Mis Pervertidos II (Grey)

By HaleHoechlin

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SEGUNDO LIBRO DE MIS PERVERTIDOS. EL PRIMERO LO PUEDEN ENCONTRAR EN MI PERFIL. >> Cuando nos olvidam... More

Sinopsis
Capitulo I
Capitulo II
Capitulo III
Capitulo IV
Capitulo V
Capítulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Tu Fiel Admirador
Capitulo IX
Capitulo X
Capitulo XI
Capitulo XII
Capitulo XIII
Capitulo XIV
Capitulo XV
Capitulo XVI
Capitulo XVII
Capitulo XVIII
Capitulo XIX
Capitulo XX
Capitulo XXI
Capitulo XXII
Capitulo XXIII
Anuncio
Capitulo XXV
Capitulo XXVI
Capitulo XXVII
Capitulo XXVIII
Capitulo XXIX
Capitulo XXX
Capitulo XXXI
Capitulo XXXII
Dangerous Woman
Capitulo XXXIII
Capitulo XXXIV
Simplemente White
Epilogo
Agradecimientos

Capitulo XXIV

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By HaleHoechlin

Capitulo XXIV: "Sucesos extraños"

Perspectiva de Bjorn Hoffman.

Si en un momento me pareció bien lo que estaba haciendo, si en algún momento se me cruzo por la cabeza bien presionar a este hombre para que piense racionablemente ahora me estoy dando cuenta que me equivoque, al escuchar lo que tiene planeado sé complemente que es una locura con muchas fallas y que quizás solucione un problema pero a su vez traerá otros problemas más, quizás no tan complicados pero son problemas al fin y al cabo.

Christopher a mi derecha se encuentra en silencio lo cual es raro, sentado ahora a mi lado tomando una copa de whisky también mientras yo no puedo hacerlo por el nudo que se me ha formado en la garganta. La habitación se ha tornado de un completo silencio, sé que está mal pero de igual forma lo hacemos, sin ningún miedo a su reacción juzgamos con la mirada a aquel hombre que en sus ojos brilla la desesperación, esa sensación de que el mundo comienza a venírsele encima que yo solo lo sentí aquella vez del accidente donde perdí a mi hijo.

Ninguna es capaz de decir mucho, yo no soy capaz aún de entender cuan profundo es lo que siente por Anastasia que lo obligue a hacer eso, no logro entender como el amor a un seguro hombre de ideas muy inteligentes lo ha convertido en uno que no se encuentra para nada firme en los pasos que da, en las decisiones que toma y en definitiva sus ideas serán efectivas pero se corre mucho riesgo.

—¿Qué pasa? —pregunta Christian, desesperado por el silencio. Me veo tentado a decirle que deje de beber de aquel whisky que le está friendo las neuronas pero no lo hago por el hecho de que quizás eso es lo que necesita, beber hasta entrar en un coma etílico para así luego poder pensar que es lo que verdaderamente se debe hacer. —¿Por qué me miran como si hubiera matado a alguien? —

Casi que es lo mismo, sacudo mi cabeza intentando volver a controlar toda esta situación ya que al parecer Christian hoy no es capaz de hacerlo. Con mis dedos desaparezco arrugas invisibles de mi pantalón, mi padre desde pequeño me dice que tengo está costumbre de hacer esto a la vez que desvió la mirada cuando estoy nervioso o no sé qué decir, cuando no quiero enfrentarme a lo que se encuentra a mis narices y he de reconocer que mi padre es un sabio hombre pues exactamente eso está pasando dentro de mí, estoy nervioso por las consecuencias y no sé qué decir porque simplemente no cabe en mi cabeza como es que se le pudo ocurrir algo así.

Sí que se ha despertado el ser oscuro.

