Capítulo 41.

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William recorría casa por casa en busca de su enemigo, y de su ser querido. El haber conseguido dos de los cuatro receptáculos había hecho enfadar a los Jerarcas y a llevar al grupo a estar donde se encontraban ahora.

El Híbrido paseaba embriagado por las calles, y el intenso silencio, de aquella ajetreada ciudad, murmuraba muerte, caos y el fin del mundo. William apretaba con fuerza su arma mientras sus ojos iban de un lado a otro. Que se llevaran a su hermana fue lo más doloroso para él. Que se llevaran a Aiden, lo que más nervioso le ponía.

Llegar a imaginar tener que luchar contra el que había sido el amor de su vida le rompía el corazón, creando en él unas inmensas ganas de llorar.

Irónico era cuántas veces Aiden había querido llevar a William a Nueva York y ahora, que ambos se encontraban allí, uno iba a rescatar al otro de las garras de un ser místico más antiguo que la propia Biblia.

William sintió una gran fuerza estirar de él. Cuándo se preparó para defenderse, fue teletransportado a algún lugar. Frente a él, atado a una silla, se encontraba Aiden.

– ¡Aiden! —Exclamó el Híbrido, bajando su guardia.

– ¡No, William! ¡Es una trampa!

William sintió una fuerza detrás suyo. Se agachó, girando sobre un eje en sí mismo, clavando la daga en la garganta de su atacante. De entre las sombras apareció Duke, quien caía al suelo.

– ¡Oh, dios! ¡Duke! —Exclamó el castaño— ¡Duke! ¡Duke!

El difunto cambió de forma, mostrando la que debería ser su verdadera identidad.

– Los Hombres Sombra. ¿Seguís jugando con nuestras imágenes?

– Vaya... ¿Me han copiado el truco?

La voz de Zebulón alertó a William, quien arrancó la daga de la garganta de aquel cambiaformas y apuntó en dirección donde provenía la voz.

– ¿Por qué os habéis llevado a gente de Lexington?

– A gente de Lexington no... Solo a aquellos a quien amáis. Duele, ¿verdad? ¿Duele que te quiten a un ser querido?

– Ajiel. —Sentenció el Híbrido, recordando lo que Duke le había contado sobre haberle clavado la primera arma en el pecho al Jerarca— Por eso me has hecho creer que había matado a Duke... Él...

– ¡El maldito cambiaformas ha matado a mi hermano! —Exclamó Zebulón, fuera de sí.

– Al menos sabéis dónde se encuentra... De nuevo en el Otro Lado. Donde pertenece.

– Y ahí es dónde entras tú. —Sentenció el mayor de los Jerarcas— Usarás el hechizo para acceder al Otro Lado y volverás a sacar a Ajiel. O este humano morirá y no podrás volver a verle.

– ¡No lo hagas, William! ¡Me matará en cuánto entres!

– No... No lo hará.

– ¿Estás seguro de ello? —Sentenció el Jerarca, con una macabra sonrisa en el rostro.

– Sí... Porque tú vendrás conmigo. —Y dicho eso, William usó un conjuro de atadura entre Zebulón y él, conjurando una cuerda mágica que los ató a ambos.

Algunos minutos antes...

– ¿¡Dónde está el cambiaformas!? –Exclamó un alterado Zebulón, que aparecía de la nada.

– Zebulón... —William apenas acababa de levantarse del suelo, mientras que los demás seguían atónitos por lo que acababa de pasar. Zebulón tiró a Aiden al suelo— ¡Maldito! ¡Suelta a Aiden!

– Mi hermano se ha llevado a tus padres y a ese chico... Mike, creo que se llamaba. Traedme al cambiaformas que atacó a mi hermano Ajiel y... Vuestros seres queridos no sufrirán. Mucho.

Dicho eso se teletransportó, llevándose a Aiden. William corrió para alcanzarlo, pero no llegó a tiempo. Elizabeth se fue junto a Karen y Beau y les suplicó llevársela a por sus padres y a por Mike.

