Tren de la ansiedad

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(Por: Emmeline)


Nunca pensé que podría morir en un tren. Ahora la posibilidad no parecía tan desagradable ni remota. Algo iba a matarme primero. O el hastío por las peleas entre Nina y James. O las ganas de salir pitando fuera por la vergüenza de llegar a Beckendorf.

Nunca, en toda mi vida, se me ocurrió que terminaría allí.

Estaba destrozada cuando recibí la carta pero fue terrible cuando llegaron noticias de mis padres.

Mi padre no lo escribió pero pude leer el "estoy muy decepcionado de ti" en cada letra. Él siempre había querido que yo estudiara en Diringher. Ahí habían ido sus bisabuelos, sus abuelos, sus padres y él mismo....

Solo mamá seguía diciendo que era idiota que hicieran eso, que me apoyaba totalmente y que no le hiciera caso a mi padre, que ya se le pasaría. Si no fuera por ella, ya me habría derrumbado.

Además, me considero una persona paciente, pero había algo sobre pasar más de diez horas en un lugar encerrada con Irina y James que te hacía reconsiderar tu salud mental.

Al principio era divertido y sus respuestas ingeniosas me distrajeron, pero después de dos horas todo lo que quería era pedir un cambio de vagón. No entendía cómo Kyle podía estar mirando plácidamente el paisaje y era totalmente incomprensible para mí que incluso estuviera dibujando. Intenté su método de mirar por la ventana pero debía ser cosa suya porque no me dio los mismos resultados.

Las cosas mejoraron cuando James acusó a Irina de rehuirle la mirada y los dos empezaron un duelo de mirarse en silencio.

Cinco minutos después ya estaba pensando en la última semana.

Recordé cuando llegó la carta y perseguí a Irina al cuarto de los chicos. Cuando ella y James empezaron a lanzarse cualquier objeto que se les cruzaba por delante mientras repetían una y otra vez su opinión sobre cada palabra escrita. Cuando la Sra. Harewood llegó para detenerlos y todo Diringher se enteró de a dónde seríamos enviados.

La gente comenzó a evitarnos cuando caminábamos por los pasillos. Nadie sabía nada sobre nuestra relación con Driggers pero las sospechas empezaron al darse cuenta que éramos enviados a Beckendorf. A mí no me afectó mucho, pero vi cómo Kyle componía una expresión dolida cada vez que sus viejos amigos ignoraban sus saludos.

Pareció recuperarse después de hablar con April Clawson durante un almuerzo. James le preguntó si le había contado algo pero Kyle negó con la cabeza y le dijo que sabía lo que hacía y que conocía a April de toda su vida.

Esa tarde llegaron las cartas de nuestros padres. Irina frunció el ceño mas no comentó nada. La mía, como ya he mencionado, me destrozó un poco por lo que decía mi padre.

Y ese domingo en la mañana nos enrumbaron hacia la estación de trenes de Ayen de camino a Beckendorf. Había algo decepcionante en el hecho de que fuera la última parada.

Ya habíamos recibido una pequeña introducción a lo que sería nuestra vida en Beckendorf. O más exactamente, un aviso por los miembros de la Cofradía que nos escoltaron a la estación:

—No causen problemas o lo lamentarán.

Sonaban lo suficientemente cortantes como para que incluso responder un "sí, señor" resultara inapropiado. De todos modos...

—Ahí, desviaste la vista —dijo Irina de repente. James bufó.

—Faltan tres horas para que lleguemos a la encantadora Beckendorf.

—¡Encantadora! A mi padre casi le ha dado un ataque, absolutamente nadie de mi familia ha estado allí desde el siglo XVII.

Allí iban otra vez. Lo de perderme en mis pensamientos volvía a ser inútil. Miré a Kyle que también parecía cansado.

—¿Alguna vez se cansarán de pelear?

Él los miró como si realmente estuviera considerando la pregunta. Supe su respuesta mientras Irina amenazaba a James con tirarlo por la ventana.

—No lo creo.

Suspiré con frustración y él me sonrió:

—¿Quieres salir a caminar?

Parpadeé confundida.

—¿Por el tren?

—¿Prefieres quedarte aquí?

Di un vistazo a Irina y James y al segundo siguiente estaba de pie.

La señal del vampiro (Igereth #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora