV: Lloyd
¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo V: El Pendrive Misterioso
Capítulo VI: Formemos una Alianza
Capítulo VII: ¡Vamos al Digimundo!
Capítulo VIII: Tierra Dragón
Capítulo IX: La Historia de Taichi
Capítulo X: ¡Resiste, Taiki!
Capítulo XI: Flarerizamon
Capítulo XII: Una Nueva DigiXros - ¡Demonurumon Aparece!
¡Nos vemos en la FIL de Palacio de Minería!
Capítulo XIII: Un Golpe de Suerte
Capítulo XIV: El Ataque de Leviamon - ¡Defendamos a la Tierra Dragón!
Capítulo XV: El Mensaje de Clarisse
Capítulo XVI: Gamma
Capítulo XV: Los Secretos Ocultos de la Tierra Vampiro
Capítulo XVI: Te Necesito
Capítulo XVII: El Mensaje de BelleStarmon
Capítulo XVIII: ¡Un Disparo Milagroso!
Capítulo XIX: ¡Vamos al Castillo de NeoVamdemon!
Capítulo XX: El Siniestro Plan de Beelzebumon
Capítulo XXI: El Valor de Nuestra Amistad
Capítulo XXII: ¡DemonCrowkamon al Ataque! ¡Liberemos a la Tierra Vampiro!
Capítulo XXIII: Una Bienvenida Inesperada
Capítulo XXIV: Una Aparición Inesperada
Capítulo XXV: El Siniestro Plan de Belphemon y un Noble Sacrificio
Capítulo XXVI: Un Escape Exitoso - La Decisión de Belphemon
Capítulo XXVIII: Misión de Rescate
Capítulo XXVIII: ¡Es Hora de Digievolucionar!
Capítulo XXIX: Un Grito de Pureza y Valor
Capítulo XXX: Tentación Prohibida - ¡La Tierra Miel Será Nuestra!
Capítulo XXXI: Sigma
Capítulo XXXII: Artillería Pesada
Capítulo XXXIII: ¡Responde, Alfa!
Capítulo XXXIV: Nos Vemos Pronto + ¡Nos vemos en la FILCDMX!
Capítulo XXXV: Ataque en los Túneles
Capítulo XXXVI: El Ataque de Lilithmon - ¡Despierta, ShogunGekomon!
Capítulo XXXVII: La Drástica Decisión de Yuu
Capítulo XXXVIII: ¡Regresa, Airu!
Capítulo XXXIX: Los Ojos de Sigma + ¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo XL: ¡Ánimo, Airu!
Capítulo XLI: El Resurgir de Kiriha - ¡Resiste, Taiki!
Capítulo XLII: ¡Liberemos a la Tierra Cibernética!
Especial de San Valentín | Canción para un demonio
Capítulo XLIII: Los Juegos de Sephirotmon - ¿Dónde Estás, Takuya?
Capítulo XLIV: Primera Ronda - Meikramon Ataca
Capítulo XLV: La DigiMemory Corrompida
Capítulo XLVI: El Anciano Misterioso
Capítulo XLVII: El Secreto del Code Xros
Capítulo XLVIII : El Regreso de BelleStarmon
Capítulo L: El Rugido de Devikraomon - ¡Resiste, Takuya!
Capítulo LI: Beowolfmon VS Mervamon
Capítulo LII: El Mensaje de Minerva
Capítulo LIII: La Caída de Lucemon
Capítulo LIV: Bandos Divididos
Capítulo LV: La Señal Misteriosa
Capítulo LVI: Daemon
Capítulo LVII: La Caída de los Héroes
Capítulo LVIII: Corazones Destruidos y Horizontes Lluviosos
Especial de Halloween | Mi Salamandra
Capítulo LIX: Un Débil Rayo de Esperanza
¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo LX: Las Pruebas de Minerva - ¡Resiste, Entermon!
Capítulo LXI: La Revelación de Takuya
Capítulo LXII: ¡Ataca, Infermon!
Capítulo LXIII: La Caída del General
Capítulo LXIV: Victory Xros - El Surgimiento de GreyKnightmon
Capítulo LXV: La Corrupción de la Inocencia - ¡Vamos a la Tierra Brillo!
Capítulo LXVI: ¿Quién soy yo? - ¿Dónde está Ómicron?
Capítulo LXVII: La Ira del General Azul
Capítulo LXVIII: Conmigo, o en mi contra - La reunión de los Protectores
Capítulo LXIX: El aprendiz del aprendiz
Capítulo LXX: La reina Marianne y la caída del Protector
Capítulo LXXI: La despedida de Yuu
Capítulo LXXII: El Resurgimiento del Príncipe
Capítulo LXXIII: El Último Señor Demonio
Capítulo LXXIV: Hasta dar el último suspiro - ¡Derrotemos a Barbamon!
Capítulo LXXV: Razielmon
Capítulo LXXVI: Un Pacto del Corazón - ¡Vamos al Campo del Infierno!
Capítulo LXXVII : ¿De qué lado estás?
Capítulo LXXVIII : Ahora es tu turno
Capítulo LXXIX: El Principio del Fin
LXXX: Orange-kun

Capítulo XLIX: ¡Quiero Llegar al Último Nivel!

