Me quedé estático cuando mi nombre resonó en los parlantes. No tenía cabeza para nada, y mucho menos para pensar en el por qué me llamaban. Lee junto con otro oficial llegaron a mi celda minutos después, y ante la seria mirada de Sai, me esposaron y me empujaron para que caminara a quién sabe dónde.
Me quedé observando el suelo durante todo el trayecto. Por alguna razón el hecho de que Ino Yamanaka estuviera metida justo en la historia de mi compañero de celda me tenía nervioso, no creo que sea una simple coincidencia.
Últimamente no se podía confiar en nadie.
Mi corazón se estrujó con fuerza. La palabra confianza me recordaba a ella... A Tenten. ¡Y eso era! ¡Joder! ¡Ella podía ayudarme con Temari y Shikamaru!
—Espere aquí. Vigila que no se mueva, Lee. —dijo el otro hombre cuando nos detuvimos en una puerta. Él entró y cerró tras de sí sin que alcanzáramos a ver algo, pero supe que el lugar a donde iba era muy lejano.
—¿A dónde me llevan? —fue lo primero que pregunté.
—No tengo ni idea, nunca he venido aquí... recluso y tampoco estoy en la obligación de responderle. —dijo secamente y yo lo miré con burla. ¿Por qué actuaba así?
—¿Qué te pasa Lee? ¿Por lo menos tienes un lápiz y una hoja? Necesito escribirle algo a Tenten. —dije restándole importancia.
—No. —Respondió serio, aunque con la mirada me decía que tuviera cuidado.
—Pero yo sí. —dijo alguien a mis espaldas. Volteé y había una celda con un hombre de tez morena quien tenía un libro en su mano.
Ahora entendía por qué Lee actuaba autoritario conmigo.
—¿Me podría ayudar? Necesito escribir esto rápido. —dije acercándome a él. Lee vigilaba con su mirada que no viniera nadie, pero no sabía qué hacer para que el hombre de al frente no sospechara algo de nosotros dos.
—¿Qué me vas a dar, chico? Necesito algo a cambio.
Miré el libro. Eso era.
—¿Le gusta Stephen King? Yo... Yo tengo el último libro. —ni idea de qué escribía Stephen King, lo había escuchado, pero la lectura va muy poco conmigo—. Si quiere se lo puedo regalar... O cualquiera que quiera. Solo ayúdeme.
El hombre me miró con los ojos entrecerrados.
—Eres un Hyūga, esos ojos son inconfundibles. Hagamos un trato. Necesito que le consigas trabajo a mi hija en tu empresa.
—¿¡Qué!? ¿Por un pedazo de papel?
—Está bien. —dijo el hombre mientras se alejaba y ahí entré en pánico.
—¡Dígale que me venga a ver mañana!...Y... Y ahí veremos. —mascullé rápido al presentir los pasos a dos pasillos de distancia— Lee alguien se acerca, le cálculo por lo menos unos cinco minutos.
El guardia se rindió en su intento de parecer autoritario y salió a vigilar.
—¿Cómo sabes?
—No sé, simplemente lo sé. Y vienen por la derecha. Señor.
El hombre ya se acercaba con un lápiz y una hoja.
—Adelante, comienza a hablar. —dijo acomodándose en una pequeña tabla que tenían todas las puertas de las celdas.
Me quedé mirándolo. Le debía la vida, necesitaba darle esta noticia a Tenten, otra cosa anormal.
Al minuto el hombre lo dobló, y yo me volteé para que me colocara el papel en la mano. Lee me tomó del brazo con fuerza y me jaló hasta colocarme al frente de la puerta nuevamente, y justo en ese momento aparecieron los otros guardias con un joven de atuendo negro y mirada penetrante el cual reconocí de inmediato.
—Se nota que la cárcel te ha cambiado, Neji Hyūga. Soy Kiba Inuzuka el encargado de interrogarte hasta que dicten tu condena.
Miré y me di cuenta que tanto el papel como Lee habían desaparecido hace mucho tiempo, y los nervios incrementaron cuando la puerta se abrió de lado a lado y me dieron la bienvenida a salas y salas llenas de presos y esos hombres, encargadas para hacerte sufrir.
Encargadas para hundirte.
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Feliz navidad, mis pequeños. Todavía subo más en este año (espero) mientras tanto disfruten este :'v