No Te Impliques

By SoniaLopezSouto

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Kathleen es una joven volcada en su trabajo. La muerte de sus padres siendo una niña y más tarde la de su abu... More

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EPÍLOGO

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Al llegar al trabajo, lo primero que me dicen mis compañeras del turno de la mañana es que la policía ha estado haciendo preguntas sobre Faith y sobre el hombre que intenta conocerla. Parecen asustadas así que intento tranquilizarlas antes de que se vayan, restándole importancia al asunto. Aunque le agradezco mentalmente a Alec que se haya dado tanta prisa. Es un hombre de palabra y una vez más lo demuestra.

Esta mañana no lo oí marcharse y eso es extraño en mí porque no suelo ser de las que duermen profundamente. Claro que con él al lado, parece que sí lo hago. Dejó una nota de buenos días y el desayuno listo para mí. No sé si es algo habitual en él o sólo estamos pasando por la etapa más bonita de una relación, pero no puedo evitar sonreír cada vez que pienso en lo atento que es conmigo. Y aunque mi instinto me dice que no debería fiarme de una actitud tan servicial, siento que no está fingiendo ni intentando impresionarme.

Cuando entro en la oficina de Adelaide para mirar la lista de tareas, me la encuentro a ella. No la esperaba porque está en turno de noche hasta mañana. Me saluda y me insta a sentarme junto a ella. Empiezo a preocuparme por lo que vaya a decirme. Si ha venido a propósito para ello, no ha de ser nada bueno. Mi mente empieza a imaginar toda suerte de situaciones y ninguna es halagüeña.

-Becka ha hablado conmigo - me dice sin rodeos.

-Becka - digo, sin llegar a sorprenderme del todo. Debí esperarme algo así por su parte, aunque no la creía con tantas agallas. Ni tanto descaro.

-Dice que sobrepasaste tus competencias de enfermera con ella y me ha pedido que no os ponga en el mismo turno nunca más - habla con calma aunque sé que está muy alterada. Por suerte la conozco lo suficiente como para saber que no soy yo quien le produce ese estado.

-¿Mis competencias de enfermera? - ahora soy yo la que intenta mantener la calma - ¿Sabe al menos lo que significa eso? Porque ella sí que estaba sobrepasando las suyas.

-¿Me cuentas tu versión?

-Estaba molestando al padre de Faith. No, perdón. Más bien estaba encima de él - a medida que hablo, el enfado se hace cargo de la situación - Literalmente. Tenías que verla, Adelaide. Sólo le faltó levantarse la camiseta y enseñarle los pechos. Era tan descarada. Y lo peor de todo es que había más padres en la sala. Menuda falta de respeto hacia todos ellos. Siento si me excedí en mis competencias, pero no podía dejarlo estar. He aguantado mucho por no meterla en problemas, pero eso fue demasiado ya. Me harté de su comportamiento. Es una incompetente y no debería trabajar con niños.

-Imaginaba que sería algo así - suspira - No estoy ciega. Veo lo que pasa con ella y con Cristine, pero por desgracia no puedo hacer nada para solucionarlo salvo reprenderlas. Les he repetido hasta la saciedad la importancia de su trabajo y que han de ser más responsables, pero con ellas no hay manera. No ven el daño que puede causar su dejadez. Por suerte, las demás suplís sus faltas en la mayoría de los casos. Sé que no es justo para vosotras, pero no sé qué otra cosa hacer. Estoy atada de pies y manos en este asunto.

-¿Y tienes que ponerlas en el mismo turno? Eso es lo más desesperante.

-Las junto por la noche porque hay menos carga de trabajo. Y porque no hay visitas. Tal vez no sea la decisión más acertada, lo sé, pero intento que molesten lo menos posible.

-Yo las mantendría bien lejos la una de la otra. Juntas son incluso peor.

-Sé que te cargo con demasiado, Kat - toma mis manos - y te agradezco que nunca protestes por ello. No sé que haría sin ti. Aunque no lo creas, me liberas de mucho trabajo.

-Yo sólo cumplo con mi deber.

-Haces más que eso y lo sabes - en cuanto ve que me empiezo a incomodar, decide cambiar de tema - Tengo buenas noticias para ti.

-Eso es estupendo - sonrío - Las necesito.

-El doctor Harris ha decidido que es hora de sacar a Faith de la incubadora cada vez que su padre venga a verla.

-¿Va a poder cogerla en brazos? - mi voz me delata e intento controlarme - Eso será bueno para los dos.

-Tú tampoco me engañas, Kat - sonríe - Sé lo que significa para ti la niña. Y el padre.

-No sé a qué te refieres - odio mentirle.

-Sí lo sabes - se levanta - No importa. Eres una gran profesional y sé que actuarás conforme a las normas mientras estés en el hospital. Intenté advertirte de que podía pasar esto, pero en el corazón nadie manda. Está demostrado.

