Conclusiones

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(Por: Kyle)


En cuando terminamos de atravesar el área de los profesores y nos encontramos el patio, Irina se volvió hacia James.

—Tú —gruñó—, deja de defenderme.

Incluso Emmeline la miró con sorpresa.

—¿Nina? —dijo tentativamente—, ¿de qué estás hablando?

—Él le dijo a la directora que yo no había metido las serpientes.

—¿Tú las metiste? —logré preguntar.

Eso era hasta ahora lo que más me sorprendía. No eran cosa de magia, ya que no tenía un collar azul. ¿Cómo se las había arreglado ella para meterlas?

—No —respondió ella—. No tengo idea de qué fue eso, ni con qué propósito se hizo.

—¿Alguien habrá intentado involucrarnos como un delito extra? —Preguntó Emmeline.

—Ni idea.

—O querían demostrarnos que podían hacerlo -susurró James-, como una amenaza.

-Las serpientes no pueden hacerme daño -dijo Nina-, y las detendría antes de que llegaran a ustedes.

-¿Una amenaza para Karelle? -Sugirió Emmeline.

-¿Para qué? ¿Para decirle que sin su magia es una simple humana?

James soltó una risotada.

-Buen insulto. Con esos aires de diva, yo diría que es una conquistadora.

Emmeline puso mala cara al escuchar el controversial término. Uno de los principales debates en el mundo de la magia era entre los que se llamaban a sí mismos conquistadores y proteccionistas.

El tema de discordia: ¿Deberíamos tener poder sobre los humanos gracias a la magia?

Los primeros querían volver a los tiempos más antiguos, cuando la existencia de la comunidad mágica no era un secreto tan bien guardado como en la actualidad. Una era donde la magia era temida y reverenciada por igual, y nosotros teníamos el poder.

Eran activistas de creencias muy fuertes que parecían ganar apoyo o remitir dependiendo del gobierno de turno.

Los proteccionistas eran aquellos que defendían la idea de las murallas en Igereth, la idea de que la magia debería ser protegida. Respaldados por los años de persecución a las brujas, reclamaban que todos tememos aquello que es diferente y éramos superados ampliamente en número.

Pero a James no parecía importarle nada de eso.

—¿Vieron? —dijo sonando muy orgulloso de sí mismo—. Yo sabía que ella no lo hizo.

Me tomó un rato entender que se refería a las serpientes. Irina lo enfrentó.

—¿Y qué?

—Te conozco —dijo James sin desviar la vista—. No te agradan esas chicas y ni siquiera tenías un collar alrededor del cuello.
—¿Y qué? —Repitió Irina.

—Detestas que te consideren inútil o incapaz para algo. Y ellas lo estaban haciendo. Si Emmeline no las golpeaba, lo hubieras hecho tú.

—¿Y si yo las mordía?

—No lo creo. Tienes límites —murmuró James.

—Dejemos que me culpen a mí si algo más pasa.

—No voy a dejar que eso pase. No tienes la culpa...y además Irina, a ti no te gustan las serpientes.

Ella dio un respingo.

—Eso no puedes saberlo—dijo con voz aguda.

James sonrió.

—Entonces explícame cómo lo sé.

Se quedaron mirándose el uno al otro, por un largo rato. Probablemente hubieran seguido así por varios minutos hasta que una voz nos interrumpió.

—Tú, fenómeno, ¡deja en paz a Karelle!

Irina se volvió lentamente.

—¿No tienes que irte a clases o la mierda? —Susurró peligrosamente.

Víctor ni siquiera se inmutó.


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Hola a todos!

Para los que no leyeron el facebook o el anuncio en mi perfil, he estado desaparecida porque me mudé y tenía que esperar a que me instalaran el internet. 

Afortunadamente las cosas están mejorando y puedo volver a publicar. Mañana y pasado habrá capítulo, no se desesperen por lo cortos que son!

Besos y calma,

Valeria

La señal del vampiro (Igereth #2)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin