Keaton se pasó la mano por su oscuro cabello con frustración. “¿Podemos irnos ya?” preguntó por enésima vez desde que habían llegado.
Lauren sólo sonrió, acercándose a ver otro cuadro. “¿Dónde está tu sentido de la cultura, Keaton?” le preguntó. Señaló una pintura de naturaleza indescifrable. “Quiero decir, el arte es…” Buscó el adjetivo adecuado.
“Increíblemente aburrido,” Keaton terminó por ella. “De todas formas, ¿por qué estamos aquí? Creí que íbamos a ver una película.”
Lauren agitó la cabeza, defraudada por la actitud de su mejor amigo. “Podemos ver una película después. De todas formas, es todo lo que hacemos. Ver películas, hacer películas. Quiero decir que necesitamos expandir nuestro punto de vista.” Siguió adelante.
Keaton se arrastró detrás de ella. “Creo que la fama está empezando finalmente a deteriorar tus sentidos. Cuando termines de filmar Guardian, creo que deberíamos escaparnos. Lejos.”
Lauren se puso alerta mientras se volvía. “No podría estar más de acuerdo contigo.”
“Ves, eso es lo que me gusta oír,” contestó Keaton con una sonrisa fácil. “¿Dónde quieres ir? ¿Egipto? ¿Grecia?”
“¡Nueva York!” respondió Lauren rápidamente.
Keaton parpadeó un par de veces. “Pero acabamos de estar en Nueva York.”
Lauren lo consideró. “¡Pero hay tanto que hacer!” discutió. “Museos que visitar… parques que recorrer…” Gente que acechar. Frunció el ceño ante el pensamiento. Estoy perdiendo la cabeza. Aún frunciendo el ceño, empezó a caminar por varias exhibiciones.
“Ha perdido la cabeza,” murmuró Keaton, trotando para capturarla. “Laur, ¿está pasando algo? ¿Quizá algo de lo que quieres hablar?”
Lauren agitó la cabeza. “No, vamos a por esa película,” contestó, yendo hacia la salida. De todas formas, ¿qué le había impulsado a visitar un museo? Al instante recordó el correo de Camila sobre ir a un museo ese día. Bueno, no es como si fuese a tropezármela aquí. ¿Qué infiernos me pasa?
“¿Qué quieres ver?” preguntó, una vez hubieron llegado al coche.
Keaton se quedó mirando los ojos verdes de Lauren con una mezcla de curiosidad y confusión absoluta. Estaba actuando extrañamente.
Algo pasaba. “Da igual,” contestó descuidadamente, metiéndose en el lado del pasajero del Rav4. “Bueno, ¿qué has hecho este par de semanas pasadas?”
Lauren se encogió de hombros indiferentemente. Arrancó el motor y salió del estacionamiento, no completamente segura de dónde ir. Imaginó que pararía en el primer cine que viese. “Nada. Actuar, comer, dormir. Lo de siempre. ¿Cómo va saliendo la película?”
“Excelente,” contestó, con emoción. “Realmente siento que tengo posibilidad de ganar en Sundance.”
Lauren le sonrió. “Eso es genial, Keaton. No puedo esperar a verlo.”
Keaton asintió, complacido consigo mismo. Algún día estaría allí con Lauren recogiendo un Premio de la Academia. Y si no lo estaba, bueno infiernos, al menos ella estaba subiendo a la cima. “¿Así que no pasa nada más?” preguntó.
“Bueno, he estado carteándome con esta persona,” contestó, sus ojos enfocados en el camino. Vacilaba sobre plantear el tema, si sólo porque sabía que Keaton armaría un barullo sobre eso.
Pero guardarlo en secreto lo haría parecer incluso un barullo mayor y no lo era. Ahora estamos llegando a alguna parte, pensó Keaton. “¿Y ‘esta persona’ tiene nombre?” preguntó.
Lauren le echó una rápida ojeada y sonrió. “Su nombre es Camila,” le dijo. “Y antes de que abrigues esperanzas, tiene novio.”
“Maldición,” dijo. “¿No puedes encontrarme una soltera?”
“Gracioso.”
Keaton consideró esta nueva información. “Así que tiene novio. ¿De dónde es? ¿Cómo la conociste?”
Lauren dudó. “Saqué su email de la tarjeta que me tiraste. Deseaba decirle cuánto me gustó su dibujo. Entonces continuamos carteándonos. Es muy agradable.”
¡Ajá! Bingo. Por supuesto que Lauren escogería una chica hetero que viviera al otro lado del país. Hablando de jugar seguro. “Me alegra que tengas una nueva amiga,” contestó. Ahogó un suspiro. Por alguna razón, tuvo un sentido de inminente desastre.
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Querida Camila,
Espero que encontraras el solaz que buscaste hoy, entre filas interminables de pinturas y esculturas. Me alegra que disfrutaras el alba. Me lo perdí cuando estuve en Nueva York. Quizá en mi próximo viaje.
Sé lo que quieres decir sobre ser delimitada por la propia carrera. Es como si ni siquiera fueras ya tú mismo. Eres fulano, arquitecto o la profesión que elijas (o te encuentres). Deprimente.
Dime algo que nadie sepa de ti.
Tu amiga,
Laur
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Emma tocó el agua con sus dedos, mirando las ondas intensamente como si esperara que algo mágico ocurriera. Pero el líquido se calmó momentáneamente y la ángel miró a lo lejos.
Suspirando, miró a quien sostenía su futuro en las manos. “Cody,” susurró. Él se volvió de repente, mirando, seguro de haber oído su nombre. Sus ojos se entrecerraron. “¿Hay alguien?”
Le contestó el silencio de la noche. Se alejó del borde del agua. Ahora visitaba el lago frecuentemente. Le hacía sentirse más cerca a lo que había perdido. Abrió la boca, entonces empezó a reírse. “Lo siento, olvidé mi próxima frase.”