—¿Has odio tú mismo lo que estás planeando? —pregunto, con el gesto torcido de la preocupación que en mi rostro se dibuja, al fin logro hablar pero ni yo reconozco mi voz por el nudo que en mi garganta se ha formado. —Eres consciente de toda esa locura. No te reconozco. —

—Es Leila. —se encoge de hombros, como si decir el nombre de esa mujer justificara todo. Ruedo los ojos, con mis brazos cruzados y Christopher ya va por su segundo vaso de aquel liquido amarillento que de un solo trago ingresa hasta el fondo de su ser, sacude la cabeza expulsando un suspiro hastiado. —Es aquella mujer que jugo con ambos. —

Niego con la cabeza, sin ver aún la lógica de todo eso, la venganza no es que haya sido lo mío, siempre he dejado que la vida se encargue de darle su merecido a las personas que en algún momento me hicieron daño o intentaron hacerlo, quizás por ese motivo es que el que estoy como estoy ahora.

No me gustaría que a Ana le hicieran algo como se le ha ocurrido a este señor, no me gustaría que dos hombres que pensarán que ella ha jugado con ellos se pongan en este plan así que simplemente no puedo apoyar esto. No por Leila sino porque Anastasia tampoco merece pasar por todo esta situación. —Me importa un pepino si es la reina de España, el asunto acá es que eso es una locura. —

—Una locura que sabes tan bien como yo que dará resultado. —y me maldigo, me maldigo porque es verdad ya que estoy completamente seguro que su plan por más tonto que sea dará mucho resultado. Un respingo hago en mi asiento cuando Christian con su mano, como si fuera el mazo de un juez golpea la mesa. —Una locura que le dará solución a ese maldito problema y a su vez podré quedar libre de todo ese caso del demonio. —

—Si me permiten. —Christopher pide la palabra de una forma poco de él, levantando la mano lo cual no es necesario ya que su voz tan ronca y varonil, tan seria hace que ambos lo veamos a ese hombre que ha retomado su seguridad que considere perdida cuando Christian comenzó con su narración de su fantástico plan. Me he dado cuenta que sabe perfectamente en que momento ser serio y en qué momento necesita sacar su sentido del humor. —De Leila lo único que sé es que es ex de ambos, no qué les habrá hecho a ustedes y no quiero saberlo porque es asunto de ustedes pero sea lo que sea que pasará no crees que al hacer toda esa idiotez estás convirtiéndote en lo que es ella solo que con una polla entre las piernas y un carácter del demonio. Y no te olvides que lejos de todo es una mujer. —

—La palabra mujer le queda grande. —expulsa Christian en un leve gruñido, y por primera vez en los últimos minutos puedo estar de acuerdo en algo de lo que sale de sus labios. Me remuevo en mi asiento con esperanza de que podamos construir un camino partiendo de eso en lo que estamos de acuerdo. —Lo calificaría mejor como un buen agujero en el que enterrarse. —y en eso también estoy de acuerdo con él, la carcajada que suelta es agria, su rostro es duro. —Y ya dije, estoy dispuesto a hacer lo que sea, así tenga que transformarme en lo que más he odiado. —

Y listo, toda esperanza de hacer un camino donde estemos de acuerdo queda esfumada. A mí nunca se me ocurriría cambiar por nada del mundo, no sería capaz de dañar toda esta reputación que he construido pero dicen que las personas tienen modos distintos de actuar, que ante la presión una persona saca lo peor de sí y esto está pasando con este hombre. Ha sacado lo peor que tiene.

—Y otro punto para retroceder de tu plan es que... ¿No le piensas contar nada a Anastasia? —le recrimina, mirándolo como si se hubiera vuelto loco y yo también comienzo a sospechar lo mismo, tal vez tanta presión ha logrado que aquella delgada línea que separa la cordura de la locura haya desaparecido. —¿Acaso piensas en cómo se va sentir cuando se enteré de todo esto? —

La frente de Christian se entierra entre sus manos, y en ese instante veo una faceta de él, una nueva faceta de él que jamás pensé ver. Lo escucho como se destruye, veo como aquel rostro endurecido decae hasta volver en uno simplemente destruido, en el rostro de un hombre que la vida le ha pasado por encima, de un hombre abatido. Sus manos ahora se sumergen en su cabello corto, despeinándolo un poco conforme cierra los ojos.