-Adelaide, yo no...

-No tienes que decirme nada, cariño - me abraza - Sea lo que sea lo que pasa entre vosotros, te está haciendo mucho bien. No podría reprenderte por eso. Alec es un buen hombre y si a su lado eres feliz, bien por ambos.

-¿Desde cuándo lo sabes?

-Desde el día en que coincidisteis aquí y él fingió que no te conocía - acaricia mi mejilla - Deberías haber visto cómo te miraba cuando creía que no lo veía nadie. Empecé a sospecharlo entonces, pero Duncan me lo confirmó después.

-¿Duncan?

-Me dijo que estabas saliendo con alguien - ríe - En cuanto me dio el nombre, supe quien era.

-Está claro que es imposible tener secretos contigo - me siento aliviada al saber que Adelaide no me censura por ello. Temía que me crease problemas en el trabajo.

-Si hubiese sido cualquier otra, estaría dándole la charla - engancha su brazo en el mío - Pero te conozco bien, Kat. No dejarás que tu relación influya en tu criterio a la hora de trabajar. Sólo ten cuidado. No todos lo verán como yo. Y después del incidente con Becka, podrías tener problemas.

-Nadie sabrá nada - le aseguro.

-Confío en ti. Y ahora a trabajar. No quiero que ésa encuentre más motivos para quejarse de ti. He tenido suficiente por una buena temporada.

-¿No hay forma de que la trasladen a otra planta?

-Tendría que pedir ella el cambio - me dice - O que sus compañeras se decidan a denunciar sus faltas.

-Ambas cosas son difíciles de conseguir.

-Lo sé - sonríe con pesar - Nos vemos por la noche, en el cambio.

-Gracias por todo, Adelaide. Y lamento que tuvieses que venir por mi culpa.

-Por culpa de Becka - matiza - Fue ella la que vino a protestar.

En cuanto se va, comienzo mi ronda. Eleanor y Becka están ya en ello y la segunda me mira con rencor. Ha visto cómo nos despedimos Adelaide y yo y sabe que no ha conseguido lo que se proponía al contarle nuestro enfrentamiento. Siento ganas de restregárselo por las narices, pero me considero mejor persona que ella y decido que no merece la pena. Sólo creará más fricciones entre nosotras. Me gusta mi trabajo y quiero disfrutarlo sin tensiones de por medio. Si debo ignorar a Becka para lograrlo, lo haré. No tengo problemas con eso.

-Te lo dije - Eleanor me ataja en cuanto nos quedamos solas - Becka le fue con el cuento a Adelaide.

-Aldelaide no es tonta - le sonrío para tranquilizarla - Sabe bien con quien está tratando. Le conté la verdad y me creyó porque conoce a Becka.

-No ha logrado lo que pretendía acusándote y ahora estará rabiosa. Ten cuidado con ella.

-No me asusta, Eleanor. Estoy harta de callar y tragar con todo. Si se le ocurre enfrentarme, saldrá perdiendo. Te lo aseguro. Se acabó ser la tonta que hace todo el trabajo sin protestar. Ya me cansé.

-¿Qué vas a hacer?

-Nada, mientras se mantenga lejos de mí y haga su trabajo. Pero si me toca las narices, tendré unas cuantas palabras con ella y no le van a gustar. De eso no te quepa la menor duda.

-Cuenta conmigo, Kat - se ofrece - Tal vez si nos unimos todas, logremos lo imposible.

Y aunque no quería iniciar una guerra contra ella, me temo que es precisamente eso lo que he hecho. Porque por más que le pido a Eleanor que no intervenga, ya está decidida a enfrentarla también ella. Y a hablar con el resto de nuestras compañeras para que hagan lo mismo. No era así como quería que terminase esto, aunque debo admitir que no me disgusta la idea de que Becka acabe pidiendo el traslado si empieza a ver hostilidades en torno a ella.

Durante mi descanso, un hombre trajeado se acerca con decisión y se sienta frente a mí sin pedir permiso. Intento ignorarlo, pero la curiosidad me puede cuando le veo sacar una libreta y un bolígrafo del interior de su chaqueta. Cuando me mira, creo saber quién puede ser. Sus primeras palabras me lo confirman.

-Buenas tardes, señorita Donne. Soy el agente Gordon. ¿Podría hacerle unas preguntas?

-Claro - ni siquiera pregunto cómo sabe quien soy yo. Supongo que mi aspecto me delata. No hay muchas pelirrojas por aquí - Pero debo regresar al trabajo en diez minutos.

-Seré breve - revisa su libreta - Sólo necesito que me confirme algunos datos.

-De acuerdo.

-Me consta que se ha enfrentado al sujeto en más de una ocasión - va directo al grano.

-En realidad fueron sólo dos.

