Now I know what love is (JJBA)

By pedepug

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"Muchas personas conciben el amor como algo posesivo, una suerte de juego de roles, un constante tira y afloj... More

1. Prólogo
Algunas aclaraciones:
2. Nuevo amigo
3. Conversaciones
4. Extraño
5. Starbucks
6. Qué mierd...
7. ¡Ayuda!
8. Could this be... love?
9. I can't fight this feeling anymore
10. Planes
11. Un día juntos
12. Your man
13. Incómodo
Aclaraciones 2.0
14. ❤
15. Adiós, vacaciones
16. Chico nuevo
17. Te amo
18. Dulces sueños
LEER
19. Oops...
20. Secretos
21. Cambios
22. Estudio
24. Cine
25. ¿Qué demonios te pasa?
26. ORA
27. Mierda
28. Lo siento
29. Just a fool
PROCESO DE EDICIÓN
30. Im yours
31. I wont give up
32. Truly Madly Deeply
Bonus: el Plan de Polnareff
33. Extrañándote
34. Examen
35. You and me
¡EXÁMENES!
36. Noticias
¡Mañana salgo de vacaciones!
37. Sydney
38. Investigaciones
39. Volverte a ver
¡Feliz año!
40. Hurt
41. The one that got away (parte 1)
42. The one that got away (parte 2)
Se acerca el fin
43. I know what love is
Bonus #2: AvPol
Pugpleaños feliz

23. Inapropiado

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By pedepug

Aquel beso apenas le dio tiempo para reaccionar al menor, tampoco notó cuando Dio poco a poco se levantaba de su 'cama' y se recostaba a su lado, sin dejar de besarlo.
Si bien sus besos no se sentían nada mal, no eran lo mismo que los de Jotaro. No le hacían sentir esa corriente eléctrica o las llamadas 'mariposas' en el estómago. Definitivamente no era lo mismo

—Perdón...— dijo apenado el chico rubio separándose lentamente del menor. —n-no se que me pasó... yo...

—Descuida, fue un arrebato de los dos— el menor también se sentía apenado por lo ocurrido, sobre todo porque en algún momento del beso correspondió, más por seguir la corriente que por ganas de hacerlo.

—Kakyoin... te deseo tanto... —decía el rubio al tiempo que besaba lentamente el cuello del menor, haciéndolo estremecer.— sé que esto no está bien pero...— continuó sus acalorados besos hasta la parte visible del pecho del pelirrojo —pero...

Esta vez fue el menor quien no resistió la excitación del momento y besó de manera apasionada a Dio, buscando la lengua ajena y juntándola con la suya, haciéndolas chocar una y otra vez en un prolongado juego.

Dio comprendió que Kakyoin no quería palabras, quería acción. Procedió a desabrochar con desesperación los botones de su camisa, con el objetivo de lamer y succionar los deliciosos pezones del menor. Lentamente introdujo su mano por debajo de los pantalones del pelirrojo, acariciando de manera impetuosa su húmedo miembro, haciéndolo soltar sonoros gemidos, para posteriormente desprenderse de toda prenda de ropa que le quedara en el cuerpo, tanto a él como a Kakyoin.

Kakyoin debía admitirlo: Dio era bastante más experto que Jotaro en esos temas, y era obvio que lo disfrutaba... sin embargo no podía dejar de pensar en algo. A pesar de que jamás quedó claro si él y Jotaro eran algo más que 'amigos', y del repentino distanciamiento del mayor, no podía dejar de sentir que le estaba siendo infiel.
Era un pensamiento estúpido, el mismo lo creía, osea, ¿cómo podía serle infiel si no eran nada? ahora más que nunca se notaba la lejanía que tenían uno del otro (no por su culpa precisamente), pero aun así era algo que no dejaba de hacerle ruido. En cierto sentido, había dejado que las cosas llegaran hasta ese punto porque se sentía solo, extrañaba las caricias y la atención que en algún momento le prestó Jotaro, y sentir ese tipo de contacto con alguien tan experimentado como Dio le era muy placentero.

