Las vacaciones se pasaron particularmente rápidas, tanto para Kakyoin como para Jotaro.
Durante esas cortas tres semanas que les daba la universidad de descanso, hicieron diferentes cosas juntos, como salir a jugar video juegos, juntarse con Polnareff, etc.
Entre aquellas actividades también estuvo el hecho de conocer a sus respectivas "suegras", si es que quisiéramos darle algún tipo de nombre. Y si bien no se había planteado nada formal entre Jotaro y el pelirrojo aún, ambos quisieron que el otro conociera su respectivo ambiente.
Para los padres de Kakyoin, Jotaro en un primer momento les pareció (como bien creyó el pelirrojo) algo "apático", sin embargo pequeños gestos hacia Kakyoin como mirarle mientras hablaba o sonreír por sus comentarios, les daba indicios que el mayor quería mucho a su hijo.
Para Holly, por otra parte, Kakyoin le pareció uno de los chicos más dulces que había conocido hasta ese momento, sintiéndolo casi como si fuese su hijo. Joseph simpatizó de inmediato con él, y fue fácil gastarle bromas algo pesadas, como acostumbraba hacer cuando estaba en confianza, lo cual no era un inconveniente para el menor.
"Tu mamá es muy tierna, además de linda" comentaba Kakyoin a Jotaro cada vez que tenía la oportunidad, pues le encantaba ver como el mayor se molestaba un poco, haciendo notar sus evidentes celos.
Así las cosas, ambos descubrieron que el otro poseía ese dichoso "stand" del cual se habló anteriormente, algo más que tenían en común. Junto con Polnareff, a veces salían a caminar por el barrio y le hacían una que otra jugarreta a algún despistado transeúnte, ante lo cual solo ellos reían.
Pasaron unas muy buenas vacaciones juntos a decir verdad, incluso Kakyoin desarrolló lazos de amistad mucho mas fuertes con Polnareff, lo cual le hacia muy feliz considerando que jamás había sido de tener muchos amigos.
Sin embargo todo lo bueno llega a su fin.
Al día siguiente entrarían a la universidad a comenzar su segundo semestre, y todo se veía relativamente bien para los tres chicos (salvo obviamente por el estrés que implica volver a clases) excepto para uno en particular:
Kakyoin
El día antes de entrar a clases nuevamente se acostó con muchos pensamientos dentro de si. Desde que había conocido a Jotaro su vida había cambiado por completo, eso era un hecho, pero... ¿qué pasaría ahora que volverían a clases? cuando comenzó todo, ambos estaban en período de exámenes finales, nadie sabía de su "romance"... sin embargo ahora sería diferente.
¿Cómo haría para ocultar lo que sentía por el ojiazul? si bien aun no le decía nada abiertamente, estaba seguro que todos esos sentimientos hacia Jotaro eran producto del enorme amor que le tenía, y no creía ser capaz de ocultarlos. Una parte de él le decía que no era correcto hacer aquello, que no tendría por qué importarle lo que decía la gente, pero tenía que admitir que por otro lado, le daba mucha vergüenza lo que pudieran comentar. Estaba seguro de que Jotaro querría mantenerlo en secreto y eso estaba bien para él, solo tenía que pensar en cómo no hacer tan obvio el hecho de que estaba enamorado de pies a cabeza del mayor.
-¿Jotaro? ¿estás despierto?- preguntó Kakyoin a altas horas de la noche en el chat de whatsapp que tenía con el mayor, recibiendo respuesta casi instantánea por parte de este.
-Si, ¿qué pasa?
-No puedo dormir... estoy algo nervioso
-Yo también...
Jotaro tenía exactamente las mismas inquietudes que Kakyoin respecto a su "relación", y no sabía como lidiar con ello cuando retornaran a la universidad. Una pequeña parte de él quería decirle al mundo lo que sentía por Kakyoin (que era tanto o más fuerte que los sentimientos del menor hacia él), pero era más fuerte el temor que sentía de revelar la verdad.