-Dos, sí - asiente - ¿Qué le dijo exactamente?

-En la primera ocasión quiso convencerme de que era el tío de la niña y que sólo pretendía conocerla. Dijo que Alec y él no estaban en buenos términos, pero que quería comprobar que su sobrina estuviese bien.

-¿No lo creyó?

-No importa si lo era o no. Nadie salvo los padres pueden entrar en Neonatos. De todas formas, no lo creí.

-¿Por qué?

-Había algo en su actitud que no me gustaba. Cuando se lo comenté a Alec, él me aseguró que Faith no tenía tíos.

-Sí - asiente de nuevo - Hablé con él sobre eso. ¿Y la segunda ocasión?

-En la segunda ocasión lo descubrí cuando intentaba convencer a otra de mis compañeras. Cuando le dije que sabía que no era el tío de Faith y que llamaría a la policía si no se iba, me amenazó - frunzo el ceño - O al menos yo lo sentí así.

-Hizo bien en advertir a Alec - sigue mirando sus notas antes de hablar de nuevo - Aunque no debería haberse enfrentado a él sola. No sabemos quién es ni cuáles son sus intenciones. Podría ser peligroso.

-Dudo que intente algo en el hospital.

-Aún así. No lo haga de nuevo - revisa una vez más sus notas - ¿Sería capaz de reconocerlo si lo ve de nuevo? Hemos comprobado los videos de seguridad del hospital pero no hay ningún plano en el que se le vea bien el rostro.

-No podré olvidar su cara en mucho tiempo - me estremezco al pensar en su fría mirada.

-Necesitaríamos que acudiese a la comisaría en cuanto le sea posible para hacer un retrato robot. En este momento no tenemos mucho con lo que trabajar para averiguar su identidad y eso nos ayudaría.

-Está bien. Mañana mismo me paso por allí.

-Si aparece por el hospital de nuevo, llámenos - me recuerda, levantándose - No sabemos de lo que es capaz ese hombre. Mejor prevenir. No lo enfrente de nuevo.

-No lo haré.

-Muchas gracias por su tiempo, señorita Donne. Nos mantendremos en contacto - me dice entregándome una tarjeta - Este es mi número. Para cualquier cosa, no dude en llamar.

-Gracias a usted.

Sus advertencias me dejan un sabor amargo en la boca. Si las cámaras no captaron su rostro, me consta que ha podido hacerlo a propósito. Y cuando alguien se oculta, no es buena señal. Un nuevo escalofrío recorre mi espina dorsal. Otra vez esa sensación de peligro me invade al pensar en él. Espero no volver a cruzármelo en la vida.

-Buenas noches, Kat - se despide de mí Eleanor en el aparcamiento.

-Hasta mañana - le sonrío.

Mientras revuelvo mi bolso en busca de las llaves, un coche pasa por mi lado. No me fijo en él hasta que siento un fuerte frenazo seguido de un bocinazo. Alzo la vista a tiempo de ver cómo Eleanor ha tenido que parar de golpe por culpa de un todoterreno negro que se le ha metido delante. Mientras me acerco a ella para comprobar que no le ha pasado nada, no dejo de pensar que ese es el mismo coche que casi me atropella el otro día frente a mi casa. ¿Cuántas posibilidades hay de que existan dos coches como ese en Edimburgo? Hasta ahora no lo había visto nunca y llevo diez años viviendo aquí.

-¿Estás bien? - le pregunto cuando la veo salir del coche. Parece agitada y no es para menos.

El todoterreno continúa su marcha como si no hubiese estado a punto de colisionar segundos antes. Tampoco en esta ocasión puedo ver la matrícula porque desaparece tras una curva. Me quedo con la sensación de que de algún modo he vuelto a fallar.

-Está loco - dice Eleanor, con voz alterada - Apenas conseguí parar a tiempo.

-Hay quien no sabe conducir - digo, sin dejar de mirar el lugar por donde ha desaparecido ya el coche.

-Menudo susto me ha dado. Se me saldrá el corazón del pecho.

-¿Estás bien? - repito, mirándola ahora a ella.

-Sí, sí. Al final no ha pasado nada, pero me tiembla todo el cuerpo.

-¿Puedes conducir? ¿Te llevo?

-No, tranquila - sonríe - Estoy bien.

-¿Segura?

-Sí. Vete a casa ya, Kat. No te preocupes por mí.

-De acuerdo.

Todo el camino hasta mi casa me siento inquieta. Me parece ver el todoterreno en cada cruce y empiezo a creer que me estoy volviendo loca. Lo que tengo claro es que de ser el mismo del otro día, no se trata de un vecino como había creído en un principio. Una idea empieza a formarse en mi cabeza, pero no quiero creerla. Prefiero no hacerlo, porque eso significaría que el hombre que intenta ver a Faith es realmente peligroso.

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