Las caricias de Dio se hacían cada vez más intensas, eran realmente excitante. Sintió como de pronto el miembro del contrario entraba lentamente en sus entrañas, y le embestía de manera fuerte y acalorada, algo que le hizo sentir demasiado placer.

No pasó mucho tiempo más hasta que debido a las reiteradas estocadas por parte del rubio llegara hasta su punto de máximo placer, terminando a través de un prolongado gemido, casi al mismo tiempo que Dio.
Sin decir palabra alguna, el de ojos anaranjados volvió a besar a Kakyoin (ya no tan apasionadamente) y acto seguido volvió a recostarse en el futón que había instalado al lado de su cama.

Kakyoin se levantó al baño con el objetivo de limpiar 'los restos' de aquel líquido blanquecino que había derramado en su abdomen, para luego colocarse su pijama y recostarse nuevamente.

—D-Dio?— el menor creyó pertinente hablar de lo que había pasado, sin embargo no obtuvo respuesta por parte del rubio, se había quedado profundamente dormido.

En cierto sentido agradeció que Dio durmiera, pues luego de meditarlo mejor unos segundos, le parecía un tanto vergonzoso hablar de lo ocurrido.

Apagó la luz del velador y se acomodó en la cama para dormir. Estaba bastante cansado, mas la sensación de culpa no lo dejaba en paz.
Sentía que debía decirle a Jotaro lo sucedido, pero a la vez, sentía que no le debía explicación alguna. El mayor se estaba comportando de una manera bastante infantil, negándole prácticamente todo contacto con él, no tendría por qué guardarle respeto alguno. Sin embargo lo hacía. Aunque 'nada' los unía en la práctica su corazón latía por el ojiazul, tanto que en algún momento de la acalorada jornada con Dio llegó a imaginar que era él quien lo tocaba. Respecto a eso último, pensó que quizá para Dio había sido algo similar... hace un rato le había comentado lo mucho que se parecía a su hermanastro del cual estaba enamorado, no descartaba que durante su 'sesión de estudio de madrugada' el rubio hubiera imaginado a Jonathan en lugar de él.

Daba una y otra vuelta en la cama sin lograr conciliar el sueño, absorto en todos esos pensamientos.

¿Por qué había accedido a acostarse con Dio? ¿por venganza? ¿despecho? la verdad ni el mismo estaba seguro del por qué lo hizo, pero el hecho es que había pasado y debía lidiar con ello. No estaba seguro de si se lo contaría a Jotaro en algún momento, pues como iban marchando las cosas, era más probable iniciar una nueva relación que retomar el diálogo con el mayor.

Revisó la hora en su celular y vio que eran cerca de las 3.30, sería mejor dejar de pensar en tantas cosas y dormir un poco. Había sido un día largo con una noche fuera de lo común, merecía descansar aunque fuera un poco para estar más o menos despierto al día siguiente.

(...)

El despertador sonó un par de veces antes de que el pelirrojo despertara por completo, había dormido menos de 6 horas y no se encontraba listo para levantarse aun. Observó la cama contraria sin encontrar a nadie en ella, así que asumió que Dio ya se había levantado.

Tomó una ducha corta para no atrasar al rubio y se dirigió a buscar sus cosas que habían quedado en el comedor. Se encontró con Dio que estaba sirviendo el desayuno, algo no muy abundante en realidad.

—Buenos días— dijo amablemente Dio al tiempo que servía dos tazas de café —¿dormiste bien?

—Sí, gracias— al menor le costaba mantener una conversación 'normal' después de lo ocurrido la noche anterior, le sorprendía un poco que Dio estuviera tan calmado. —¿y tú?

—Bien— pudo notar como se ruborizaba un poco, seguramente recordando lo que pasó.

Ambos tomaron asiento y se dispusieron a desayunar. Pasaron al menos 5 minutos en los que ninguno dijo nada, parecían estar algo incómodos.

—Oye, Dio...— finalmente Kakyoin decidió romper el silencio —sobre lo de anoche...

