Mis Pervertidos II (Grey)

由 HaleHoechlin

148K 9.7K 1.7K

SEGUNDO LIBRO DE MIS PERVERTIDOS. EL PRIMERO LO PUEDEN ENCONTRAR EN MI PERFIL. >> Cuando nos olvidam... 更多

Sinopsis
Capitulo I
Capitulo II
Capitulo III
Capitulo IV
Capitulo V
Capítulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Tu Fiel Admirador
Capitulo IX
Capitulo X
Capitulo XI
Capitulo XII
Capitulo XIII
Capitulo XIV
Capitulo XV
Capitulo XVI
Capitulo XVII
Capitulo XVIII
Capitulo XIX
Capitulo XXI
Capitulo XXII
Capitulo XXIII
Capitulo XXIV
Anuncio
Capitulo XXV
Capitulo XXVI
Capitulo XXVII
Capitulo XXVIII
Capitulo XXIX
Capitulo XXX
Capitulo XXXI
Capitulo XXXII
Dangerous Woman
Capitulo XXXIII
Capitulo XXXIV
Simplemente White
Epilogo
Agradecimientos

Capitulo XX

3.2K 247 64
由 HaleHoechlin

Capitulo XX: "Nuevas Desagradables Visitas"

Perspectiva de Christian Grey.

La castaña me ve levemente, con esa sonrisa traviesa que tanto me gusta, ambos descansamos en nuestra cama recuperando el aliento luego de tan intenso momento. Somos una pareja insaciable en la cama, donde a cada momento encontramos algo nuevo que hacer para no tornar todo demasiado aburrido. Siempre me sorprende con nuevas ideas y yo siempre estoy dispuesto a hacer esas nuevas ideas realidad, llevarlas a la práctica y hacerlas mejor de lo pensado.

Inhalo su olor, maravillándome de la exquisita mezcla que mi liberación que aún yace un poco derramada en su vientre con el olor propio de ella. Las caricias que sus dedos ofrecen en un costado de mi cuerpo son maravillosas, encienden otra vez a mi tronco incentivándolo para una nueva corrida pero tenemos que esperar un poco. El collar de oro que le regale sigue colgando de su cuello largo que es marcado por uno de los chupetones que no recuerdo habérselo hecho pero estando en nuestra habitación siendo sincero pierdo el completo control y no recuerdo nada.

Los pequeños aretes que tiene también son de oro, le gusta mucho las alhajas y a mí me gusta consentirla con esos temas, tratarla como se lo merece como toda una reina y dentro de unos días será la señora Grey, la idea cada vez me gusta más. — ¿Cómo te ha ido en tu día? —le pregunto para hacer un tema de conversación conforme estirando una mano hago que las sábanas blancas tapen nuestra desnudez.

—Pues... —se queda callada, mordiéndose lentamente el labio provocando que fuegos ardientes de deseo se concentren únicamente en mi polla que tiene ganas otra vez de perderse dentro de su delicioso coño, de sentir otra vez la sensación de sus paredes vaginales asfixiándome. —Salí con tu madre para revisar los temas de la boda. —aplaude, sé que le incentiva mucho esa idea, sé que está planeando algo grande, una boda de ensueños que costará una fortuna pero no es problema para mí. Es una mujer exigente.

—Me alegra mucho que se lleven bien. —pronuncio besando su frente, besando a su vez también su cabello castaño un poco sudado. La he hecho sudar, me gusta mucho saber eso. La única lámpara encendida ilumina cada centímetro de las facciones de nuestros rostros, a ella le da ese aspecto de niña consentida pero a la vez misterioso que me engatuso desde el primer día que la vi. —De hecho me alegra mucho saber que te llevas bien con toda mi familia. —en especial con Elliot, ya que pasan mucho tiempo juntos, tiene una buena relación con mi hermano pero en definitiva no se lleva bien con Mia, que se gasta diciéndome que no es una buena mujer pero yo lo atribuyo a los celos de hermanos. —Tengo ya listo el viaje por todo el mundo. —