Para ambos era preocupante el hecho de haber empezado "algo" tan pronto con otra persona, considerando que los dos habían salido de relaciones recientes, y su miedo al "qué dirán" era justificado considerando que la ex novia de Jotaro era su compañera de carrera.
—Oye, Jotaro...
—¿Dime?
—Q-quería saber... y-ya sabes, q-que pasará con "esto", hahaha
—He estado pensando en ello, y creo que quizá deberíamos dejarlo solo como algo entre nosotros... no sé que opines al respecto
—También creo que es lo mejor... aunque... me gustaría que todo siguiera igual, ¿sabes? m-me gusta esto...
—A mi también, pero no podemos hacer lo mismo que hacemos ahora o la gente lo va a notar... no sé si pueda afrontarlo aun
—Supongo que tienes razón, Jotaro...
A Kakyoin en cierto sentido le hacía ruido el hecho de que Jotaro le diera tanta importancia a lo que diría la gente... si en algún momento se descubría la verdad, ¿qué iba a pasar? desde luego no era lo que él quería, mas no negaba la posibilidad de que pasara, mal que mal, no podían ocultarlo para siempre.
—Buenas noches, Kakyoin. Nos vemos mañana
—N-nos vemos... duerme bien...
... te quiero, Jotaro... pensó el pelirrojo para si, guardándoselo nuevamente dentro de sus pensamientos.
(...)
La alarma sonaba temprano nuevamente, indicando que ya era hora de levantarse. Tanto Jotaro como Kakyoin tenían clases en la mañana, así que cada uno, en sus respectivas casas, se arregló para salir y llegar finalmente a la universidad.
Kakyoin fue el primero en llegar, siempre había sido bastante puntual. Unos minutos después llegó Jotaro, apenas abriendo los ojos por el sueño que sentía. Se había acostumbrado a despertar tarde y no se encontraba preparado para volver a la rutina de la universidad.
—Wow, esa cara...— rió Kakyoin mientras observaba a su amado Jotaro con una expresión muy adorable en el rostro.
—Deberían darnos más tiempo de vacaciones, me hace falta dormir más— respondió el mayor, pegando un enorme bostezo
—¡Bonjour messieurs!— escucharon la voz de Polnareff cada vez más cerca de ellos —¿cómo está mi pareja favorita?— preguntó al tiempo que se ponía en medio de Jotaro y Kakyoin y los abrazaba a cada uno por el cuello. No había gente al rededor que pudiera oírlo decir que ellos eran pareja así que no reparó en hacerlo.
—B-bien...— respondió el menor algo nervioso, le agradaba escuchar la palabra "pareja" para referirse a él y a Jotaro. —¿y tú?
—Muy bien, anoche me dormí temprano y estoy lleno de energía— sonrió y se volteó a ver a Jotaro —oi Jojo, te ves terrible
—No molestes— respondió el ojiazul a través de un nuevo bostezo.
—Es difícil recuperar el ritmo de clases después de tan buenas vacaciones, ¿eh?— comentó Polnareff sonriendo al recordar lo bien que la pasó con los dos chicos. —bueno, los veo luego, tengo que irme a clases
—Yo también— comentó Jotaro —¿donde tienes clases?
—En la facultad de ciencias— al existir tantas facultades juntas dentro de una misma universidad, no siempre les tocaban clases en su respectiva facultad, muchas veces tenían que ir de una a otra buscando su salón de clases.
—Te sigo, también tengo clases ahí— comentó el mayor y se volteó a ver a Kakyoin— ¿y tú? ¿donde tienes clases?
—En la facultad de derecho.
—Oh, bueno... ¿nos vemos luego?— preguntó el mayor observando a su enamorado, sonriéndole de manera tímida sintiendo como sus mejillas se teñían de rojo.
—Desde luego— Kakyoin sentía unas enormes ganas de besarlo, sin embargo había mucha gente al rededor y no quería hacer sentir incómodo a Jotaro.
Se despidieron con el típico apretón de manos y cada uno siguió su camino hacia sus respectivas clases.
Kakyoin caminaba hacia la facultad de derecho cuando de pronto sintió una presencia extraña cerca de él.