—No te preocupes, Kakyoin. No pretendo que vuelva a repetirse si es lo que te aproblema— tomó algo de aire y luego continuó —fue... algo desesperado... extrañaba a Jonathan y al tenerte a ti tan cerca... bueno... m-me hizo perder el control —bajó la mirada un par de segundos y luego volvió la vista a Kakyoin— no volverá a pasar, ¿sí?

Kakyoin asintió con la cabeza y comenzó a sentirse mucho más tranquilo. Le alegraba que Dio no quisiera seguir teniendo esa clase de encuentros con él, y no porque no le hubiese gustado lo vivido la noche pasada, sino porque sabía que no era lo correcto.
Ambos trataban de sacarse un dolor del corazón, y no creía que fuera la manera de hacerlo.

Una vez terminado el desayuno, ambos chicos partieron rumbo a la universidad. Dio se despidió de Kakyoin en la entrada y partió rumbo a dar su examen, el que para su mala suerte, era oral.
El pelirrojo por su parte fue directo a la biblioteca a estudiar un poco para sus exámenes, necesitaba mucha concentración para lograrlo.

(...)

No estaba seguro de cuanto tiempo pasó, pero lo que si sabía es que ni cuenta se dio cuando se quedó dormido sobre sus apuntes. El haber dormido tan poco la noche anterior le había pasado la cuenta, así que decidió salir en busca de un café para despertar de una vez por todas.
En el trayecto de vuelta hacia la biblioteca y con un café en mano, Kakyoin fue interceptado por Polnareff, quien lo saludó amistosamente.

—Oi Kakyoin, tienes unas ojeras enormes... ¿estás bien?— Polnareff quería sacar la mayor cantidad de información posible al pelirrojo. Sabía que había pasado la noche con Dio, y la curiosidad de saber si esas ojeras eran por el excesivo estudio o por otra cosa le estaban matando.

—S-si... es que... nos quedamos estudiando hasta tarde— no era bueno mintiendo, eso lo sabía, pero de ninguna manera revelaría lo que en realidad pasó.

—Ya veo, ya veo...— dijo el francés sujetando su barbilla, arrojándole al pelirrojo una mirada de 'sospecha' frente a lo que acababa de decirle. Esto puso sumamente incómodo a Kakyoin, era obvio que Polnareff no era tonto, no esperaba que le creyera su fea mentira, por más real que fuera. Claro, podrían haberse quedado estudiando toda la noche, pero de ser así no habría respondido de manera tan incómoda a la pregunta del albino.

Antes de que pudiera pronunciar alguna palabra en señal de respuesta a las observaciones de Polnareff, Kakyoin divisó a la distancia que Dio corría en su dirección, con una enorme sonrisa en el rostro.

—¡KAKYOIN!— gritaba el chico que se aproximaba cada vez más a ellos. —¡aprobé! ¡aprobé mi examen!

—¿¡De verdad?!— al menor le hacía muy feliz haber ayudado a Dio, se notaba por su rostro lo contento que estaba.

—Sí, de verdad gracias— dijo al tiempo que daba un abrazo amistoso al pelirrojo. —te recompensaré, lo prometo

—No es necesario Dio, lo hice con mucho gusto..

—De todas maneras quiero hacerlo— dijo sonriente el chico de ojos anaranjados. —¿qué te parece si vamos al cine en la noche? tengo entradas para el estreno de una película que están anunciando de hace tiempo, o no sé, la que elijas. Planeaba ir en algún momento en el pasado, pero no tenía con quien

Aunque Kakyoin no tenía muchas ganas de salir debido al cansancio que sentía, no quería decepcionar a Dio que se veía tan entusiasmado con la idea de salir con él, así que terminó aceptando la invitación.

Polnareff había presenciado todo lo ocurrido entre Kakyoin y Dio, y no podía esperar para que Jotaro se enterara de lo bien que se llevaba su amado pelirrojo con el nuevo chico de intercambio. Quizá si le contaba eso, el mayor reaccionaría de una vez por todas.

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