(Por: Emmeline)
Debí haberlo sabido desde que vi la mirada de malas pulgas de Kyle, pero por alguna razón preferí ignorar lo bien que sabía leer sus expresiones y tener fe.
A la mañana siguiente, parecía que James había envejecido un año entero durante la noche. Tenía profundas ojeras bajo los ojos, que se veían cansados y llenos de venas rojas. Había un rictus en sus labios que antes no estaba ahí.
Irina se adelantó.
—¿Y bien? ¿Algo nuevo?
James tragó saliva, sin despegar la vista del suelo.
—Lo siento chicos, no puedo decirles nada.
Nina puso los ojos en blanco y lo tomó del brazo, intentando llevárselo con ella. Genial, más secretos para nosotros. Sin embargo, James se soltó al instante.
—No puedo decir nada, para nadie —aclaró mirándola a los ojos con seriedad.
El rostro de Irina fue sombrío.
—Repite eso.
—No puedo decir nada. A nadie.
—Creí que habíamos acordado que nos contarías.
—No es necesario. Cumples veinte años en abril, lo sabrás pronto.
—¿Cómo sabes eso? —Preguntó ella—. Nunca dije cuándo era mi cumpleaños.
—¿Es requisito tener veinte años? —interrumpí— porque yo los cumplo en menos de tres semanas.
La mirada de James me hizo retroceder.
—No, no lo es. Pero Irina lo entenderá.
—Soy un vampiro —reclamó ella—. Da igual si tengo quince o quinientos años.
—No, no da igual —se le enfrentó James—. Lo entenderás pronto.
Siguieron discutiendo hasta llegar a la clase de Ataque y Defensa Avanzado II. Ese día teníamos una práctica de demostración de una maniobra hijuka.
Irina ni siquiera me dio una mirada de disculpa por no hacer pareja conmigo y arrastró a James hasta la pista de prácticas.
—Supongo que nos toca juntos —murmuró Kyle mientras Irina golpeaba a James en el estómago y él daba un giro hacia atrás para evitarla.
—Me estoy acostumbrando —respondí.
Sin embargo, fue evidente para todo el mundo que lo de James y Nina no era una simple entrenamiento. Estaban moviéndose tan rápido y chocando con tanta fuerza que el señor Buckton tuvo que atraparlos en una burbuja espacial, como pasó hace unas semanas con Víctor.
No sirvió de mucho. Cinco minutos después tuvo que tocar el silbato porque las explosiones dentro de la burbuja hicieron que todo se llenara de humo negro y no pudiéramos ver nada.
Al terminar la clase, James lucía un corte en el brazo que no podía arreglar, de modo que terminó siendo enviado a la enfermería. Sin embargo, no fue necesario, dado que Kyle se adelantó y la cerró en un santiamén. Irina lucía completamente despeinada y sus colmillos estaban descubiertos.
—Vámonos —gruñó.
—Un segundo allí —nos detuvo el profesor cuando toda la clase había salido lanzándonos miradas extrañas—. Señorita Britt, señor Sandler, los felicito por su amplio conocimiento en ataque y defensa...pero es mi deber informarles que si vuelven a hacer uso de maldiciones tan potentes me veré obligado a darles una papeleta para dirección. Arreglen sus problemas personales hablando, como la gente normal.
Dicho esto, nos sacó del gimnasio.
—Soy un vampiro —se quejó Nina cuando salimos—. ¿Cómo se supone que actúe normalmente?
—¿Y se supone que no me defienda? —Gruñó James.
Kyle y yo intercambiamos una mirada de: "Oh, no, ¿ahora van a empezar a hablarse a través de nosotros?".
Pasamos el almuerzo completamente en silencio. La tensión parecía energía estática entre los dos.
Sin embargo, Irina se veía terrible. No era solo el cabello despeinado, adiviné, sino que después de gastar fuerzas luchando, la extraña enfermedad que la aquejaba se agudizaba.
Acostumbrábamos perdernos entre los setos del patio durante la tarde pero esta vez Irina rodeó el castillo hacia la parte trasera. Los tres la seguimos, como si lo hubiéramos acordado todo desde antes.
Nina se detuvo unos minutos después y se colocó frente a James de brazos cruzados.
—Está bien Sandler, no digas nada. Pero hoy saldré al bosque a ver si encuentro algo.
Eso pareció mover un resorte en James.
—No —gritó tan fuerte que nos hizo saltar—. No iremos al bosque a menos que haya una misión.
Irina tenía una mirada capaz de congelar el infierno.
—¿Nos vas a decir al menos por qué de repente te transformaste en un idiota?
—Solo piénsenlo bien —insistió él sin hacerle caso— no podemos arriesgar tanto nuestras vidas. Sin magia no somos gran cosa, y es muy peligroso.
Nina le gruñó.
—¿Sin magia no somos gran cosa? ¿Qué crees entonces que son los humanos, Sandler? ¿Y yo? ¿Todos los vampiros entonces somos poca cosa para ti?
James se puso blanco.
—No pretendía decir eso...Irina...
Pero ella empezó a evitarlo moviéndose tan rápido para esquivarlo que se volvía borrosa.