—D-disculpa, hola, ¿sabes donde está la facultad de derecho?— Kakyoin se volteó a ver de quien se trataba, y se encontró con un chico que jamás había visto. Era bastante guapo si lo tuviera que describir, con cabellos desordenados de color rubio.
—De hecho voy para allá, puedes venir conmigo si quieres— respondió amablemente el menor.
—Te lo agradecería mucho, soy nuevo aquí y no sé donde está mi facultad— rió de manera nerviosa, poniendo una de sus manos tras su cabeza.
—¿También estudias derecho?— preguntó curioso el pelirrojo —¿en qué año?
—Es un tanto complicado— rió -vengo de intercambio y no sé exactamente qué año me corresponde, pues al parecer hay materias que acá se cursan más adelante y yo ya los hice. Tengo que ir a ver esos asuntos a la facultad ahora, para saber finalmente en qué estoy.
—Oh, claro— Kakyoin sonrió y comenzó a caminar en dirección a la facultad, acompañado de este misterioso chico que acababa de conocer. —disculpa, ¿cuál es tu nombre?
—Soy Dio, Dio Brando— respondió esbozando una sonrisa -¿y tú?
—Kakyoin— comentó el menor devolviendo la sonrisa a Dio.
—Gracias por mostrarme el camino, Kakyoin.
—No te preocupes, no es nada— sonrió amablemente el pelirrojo y continuó su camino junto con el chico rubio hacia la facultad.
(...)
Finalizadas las clases a eso de las 15.00 pm, Jotaro, Kakyoin y Polnareff caminaban juntos a sus respectivas casas. Polnareff los dejó casi de inmediato pues vivía bastante cerca de la universidad, despidiéndose con un apretón de manos de cada uno.
Kakyoin vivía en la ruta de camino a la casa de Jotaro, así que este último lo acompañó hasta su destino y se quedaron un rato en la misma plaza donde habían hablado la primera vez.
—¿Cómo estuvieron tus clases?— preguntó el mayor, acariciando el rostro ajeno.
—Bien, no muy aburridas, ¿y las tuyas?
—Terribles, necesito acostumbrarme a dormir temprano— dijo Jotaro a través de un nuevo bostezo.
—Yo también— sonrió el menor y se acurrucó en el hombro del ojiazul —hoy conocí a un chico nuevo, llegó de intercambio a la universidad... se llama Dio
—¿Si? ¿cómo era él?
—Guapo— el de ojos violeta dijo esto sabiendo que al mayor le causaban muchos celos cuando decía eso sobre alguien más, lo cual le enternecía mucho.
—Ah, que bien— respondió Jotaro intentando ocultar sus evidentes celos ante las palabras de Kakyoin.
—Solo bromeo— rió al tiempo que alzaba la vista a su amado y besaba su mejilla —sabes... fue difícil no poder besarte hoy en la universidad, creo que me acostumbré mucho a ti en las vacaciones
—Lo sé, yo también lo sentí difícil...— dijo Jotaro apoyando su cabeza junto a la del pelirrojo —pero ya hablamos sobre esto.
—Si, pero... ¿cuánto tiempo crees que se mantendrá así? no podemos ocultarlo por siempre.
—Ya veremos— contestó el pelinegro, depositando un dulce beso en los labios de su amado.
Unos minutos después de estar acurrucados el uno con el otro, Jotaro se despidió de Kakyoin y continuó su camino a casa.
El menor entró directamente a su habitación ya que sus padres estaban trabajando, y se recostó en su cama a pensar en todo lo que estaba viviendo.
Le costaba creer que en algún momento Jotaro se atrevería a hacer pública su relación. Mientras más le daba vueltas en su cabeza, más sentía que quizá jamás llegaría el momento en que pudiera mostrar abiertamente su cariño hacia Jotaro, lo cual le inquietaba bastante. Sabía que era muy pronto para formalidades, ello considerando que aún no eran nada más que "amigos con beneficios", así que optó por dejar de lado esos pensamientos y dejar que las cosas se dieran.
Por el momento le gustaba como marchaba todo, y no podía esperar a la mañana siguiente para volver a ver a su enamorado.