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De AlisonOropeza20


     Kira no se detuvo a pensar, pues sabía que sólo existía una manera de obtener la DigiMemory que levitaba justo en medio del abismo. Estando lejos de su compañero, la chica se aventuró a caminar hacia el borde. Con una mirada le advirtió a su compañero que no debía hacer ningún movimiento. Cheepmon tragó saliva, observando en silencio cómo su compañera daba un par de pasos hacia atrás para buscar impulso. Decidida, la chica tomó un profundo respiro. Echó a correr en esa dirección, dando un salto que le ayudó a llegar hacia la DigiMemory. La sujetó con una mano e intentó conectarla al DigiLector, sin contar con que los tentáculos la traicionarían en el último momento. Cinco de ellos volaron hacia ella para sujetarla por los brazos, las piernas y el cuello.

Con la respiración entrecortada, Kira sintió cómo el DigiLector resbalaba de su mano.

Logró mirar hacia abajo, observando ese diminuto punto de luz que caía en el abismo. Quiso resistir y librarse de sus ataduras, sin conseguirlo. Su salvación llegó gracias al Canto Sónico de Cheepmon, que hizo sangrar las orejas de la chica e hizo retroceder a los tentáculos. Aunque Cheepmon intentó atrapar a la chica para evitar que cayera al vacío, Kira impulsó su cuerpo hacia abajo para ganar velocidad e ir detrás del objeto que seguía cayendo.

—¡Kira, espera!

—¡Debo recuperar mi DigiLector!

Cheepmon suspiró cansinamente, y al instante fue detrás de su compañera. Sólo él pudo darse cuenta de que los tentáculos cerraron la única salida cuando ambos entraron al abismo.

A pesar del vértigo, Kira concentró toda su fuerza para acelerar su caída, iluminándose en la oscuridad con el brillo del Emblema del Valor que cada vez se volvía más potente. Extendió una mano cuando creyó que era el momento preciso, logrando tomar el DigiLector en sus manos antes de sentir cómo su cuerpo se estrellaba contra una superficie sólida.

Adolorida, se incorporó lentamente. Le costó recuperar el aliento, y no tardó en darse cuenta de que su mano izquierda estaba herida. Una torcedura que seguramente le pasaría factura en el campo de batalla.

—¡Kira!

Tuvo que dirijir la pantalla de su DigiLector hacia arriba, para poder observar que su compañero volaba hacia ella a toda velocidad. Ni bien se reunieron, Kira suspiró y se aseguró de conservar aún la DigiMemory. Desconectó la primera para poder colocar la segunda en su sitio, haciendo que el siguiente mensaje se proyectara.

Enfrenta a tus demonios

—¿Qué...?

La luz al fin se encendió alrededor de ella, revelando que se encontraba en un improvisado campo de batalla con forma triangular. Al no ver en ningún sitio a algún contrincante, la chica corrió hacia el borde del ring de pelea. Sin ninguna clase de barrera, fue Cheepmon quien tuvo que sujetar a la chica por el cuello de su chaqueta para tirar de ella y evitar que cayera al vacío. El corazón de ambos dio un vuelco al darse cuenta de que lo que les esperaba debajo del campo de batalla era un terreno lleno de afiladas púas metálicas, letales y sedientas de sangre. Kira retrocedió lentamente, observando en los alrededores e intentando analizar el contenido del nuevo mensaje.

Enfrentar mis temores —dijo—. Quien sea que haya dejado aquí las DigiMemories, no tiene idea de que las púas no me asustan.

—Pero no hay otra manera de salir de aquí —dijo Cheepmon—. No podemos saltar hacia las púas.

—Tengo una idea. Usa tu Canto Sónico e intenta romper las paredes.

—¡Bien!

A pesar de su determinación, Kira se arrepintió de haber dado esa orden cuando el Canto Sónico de Cheepmon hizo vibrar los muros que los rodeaban, así como le hizo sentir a ella que sus oídos iban a estallar.

Sin embargo, el ataque de Cheepmon no funcionó. Kira sólo descubrió sus oídos al fin, tardando un poco en recuperar la capacidad de escuchar los aleteos de su compañero.

