Capítulo 29.

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William se encontraba entre Duke y Mike. Tanto uno como el otro iban a ser absorbidos por el tornado.

- ¡Tratan de separarnos! -Exclamó Katia.

- ¡Duke! ¡Agárrate a mi mano! -Exclamó Olivia, alargando el brazo.

- ¡No llego! -Exclamó el cambiaformas.

William tenía que tomar una decisión. Solo podía dejar solo a uno. El otro, quizás se perdería para siempre en el interior del laberinto.

- ¡Will tienes que coger a Duke! -Exclamó Olivia, al ver que su amigo estaba más cerca que ella.

- ¡Mejor sujeta a Mike! ¡Es humano y es indefenso ante los enemigos! -Exclamó Katia, haciendo que William mirara al chico que estaba enamorado de su hermana.

- Nos vemos en el altar. -Sentenciaron Evan y Caleb, siendo absorbidos por el tornado y siendo lanzados a la otra punta del laberinto.

- ¡Will! ¡O ahora o nunca!

- Maldición... -Musitó el Híbrido, mirando a sus dos compañeros.

- Vete con Mike. -Sentenció Duke, soltándose de donde se había sujetado- Hasta ahora.

- ¡Duke! -Exclamó Olivia, yendo tras él.

Mike se resbaló y William saltó sobre él. Ambos fueron absorbidos por el tornado. Dentro de él, observaron como Duke era lanzado hacia un lugar y Olivia iba hacia otro. Finalmente ellos fueron lanzados.

- ¡Vamos a morir! -Exclamó Mike, viendo como el suelo cada vez se encontraba más cerca.

- Ni hablar.

William hizo aparecer sus alas y rodeó a Mike como rodeó a Olivia y Duke en su momento. El Híbrido golpeó el suelo, creando un gran boquete. Cuando el humo se disipó, William retiró las alas. Ambos estaban bien. Y ambos estaban rodeados de enemigos.

Cinco explosiones fueron las que se oyeron en total en el laberinto. Como su nombre indicaba, nadie en el exterior escuchó los estallidos que las caídas de los muchachos habían creado.

William creó una espada de hierro para Mike, quien se encontraba decapitando a un demonio. El Híbrido se las ingeniaba sin usar la séptima arma, ya que, con su simple toque, los demonios morían.

En otro lado del laberinto, Katia se restablecía del duro golpe. Cuando su visión volvió a la normalidad, vio como un látigo volaba hacia ella. Lo esquivó y miró a su frente.

- Anthea. ¿Tú también eres una integrante de los Hombres Sombra? ¿Por qué? -La chica frente a ella imitó su imagen.

- Porque esa escoria de ahí fuera me trató como un bicho raro, Katia... Y tú deberías saberlo mejor que nadie. Únete a nosotros.

- Ossox. -Sentenció Katia, alargando el brazo.

La rodilla de Anthea crujió, rompiéndose. La cambiaformas dejó caer un fuerte grito que fue insonorizado por el campo de fuerza del laberinto.

- Ossox. -Repitió la bruja, rompiendo el brazo de la cambiaformas- Cor Impetum. -El corazón de Anthea se paró, paralizándola mientras moría- Eso por cambiar tu forma a mi imagen. -Dijo la bruja, mientras la cambiaformas volvía a su forma original, una vez muerta.

Olivia caía duramente contra el suelo. En su cabeza, recordaba como su mano rozó la de Duke antes de que este saliera disparado.

- ¡Duke! -Exclamó, al despertar.

- Estoy aquí... -Un herido Duke se acercó cojeando- Te he encontrado... Al fin...

- ¡Duke! -Exclamó Olivia, levantándose.

- Pensé que te perdía... Pero estás aquí...

Olivia sospechó de Duke en ese momento. Ella lo conocía. Y por más que él la quisiera, jamás actuaría de ese modo. Lo abrazó y creó un puñal de plata. Se lo clavó en la boca del estómago y el muchacho soltó un gemido de dolor.

- Olivia... ¿Qué has hecho? -El chico no cambiaba de forma.

- Oh, dios, no. ¡Duke!