—¿Se han puesto a pensar en cómo se va sentir si se entera que nuestro hijo está en riesgo? —un sonido lastimero se le escapa. La mirada de ambos a su vez también comienza a cambiar, a suavizarse conforme él se queda ahí, mirando el techo sin abrir sus ojos, sus parpados protegen la tormenta que se ha de estar formando dentro de su mirada, aquella tormenta de no tener ni idea de que hacer. —¿Se pueden poner tan solo un minuto en mi lugar? ¿En cómo me sentiría si al niño le pasa algo por mi culpa? No me lo perdonaría, y no dejaría que ella me lo perdone. Así que si quieren júzguenme por todas las idioteces que voy a hacer háganlo, pero escúchenme bien. —deja de ver al techo, la tormenta de sus grises ojos se posa en nosotros. Nos ve a ambos. —Escúchenme bien. —reafirma, lo hacemos conforme comienzo a entender algo de su punto. —Así me tenga que convertir el ser más oscuro, el ser más malvado que haya pisado está tierra, así Anastasia me termine odiando por el resto de su vida, seguiré con todo, con tal de que nuestro hijo logre nacer. Prometí que los cuidaría y eso es lo que voy a hacer. —

Sus palabras resuenan en mi cabeza, una y otra vez hasta que me doy por vencido. Asiento en dirección hacia él sin ser capaz de decir con palabras que estoy de acuerdo en todo ese estúpido plan. Christian solo me agradece con un asentimiento esperando que Christopher se pronuncie, que parece el más inseguro de todos, aquel hombre que no tiene ninguna obligación para con nosotros pues recién nos ha conocido, y aunque seamos buenos amigos tiene derecho aun de desconfiar.

—Es una completa locura, lo repito. —se pone de pie, soltando una maldición al aire negando con la cabeza. —Que me va dejar una fea marca en todo mi historial. —gruñe, dando un sorbo a otra copa de whisky, de pronto ese líquido amarillento comienza a resultarme también atractivo, comienzan a hacerme pesar que tal vez me ayude en mucho. —Que no debería siquiera pensar hacer todo lo que me piden por ustedes, personas que conozco hace poco. —se queda nuevamente en el lugar donde lo encontré, con los brazos cruzados en el pecho. —Pero que se acercan a lo más cerca que he tenido de unos amigos, así que si la van a joder ustedes dos pues qué más da que un tercero se enfrente al desprecio de Anastasia. —

—Gracias. —ahora si habla Christian, un poco más tranquilo de tener nuestra ayuda, de tener nuestro apoyo en como dice Christopher una completa locura. —Y no somos lo más parecidos a un amigo... Somos tus amigos. —

—Joder, Grey, no me vengas con sentimentalismo. —niega Christopher, retomando rápidamente la diversión en su mirada, una leve sonrisa, pequeña pero muy perceptible se forma en sus labios. Sus hoyuelos se pierden entre su barba. —Que te juro que si me besas me vomito. —

—¿Acaso quieres que te bese? —

—¿Acaso quieres un golpe? —

—¿Acaso quieres que te toque la polla? —

—¿Acaso quieres que te la apriete tan fuerte que solamente podrás tener un hijo? —niega lentamente Christopher, preparado para terminar con su broma. —Oh no espera, aunque no haga eso vas a tener solo un hijo porque luego de todo esto Anastasia no te dejará que la vuelvas a tocar. —

Rueda los ojos Christian, aunque sabe que ese es uno de los mayores riesgos. —Claro y quedaré tan decepcionado del género femenino que me volveré gay y tu serás mi puta. —