– Yo iré a por Zebulón y Aiden. —Sentenció William, preparando su arma.

– Yo a por Olivia y Duke. —Sentenció Katia, acercándose a los dos Guardianes del Equilibrio.

– Nosotros iremos con ella... Y mandaremos a Kadosh al Otro Lado. —Caleb sujetó el brazo de la bruja, desapareciendo de allí.

En la actualidad...

William se encontraba en el Otro Lado. Junto a Zebulón. El lugar apenas se parecía al que había estado la primera vez. Todo era un caos. Blair apareció junto a ellos.

– ¡William, corre! —Exclamó, llegando hasta el Híbrido y el Jerarca.

William reaccionó, corriendo en la misma dirección en la que Blair corría. Detrás de ellos se había levantado un gran tornado que los perseguía.

– ¿¡Qué es eso!? —Exclamó William, mirando atrás de vez en cuando.

– ¡Por aquí se le llama El Olvido! ¡Es el lugar donde van las almas de las criaturas sobrenaturales cuando mueren por segunda vez!

– ¿¡Ajiel!? —Preguntó Zebulón, haciendo que Blair lo mirara asustada.

– ¿¡Qué hace él contigo!? —Preguntó la bruja, con miedo, sin dejar de correr.

– ¡Responde o muere! —Sentenció el Jerarca, atacando a la bruja. William se detuvo, haciendo detenerse al Jerarca.

– ¡Nadie va a atacar a nadie! ¡Estoy unido a él porque ha secuestrado a Aiden y debía impedir que lo matara mientras rescataba a su hermano!

- ¡Su hermano es la razón por la que El Olvido ha comenzado a tragárselo todo! ¡Y él estando aquí es lo que hace que no se detenga!

– ¿¡Ajiel ha sido absorbido por El Olvido!?

- Lo siento... Supongo. —Zebulón fue alcanzado por el tornado. Blair sujetó el brazo de William, quien volaba por los aires junto al Jerarca.

William miró a Zebulón. Éste sentía miedo. Su mirada mostraba terror. Tenía miedo del Olvido y, sabiendo que recibía ese nombre, William también tenía miedo de acabar allí.

– ¡Sálvame! –Exclamó Zebulón— ¡Por favor! ¡Te lo suplico!

– ¡Coge mi mano! —Exclamó William, acercando su mano al Jerarca.

– ¡Me estoy resbalando, Will! ¡Vais a ser absorbidos por el tornado! ¡Suéltalo!

– ¡No, por favor! ¡Clemencia! ¡Un Jerarca está suplicando por su vida!

– Esto por atacar a mis seres queridos. —Sentenció William, colocando sus dos manos frente a Zebulón— Phasmatos omnio ligata soluto, Phasmatos omnio ligata soluto vingulia cordit.

Una cuerda dorada apareció entre los dos muchachos. Ésta, a causa del hechizo de William, comenzó a soltarse, liberando a Zebulón del brujo. Éste, al no estar sujeto por nadie, fue rápidamente absorbido por el tornado que, una vez obtuvo lo que vino a buscar, desapareció como si nunca hubiera estado ahí. El cuerpo de William cayó levemente al suelo. Balir abrazó al muchacho.

– Puedo tocarte... ¿Cómo es posible? —Preguntó Blair, mirando a su amigo de la infancia.

– He usado otro hechizo para entrar... Al entrar con Zebulón, el conjuro que Astaroth me dio no funcionaba— Puedo hacerte volver... Por favor, Blair... Vuelve conmigo.

– No puedo. No es natural. La balanza de la natura se desequilibraría conmigo. Sería maldecida para siempre.

– ¿Estás segura? Aun así... No mereces estar aquí... —Blair asintió, sonriendo— Está bien. Hasta la próxima.

– Espero que no vuelvas por aquí en mucho tiempo... —Ambos rieron antes de que William desapareciera, volviendo a la casa en Nueva York en la que se encontraba. 

Tras La Puerta Del Infierno [Remastered]Where stories live. Discover now