Frustrada, soltó un bufido que hizo volar un mechón de cabello.

—Tal vez un portal se abra si demostramos que no tenemos miedo a estar aquí —propuso Cheepmon.

Kira lo consideró por un segundo, y su respuesta fue como una revelación. Arrancó una pluma del cuerpo de su compañero, y la dejó caer desde el borde del campo de batalla. La pluma se posó sobre una de las púas, desintegrándose en una diminuta nube de Datos brillantes.

La sangre de Cheepmon se heló.

—Eso anula el plan de saltar —dijo Kira—. ¿Alguna idea?

—Ninguna que nos haga salir vivos.

Un estruendo llegó desde sus espaldas, junto con una fuerte corriente de aire. Ambos giraron para llevarse una gran sorpresa al descubrir que quien estaba allí era quien menos esperaban ver.

—Karminmon...

La aludida irguió el cuello al escuchar su nombre, así como permaneció quieta mientras Kira avanzaba lentamente hacia ella. Los pasos dudosos de la chica pronto se convirtieron en un correteo amenazador, que Karminmon tuvo que evadir al blandir su espada, creando una ráfaga de fuego que Kira esquivó lanzándose al suelo. Cubrió su cabeza por un instante, y se levantó de inmediato.

Por intuición supo que algo iba mal.

—Karminmon... ¿Realmente eres tú?

La voz que brotó de la guerrera fue inconfundible.

—¿Cómo te atreves a llamarme por mi nombre, después de que me dejaste morir?

Blandió por segunda vez su espada, haciendo que incluso Cheepmon aterrizara para cubrirse del golpe.

Sus palabras, sin embargo, fueron mucho más hirientes que cualquier ataque. Kira supo mantenerse fuerte, aún a pesar de que algo en su interior se había resquebrajado. Con un movimiento del brazo impidió que Cheepmon avanzara.

—Karminmon... Yo no... quería que... tú...

La guerrera blandió su espada.

Un par de llamaradas se desprendieron de su cuerpo.

—Es tu culpa... Al igual que todo lo que sucedió después.

—¡Intenté detener a Clarisse!

—¡No hiciste suficiente! ¡El Mundo Digital ahora no significa nada, gracias a ti!

Kira lo vio venir, pero no pudo hacer nada para esquivarlo. Sólo sintió cómo la ráfaga de fuego envolvía su torso, propagándose a través de las telas para llegar a su piel. Cheepmon soltó un alarido, y fue abatido al instante cuando Karminmon lanzó el mismo ataque hacia él.

Demostrando su espíritu férreo e implacable, Kira se puso en pie a pesar de todo. Lejos de apagar las pequeñas llamas que quedaron en su chaqueta, se limitó solamente a despojarse de ella. Tomó un profundo respiro y acarició el elástico de sus gafas, mientras Cheepmon sacudía su cuerpo y se posaba a un lado de su fiel amiga humana, adoptando ambos una posición de pelea.

El Emblema del Valor aumentó su brillo.

Karminmon blandió su espada una vez más.

—Creo que ya he descifrado lo que esos mensajes intentan decirnos —dijo Kira decidida, aferrando en alto su DigiLector y percatándose de la aparición de la milagrosa Carta Azul—. ¡Es hora de Digievolucionar!

La determinación y el valor que brillaron en la mirada de Kira, una vez más, fueron idénticos a las emociones que desbordaban de los ojos del muchacho que años atrás había portado el mismo Emblema.

A algunos ojos de distancia, otras cosas estaban sucediendo.

A Zoe le costó un poco encontrar agua en ese lugar, pero lo logró al cabo de un rato. Así pudo encargarse de limpiar la sangre seca que bordeaba el golpe de Haru. La herida resultó ser más diminuta de lo que parecía, y el chico no dejó de quejarse en ningún momento. Con todo, a pesar de que era evidente que sentía dolor, dentro de él seguía estando la determinación que lo hacía especial. El chico no dejaba de mirar el Appli Drive con angustia, observando también en todas direcciones como si eso hubiese podido ayudarlo a encontrar a su compañero. Sin importar cuánto insistiera, Gatchmon no aparecía.

Haru fue quien decidió despojarse de la parte superior del traje especial que usaban los que pertenecían a su círculo. Se quedó sólo con sus pantalones rojos y una camiseta blanca, así como conservó las gafas oscuras que formaban parte de su atuendo. Ajustó las emblemáticas gafas que portaba en la cabeza y suspiró cansinamente, quejándose de molestias en su nuca. Miró entonces a Labramon, y le dedicó una caricia en la cabeza.

—Espero que no sea tarde para agradecerles —dijo, mirando también a la chica rubia—. Si no me hubieran encontrado, no sé qué hubiera sucedido conmigo.

