Capítulo 4.

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*De izquierda a derecha: George Morrison y Ashton Walker*

William seguía corriendo. No quería volver a casa. No quería enfrentarse a su padre, pero, el simple pensamiento de que Peter o Rebekah tocaran a su hermana, le dolía más que cualquier comentario de odio por parte de su padre.

Y entonces lo sintió. En cada molécula de su ser. Sus células se fueron desintegrando, una a una, como si su cuerpo reventara a trozos. Pero, a pesar de lo doloroso que pudiera parecer, William no sentía nada de dolor. El escenario a su alrededor había cambiado. Las paredes de piedra que lo envolvían le eran familiares pero no podía reconocerlas. Finalmente, su visión volvió a la normalidad. Se encontraba en el comedor de su casa.

Frente a él, su padre. Boquiabierto. Inmóvil. A su izquierda, su hermana. Boquiabierta. Inmóvil. ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Acababa de teletransportarse?

– ¡Will! —Exclamó su padre, haciendo que el muchacho lo mirara.

Al parecer, por el susto, había lanzado el cuchillo por acto reflejo y, ahora, éste volaba hacia él. Por inercia, William levantó su mano izquierda, esperando recoger el arma que volaba hacia él. Hasta que se dio cuenta de que se trataba del cuchillo. Pero ya era tarde, la mano ya estaba en el medio de la trayectoria del utensilio para comer.

Pero el cuchillo se detuvo, quedando inmóvil en el aire. Como si una fuerza lo bloqueara por los cuatro lados. Elizabeth se acercó a su hermano despacio, sujetando el cuchillo por el mango, dejándolo sobre la mesa.

Los objetos de la mesa comenzaron a flotar. William seguía boquiabierto por el reflejo de su padre. Por un lado, había descubierto que su padre tenía instintos protectores hacia la aparición repentina de alguien desconocido. Por otro, sentía un fuerte dolor por el hecho de que su padre le lanzara el cuchillo. George Morrison fue a hablar, pero los cuchillos comenzaron a apuntar en su dirección.

– Cállate. O te cayó yo.

William miró a su hermana, sonriéndole. Ésta reaccionó de su sorpresa y abrazó a su hermano, quien había aparecido en pleno comedor. 

– ¿Qué haces aquí? —Le preguntó al separarse— ¿Has venido para quedarte?

– No, enana... He venido para advertirte. No puedo darte detalles porque no sé exactamente lo que ocurre en Lexington Academy pero tienes que prometerme que jamás te acercaras al bosque. Y mucho menos al internado...

– Pero, Will... No podré verte...

– Lizzie, por favor...

La muchacha se tensó. William solamente lo llamaba Lizzie cuando las cosas eran de suma importancia. Ésta asintió firme. Si su hermano le había dicho que no lo hiciera, ella no lo haría. Aunque no pudiera volver a verlo en mucho tiempo.

– William... ¿Por qué? ¿Por qué eres como ellos? ¿Por qué eres como esos monstruos?

Los cuchillos volaron hacia la cabeza de su padre pero se detuvieron en seco, en cuanto Elizabeth le sujetó la mano a su hermano. George abrió los ojos, los cuales había cerrado unos segundos, aterrorizado de que su hijo lo matara. Al ver los cuchillos tan cerca, retrocedió unos pasos, tirando la silla al suelo. 

– Matarte sería demasiado fácil, ¿sabes? Pero no voy a hacerlo. Porque aunque seas un idiota... Eres un idiota que Lizzie necesita para no estar sola. 

William le dio un beso en la mejilla a su hermana Elizabeth y le susurró en el oído que volvería a verla. Los objetos se precipitaron contra el suelo en cuanto el muchacho salió por la puerta, dándole la espalda a su progenitor. Esperaría a que el director le explicara la razón por la que su padre lo ingresó en Lexington Academy porque tenía miedo de matar a su padre si era él quien lo explicaba. 

Tras La Puerta Del Infierno [Remastered]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang