Misión en los pantanos

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(Por: Kyle)


Acababa de empezar la mañana e iba camino a la biblioteca para unirme a Irina y Emmeline en las salas de práctica.
James había pasado por mi cuarto para discutir si Irina aceptaría tener otra cita con él desde el "fracaso" de la última.

Yo, obviamente, lo maldije hasta que me quedé sin palabras y él se echó a reír. Como ya estaba vestido, decidió adelantarse para ver a las chicas. Yo me alisté apresuradamente y atravesé los pasillos hasta el ala este.

Cuando estaba a punto de llegar, oí mi apellido.

—¿Anderson?

El señor Gentok me encontró en medio del pasillo y me detuvo con un gesto apresurado.

—Buenas tardes profesor —algo en su mirada no me auguraba nada bueno pero crucé los dedos mentalmente para que no fuera una mala noticia.

—Sé que quisiera estar descansado para la fiesta de fin de año pero necesito que me acompañe. Sabía que lo encontraría en las salas de prácticas.

—¿Ha pasado algo? —pregunté con curiosidad mientras él enrumbaba en la dirección opuesta.

El profesor abrió la carpeta que llevaba consigo y me alcanzó un par de hojas.

—Esto.


Miré atónito la nota.

Era una orden de asesinato contra un hombre lobo fugado de Icarohm, la cárcel de la provincia. Marcus Panishel.

Los cargos incluían resistencia al arresto, huida y asesinato deliberado de un niño de once años al que —tragué saliva— se había comido. Los guardianes solo habían encontrado sus vísceras y fue con ello que determinaron la identidad de la víctima. La sangre pertenecía a su hermano menor, a quien la seguridad social había decidido enviar a un orfanato. La custodia le había sido quitada al acusado porque a pesar de ser un hombre lobo purasangre, por parte de padre, acababa de perder su trabajo y, siendo ambos huérfanos, era el único sustento de su hermano. Decía que la noticia le habría hecho perder la razón y por eso se había transformado y asesinado al menor.

Se había escapado después de un juicio donde lo habían condenado a la guillotina y el juez había determinado que su captura podía ser mortal.

Había una nota adjuntada en una esquina de la carpeta:

Último registro: Beckendorf. Zona 24-S, bosque sur. 05:22 hrs.

—¿Ya lo han atrapado? —pregunté con curiosidad.

—No, quedan muy pocos alumnos y profesores en Beckendorf ahora mismo. He decidido que me vas a acompañar al bosque para atraparlo.

Se me atragantó la saliva que estaba a punto de pasar.

¡¿Qué?!

Para hacer algo, di vuelta a las hojas hasta encontrar el informe de la Academia con el permiso de captura, señalando que podía incluir hasta tres alumnos e indicaciones para que enviaran su cuerpo de vuelta o una demanda de refuerzos.

Las palabras del señor Gentok hicieron eco en mi cabeza.

He decidido que me vas a acompañar al bosque para atraparlo.

—¿No quiere que lo matemos?

—Siempre evito las muertes que puedo, joven Anderson.

Con cada segundo que caminábamos fuera del castillo, incrementaba mi ansiedad.

No había tenido una misión como esta en meses. En Diringher tenías suerte si conseguías dos en todo el año.
Me pregunté si el profesor sabía que de acuerdo a las normas de la Cofradía, yo era un criminal peligroso acusado de asesinato. Con el secretismo con el que se llevaba el caso, probablemente no.

—Profesor, la nota dice tres alumnos, ¿a quién más va a llevar?

Él soltó una risa baja.

—Los mejores alumnos de la academia están fuera —respondió—. Además, no pienso notificar a la Cofradía sobre esto. En Beckendorf capturamos a quien sea necesario y enviamos las formas sin nombres.

—¿Y qué hacen con las designaciones?

Las designaciones eran como medallas que un alumno podía conseguir durante su educación. Logros en misiones de la Cofradía.

—Se agrega al expediente de cada alumno y esa información se hace oficial cuando este deja la academia. No queremos que la Cofradía intente hacerse con nuestros alumnos antes de que estos estén fuera.

Pude haber dicho que era mejor asegurarse un trabajo en la Cofradía antes de salir pero él continuó hablando.

—¿Está de acuerdo con esta misión?

—Yo... —dudé un segundo pero me recuperé al instante—. Sí, señor. Claro.

Él sonrió con suficiencia y me alcanzó un collar azul. Me sentí mucho más confiado llevándolo en el cuello. Pensé en mencionarle que mis amigos también eran bastante buenos pero el profesor parecía presuroso por acabar con esto. Lo seguí hacia la zona del bosque señalada y empezamos a rastrear marcas de submundos. A pesar de que el señor Gentok era pequeño y regordete, se movía por el bosque con una agilidad envidiable.

Llevábamos media hora dando vueltas infructuosamente cuando un sonido característico rompió el aire. Era el pitido de una alarma de intruso que habíamos colocado hace unos minutos: estaba cerca.
—Tenga cuidado —pidió el profesor— dijeron que ha robado armas en el camino, así que no se confíe. Es un hombre lobo purasangre y supongo que podríamos razonar con él...
Se detuvo cuando una rama se partió a unos metros y se alzó un gruñido entre los arbustos.

Cuando el lobo se hizo visible estuve a punto de sufrir un ataque de pánico. Afortunadamente me detuve a tiempo. Mis miedos sobre los lobos demoniacos se calmaron: este licántropo era normal.

Perfecto, ahora solo tenía que evitar que me matara.

La señal del vampiro (Igereth #2)Där berättelser lever. Upptäck nu