“¡Corten!” gritó Cece Frey y no por primera vez.
“Drew, por billonésima vez, aquí no tienes frase.”
Lauren miró al cielo. Por qué habían elegido a Drew Chadwick le era un misterio. Era bien parecido y todo, pero el chico no sabía actuar así su vida dependiera de ello. Ya habían pasado por diez tomas de la misma escena exacta y Lauren estaba exasperada.
Drew asintió. “Lo siento,” se disculpó.
Cece suspiró, repasando sus notas para la escena. Levantó la vista. “Descanso para almorzar,” anunció.
Lauren envió una silenciosa oración de apreciación a quienquiera estuviera escuchando y se fue para su remolque. Tres sobres esperaban su llegada. No había leído más correo de fans desde los primero tres que había abierto. Todos descansaban ahora en su cajón, recogiendo polvo. Los tres nuevos se unieron a los otros.
Se deshizo de sus alas y se desplomó en el sofá con un suspiro. “Vaya día. Y ni siquiera ha pasado la mitad.” Agarró el portátil. “Por favor, anímame, Camila,” le suplicó a la pantalla mientras esperaba que se cargase su correo. Una lenta sonrisa cruzó sus labios cuando vio el nuevo mensaje en su bandeja de entrada.
Querida Laur,
¿Algo que nadie sepa de mí? Espero que esto no regrese y me muerda el trasero. Si empiezo a recibir notas diciendo, “Sé lo que hiciste el verano pasado,” voy a por ti.
Déjame pensar. Vale, te lo diré. Nadie sabe esto. No siquiera Dinah. Pero engañé a Wesley hace unos meses.
Fue realmente estúpido. Estaba en esta fiesta en el colegio mayor de NYU y allí estaba ese tipo. Y creo que había bebido un poco de más porque él empezó a parecerme muy bueno, aunque ahora le veo y me pregunto que infiernos estaba pensando. De todas formas, me enrollé con él. ¡¡Nunca se lo he dicho a nadie!! Además, me siento tan horrible por ello. No sé qué pasó. Wesley y yo nos habíamos peleado y yo me sentía realmente deprimida…
Pero eso no es excusa. Quizá algún día deje de sentirme culpable por eso, pero es dudoso.
¿Qué es algo que nadie sepa de ti? Ahora que te he desnudado mi alma.:) Oh! ¿Y qué buscas en un chico?
Siento curiosidad.
Tu amiga,
Camila
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Lauren frunció el ceño ante el último párrafo. Podría contestar sinceramente y matar dos pájaros de un tiro. O podría mentir. Se lo pensó.
Camila no sabía quién era ella así que no importaba si sabía algo personal de ella. Por otro lado, si Camila lo averiguara, podría soltárselo a los medios de comunicación. ¿Pero quién la creería? Tenía los correos… ¿Pero quien la creería?
Siempre puedes decirle a Wesley que su novia le engañó. Suspiró, mirando la ventana de respuesta en blanco.
Un golpe a la puerta interrumpió su toma de decisión. “¿Sí?” dijo.
“Su almuerzo, Srta. Jauregui,” uno de los miembros del equipo estaba en la puerta sosteniendo una bolsa del papel y una botella de agua.
Lauren cabeceó hacia la mesa a su derecha. “Ponlo ahí.” Miró de nuevo a la pantalla del ordenador.
El tipo obedeció sus deseos y salió sin otra palabra.
Sola una vez más, Lauren se mordió el labio. Has sido sincera hasta ahora con ella, si empiezas a mentir ahora, ¿cual es el sentido de mantener la amistad?
Querida Camila,
Prometo que no recibirás notas escalofriantes, al menos de mí. No creo que debieras sentirte tan culpable por lo que pasó con el otro tipo. Esas cosas pasan. Además, eres joven.
Lauren dejó de escribir y frunció el entrecejo.
“¿Que infiernos soy? ¿Su madre?” Borró las últimas dos frases y continuó.
También prometo no decirle a nadie tu pequeño secreto. Incluso si la CNN derriba mi puerta y me tortura durante horas sin fin, no divulgaré ninguna información que referida a tu pequeño rendezvous en el colegio mayor de la NYU.
Pero en serio, gracias por confiarme la información. Estoy segura que se debe en parte al hecho que no nos conocemos, así que te sientes a salvo. Pero de la misma manera, tú no me conoces. Por todo lo que sabes, podría ser Wesley disfrazado. Eh, no te preocupes, no lo soy. ;)
En cuanto a mí, bueno… tengo un secreto. Pero una persona lo sabe, así que supongo que eso anula todo el 'nadie lo sabe’ de la petición. Aún así, creo que es algo que deberías saber.
Lauren miró fijamente la pantalla, insegura de cómo proceder. “¿Exactamente qué escribo?” se preguntó en voz alta. “¿Soy lesbiana? ¿Soy homosexual? ¿Loca bollera?” Se palmeó la frente. “¿Por qué es tan difícil salir del armario?”
Inspiró profundamente.
Me gustan las mujeres.
“Mucho,” agregó para sí.
Los chicos, no tanto. Al menos no sexualmente. Un chico es mi mejor amigo y le amo a muerte. Simplemente… no es mi tipo. Bueno, supongo que eso contesta tu pregunta sobre qué busco en un chico.
Espero que la noticia no te haga flipar…
Tu amiga,
Laura.
Su dedo osciló sobre el botón de 'enter’. ¿Qué tengo que perder? No es como si fuésemos las mejores de las amigas ni nada.
Aún así, dudaba.
“Eres una cobarde,” se dijo. Y antes que pudiera cambiar de idea, pulsó enviar.