—Sí. —suelta con mucha emoción besándome el hombro, haciéndome reír por su contagiante felicidad al saber que tendrá otra cosa que desea. De forma rápida se pone a horcajadas sobre mí, mi falo despierto y grueso se masajea entre las nalgas calientes de esta deliciosa mujer que sonríe mientas me aprieta los pectorales. Mis manos se posan en su cintura mientras mis dedos pulgares comienzan a jugar con su palpitante clítoris. Gime como tanto le gusta, gime de una manera deliciosa llegando a la locura. —El día de nuestra boda será una ocasión inolvidable. —

Y sí que lo fue, fue una ocasión inolvidable ya que hasta el día de hoy recuerdo perfectamente cómo es que los encontré a ambos, a ella y mi hermano engañándome, mintiéndome, viéndome la cara de estúpido. El movimiento que en mi hombro se forma hace que despierte, miro perdido por unos segundos el sitio hasta ubicarme que me encuentro en la cocina, el reloj marca las nueve de la noche, me he quedado dormido hace una hora en este lugar y ahora que he sido despertado dudo que pueda volver a conciliar el sueño.

Miro a Gail de mala gana, la mujer que me ha despertado me ve un poco arrepentida conforme sus manos se ocultan en el delantal, es una noche oscura, es una noche fría que representa perfectamente cuál es mi estado actual. En mi interior las nubes grises que hasta hace un tiempo estaban, han vuelto, mi estado de ánimo es mucho peor que el de costumbre. Necesito salir a correr para calmar todo esto, necesito verla pero no puedo hacer nada por ese estúpido arresto domiciliario.

—Señor se había quedado dormido. —vaya descubrimiento que ha hecho, no le respondo nada para no desquitar mi mal animo con ella que no tiene la culpa de nada omitiendo el hecho de que haya aceptado trabajar para alguien como yo. Solo asiento lentamente, concentrándome en la encimera de la cocina. —Vaya a descansar, necesita dormir un poco más en un lugar cómodo. —

Niego lentamente, soltando un bufido ante tal idea, como si fuera posible que este cómodo durmiendo si no estoy con ella. La necesito acá, la necesito ahora y a tan inconsciente mujer se le ocurre escapar sabiendo perfectamente que no puedo ir por ella. Mi cabeza está a punto de explotar, el volcán de mal animo Grey está a punto de hacer erupción bañando con su lava a cada persona cercana.

— ¿La señorita Steele ha llegado? —pregunto, con la voz rasposa seguramente recuperándome del sueño. Observo con mis intensos y enturbiados ojos grises a la mujer, con esperanzas de que me dé una buena noticia para hacer que sonría, que me diga que mi novia embarazada está en el cuarto esperándome para hacer el amor y así solucionar todo. Pero la vida no puede ser tan buena conmigo, nunca lo es. Me ha dado la felicidad de que seré padre pero a su vez me ha traído problemas, más problemas y sé que este es solo el inicio.

—No, señor. No ha llegado. —con esas simples palabras destroza con el castillo de esperanzas que había construido, esas simples palabras me arrebatan todo nuevamente causando que el dolor de cabeza solo sea aún más fuerte, más insoportable. La mujer traga un nudo en su garganta, nunca me había visto tan molesto, tan desesperado pero siempre hay una primera vez para todo. —Pero la señorita Grey ya se encuentra en su cuarto. —

Asiento, agradezco que ya haya llegado, una cosa menos en la que preocuparme, un peso menos que retirar de mis hombros pero el más fuerte aún sigue ahí. Las dos personas más importantes en mi vida aún no llegan y siendo sincero dudo que hoy lo hagan. — ¿Desea algo de cenar? —

—No, Gail. Váyase a dormir, yo me quedaré un momento más. —un momento más quizás signifique hasta el amanecer, viendo el panorama oscuro que me ofrece esta noche. La mujer con desgano asiente, retirándose preocupada, no entiendo cómo se puede preocupar por alguien como yo que tiene una relación tan cortante con ella; en realidad con todos mis empleados.