—Descuida —respondió Zoe, devolviendo la sonrisa—. Somos compañeros. Debemos cuidar nuestras espaldas mutuamente... Aunque los demás no creerán que tú también eres un Protector, Shinkai. Eres como una aguja en un pajar.

—Puedes llamarme por mi nombre de pila —respondió él—. Y aún me cuesta creer que realmente los otros se portan... así contigo.

—Bueno, eso realmente no nos importa —rió Zoe—. Tenemos un equipo fuerte. Si ellos no quieren formar parte de nosotros, es su problema.

—¡Nuestro líder sin duda te aceptará! —exclamó Labramon, consiguiendo así otra caricia.

Zoe al fin pudo sentarse junto a ellos, en la orilla del lago que tanto les costó encontrar. Aspiró profundamente el aire fresco y abrazó sus rodillas. Sostuvo su D—Scan en alto.

—Supongo que estaremos atrapados aquí por un tiempo —dijo la chica—. Al menos, hasta que encontremos el ojo que nos ayudará a movernos dentro de Sephirotmon. Así que... Dinos, Haru. ¿Qué función tiene tu Digivice?

—¿Digivice...? ¿Te refieres al Appli Drive?

—Sí. Verás... Como te dije cuando te encontré, yo poseo los DigiSpirits Humano y Bestia del Viento. Mi Digivice es un D—Scan, y me permite Digievolucionar en Kazemon y Zephyrmon. Uniendo mis DigiSpirits, puedo transformarme en AncientIrismon.

Haru asintió, intentando asimilar las palabras de la chica.

—Bueno... Con el Appli Drive puedo usar los chips de los Appmon. También puedo materializarlos con el App Realize.

—¿Qué es un Appmon? —le interrumpió Labramon.

—¿Qué eres tú? —devolvió el chico, doblemente confundido.

Zoe rió.

—Creo que ahora entiendo el que no hayas aparecido en los expedientes de Arukenimon —dijo Zoe—. Tienes un poder diferente al nuestro, Haru. ¿Hay otros como tú?

—¿Otros AppliDrivers? Sí... Sí, está mi amiga Eri Karan, y su compañero, Dokamon. También está mi amigo, Astra, y su compañero, Musimon.

—¿Astra? —preguntó Labramon—. Qué nombre tan extraño.

—Su verdadero nombre es Torajirou Asuka —sonrió Haru—. Astra es su sobrenombre. Es un famoso Apptuber.

—Parece que tienes muy buenos amigos —sonrió Zoe—. Ellos serán tu razón para luchar aquí, entonces.

Haru suspiró.

—Sobre eso... Dijiste que tenemos que derrotar a la persona que causó estragos en nuestros mundos, ¿no es así, Zoe?

Zoe asintió, borrando su sonrisa.

—No te preocupes por eso, Haru —dijo ella—. Estoy segura de que tus amigos están...

La voz de Zoe fue interrumpida con el estallido que llegó desde alguna parte, levantando también una gigantesca nube de polvo y escombros que pudo verse a unos cuantos kilómetros de distancia. La paz dejó de reinar entre el trío, y despertó el espíritu protector de Zoe. Con su D—Scan en mano, la chica se colocó frente a Haru y Labramon. El DigiCode apareció en su mano, listo para hacer su trabajo y hacerla DigiEvolucionar.

Sin embargo, ningún ataque enemigo llegó.

—¿Qué fue eso? —preguntó Haru, aferrando también su Appli Drive sin que eso pudiese ayudarle en algo.

Zoe endureció su expresión.

—Algo me dice que nuestros enemigos se acercan —dijo.

Y no estaba equivocada.

Al otro lado del que se convertiría en el campo de batalla, un Digimon esperaba a reunirse con la guerrera. Tan imponente como sólo él podía ser, Duskmon esbozó una maliciosa sonrisa.

Crowkamon surgió y extendió sus alas en un vano intento de persuadir a su rival. No estaba dispuesta a atacar a Karminmon, pero a la vez quería demostrarle a su contrincante que defendería a Kira a toda costa. Eso a Karminmon parecía no importarle, pues atacó de nuevo con sus ráfagas de fuego que fueron contenidas por las plumas que se desprendieron de las alas de Crowkamon. Karminmon dio un salto, impulsándose al incrustar la punta de su espalda en en el suelo triangular, y giró en los aires para crear una ráfaga de fuego que se convirtió en el borde perfecto para delimitar el ring de pelea. Sólo para rematar la caída, Karminmon cayó en picada intentando incrustar su espada en el pecho de Crokamon. La mujer—cuervo hizo un par de movimientos con sus brazos, concentrando en ellos su poder y formando una gigantesca esfera de energía de color púrpura. La esfera chocó contra la espada de fuego, creando una colisión que hizo que Kira tuviera que mantenerse fuerte para evitar caer de espaldas.