—Es exactamente lo que dijiste, Sandler. No sé qué dijeron en esa estúpida reunión ni que estúpida idea metieron en tu idiota cabeza pero te digo que no me importa. ¡Confiábamos en ti!...¡Confiaba en ti!—repitió—. Empezaba a creer que tal vez merecías realmente una oportunidad, pero vas y sabes algo que nosotros no. Y no me digas que no es importante. Sabes algo que puede cambiarlo todo. Puedo verlo en tus ojos.
—Pero no está relacionado con...
—¡Cállate de una buena vez! ¡Nunca dejas de hablar! Siempre es todo sobre ti. ¿Es que nunca te enseñaron a cerrar la boca? ¿O es que el hecho de que tu padre nunca le hable a tu madre te afectó tanto que sientes que tienes que llenar el vacío?
No sabía eso sobre James, pero aparentemente era cierto. Él se detuvo y dejó de intentar atraparla. Estaba pálido. Evidentemente el tema de su padre era un asunto delicado, su expresión hacía que me dieran ganas de abrazarlo.
Pero a Nina no parecía importarle, con cada segundo, su voz subía de tono y esperaba que en cualquier momento alguien viniera a detenernos, pero nadie aparecía.
—¿Tienes una idea de lo que estoy sufriendo por no saber qué pasa? ¡Hay mil cosas extrañas sucediendo! ¡Casi morimos una vez por no poder descifrarlas a tiempo! ¡Emmeline fue poseída, por el amor de...!
Se atragantó con la última palabra pero ni siquiera eso la detuvo. Ninguno de nosotros se movió. Ni siquiera yo. Seguía contemplando con una mezcla de fascinación y temor el hecho de que Irina estuviera tan molesta. Nunca la vi así.
—¿Sabes cómo me siento cada día? ¿Te haces una idea de lo que es marearte por primera vez desde que tienes memoria? ¿Apenas poder respirar? ¿Quieres que te nombre la sed que tengo cada día, como nunca antes? ¿Quieres que te describa las ganas que tengo de morderte ahora mismo hasta desangrarte y por qué no lo hago? ¿Sabes cómo es sentirse un monstruo a cada minuto, Sandler? ¡Quiero saber qué me pasa! Nunca me sentí así en toda mi vida ni siendo vampiro. Y te digo que si tengo que soportarlo otro día más voy a terminar haciendo algo de lo que me arrepienta. Y si no quieres ayudarme, bueno, no me importa. Lo haré sola, es mi búsqueda de todos modos.
Empezó a girar a su alrededor como un depredador acorralando a su presa.
Admiré a James por poder mantenerse en calma en esa situación.
—No estoy hablando de eso...podemos seguir buscando en los libros...
—¡Me importan una mierda los libros! ¡Si hay algo por encontrar está allí fuera! Si eres un cobarde no me interesa, Sandler. Pero pensé que podía confiar en ti, pensé que realmente éramos amigos. Te di la oportunidad que me pediste, incluso en contra de mi propia voluntad
¿Ella hizo QUÉ?
¿Estaba hablando de lo que creía que estaba hablando? A mi lado, Kyle empezó a toser y me dio una mirada de: Oh-por-Dios.
Pero James no parecía estarla escuchando, solo la miraba con dolor.
—Irina...
—Ya deja de interrumpirme. Deja de mirarme así también. ¡Lo odio!
—¿Cómo así?—preguntó él sorprendido.
—Así, como si realmente estuvieras apenado. Sabes que no...y no soporto que...
—¿Apenado?—gritó de repente James, su cara transformándose totalmente en un rictus de rabia. Finalmente, explotó—. ¿Es la mejor palabra que se te ocurre? ¿Sabes cómo me siento ahora mismo? ¡Si pudiera decírtelo lo habría hecho! Pero no puedo...NO PUEDO.
Grito las últimas palabras como si le costara la vida pronunciarlas. Me estaban asustando.
—Tengo información...extraña —continuó temblando como si estuviera al borde de un ataque—. No esperaba esto ni en mis más locos sueños, pero no importa. Solo sé que sobre todas las cosas, incluso si el día de ayer no me hubieran dicho lo que sé ahora...Sabes que estoy enamorado de ti desde hace mucho tiempo, haría cualquier cosa por ti y odio que sientas que te estoy traicionando. Pero eres lo más importante en mi vida en este momento y no voy a arriesgarme a perderte por nada en el mundo. Ni ahora ni nunca. Incluso aunque signifique que no me vuelvas a hablar. Te detendré con mi vida si es necesario porque cada vez estás empeorando y no voy a dejar que en ese estado salgas a buscar problemas al bosque. Si tanto te importa, iré solo al bosque y buscaré lo que necesites. Me quedaré allí hasta encontrarlo pero haré cualquier cosa para evitar que cruces los límites que te mantienen segura. No es seguro, no sabes lo que hay allí fuera. Es peligroso.
—Ya sé que es peligroso...
Irina estaba oponiéndose por inercia, pero su voz sonaba hueca. Tenía la mirada perdida en James como si lo estuviera viendo bajo una nueva luz.
—La reunión...Irina, hay cosas que pronto sabrás y vas a entenderlo. Pero no puedo dejar que te metas en problemas. Y te lo repito: no vas a ir al bosque. No voy a poner tu vida en riesgo de nuevo...
Supe que algo iba a pasar antes de que nadie se moviera. Fue como un deja vu, ver a Irina correr a velocidad vampírica hacia James y besarlo con tanta fuerza que sus huesos resonaron contra la pared del castillo.