La señal del vampiro (Igereth...

By ValeGarbo

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Él: La sigue persiguiendo. Ella: Lo sigue evitando....creo. Sus amigos: Están planteándose seriamente fingir... More

La larga espera y su próximo fin
Prólogo
Viaje a las estrellas (pero de la delincuencia)
Tren de la ansiedad
La bella durmiente
Beckendorf
La comitiva de bienvenida
La señorita Cobatt
Fauna beckenorfiana
La mejor amiga
Mejores alumnos
Temario
Ilusionismo
Mareos
Vendetta
El recordatorio
La cita
El juego de geiks
El secreto de James
Un regalo de navidad
La carta de lágrimas
Un dolor de cabeza
Visitas
Salvación
Sorpresa
La estrella de Belén
Navidad
Vida en biblioteca
Misión en los pantanos
Enfermedades de chicas hermosas
Mordedura
Posibilidades en contra
Año Nuevo
Búsqueda infructuosa
Ofrecimiento
Órdenes
Limpio y sin rastros
Envenenamiento
Problemas
El despacho de la directora
Conclusiones
Control
Stop
Un bonito paisaje
Ataques en ruso
Mordeduras podridas
Recién convertido
El asesino
La llamada de fuego
Refutaciones
El libro de cuentos
Cuentos y misterios
Anthenom III
La coincidencia más extraña
El cumpleaños de James
Silencio
Plan suicida
Perseguidos
El vampiro
El castillo
Lazo de sangre
El ritual de los pilares
El portal
Conjuro de efecto retardado
Aprobación

Golpe de suerte

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By ValeGarbo

(Por: Kyle)

—Ha sido un golpe de suerte de lo más loco —les dije—, la señora Behar estaba simplemente furiosa y terminó ofreciéndome la misión.

—Eso no tiene ningún sentido —señaló Nina.

—Behar estaba furiosa porque Víctor y su pandilla se metieron con un alumno hoy en clase —expliqué—. Sus tornados en miniatura le rompieron los lentes, destrozaron sus zapatillas, y le pusieron la ropa al revés. Tardó como media hora en detenerlos y arreglarlo, y tuvo que enviar al chico a la enfermería porque casi lo ahogaron.

—Y Kyle, como chico bueno, se ofreció a ayudarla con el desastre que armaron en el resto del salón mientras ella estaba distraída —intervino James.

—¿Y tú simplemente te fuiste? —Le recriminó Irina.

—La profesora me dijo que podía quedarme con la misión si quería —la interrumpí antes de que James dijera alguna tontería—, y me pidió que llevara algunos amigos.

—¿Y ya? ¿Eso es todo?

—Sigo sin poder creer nuestra suerte. Aunque en realidad tenemos que agradecerle nuevamente a Víctor que estemos aquí.

Todos bufaron en simultáneo.

—Ni lo sueñes —murmuró Irina.

—¿Sobre quién es? —Preguntó Emmeline, intentando romper la tensión.

—Ni idea. Un avistamiento de hombre lobo en Rootshire en esta dirección, hay algunos indicios que apuntan a que siguió al otro lobo, el de año nuevo. Hay licencia para matar...pero prefieren traerlo con vida para interrogarlo.

—Idiotas —murmuró Nina.

Me volví hacia ella.

—¿Qué pasa?

—No sabemos nada sobre ese lobo, podría ser Jason Farmheads por lo que sabemos.

Jason Farmheads era el director de la hermandad lupus.

—Han dado licencia porque es un submundo que se introdujo en el terreno de una academia —rebatí.

—No es excusa suficiente. Puede haberse perdido, ser un maldito, pero disponemos de su vida sin más.

—Bueno, tenemos licencia para matar —susurró James con calma, dándome una mirada de "cierra la maldita boca"—, pero no tenemos que hacerlo. Entre los cuatro creo que podemos conseguir simplemente hacerlo prisionero.

Irina movió la cabeza, como si lo estuviera considerando.

—Entre los cinco —señaló Emmeline—. Vamos a tener un supervisor.

—Es verdad, nos tocó el profesor Domingo Mantor —recordé—, ¿lo conocen?

Irina se iluminó de repente.

—Es mi profesor de rastreo...pero no encontraría a un minotauro en una cristalería.

—Excelente —añadió Em.

Nadie más parecía haberse enterado y afortunadamente, la noche llegó sin contratiempos.