—¡Detente, Karminmon!

Los gritos de la chica no lograron acallar los deseos homicidas de la guerrera de la armadura roja, quien sólo necesitó tres estocadas para hacer caer a su rival.

—¡Crowkamon!

A pesar de haber sido derribada, la aludida pudo crear un pequeño escudo de plumas para evitar que la espada de fuego golpeara a Kira. Aún así, la chica cayó de espaldas a causa del impacto. Se levantó en el acto, buscando velozmente en el arsenal de Lloyd hasta encontrar lo único que sabía que lograría persuadir a Karminmon. Sin embargo, se negó rotundamente a recargar el objeto cuyo cartucho cargado con nueve balas sería más que suficiente para detener la contienda. Sabía bien cuáles eran los efectos de las armas humanas en el Mundo Digital. Y si aquella guerrera era realmente su amiga, ¿habría sido capaz de eliminar sus Datos definitivamente, con tal de salvar a Crowkamon? ¿Tenía el valor necesario para convertirse en una asesina a sangre fría?

Mientras ella se debatía en su crisis de moral, Crowkamon volvió a la contienda.

Disparó una ráfaga de plumas afiladas y letales que Karminmon anuló blandiendo su espada. El golpe de la Karmin Sword de la guerrera impactó las alas de Crowkamon, quien retrocedió y aterrizó con torpeza, batiendo sus alas para deshacerse de las plumas quemadas. Desde tierra, atacó con otra esfera de energía que Karminmon esquivó. La fuerza y la velocidad de la guerrera eran mucho mayores de lo que Kira y Crowkamon recordaban.

Cuando la chica presenció cómo Crowkamon era sometida en los aires a punta de puñetazos ardientes, supo que no había forma de vencer a Karminmon. Ese pensamiento hizo que el Emblema del Valor comenzara a lucir un poco opaco.

En la casa de Genai, el anciano rellenaba las tazas de té mientras sus invitados intentaban darle un sentido a cada una de las palabras que él decía. Lelouch fue quien terminó antes con ello, pues negó con la cabeza y habló con la voz de Zero para dejar claras sus molestias.

—¿Por qué no hay una manera de que los Digimon se vuelvan más poderosos por sí mismos?

Nene fue quien respondió, antes de que Genai pensara en hacerlo.

—Porque estamos ligados con ellos. Para que nuestros Digimon se vuelvan más poderosos, nosotros debemos fortalecernos también.

Genai asintió.

—El vínculo que une a un humano con su Digimon crea cosas asombrosas e inimaginables —dijo el anciano—. Es por eso que el crecimiento debe ser mutuo. Cuando ustedes vencen a sus demonios internos, consiguen la fuerza que los Digimon necesitan. Es por eso que esta clase de Digievoluciones sólo suceden en momentos críticos.

—Pero si conseguimos ese poder y Mervamon llega al nivel Mega —dijo Sparrowmon—, ¿podríamos derrotar con eso a los Señores Demonio restantes?

—Y a Clarisse Okada —le recordó Nene—. Ella será nuestro enemigo final.

Genai asintió.

—Sólo cuando ustedes encuentren ese poder que hace falta, y sepan controlarlo —dijo Genai—, ambos mundos podrán recuperar la esperanza.

—Uniendo todas nuestras fuerzas, podremos hacerlo —dijo Mervamon decidida.

Nene y Sparrowmon asintieron.

Lelouch, sin embargo, permaneció indiferente.

—Hay algo que no he entendido aún —dijo Zero—. Si sólo nuestro poder es necesario, ¿por qué hay tantas generaciones mezcladas en nuestro equipo? Cuando vimos los expedientes de Arukenimon, ahí estaban ocho generaciones.

—Eso es porque el Mundo Digital está constantemente en peligro —explicó Genai—. Para mantener el equilibrio, es necesario pedir ayuda en ocasiones. Sin embargo, no existen sólo ocho generaciones de Niños Elegidos. Así como en este momento hay cientos de dimensiones afectadas por el Pandemonio de Bagra, hay cientos de DigiDestinados al rededor de cada mundo existente. Todos ellos han tenido su propia historia.

—Existe al menos una dimensión donde los generales de los ejércitos que buscaban el Código Corona no fuimos Taiki, Kiriha y yo —dedujo Nene—, sino otros tres elegidos. Y todos ellos tuvieron compañeros que no fueron Shoutmon, Greymon o Sparrowmon. Eso es lo que intenta decirnos, ¿no es así?