Un nuevo suspiro se me escapa, veo mi celular, al menos sé dónde está, al menos sé que Sawyer está vigilando el edificio de mi amigo donde mi novia se encuentra, confío en ambos, más que en nadie así que no me preocupo por ese tema. Solo quiero poder verla, o que al menos conteste mi llamada para hablar con ella, para saber que solucionáremos las cosas hablando como las parejas normales lo hacen.

Con una mueca de desgano, para no seguir torturándome sosteniendo el celular elimino todo el registro de llamadas y los mensajes que le he enviado. Me llevo el celular a mi oreja llamándola a ella para seguidamente hacer lo mismo con Björn pero en ambos casos, en la misma cantidad de tiempo se forma la voz de la operadora informándome que deje mi maldito mensaje, cosa que no hago.

Me encuentro solo, solo en esta enorme cocina, sintiendo otra vez aquella sensación que ya no sentía hace un buen tiempo. Aquella sensación de soledad, de profunda y dolorosa soledad que solo causa que en mis ojos se instale un picor, joder no puede ser posible que quiera llorar. Necesito hablar con alguien, necesito hacerlo ahora pero las dos personas con las que lo puedo hacer no me atienden. Mia se encuentra en su cuarto seguramente viendo algún reality en la televisión pero no quiero joderla con mis problemas y así la lista de personas con las que puedo hablar abiertamente queda finalizada, en realidad tengo poco amigos.

Aunque aún hay una persona, miro el celular, veo el nombre de aquel hombre y sin pensarlo mucho le llamo, jamás pensé acudir a él, jamás pensé hacerlo por algún tipo de ayuda pero ahora lo hago tragándome el orgullo. Gracias a Dios contesta al tercer pitido.

—El detective más sexi y culón del mundo Christopher White no puede atenderlo ahora, si desea deje un mensaje luego del... Vete a la mierda. —pronuncia con broma, broma que en cualquier momento me hubiera causado gracia pero ahora mismo no tengo ganas de reír. No tengo ganas de nada que no sea desahogarme de una buena vez.

—Christopher. —le gruño lentamente.

—Oh joder soy yo el que debería estar molesto pero al parecer el molesto es otro. —el ajetreo de personas extraña para esta hora –pues no deberían haber tantos trabajando de noche- se escucha al otro lado de la línea manteniéndose de fondo pero su voz segura se logra oír sin ningún tipo de problemas. Doy un sorbo a mi copa de vino, que se mantiene por mitad desde que me quede dormido, sabe un poco raro pero de igual forma me lo bebo.

— ¿Y tú porque deberías estar molesto? —

—Pues por el simple hecho de que me encuentro actualmente en el trabajo con un estrés de los mil demonios porque no me pueden hacer una estúpida solicitud bien. —

—Pues la puedes hacer tu mismo. —ruedo los ojos para seguidamente meterme en su posición. He trabajado de noche un par de veces y siempre me dejaba con aún más humor, es increíble que él mantenga su buena disposición y alegría a pesar de eso. —Perdón, hablamos otro día. —

—No tranquilo, ya me llamaste además necesito un poco de entretenimiento  con  las fantásticas y trágicas  vidas de ustedes. —la ironía, lo que menos me gusta en las personas se ciñe en su voz, pero ignoro aquello.

—Pues necesito que alguien me escuche. —reconozco sin poner muchas objeciones, lo que de verdad demuestra que necesito unos consejos o simplemente alguien que me pueda escuchar.

