Tras La Puerta Del Infierno [...

By andrewruiz10

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La historia de William Morrison está a punto de empezar. Brujas, vampiros, hombres lobo y otras criaturas sob... More

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Epílogo.

Capítulo 27.

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By andrewruiz10

Los muchachos llegaban a uno de los pasadizos subterráneos que se extendían por debajo de Lexington Academy. Beau escuchó los pasos de cuatro personas correr, escondiendo a los chicos, quienes no entendían qué pasaba.

Cuando los pasos se escucharon cercanos, Duke, Mike, Karen y Beau sujetaron a los cuatro corredores, rodeándoles el cuello. Uno de ellos, se convirtió en humo, apareciendo unos pasos atrás. Al crear una bola de fuego, Beau le gritó que se detuviera.

– ¿Beau? —Preguntó Raven, deshaciendo su esfera de fuego— ¿Karen? ¿Chicos?

– ¡Soltadnos ahora mismo! —Exclamó Zachary Becker, forcejeando el agarre de un Duke de cemento.

– Lo siento, señor Becker. —Sentenció el cambiaformas, soltando a su profesor— No sabíamos que eran ustedes...

– ¿Quién es ese chico? —Preguntó Charles, una vez Mike lo soltó— No siento ninguna clase de fuerza sobrenatural en él.

– Él es Mike Marsh... Es humano. —Sentenció Olivia, mirando a sus profesores— Y antes de que digan nada, no van a convencerlo para que se vaya. Está aquí para rescatar a Elizabeth Morrison.

– ¿Morrison? —Preguntó Francis— ¿Ese no es el apellido de William?

– Así es, señor Becker. —Sentenció el Híbrido, apareciendo junto a los muchachos— Elizabeth es mi hermana...

– Ya veo. —Sentenció Raven— Ashton y Mayra están más adelante. Íbamos a reunirnos con ellos.

– ¿Son todos conscientes de lo que ocurre? —Preguntó Katia, sorprendiendo a los profesores, que se miraron entre sí.

– Si hablas de los Hombres Sombra, sí. Todos somos conscientes. —Sentenció Zachary, con su tono borde de siempre.

– Zack. —Sentenció Charles, cruzándose de brazos— Sé más educado, por favor.

– Hace diecinueve años, todos nosotros estudiábamos aquí. —Sentenció Francis— Por aquel entonces, el director era el abuelo de Thomas Terrance. Tu madre, Delia, descubrió el oscuro secreto detrás de la puerta de Lexington Academy. Y nos hicimos cargo de esos Hombres Sombra. Para asegurarnos de que no resurgían de nuevo, hicimos el pacto de convertirnos en profesores. Pero tu madre se quedó embarazada de un humano sin poderes, por lo que decidió alejaros de todo esto.

– Pero, entonces, los Terrance mandaron atacar el pueblo de Lexington, convirtiendo a tu madre, quien os protegió hasta la muerte. —Continuó Karen— Una vez bebió sangre, supo que debía desaparecer de vuestra vida, para evitar haceros daño. Más del que os haría al dejaros. Una vez la escondimos y la ayudamos con su nueva condición... Volvimos a la Academia.

– Y descubrieron que Thomas Terrance había tomado el poder de director, haciendo resurgir a los Hombres Sombra bajo el liderazgo de un demonio muy poderoso. Astaroth. —Sentenció Raven, viendo como los muchachos prestaban total atención— Astaroth tiene el objetivo de, con la ayuda de los Hombres Sombra y sus cuarenta legiones de demonios, conseguir que el Híbrido devuelva a los Cuatro Jerarcas a este mundo, para traer consigo la destrucción de la humanidad y la posesión total por parte de las criaturas sobrenaturales del mundo creado.

– Astaroth suele viajar en este mundo de receptáculo en receptáculo. —Sentenció William, haciendo que los profesores lo miraran sorprendidos— Por lo que, bajo las capuchas, podría encontrarse cualquiera.

– Es cierto. Pero sabemos que ninguno de nosotros es, ya que nos hemos lanzado agua bendita. Así que si me permitís...

Una vez los profesores confirmaron que ninguno de los recién llegados estuviera dominado por un demonio, éstos se pusieron de nuevo en marcha. Finalmente, se reunieron con Mayra y Ashton, quienes se encontraban en una gran sala circular similar a la que Raven estuvo cautiva. Al entrar todos, la puerta tras ellos se cerró, haciendo que los muchachos se dieran media vuelta, asustados.

Ashton escuchó el sonido de una cuerda tensarse, saltando sobre algunos de sus compañeros. Unas flechas cayeron precipitadamente al suelo donde se suponía que se encontraban Mayra y Raven, las cuales agradecieron al hombre lobo por salvarlas. En el centro de la sala apareció un encapuchado que puso a todos en posición de defensa.