Irina, Em, James y yo nos encaminamos juntos hacia la oficina de Rinolds por los collares.

Este nos dio una mirada despectiva cuando le dijimos el motivo de nuestra visita.

—¿Profesor? —Espetó mientras buscaba los formularios.

—Domingo Mantor —indicó Irina alegremente.

Después de unos segundos, encontró la hoja adecuada y verificó que tuviera nuestros nombres en ella.

—Cuando regresen con el cadáver, le darán sus collares al profesor Mantor —masculló—. Ni un segundo más del necesario con ellos.

Todos nos esforzamos por poner caras de responsabilidad mientras los recibíamos y pienso que merecemos algo de crédito por haber aguantado la risa hasta que volvimos al hall de recepción.

Alguien nos esperaba allí.
El profesor Mantor era un tipo inmenso y de cara ruda. Una cicatriz le cruzaba la mejilla derecha y parecía que alguien le había roto la nariz en algún momento.

Nos dio una mirada de censura mientras intentábamos dejar de reír.

Irina, evidentemente, fue la primera en recuperar su posición de seriedad.

—Adelante —fue todo lo que dijo el profesor.

Lo seguimos a través del patio, esquivando los setos y adentrándonos en el bosque.

Ninguno de nosotros podía despegar la vista de Irina, pero a diferencia de los últimos días, ella caminaba sin vacilación y si no fuera porque la palidez intrínseca de los vampiros hacía imposible decir algo parecido, hubiera dicho que tenía color en las mejillas.

La noche era oscura y el bosque de Beckendorf estaba repleto de insectos que dificultaban el avance, incluso con hechizos repelentes.

Irina tenía razón: el profesor Mantor era un pésimo rastreador. La única razón por la que aventuré que podría haber llegado hasta aquí era que sabía de memoria la teoría.

"Un hechizo de perímetro por zonas nos vendría bien, señorita Britt". "¿Alguien quiere que le enseñe a hacer un encantamiento de rastreo por huellas?" "Tal vez podemos tener una pequeña lección para que realicen el bloqueo de zona ustedes mismos".

Pero hasta ahora no lo había visto hacer nada más que el hechizo repelente, y era el peor de los cinco porque no podía parar de rascarse la cara.

Finalmente, después de que el profesor ofreciera adelantarse para verificar la seguridad de un claro lleno de niebla, Irina habló:

—Necesitamos separarnos de él.

—No creo que nos deje —murmuró James haciendo surgir fuego en su mano para apartar a un escarabajo ígneo, resistente a los hechizos.

—Voy a intentarlo —respondió ella cuando el profesor regresó.

—Todo bien adelante, sigamos.

—Profesor —dijo Irina—, James ha sentido una vibración en su onda expansiva al oeste.

El tipo puso una cara confusa pero se recuperó rápidamente

—Por supuesto —exclamó—, también la he sentido yo, por eso es que avanzamos en esa dirección.

—Profesor —volvió a decir ella—, el problema es que yo oigo movimiento al norte, ya sabe...mis sentidos son más agudos.

El hombre nos miró con el ceño fruncido. Intenté con todas mis fuerzas no reírme de su expresión confusa. Casi podía ver los engranajes dando vueltas en su cabeza.

—Tal vez si nos separamos —sugirió Irina—. Nosotros podemos verificar esa zona, solo por si acaso.

No podía ser verdad. Incluso un idiota vería con claridad que este plan era un asco.

—¿Quiere que deje a cuatro estudiantes ir solos tras una pista que no he detectado, señorita Britt?

—No, señor. Solo pensé que podría cubrir esa zona para estar segura y que ellos pudieran cubrir los puntos ciegos. Hemos tenido misiones así antes, y siempre no han dicho que es mejor si tenemos experiencia directa sobre trabajar en equipo. Cuatro estudiantes son suficientes para un lobo. Si vamos con usted, demoraremos más y de todos modos, no lucharíamos porque usted puede solo con él. Incluso si nos separamos, usted siempre tendría el crédito de la Cofradía, ¿no?

No entendía del todo su alegato, pero el profesor parecía estar considerándolo.

—Podemos fijar una hora para volver a este punto si no encontramos nada. Usted puede mantener un hechizo sobre nosotros para rastrearnos si algo va mal —insistió.

Emmeline me miraba con desconcierto, sin terminar de entender qué pretendía hacer Irina. Sin embargo, lo que sea que ella intentaba, hizo que el profesor finalmente accediera a dejarnos ir. Irina nos empujó hacia el norte antes de que nuestras caras de sorpresa nos delataran.

