"Eh, Nana," dijo Lauren sentándose sobre el césped. Dejó caer el portalibros a su lado. "Sé que ha pasado un tiempo desde que estuve por aquí, pero ya sabes cómo es cuando eres una gran estrella." Rió y se estiró para retirar una hoja de encima de la lápida de su abuela.
Lauren puso un ramillete de rosas donde había estado la hoja. Echó una mirada por el cementerio y suspiró. "Bueno, ¿qué puedo decirte que no sepas ya?" Lo consideró. "Estoy terminando una película y tengo unos tratos más en espera. Siempre me dijiste que sería famosa algún día. Desearía que pudieras verme ahora.
"La verdad es," continuó, "que no estoy llevando todo esto muy bien. Me asusta tanto que la gente me vea como realmente soy, que apenas puedo reconocer ya mi propio ser. Deseo que estuvieras aquí. Siempre parecías saber qué decir para hacerme sentir mejor." Cogió una hoja de hierba y empezó a jugar con ella.
"Compré este cuadro hace una semana en Nueva York," dijo. "Es de una mujer de pie en mitad de una multitud, pero está mirando algo que está fuera. Algo lejano. Y toda la multitud está mirándola, pero ella no les ve." Se detuvo. "Ésa soy yo. De pie entre la multitud, pero mirando a la distancia. "Todo parecía tan claro cuando estabas aquí. Podías hacerme reír con sólo una palabra. Ha pasado tanto desde que me he reído de verdad. Conoces esa risa. Donde no puedes parar y, durante esos pocos segundos, todo en la vida parece perfecto?. Eso es lo que anhelo.
"Raro, ¿eh? Solía contarte mis sueños de ser famosa. 'Cuando sea una gran actriz, tendré una mansión en Hollywood y sirvientes y todo el dinero del mundo. Vivirás en la casa de invitados y haré que mi chofer te pasee.'" Lauren agitó la cabeza ante el recuerdo. "Es una preciosa fantasía. Sólo desearía tener a alguien con quien compartirla."
Lauren sacó las cartas de los fans de su bolsillo trasero. "Mientras tanto, la compartiré contigo." Tomó un sobre y dejó los otros dos al lado. Lo abrió y sacó el papel doblado de dentro. En voz alta, leyó, "'Querida Lauren, Eres realmente sexy. Tengo posters de ti por todas las paredes y el techo. Tengo grabado cada episodio de Guardian. Le dije a mi mamá que iba a casarme contigo algún día, pero ella me dijo que probablemente era demasiado joven para ti. ¿Crees que doce es ser demasiado joven? Yo no. Le dije que algún día voy a tener todos tus hijos. Tu fan nº 1 y futuro marido, Tyler Kitching.'"
Lauren se encontró riendo. "Eso fue bastante tierno, ¿eh?" preguntó, agarrando su portalibros. Dentro encontró su cuaderno de poesía y un bolígrafo. En una página nueva, empezó a escribir.
Querido Tyler,
Me siento honrada de que me creas digna de ser tu prometida. Quizás si me envías tu foto, pueda ponerla en mi pared y entonces estaremos igualados. Me temo que doce es un poco demasiado joven por el presente momento, pero quién sabe, quizá dentro de seis años, si todavía estás interesado, que puedes llamarme. Entonces tendré casi treinta años. ¿Crees que treinta es ser demasiado vieja?
Cariños,
Lauren Jauregui
Arrancó la hoja del cuaderno y lo metió en un sobre nuevo. Dirigiéndoselo a Tyler, sonrió.
"Eso le alegrará el día." Le sonrió a la lápida. "No está tan mal." Lauren abrió la segunda carta y empezó a leer. "'Querida Emma, Mi nombre es Beatrice y tengo 13 años. Mi hermano pequeño, Derek, es tu mayor fan. Tiene una foto de ti junto a su cama. Ha estado realmente muy enfermo el pasado año. A mamá y a papá no les gusta hablar de eso porque les pone tristes. Derek dice que puedes ayudarle porque eres una ángel. Por favor, ayúdale. Tu amiga, Bea.'"
Le frunció el ceño a la carta y la volvió a poner en el sobre sin responder. Sin una palabra, abrió la última carta. "'Querida Srta. Jauregui, nunca pensé que me encontraría escribiéndole a alguien famoso. Dudo siquiera que lea esto, considerando su apretado horario y todo eso. Pero no tengo nada que perder, ¿verdad? Sólo deseaba decir que creo que es hermosa. Pero que más que nada, adoro su forma de ser durante las entrevistas. Es sincera y directa y eso lo respeto. Gracias por ser usted misma. Atentamente, Carly Rose.'"
Lauren terminó de leer y suspiró, volviendo a poner todo en el portalibros. Se puso de pie para irse. "Te quiero, Nana," le susurró al aire. Entonces se giró sobre sus talones y regresó al coche.
~~~~~
"¿Dónde infiernos has estado?" le gritó Dinah. "¡He estado enferma de preocupación!"
Camila entró en el apartamento tras horas de vagabundear por Nueva York. "Di un paseo," respondió, arrojando la chaqueta en el sofá.
"Bien, Wesley estaba como loco," le informó Dinah. "Llamó como veinte veces. Entonces lo dejó. Entonces salió a buscarte. Entonces vino de nuevo. Entonces se fue. Así que te sugeriría que lo llames. Y probablemente debieras llamar también a tus padres porque llamaron cinco veces. Andrew estaba volviéndose loco."