Genai asintió. Activó de nuevo los hologramas, mostrando siete rostros conocidos junto con sus respectivos Divigices.

—Anteriormente, siete generaciones se enfrentaron al malvado Quartzmon —dijo el anciano—. Fueron seleccionados por alguien más que pudo viajar entre dimensiones para poder reunirlos. Y mientras sus otros compañeros se unían a la lucha en distintas partes del mundo, los siete líderes se unieron en una sola contienda. Apuesto que ustedes ya los han conocido. Tai Yagami, Daisuke Motomiya, Takato Matsuda, Takuya Kanbara, Masaru Daimon, Taiki Kudou y Tagiru Akashi.

—Sí —dijo Nene—. Ellos nos ayudaron a derrotar a Quartzmon.

Una octava fotografía se unió al grupo.

—La siguiente en unirse a la lista, fue Kira Yagami. Cuando los siete Héroes Legendarios anteriores unieron sus fuerzas con ella, la primera vez que Clarisse Okada amenazó a nuestro mundo. Ahora, todas estas generaciones están unidas por el destino.

—Y nosotros nos unimos a la historia gracias al portal de Lloyd —razonó Zero.

Genai asintió una vez más.

—La unión de los poderes de cada generación igualará las fuerzas para aniquilar a un enemigo que posee un Digivice capaz de copiar las funciones de los anteriores.

Nene separó los labios para lanzar una pregunta más, quedándose sin habla cuando aquel golpe violento se escuchó en la puerta principal. Los hologramas desaparecieron en cuanto el golpe se repitió. Nene y Lelouch se levantaron en el acto, recuperando el Xros Loader y dirigiendo los cañones de sus armas hacia ese punto. Sparrowmon y Mervamon se prepararon también para atacar, a pesar de que no había forma de saber que era el siniestro payaso de las cuatro espadas quien golpeaba la puerta.

Afuera, la sonrisa de Clarisse creció cuando los Datos de la puerta comenzaron a desvanecerse lentamente.

—Ya no queda tiempo —dijo Genai acalorado—. Tienen que irse ya. Necesitan mantenerse fuertes para enfrentar a Lucemon.

Antes de que Nene y Lelouch pudiesen objetar, Genai reveló el pasadizo secreto que ocultaba detrás de una de las puertas corredizas. Donde debía haber un túnel o escaleras en penumbra, sólo apareció un ojo gigantesco.

—¿A dónde nos llevará esa puerta? —exigió saber Zero.

—Tiene línea directa con el castillo de Lucemon —respondió Genai—. Por favor, no olviden nada de lo que les he dicho. ¡Ustedes deben sobrevivir hasta el último momento!

Nene y Lelouch asintieron, entrando al instante en el portal que los hizo desaparecer junto con Mervamon y Sparrowmon.

Acalorado, Genai retrocedió y bloqueó la puerta derribando una estantería que sirvió para dificultar el paso de las espadas. Corrió entonces hacia otra puerta corrediza, detrás de la cual encontró a su secuaz que no había tenido tiempo de presentar.

—Tenemos problemas —dijo Genai—. Debes ir ya. Los encontrarás en el castillo de Lucemon.

Tras decir sus palabras, entregó una pequeña caja de metal en las manos de su compañero. El aludido asintió decidido. Colocó la máscara sobre su rostro y echó a correr también hacia el portal, haciendo que su capa hondeara a su paso.

Estando en completa soledad, Genai pudo cerrar la puerta a tiempo. Un estallido destruyó la estantería, dejando que el payaso se hiciera presente junto con su compañera.

Al percatarse de la posición de pelea del anciano, Clarisse rió.

—Así que aquí estabas ocultándote... —dijo ella.

—Yo no le temo a una niña como tú —espetó Genai.

Clarisse rió de nuevo.

—Mátalo, Piedmon.

Afuera de Sephirotmon, quienes esperaban a sus amigos se llevaron una gran sorpresa cuando uno de los ojos de la bestia se tornó de color negro y comenzó a deshacerse en Datos.

Envuelta en un torbellino de fuego, Crowkamon se deshizo en un fuerte alarido de dolor.

Aún con el arsenal de Lloyd ante sus ojos, Kira no comprendía cómo era que Karminmon repentinamente había aumentado así su poder. Vio a Crowkamon batir sus alas para deshacerse de fuego, embistiendo a Karminmon y devolviendo el golpe con una ráfaga de plumas afiladas. La guerrera de la armadura roja creó una esfera de fuego que neutralizó el ataque enemigo, y que golpeó a Crowkamon para derribarla de nuevo.

Ni bien Kira corrió hacia ella, la voz de Karminmon se escuchó nuevamente.