—Pues últimamente ando muy solicitado para prestar un oído. —suelta en una lenta carcajada, para de forma rápida cambiar de ánimo para pronunciar a alguien que está con él que vuelva a realizarlo; con voz ruda, con voz dura, mucho más intimidante de la que yo uso con mis trabajadores pero de forma rápida vuelve a ser el amable detective cuando habla conmigo. —Es más creo que ustedes deberían conseguirse más amigos o un contratar a un psicólogo. —

—De hecho tengo un psicólogo. —reconozco rascándome la nuca, recordando a Flynn a quien ya hace un buen tiempo no voy a visitarlo. Ni siquiera sé cómo es que le fue en sus vacaciones alrededor del mundo. Vacaciones que prácticamente financio por mi dinero.

—Oh genial y me usas a mí porque soy gratis. —nuevamente ríe de buena gana, su risa como siempre es contagiosa y aunque no tenga ganas una sonrisa involuntaria se curva en mis labios, formando unos casi invisibles hoyuelos en mi mejillas pero que desaparecen de forma rápida cuando él se torna serio haciendo la pregunta que desencadena todo. — ¿Qué es lo que pasa en la magnífica vida del todopoderoso señor Grey que tiene que acudir a un ser mortal e inferior como yo? —

Ignoro toda esa larga pregunta, concentrándome únicamente en lo importante volviendo a posar mis oscuros ojos en un aún más oscuro panorama, definitivamente creo que va llover esta noche. Me remuevo un poco en el asiento. — ¿Qué es lo que hice mal? —

—Pues nacer, existir, alimentarte y ahora en proceso de reproducirte. —suelta otra vez en broma, yo solo ruedo los ojos sin comprender aún cómo es que Björn y Anastasia pueden hablar con él cuando tienen algún problema. Un bufido se me escapa.

—Christopher, esto es serio. —

—Perdón, perdón es solo que siempre quise decir eso a un empresario como tú. Creo que he hecho mi sueño realidad. —un gruñido que libero lo pone en alerta, hace que sus carcajadas cesen al igual que el golpeteo del que supongo es un lapicero contra su escritorio. —Ya, calma perro rabioso. —comienza a recuperar su respiración conforme yo comienzo a recuperar la paciencia perdida que regresa de buen ánimo a mi cuerpo. Los nudillos de mis manos que se habían tornado blancos vuelven a su color natural, dejo de apretar la base de la copa de vidrio. —Pues por lo poco que sé, creo que simplemente cometiste el peor error de decirle que se vaya a su habitación mientras tú te quedabas a solas con esa mujer. No sé nada de lo que paso entre ustedes pero es de pésimo gusto aceptar a una ex teniendo a la actual novia junto a ti y encima embarazada. Me parece definitivamente algo muy tonto de su parte e infantil de parte de ella salir huyendo. Lo dije y lo repito ustedes mismo se crean problemas donde no los hay. —

Escucho todas sus palabras procesándolas todas sabiendo que tiene mucha razón en cada una de ellas, ahora entiendo porque es que Björn y Anastasia recurren a él, es un buen hombre, no tiene ninguna mala fe con nadie y siempre es directo con lo que piensa, creo que me puedo hacer muy buen amigo de él después de todo. —Vaya gracias... Y ahora ¿Qué es lo que puedo hacer? —

—Pues hacerte pasar por mí una noche para que hagas mi trabajo y así yo poder follar tranquilo con alguien pues mi mano de pronto me está comenzando a parecer poco atractiva. —me imagino que estará mordiéndose el labio para no soltar su fuerte carcajada, pero le es imposible hacerlo así que mientras cesa su risa me dedico únicamente a trazar vagos círculos en la encimera de la cocina. Pasados segundos al fin deja de reír, al fin se calma. —Pues bueno, lo mejor que puedes hacer es simplemente esperar y no presionarla. Sabes perfectamente que va volver a hablar contigo más pronto que tarde y cuando lo haga solo evita ser tan idiota. —

Y sé que nuevamente tiene razón, que vendrá hacia mí pero no sé, no sé si pueda esperar el tiempo que le lleve decidirse pero eso es algo que Christopher en definitiva ya no puede saber. Luego de unas cuantas bromas más de su parte e informarme que su jefe le ha retirado del caso mío por temas obvios terminamos la llamada, con la promesa de que algún día de estos vendrá a verme. Suelto un suspiro intentando procesar todo pero no tengo mucho tiempo para hacerlo cuando Taylor se aparece en la cocina, con su semblante más frío de lo normal como si hubiera visto al mismo demonio.