Camila miró al cielo y se desplomó en el sofá. Tras todo el caminar, la último que necesitaba era encarar a la gente de la que había estado huyendo. Todo lo que deseaba era paz. ¿Por qué no podía tenerla? Sólo un tiempo para ella. Sin familia. Sin novio. Sin ensayos que escribir.
Sólo ella y su arte. "Llámales tú," dijo. "En cuanto reúna energía, me voy a duchar. Y después me voy a acostar."
Dinah miró a su mejor amiga durante un largo momento. "Camila, ¿qué pasó?"
"Nada," contestó Camila. "La cena fue genial. Mi novio es genial. Un encanto al máximo. Estoy más que enamorada de él. Tanto que me transferiré a Harvard para que podamos estar cerca. Entonces podemos comenzar nuestra vida juntos. Yo me quedaré casa con los niños mientras él sale y cumple sus sueños. Suena perfecto. No puedo esperar."
Dinah se sentó a la mesa de café, contemplando cautamente a su amiga. "¿Estás bien?"
Camila se incorporó de golpe. "¿Bien? No. No estoy bien. No quiero ir a Harvard. Y realmente no quiero tener niños ahora mismo. Ni siquiera casarme, por lo que importa."
"No lo hagas."
"Que no lo haga," repitió suavemente Camila, como si la posibilidad no se le hubiera ocurrido.
"¡Es exactamente lo que voy a hacer! No voy a hacer ninguna de esas cosas." Se irguió y dirigió hacia su cuarto.
"Bueno, ¿qué vas qué hacer? le gritó Dinah.
"Voy a ducharme," contestó Camila. "Porque es lo que quiero hacer."
"Ya," dijo Dinah, totalmente confundida por el arranque de su amiga.
Momentos después, Camila volvió usando la bata. "¿Sabes lo que me molesta? Que no preguntaron. Ni una vez me han apoyado en nada. Creerías que mi mamá querría tener alguna de mis obras colgando en el apartamento, pero ¿quiere? ¡No! ¿Y Wesley? ¿Crees que le importa un bledo cómo paso el tiempo? ¡No! Todo lo que le importa es su coche. Y su... su facultad de Derecho. Y su... su... ¡su coche!" Regresó corriendo al cuarto y cerró de golpe la puerta.
Dos segundos después, la abrió de nuevo. "¿Y por qué estaba gritándome por no decirle lo de Harry? ¡Es mi familia! ¿Qué le importa a él? ¿Y por qué tiene que ir todo sobre él? ¿Sólo porque es hombre? ¡No lo creo! ¡Que se joda!" Entró a saco en el baño.
Dinah se quedó mirando la puerta cerrada.
"Perdió la cabeza finalmente."
~~~~~
Luego esa noche, después de que hubiera logrado tranquilizarse, Camila se sentó a la mesa de la cocina con el ordenador delante. Su estallido le había hecho sentirse mejor. La ducha también había ayudado. Había llamado a sus padres y a Wesley asegurandoles que estaba bien. Y que, no, no necesitaba ver a un psiquiatra. Y que, no, no tenía nada que ver con que Harry fuese gay.
Pero ahora, por lo menos estaba en paz. Dinah se había acostado. El apartamento estaba silencioso. Por el momento, la vida era relativamente buena. Aliviada y de mejor ánimo, entró en Internet para revisar el correo.
Un mensaje.
Querida Camila (¿puedo llamarte así?),
Me encantaría saber qué te llevó a crear tan fascinante pieza de arte. La imagen era de una figura de pie entre el gentío, con su mirada enfocada en algo en la distancia.
Actualmente cuelga en mi dormitorio para que pueda admirarlo cada noche. Creo que es el único cuadro en mi casa que escogí yo misma. No me va decorar y me temo que es dolorosamente obvio desde el momento que se entra en mi hogar. Pero por suerte, no tantos lo hacen.
No es muy a menudo que consigo alegrarle el día a alguien o siquiera les ayudo a remolonear, así que me alegra poder devolver algo a la comunidad artística. Si puedo ser de utilidad en el futuro, por favor, házmelo saber.
Cuídate,
L. Michelle.
Sonriendo, Camila pulsó responder.
Estimado L. Michelle.
En realidad, era mi pieza favorita. Estaba pensando en convertirla en una colección. Pinturas a color y quizá estatuillas de arcilla. Decorarán mi apartamento, al menos. Debo admitirlo, estoy un poco emocionada por tu interés. A veces es muy desilusionante ser artista. Nunca realmente sabes si la gente lo aprecia. De vez en cuando se pasarán y sonreirán con aprobación. Pero la mayoría del tiempo pasan sin lanzar una segunda mirada. Es cuando empiezo a dudar si realmente merece la pena. Empiezo a preguntarme si quizá mis padres tienen razón y debo enfocar mi vida en algo sólido en su lugar.
Pero entonces recibo un correo de ti y todas mis dudas se disipan y mi inspiración regresa. Lamento si me he dejado llevar.
Sobre el dibujo. Supongo la razón por la que me gusta es que, cuando lo empecé, realmente no sabía qué estaba dibujando. Normalmente tengo un modelo en mente y entonces lo plasmo sobre papel o lienzo. Pero ése vino a mí. Empecé a dibujar y de repente tomó forma. Lo siento, no es una historia muy interesante. :)
De todas formas, gracias una vez más por animarme. No ha sido una buena semana y tus correos han sido muy apreciados.
Gracias,
Camila
PD: Sí, puedes llamarme así:)