—Si me das todo el dinero que tienes lo pensaría. —

Y así, por un tiempo nos olvidamos de todo lo que está apunto de pasar a la vuelta de la esquina, con una carcajada de Christopher logramos alejar todas nuestras preocupaciones por unos momentos a la vez que nos contagiamos de todo. Al parecer nuestro nuevo aliado se va llevar muy bien con nosotros, nunca me imaginé que Christian y yo seamos amigos de uno de los hombres que Anastasia se ha tirado pero así es. Aunque no es cualquier hombre, es Christopher, un hombre bueno para su trabajo, con una vida sexual muy activa, bueno para escuchar y apoyar, malo para los videojuegos, para los niños y mucho peor para el amor.

—Björn, Sammy quiere verte. —la voz de Mia rompe con las carcajadas, me pongo de pie rápidamente preocupado caminado hacia la puerta donde a las afueras se ha escuchado la voz de la hermana del hombre que me detiene.

—¿Quién es Sammy? —pero yo no soy el que contesta, Christopher lo hace por mí.

—Oh es la hija de tu amigo, te has perdido de mucho, le ha dado últimamente por robar niños. —

Christian, pienso en él y efectivamente en lo mucho que ha cambiado, pero ahora no en lo malo que se ha convertido sino en lo bueno, nunca me lo imagine verlo socializando con una niña y mucho menos jugando con sus muñecas, nunca me imaginé verlo tirado en el suelo de su sala dejando que la niña monte su espalda jalando su cabello. Pero siempre hay una primera vez para todo y está sí que es muy especial, al principio, los primeros minutos fue un poco chocante para ambos pero en el momento que fui a la cocina a prepare un jugo de naranja como le gusta en compañía de Christopher, cuando volví ya estaban en ese plan. Jugando como si se conocieran de mucho tiempo.

Mia se ha ido, tiene que arreglar sus vuelos pues parte mañana, volverá para el día del juicio de su hermano. Y ahora solo estamos Christopher y yo observándolos. —¿Crees que estamos haciendo bien? —me pregunta el castaño conforme me da un vaso con aquel delicioso liquido amarillento, que también me lo bebo de un solo trago. —¿Ayudándole? —

—Porque un niño disfrute de eso. —ambos volvemos a verlos, como siguen en lo suyo, como Christian niega lentamente cuando ella hace el ademan de quitarle su nariz, como permite que juegue con su celular sin importarle. —Nunca había estado tan seguro de algo en mi vida. Sé que es una locura, que muchas cosas saldrán mal, pero ambos merecen ser felices así Anastasia nunca más quiera algo con él, al menos el hijo podrá nacer y disfrutar de todo el cariño que Christian como padre le puede dar. Si podemos ayudar en eso pues bienvenido sea. —

—Tienes razón. —reconoce Christopher, posando su mano en mi hombro a la vez que hace un comentario rompiendo con todo este momento emotivo. —Querido, nuestro hijo está creciendo, ya va ser padre. Creo que necesitamos hacer otros más. —

[...]

Nunca me imaginé que sea tan difícil conseguir un poco de chocolatada a las nueve de la noche, no sé porque se me pudo olvidar comprar aquello mientras volvía al departamento con la niña que ahora se encontrara un poco inquieta por tomar eso siendo vigilada por la nueva asistente del edificio, que en definitiva con un simple guiño acepto verla mientras yo salía.

Ahora camino, en las calles que están un poco frías, maldiciéndome por haberme olvidado las llaves del coche en el departamento y por vivir en una zona tan residencial que no hay ninguna tienda abierta. Salgo del supermercado, con la chocolatada ya en una bolsa, no sé cómo pude sacar mi celular pero mi jodida billetera no, pero al parecer no importa ya que ni taxis hay porque no sale a cuenta ya que en esta zona todos tienen sus carros.