—¡No te atrevas a acercarte!

Remató sus palabras con una ráfaga de pequeños proyectiles de fuego que cayeron en el suelo gracias a que Kira retrocedió para esquivarlos.

—¡Pero Crowkamon es mi amiga!

—¡Si realmente fuéramos tus amigos, nos habrías salvado!

Kira tuvo que cubrirse con ambos brazos, cosechando un par de quemaduras de primer grado que quedaron gracias a que Crowkamon pudo bloquear el ataque de Karminmon. Kira no demostró sentir dolor, a pesar de que el ardor precedía al desprendimiento de un par de los Datos que componían su cuerpo. Se mantuvo firme, y reacia a tomar la decisión definitiva.

—¡No fuiste capaz de salvar a Ophanimon!

—¡Quise hacerlo! ¡Hice todo lo que estuvo a mi alcance! ¡Derroté a cada enemigo que se interpuso en nuestro camino!

La espada se impactó contra el costado de Crowkamon, dejando salir una estela de Datos y plumas quemadas. La mujer volvió a desplomarse sólo por un momento, para luego ser elevada por el torbellino de fuego que se enroscó al rededor de su cuerpo y la elevó en los aires. Se cerró con tal fuerza que Crowkamon sólo pudo deshacerse en un alarido de dolor, dejando así mismo que las plumas que caían a sus pies hablaran por sí mismas.

—¡Detente, Karminmon!

—¡Defiéndela tú misma si te crees tan fuerte!

Kira sólo pudo retroceder horrorizada, cubriendo su boca con una mano cuando el torbellino desapareció y el pequeño Cheepmon se desplomó en el suelo. A pesar de toser un poco y estar sumamente adolorido, se mantuvo firme e intentó levantarse de nuevo. Karminmon dio sólo un par de pasos hacia él y se preparó para disparar la Karmin Sword, dejándose llevar por la forma en que Cheepmon la miraba. La valentía en los ojos del ser emplumado también era legendaria.

Cheepmon batió sus alas con fuerza para recibir el golpe, llevándose una terrible sorpresa al ver que Kira lo tomaba en brazos para recibir el impacto en su espalda. La chica se desplomó en el suelo, negándose a convalecer. Se levantó a pesar del dolor en su espalda y enjugó el sudor de su frente. Encaró a Karminmon, con la respiración agitada y el corazón latiendo a mil por hora.

—No lo toques —espetó ella—. ¡No te atrevas a tocar a Cheepmon!

Como respuesta, Karminmon lanzó una ráfaga de fuego que sacó a Kira del camino. Al instante, Kira volvió a levantarse para correr hacia el mismo punto.

—Apártate —espetó Karminmon.

—Oblígame —respondió la chica.

Aquello la hizo acreedora de una bofetada especialmente fuerte. Volvió a desplomarse, quedando frente a su compañero que no podía atacar nuevamente. Su cuerpo herido lo impedía. Kira no estaba en mejores condiciones, pues su muñeca torcida ya comenzaba a reclamar que Kira la hubiese utilizado como si hubiera estado ilesa. Y a pesar de ello, Kira mantuvo en alto su DigiLector.

—No tienes el poder para derrotar a los Siete Señores Demonio —espetó Karminmon.

A pesar del golpe del látigo de esas palabras, Kira se mantuvo firme.

—Lo tengo. Tengo el poder que necesito. ¡Soy la hija de Tai Yagami!

—¡Eres una vergüenza!

Un golpe más hizo que Kira volara hacia la otra punta del ring de pelea, sintiendo que el fuego que Karminmon usó para delimitarlo comenzaba a quemar las plantas de sus pies. Logró levantarse, jadeando con pesadez. Enjugó de nuevo el sudor de su frente y volvió a la contienda, evitando que Cheepmon volviese a caer en las garras de su contrincante.

—Tú no eres real —atacó Kira—. ¡La verdadera Karminmon murió en la Zona Cielo y sus Datos formaron parte del Pandemonio de Bagra!

—¿Y qué sabes tú sobre lo que es real? No vales nada... ¡No mereces tener a un compañero como esa bestia!

—Así es como lo sé... ¡Karminmon nunca nos atacaría!

La aparición atacó de nuevo, haciendo que Kira volviera a caer. Su barbilla golpeó contra el suelo, causando que la chica escupiera un poco de sangre. Y aún así, volvió a levantarse. Avanzó lentamente hacia Karminmon, a pesar de las pequeñas quemaduras y del dolor en su muñeca.

—No eres real —repitió—. Y nada de lo que digas o hagas podrá hacer que mi espíritu decaiga.

