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(Por: Kyle)


El día de navidad llegó tan rápido que apenas pude encontrar tiempo para ponerme nervioso.

Un minuto estaba desayunando y al siguiente ya entraba a la sala común para la celebración. Descubrí que era uno de los primeros, aunque de todos modos tampoco había mucha gente. Solo unas veinte personas deambulaban por allí.

Paseé mi mirada por la estancia para buscar a mi familia y los descubrí agazapados en un rincón.

Mis padres estaban sentados en unas sillas cerca de las ventanas y sonrieron al descubrirme. Me encaminé presurosamente hacia ellos y nos encontramos en la mitad de la sala. Mamá me abrazó con fuerza al igual que mi padre y sonreí bobamente en medio del cariño familiar.

—Feliz Navidad, Kyle —dijo mi madre con voz temblorosa.

—Feliz navidad, mamá —respondí, alzándola ligeramente del piso. Papá, Luke y yo éramos al menos veinte centímetros más altos que ella pero eso no impedía que todos le tuviéramos un miedo terrible cuando se enojaba, porque crecía como un metro entero. Sin embargo, a veces era divertido alzarla en vilo por lo fácil que resultaba de cargar. Ella fingía molestarse pero todos sabíamos que lo adoraba.

—Bájame ahora mismo, jovencito —exclamó ella entre risas.

La deposité con cuidado y ella se rio, abrazándose nuevamente a mi padre, que también sonreía.

Busqué a Luke con la mirada y lo encontré un poco más lejos, cerca de la mesa de comida. Daiana estaba con él.

La había conocido la navidad pasada, cuando Luke la presentó ante la familia como su novia no-mágica. A mis padres casi les había dado un ataque pero cuando Luke confesó a la mañana siguiente que iba a pedirle que se casaran y ya había iniciado los trámites en la Cofradía sobre el secreto universal, se calmaron lo suficiente para felicitarlo.

Sabía que la novia de Luke era modelo pero me impresionó gratamente. Era de ese tipo de bellezas interesantes. Alta, de cabello que bailaba a su alrededor cuando ella caminaba y de ojos tan grandes que temías que se le fueran a salir de las órbitas en cualquier instante, se había ganado mi aprecio con su sencillez y ternura. Me recordaba un poco a Emmeline con su timidez, a pesar de que confesó que se modelo le había dado mucha confianza. Supongo que era lo mismo que le pasaba a Emmeline con entrenar para ser cazadora en la Cofradía.
Daiana estaba abrazada a Luke y lanzaba miradas trémulas de vez en cuando en dirección a los demás asistentes.

En Diringher se hubiera notado su ascendencia por la expresión mezcla de admiración y terror con la que observaba todo, pero en Beckendorf parecía solo una bruja muy temerosa.

Era obvio que mis padres eran quienes había insistido para traerlo porque Luke tenía una cara de cansancio irritable que me sorprendió. Hizo un gesto con la cabeza, para reconocer mi presencia pero no se acercó a saludar.

—Él solo está teniendo problemas en su trabajo —comentó mamá—. No lo juzgues duramente, Kyle.

—No te preocupes, mamá, es navidad.

"Razón por la cual él debería venir a pasar un buen rato en familia en lugar de arruinarlo con su cara de pocos amigos".
Me sorprendí aún más cuando Daiana se zafó de su agarre y cruzó todo el lugar para abrazarme.

—Feliz Navidad —dijo con entusiasmo, llevándome aparte un segundo. Podía sentir la mirada de Luke y mis padres sobre mi espalda cuando ella comenzó a alejarnos. Me miró con sus grandes ojos y traté de sonreírle.

—Luke está furioso porque esta navidad iremos a conocer a mis padres y piensa que llegaremos tarde —dijo ella con una risita—, pero en Costa Rica apenas son las cuatro de la tarde. Es absurdo.

Viviendo en Igereth, no existía ninguna posibilidad de que Luke se hubiera encontrado con Daiana por los medios comunes. Mi hermano la había conocido durante una misión de la Cofradía.

La hermana de Daiana había sido la opción de una bruja para usar un conjuro de rejuvenecimiento. Cuando Luke tuvo que hacer las investigaciones sobre el caso, tuvo que conocer a Daiana y...bueno, ya saben, el amor, flechas, Cupidos, bla bla bla.

—Sí, no hay problema. Siempre es así de exagerado —me detuve al instante, sin intención de hacer quedar mal a Luke con su novia—. Es decir, no...

—Sé que lo es —replicó ella sonriéndome de nuevo—. No le hagas caso, le diré a mi familia que te ganaste un viaje a Perú o algo parecido.

—¿Tu familia sabe que nosotros...?

—No, claro que no —me respondió negando graciosamente con la cabeza—. Y esperemos que nunca lo descubran. Mi hermana obviamente lo sabe, pero no dirá nada. Su apoyo me ha servido para convencer a mis padres de que Luke vale la pena.

Me guiñó un ojo de forma cómplice y luego volvió a su lado. Casi lo arrastró con nosotros hasta que él me dio la mano y me deseó feliz navidad.

—De todos modos tenemos que irnos pronto —añadió en tono agrio.

Iba a replicar pero Daiana se me adelantó.
—Luke Anderson —dijo con el poder de quien sabe que es omnipotente—. Intenta salir de este instituto antes de la medianoche y juro que aunque lances mil hechizos, jamás voy a perdonártelo.

Mi hermano se encogió sobre sí mismo y mis padres y yo sonreímos. Era divertido verlo siendo controlado.

—Bueno, chicos, es hora de comer algo. Tengo buenas referencias de la comida costarricense pero tal vez Daiana podría probar algún bocadillo igeriano típicamente navideño.

Sonreí orgulloso: mi madre siempre sabía cómo unir a la familia.

Estaba dando mi primer paso a la mesa, cuando una voz me detuvo:

—¡Viniste sin mí! ¿Cómo te atreves a abandonarme?

Me adelanté antes de que su drama tomara proporciones épicas.

—Familia, este es James Sandler.....mi mejor amigo —añadí con mi mejor muestra de espíritu navideño.

Por favor, Santa, no dejes que lo arruine.

La señal del vampiro (Igereth #2)Kde žijí příběhy. Začni objevovat