El pantalón de deporte que tengo se pega a mis muslo por el aire frío, en la unión de estas se moja por las gotas que caen del cielo. Genial está noche no puede dejar de mejorar. De mala gana cruzo la calle, sintiendo como mi cabello también se moja al igual que este polo, el frío me hace temblar un poco pero no ceso mi rumbo. Las luces de los edificio están encendidas, alumbran más que la única estrella que hay actualmente en el cielo, que se pierde en la negrura detrás de mis espaldas, las calles están vacías, todas las personas ya se encuentran dentro de la comodidad de sus departamentos, tendría miedo de ser asaltado pero es una zona segura.

Ladridos se escuchan, ladridos de perros en edificios que están permitidos las mascotas, son pocas pero las hay. Me abrazo a mí mismo, conforme paso por delante de un parque levemente iluminado y vacío, en el preciso instante que mi celular suena. De mala gana saco el móvil, es un mensaje de ella, no me llama por razones que he de esperar, no le gusta que la oigan cuando está llorando. Soltando un suspiro veo el mensaje, logrando leerlo por la pantalla un poco mojada de gotas de lluvia.

Björn te necesito, necesito hablar con alguien. Por favor.

Aunque quisiera no puedo, solo sería una pérdida de tiempo que me espere. Así que rápidamente le respondo.

Anastasia, preciosa, ahora estoy un poco ocupado, se me hace imposible llegar allá. Tranquilízate y habla con Christopher, él no trabaja hoy, seguro podrá pasar por ti, mañana temprano les llamo para ir a verlos.

Cuídate, Te quiero.

Esta es la primera vez que me siento tan hipócrita, nunca había mentido de tal manera pero no tengo tiempo para pensar mucho al ver la hora y entender porque es que no había casi nada, son las once de la noche, bueno seguro cuando llegue ya Sammy se habrá quedado dormida sobre el recibidor y yo por gusto he comprado el chocolate y por gusto ilusione con mi guiño a aquella mujer.

Renegando retomo mi camino, hacia el edificio, la lluvia se hace más fuerte al dar la vuelta en una esquina y chocar con alguien. Abro mis ojos como platos al darme cuenta quien es ese alguien, ese cabello rubio brillante, esos ojos lujuriosos y esa sonrisa juguetona simplemente es difícil de olvidar. Aquel imponente hombre hace apto de presencia, parece que también me reconoce.

—Sí que el mundo es chico. —nos damos las manos, yo solo asiento ante él que parece mirar seguramente lo que es su auto. —Justo iba a una reunión, ya sabes de que tipo. ¿Por qué no vienes conmigo para pasarla bien con alguna mujer? —me pregunta, curioso de una respuesta. Es la primera vez que se me presenta la oportunidad de una de esas fiestas, una oportunidad en la que puedo ir sin nadie y desfogar todo este ardor pero no creo estar listo para hacer todo eso otra vez. —Veo que ya estás listo. —

Ve mi entrepierna, mojada por la lluvia que parece que está lista para una batalla por el bulto que se ciñe, por la montaña que hay en la unión de mis muslo, cuando en realidad no es nada de eso, solo que tengo puesto un bóxer un poco ajustado pero no es nadie él para que le tenga que dar explicaciones. —Por muy atractiva que sea la idea, ahora estoy un poco apresurado así que con permiso. —

—Estoy seguro que pronto nos volveremos a encontrar. —

Veo en sus ojos que habla en serio, solo lo ignoro siguiendo con mis pasos y no dejo de sentir como me sigue con la mirada hasta que me veo consumido por la oscuridad de la noche; sintiendo la lluvia sobre mi cabeza y yo también tengo claro que está no será la última vez que lo veré. 

**************

N.A: Bueno hola chicas, solo pasaba para dejarles esta pequeña nota para informarles que por motivos personales la semana que viene no podré actualizar en mis historias. Eso quiere decir que el siguiente capitulo lo subiré el marte 14 de junio.

Hasta entonces!!

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