– William Morrison. —Sentenció el encapuchado, con voz grave— Veo que has conseguido superar a los guardias que te varaban el paso...

– ¿Te refieres a Peter y Rebekah? —Preguntó William, haciendo aparecer la séptima arma— Los he dejado dormir... Parecían muy cansados.

– ¿Acaso importa? —El encapuchado hizo aparecer un arco. Beau se acercó a William, colocando su mano sobre el pecho del Híbrido, quien lo miró extrañado.

– ¡Cuidado Will es...! —Exclamó el ángel, esquivando una flecha, la cual fue partida por la mitad por la daga de William.

– Aaron. —Sentenció el Híbrido, mirando al encapuchado— Uno de los guardianes del Equilibrio y el portador del primer arco, la segunda arma.

– Vaya... Veo que el Híbrido aún se acuerda de nosotros... —Aaron retiró la capucha, dejando ver a un hombre de cuarenta años.

Su cabellera era del color del oro, con reflejos chocolate, y sus ojos eran del color del mar. En la parte inferior de su rostro residía una barba de unas semanas, dándole un toque atractivo.

– Te ves bien como para ser del Génesis... —Comentó William, sonriendo— ¿Cuántos milenios van ya? ¿Tres?

– ¿Por qué un Guardián del Equilibrio quiere despertar a los cuatro Jerarcas? No tiene sentido... —Preguntó Beau, cruzándose de brazos.

– Poder, supongo... —Comentó el arquero, antes de lanzar cinco flechas al cielo— ¡Ahora morid!

– ¡Cuidado! —Exclamó Duke, abrazando a Olivia.

Mike abrazó a Katia y ambos muchachos saltaron tratando de esquivar las veloces flechas. William saltó, cortando el aire con la daga, desintegrando las flechas por completo. Aaron le lanzó una al Híbrido, quien lanzó con rapidez y fuerza la daga, rompiendo por la mitad la flecha y haciendo saltar al guardián.

William se teletransportó junto a la daga, retomándola entre sus manos. Cortó el aire frente a él, haciendo que Aaron soltara un gemido de dolor al sentir el corte sobre su pecho. Ambos se miraron cuando Aaron tocó el suelo.

– Por cierto... —Comentó William, haciendo desaparecer su daga— En este último ataque he cortado tu arco por la mitad. —Y éste se partió en dos.

– Maldición. —Sentenció el Guardián, colocándose la capucha— Volveremos a vernos. —Y dicho eso se teletransportó, desapareciendo de allí.

– No perdamos más tiempo. Y cuidado con las trampas. —Olivia miró a su amigo, el cual la miraba fijamente— Sí, Olivia. Va por ti.

Anduvieron por los pasadizos, llegando a una sala con una silla de madera tirada en el suelo y una cuerda suelta rodeándola. Supusieron que ahí era donde habían estado reteniendo a Elizabeth, pero, fuese como fuese, ya no estaba.

– No está. ¿¡Por qué no está aquí!? —Exclamó Mike— ¡Lizzie!

– No está aquí. —Sentenció una voz, haciendo que todos se pusieran en posición de defensa.

– Se la han llevado hace poco. Aún puedo sentir su rastro. —Sentenció otra voz, haciendo correr a Mike hacia el centro de la sala.

William estiró su brazo, deteniendo al muchacho y devolviéndolo al grupo con sus poderes. El chico que estaba enamorado de su hermana intentó forcejear, pero la magia que desprendía el Híbrido era mayor.

– Interesante. —Sentenció un chico castaño, apareciendo junto a otro rubio. Ambos eran jóvenes, con los ojos azules, y con una expresión indiferente en el rostro— Ese chico es humano y parece ser el más impulsivo, a pesar de estar rodeado de criaturas sobrenaturales.

– ¿Quiénes sois? —Preguntó Olivia, a punto de utilizar sus poderes.

– Supongo que por ignorancia ante nuestra presencia en el mundo podemos ignorar la descortesía con la que nos has hablado, Olivia Parker. En caso opuesto, debería acabar contigo.

– Tócale un cabello y te la verás conmigo. -Sentenció el cambiaformas, con rabia en la voz.

– Caleb. Evan. —Sentenció William, sin saber muy bien de donde salía ese conocimiento— Dos de los cinco Guardianes del Equilibrio. Caleb, el portador del primer hacha, la cuarta arma. Evan, el portador de la primera lanza, la tercera arma.

– William Morrison. El Híbrido. El ser que existe y no existe al mismo tiempo. El quinto guardián del equilibrio y portador de la primera daga de doble hoja, la séptima arma. La más poderosa.

– ¿Estáis con Aaron? —Preguntó el Híbrido, mirando a los dos muchachos, quienes hicieron aparecer sus armas.

– No. —Sentenciaron ambos a la vez— Hemos venido a eliminarle.

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