—Quizá eso debiste decir antes de que Takuya Kanbara y los otros Héroes Legendarios murieran por culpa tuya.

—¡Eso es mentira!

Su voz fue tan fuerte que resonó en las paredes que la rodeaban. Agitada, dio un paso más hacia la aparición. No tuvo temor de demostrar que podía derramar aún un par de lágrimas al recordar aquellos nobles sacrificios. El Emblema del Valor volvió a encenderse.

—Takuya no murió por culpa mía... Ninguno de los Héroes Legendarios murió sin conservar su nobleza y su honor. ¡Todos ellos...! Todos...

Suspiró. Aferró su Emblema con una mano, antes de acariciar el elástico de sus gafas con el dedo pulgar. Remató dándoles un pequeño golpe con el dedo, recordando haber visto antes ese mismo gesto. Sus siguientes palabras fueron dichas teniendo la impresión de que Taiki Kudou estaba a su lado, colocando una mano sobre su hombro para infundirle valor.

—Todos nosotros formamos parte de algo mucho más grande de lo que cualquiera puede comprender... Daríamos nuestras vidas por el Mundo Digital, porque lo consideramos como un segundo hogar para todos aquellos que alguna vez hemos sido llamados para protegerlo. Es algo que vive dentro de todos nosotros... Y esta vez me corresponde a mí darle fin a esta batalla. ¡Vencer a Lucemon y demostrar que soy capaz de alcanzar el último nivel, incluso si alguien como tú piensa lo contrario!

Caminó lentamente hasta posarse a un lado de Cheepmon, a quien acarició con cariño. El Digimon emplumado le devolvió un gesto similar a una sonrisa. De alguna forma, también le pareció ver a Takato Matsuda detrás de Cheepmon, sonriendo de la misma manera.

—Los Digimon son nuestros amigos. Y aunque perdamos a algunos en esta batalla, sabemos que tarde o temprano volveremos a verlos. Haré todo lo posible para que los males que Clarisse Okada ha hecho a este mundo se conviertan sólo en un mal recuerdo. ¡Y estoy convencida de eso porque sé que en mi corazón arde el mismo fuego que ardía dentro de mi padre!

Agitada, dio un paso más hacia Karminmon. Volvió a acariciar el elástico de sus gafas, imaginando cómo Tai Yagami y Daisuke Motomiya se posaban a cada lado de ella.

—Mis gafas no son sólo un adorno. Las llevo como un símbolo de que todas las esperanzas de mis amigos están depositadas sobre mis hombros. Ellos están esperando a que salga victoriosa de este sitio para enfrentarme al resto de nuestros enemigos y vencer finalmente a la oscuridad. Y eso será lo que haga... Tengo que salir de aquí porque afuera de este monstruo se encuentra uno de mis tesoros más preciados.

Por un instante sintió también la palmada en la espalda que Katsura Shinyuga, su mejor amiga, le habría dado para alentarla a seguir adelante. También pudo percibir la sonrisa de determinación de Tagiru Akashi, que la incitó a decir sus últimas palabras.

—No defraudaré a mis amigos... No decepcionaré a Nene y a Lelouch... Es mi momento. Voy a convertirme en una súper estrella. No importa cuántas veces caiga... Siempre me levantaré de nuevo... Estallaré el fuego que arde en mi corazón, ¡y así haré que suceda un milagro!

No lo pensó dos veces. Corrió hacia Karminmon, sintiéndose impulsada por el fuego que emanaba el espíritu de Takuya Kanbara al unirse a la contienda para darle un pequeño apoyo. Kira soltó un grito de guerra que se combinó con el de Masaru Daimon, cuyo puño acompañó al de Kira para golpear a la aparición y lograr derribarla.

Agitada, Kira cayó en cuclillas y volvió a incorporarse. Mientras Karminmon se ponía también en pie, Kira se percató de la forma en que la energía de color naranja que emanaba de su puño comenzaba a propagarse por todo su cuerpo. La calidez fue indescriptible. Sólo pudo asociarla a fuego ardiente recorriendo sus venas.

Sin importarle Karminmon, Kira miró a su compañero y exclamó:

—¡Es ahora o nunca, Cheepmon!

—¡Estoy listo, Kira!

Y ella tan sólo sonrió, sintiendo cómo eran siete manos más las que se unían para sujetar con ella el DigiLector a la hora de unir su mano con el dispositivo y exclamar:

—¡ADN Digital, Carga Total!

Incluso Cheepmon se dejó llevar por el impacto de ser rodeado por la luz sagrada, que lo dotó de un poder desconocido hasta ese momento. Kira sólo sonrió entusiasmada al escucharlo exclamar:

—¡Cheepmon Ultra Digivolves a...!

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