Finalmente, el cambiaformas cayó al suelo, mostrando su verdadero rostro. Olivia había tenido razón. Suspiró aliviada de no haber matado al chico del que estaba enamorada y siguió caminando por el laberinto, conducida por el maná que emanaba del Altar de Piedra.

El verdadero Duke despertaba tras haberse quedado inconsciente. El golpe había sido lo suficientemente duro como para fracturar el suelo por completo. Bajo él, encontró una mena de diamante.

El cambiaformas no podía creérselo. Aquel era, según se sabía, uno de los minerales más duros del mundo, si no era el más duro. Absorbió el material y su cuerpo tomó un color verdoso por la absorción.

- Mucho mejor... -Se dijo a sí mismo, antes de que un ejército de demonios lo rodeara.

En Lexington, George seguía inmóvil, sin reaccionar. La dama de blanco había decidido hacer caso a su hijo y contarle la verdad a su marido. Al fin y al cabo, sentía que, después de haber visto a sus hijos una vez más, iba a ser incapaz de marcharse con la primera vez.

- Hola, George. -Sentenció la mujer, sonriendo.

- Delia... Pero tú... - La mujer mostró sus colmillos, haciendo retroceder a los tres humanos.

- Tranquilos. No vengo a haceros daño. ¿Te acuerdas del ataque? ¿Cuándo intentaron llevarse a William y a Elizabeth? Me morí teniendo sangre de vampiro en mi sistema. Me convertí en uno. Por eso tuve que fingir mi muerte.

- ¿Cómo? ¡Durante estos diez años he pensado que estabas muerta, Delia! ¡Me enamoré de ti cuando eras bruja! ¿¡Por qué no iba a seguir enamorado de ti siendo una vampiresa!?

- George... Te hubiese matado... Al principio es muy difícil controlarse...

- No me hubiese importado... Te ayudaría a controlarte... Te hubiese ayudado. Pensar... Pensar que he tratado mal a mi hijo por el rencor de que perderte por tu condición...

- También lo enviaste directo a los que lo querían... -Comentó la mujer, desviando la mirada hacia Aiden- Tú debes ser el ex novio de mi hijo...

- S... Sí. -Aiden aún tenía algo de miedo. Durante toda su vida, había creído que las historias de terror que su padre le contaba no eran más que eso. Historias de terror- ¿Sabe su hijo que sigue usted viva?

- Sí. -Sentenció Delia- Elizabeth no lo sabe. Y no tiene por qué enterarse. Una vez William haga desaparecer a los Hombres Sombra, yo desapareceré para siempre.

- ¡Cuidado! -Exclamó George, decapitando una sombra que se colaba por la puerta- Será mejor que cerremos y protejamos la casa. Me da que las puertas y las ventanas no soportarán su ataque.

- ¿Qué tienes pensado? -Preguntó la mujer, viendo como George abría algunos pequeños baúles que posaban por el salón.

- Vaya... Nos enfrentamos a lo más fuerte, ¿no? Sal, cuarzo, platino, tungsteno...

La sombra se convirtió en cenizas, mientras Aiden observaba por la ventana. Delia trataba de tranquilizar a la madre de Mike y Aiden, pero ésta, entre que su vecina muerta se encontraba frente suyo y que su hijo se había ido desarmado contra unos poderosos monstruos, apenas podía dejar de temblar de nervios.

En el Laberinto del Silencio, el sonido seco de algo al moverse, alertó a William. El Híbrido saltó sobre Mike, quien acababa con la vida de un vampiro, y los setos a su alrededor comenzaron a moverse. Éstos rodearon a ambos muchachos, quienes consiguieron permanecer juntos.

- ¿¡Cómo vamos a encontrar a Elizabeth así!? -Preguntó el muchacho, gritando cabreado.

- Ese es el objetivo. No quieren que la encontremos. Aunque no entiendo por qué. Si me quieren obligar a resucitar a los Cuatro Jerarcas usando a Liz como moneda de cambio, ¿por qué no dejarme acercarme a ella?

- No tengo ni idea... En fin, espero que tus amigos estén bien.

- Lo están. -Sentenció el castaño, encontrando la salida- Sigamos. Seguramente lleven más ventaja.

Tras La Puerta Del Infierno [Remastered]Where stories live. Discover now