—¿Qué ha sido eso? —Logró preguntar Emmeline.

—Es un tonto —rio Irina—. Nunca nos hace practicar, se la pasa explicando hechizos y teoría. Entró este año y es un desastre. Nos ha dejado ir con la esperanza de que lo encontremos nosotros y se libre de tener que luchar. A pesar de eso recibirá el crédito, así que no le importa.

—Es una broma —replicó incrédulamente James.

—No —le aseguró Irina—. Cualquiera en la clase puede decírtelo, los he oído hablar, es vox populi.

—A veces es escalofriante cómo escuchas lo que todos dicen —murmuró James.

—No siempre —dijo Nina—. Pero aquí siempre he tratado de mantenerme alerta. Y hablando de mantenerse alerta, tenemos que encontrar ese lobo. Kyle, toda tuya.

Sus últimas palabras hicieron que James gruñera en broma.

Lo habíamos acordado antes. Mientras Em y James intentaban probar los hechizos de rastreo que Irina y yo les enseñamos, ella usaba sus sentidos para detectarlo y yo...bueno, mi labor era probar cualquier hechizo de curación que pudiéramos emplear.

Pasamos varios minutos infructuosos. Los chicos no detectaban nada y el cuerpo de Irina seguía rechazando toda posible curación. Lo primero que quedó descartado fue el envenenamiento, que cada espacio de control en su piel reaccionó con normalidad. Ni pestes, ni tumores, ni complicaciones neuromotoras.

Iba a empezar con encantamientos de largo plazo cuando Irina se tensó.

—Allá —dijeron ella y James al mismo tiempo, señalando hacia la izquierda.

—Luego —añadió Irina en mi dirección.

Activé un escudo a mi alrededor mientras Irina se sacudía la sensación de descarga eléctrica que debía haberle dejado mi último hechizo de diagnóstico.

—No se mueve —susurró James de repente moviendo los dedos, trazando círculos en la palma de su mano—. ¿Irina?

—No lo escucho —respondió ella—. Sigue allí.

—¿Avanzamos? —Sugirió Em.

Los dos asintieron y encabezaron la marcha. Emmeline y yo cubrimos la retaguardia, por si aquello era una trampa.

Tardamos unos cinco minutos antes de que Irina y James desaparecieran al mismo tiempo.

—¿Pero qué...? —Se le escapó a Emmeline.

Alisté un hechizo de contacto listo para atacar hasta que oímos la voz de Irina varios metros más allá.

—Chicos, por aquí.

Emmeline bufó.

—Podían avisar que querían dar un efecto sorpresa —gruñó antes de empezar a correr.

La seguí hacia el lugar de donde provenía la voz, sin dejar el hechizo de ataque, por si acaso.

No era una trampa, Irina y James rodeaban a nuestro fugitivo.

Sin embargo, era evidente que había una equivocación.

Este era un lobo pequeño. Ni siquiera era un hombre, probablemente solo un niño.

Podría pasar por un lobo simple, de no ser por la mirada en sus ojos.

Sus movimientos me llamaron la atención: se mantenía mirando entre los arbustos, como si esperara que algo saliera de ellos. Nos enseñaban ese tipo de cosas en Curación Avanzada, estaba despistado y prefería huir en lugar de atacar. Cuando sus cabezazos se volvieron más pronunciados, empecé a preguntarme si tenía dolor de cabeza.

Sin embargo, los demás no lo notaron y se agruparon para cercarlo.

El lobo gruñó, y plantó las patas en la tierra. Seguía moviendo la cabeza pero parecía notar que estaba siendo atacado.

Irina fue la primera en lanzarse; sin embargo, James ya estaba allí, con un hechizo de choque cuyas ondas expansivas nos hicieron retroceder.

Fue cuando Irina intentó volver a acercarse y James no dudó en usar el mismo hechizo, a pesar de que el lobo podía intentar saltar sobre él, que me di cuenta de lo que pretendía.

Lo que pasó en Halloween con él intentando que Irina no arruinara su vestido, la razón por la que fue el primero en quedar abatido por el lobo de Driggers, intentando quitar a Irina del camino, incluso cuando se ofreció voluntario en su lugar, todo cobró sentido: James estaba protegiéndola.

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En un mundo oscuro, ella es un brillante faro... Portada hecha por: Austrova ♥️