—La señora Lincoln se encuentra abajo, quiere hablar con usted. —

Y sí que es el mismo demonio, sí que este día simplemente no deja de mejorar. Lo miro a él, decidiendo que hacer, si hacer que suba o no, pero la decisión es clara, tengo que dar la cara y no esconderme. No quiero demostrar inferioridad delante de nadie y mucho menos de ella. —Hágala subir. —

Las puertas del ascensor al abrirse muestran a una mujer tan elegante como siempre, con su cabello rubio perfectamente atado en una coleta, sus ojos siguen transmitiendo el fuego que en su interior hay pero el fuego como dicen suele quemar, y ella hace eso, destruye a todo hombre, los destruye sin ninguna compasión tal como lo está haciendo conmigo.

—Querido, al parecer la cárcel no te ha sentado tan bien. —la mujer al fin saca sus garras, no hay ningún beso en la mejilla de bienvenida, solo me observa a unos centímetros de distancia, manteniendo su cartera sujeta al hombro, sus tetas están estúpidamente embutidas en su vestido negro. Sus labios pintados de un rojo intenso.

Con una mirada le digo a Taylor que se retire cosa que hace manteniendo su mirada cautelosa, me recuesto en la mesa del recibidor, ella se queda de pie en el centro, recibiendo la luz de la lámpara colgante del techo. —Elena no estoy ahora para tu veneno así que ve al punto de una buena vez. —

Una sonrisa que se puede comparar con la de los mismos demonios en sus labios se curva, me mira, me analiza por unos segundos para chasquear la lengua. —Pues simplemente quiero que te declares culpable en el juicio. —

Parpadeo sin comprender sus palabras, sacudo la cabeza pensando que aún estoy soñando pero no es así. — ¿Te has vuelto loca? Yo no pienso hacer nada de eso. Tú vas a pagar con quien sea que tengas de cómplice y punto. —

Da un paso delante, manteniendo aquel aspecto de superioridad conforme sonríe. El perfume que su cuerpo desprende hace que mi nariz se arrugue. —Oh no querido, tú eres el que vas a pagar y el único que está loco acá eres tú. ¿Cómo se te ocurre embarazar a Anastasia? —y esas palabras me dejan con el cuerpo helado, me quedo con la boca abierta, mis manos se vuelven a fundir en un puño a la vez que siento como un nudo se me forma en la garganta. Su sonrisa es aún más amplia. —Cometiste el peor error, lo que más quieres se va convertir en tu destrucción. Así que si no quieres que tu adorada e irritante noviecita sufra un pequeño accidente, el día del juicio te declararás culpable de absolutamente todo. —

继续阅读

You'll Also Like

905K 160K 74
En un pueblo pequeño con familias amorosas y alegres, siete pequeños crecieron juntos siendo amigos a pesar de sus diferencias, sin embargo el tiempo...
58K 2K 26
Los caminos que escogemos a veces nos llevan a lugares distintos de donde queríamos ir. Laura, una joven con una carrera prometedora, se ve en la cal...
444K 11.6K 12
- solo yo te podre tener. - no me puedes obligar. -claro que si, porque eres mía ángel. *borrador* voy a comenzar a escribirla nuevament...
200K 21.5K 122
Había una vez una joven princesa dormida, escondida en un hermoso Fiordo, todos ustedes pensaran que algún príncipe o rey valiente iría a despertarla...