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ALEC
Estoy seguro de que traerá problemas después, pero no voy a reprimirme esta vez. Atrapo su cara con mis manos y la atraigo hacia mí hasta que mis labios se unen a los suyos. El peso de su cuerpo contra el mío, esas hebras de cabello que se le escapan de la coleta y me rozan la cara, el dulce olor que desprende siempre, los ojos de ese verde tan intenso que deslumbra, la cercanía de su hermoso rostro, es más de lo que puedo resistir. Me dejo llevar y la beso como quise hacerlo anoche. Deleitándome con su sabor, bebiendo de su esencia, barriendo su control con mi deseo por ella. Porque ahora me sigue el ritmo aunque he sentido su vacilación en un principio.
Ruedo con ella para quedar encima, sin llegar a separar nuestras bocas en ningún momento. Parece casi irreal, como un sueño demasiado vivo, pero que se puede acabar en cuanto abra los ojos. Sólo sus manos enredadas en mi pelo atrayéndome hacia su boca, me dicen que está sucediendo de verdad. Sólo mis manos acariciando su suave y cálida piel bajo la camiseta, me demuestran que no es producto de mi imaginación. Sólo sentir que no va a detenerlo, me da esperanzas de que esto pueda llegar a ser algo más que una ilusión.
-Nos mancharemos más de pintura - logra decir entre besos. Noto una sonrisa en sus labios aunque no llegue a verla. Me sigue asombrando que no esté intentando apartarme, y todavía más que esté bromeando. No parece ella.
-Eso tiene fácil solución - le digo levantándola conmigo sin previo aviso. Sonrío al escuchar su grito de sorpresa y la alzo, pegándola contra mi cuerpo. Me gusta sentirla así, tan cerca. Casi puedo escuchar los latidos de su corazón. O tal vez sean los del mío.
En cuanto enreda sus piernas en mi cintura, la beso con ansia renovada y camino hacia mi dormitorio con ella en brazos. No necesito ver por donde ando para llegar, aunque llevo una de mis manos al frente para no chocar, por si he calculado mal las distancias. No me detengo hasta meternos a los dos directamente en la ducha. Abro el grifo a tientas y dejo que el agua barra la pintura de nuestros cuerpos, mientras nos desnudamos mutuamente. La ropa cae desordenada a nuestros pies, abandonada completamente en la urgencia de sentirnos piel contra piel. Creo que tal vez lo estemos llevando demasiado lejos o vayamos demasiado rápido, pero no me siento con fuerzas para detenerlo. Desde el beso de anoche, lo he estado deseando. Incluso antes, en realidad. Su cuerpo enfundado en mi camiseta será una imagen que me acompañará para siempre, pase lo que pase después de hoy.
Recorro cada rincón de su cuerpo con mis manos y muchos de ellos con la boca también. Quiero conocerla de todos los modos posibles. Me enloquecen sus gemidos cada vez que toco una zona especialmente sensible para ella. Me torturan sus certeras caricias, pues también ella sabe dónde debe tocar para encenderme. Me deleito con el roce de nuestros cuerpos bajo el chorro de agua. Estoy descubriendo que Kath es muy apasionada, algo que no me esperaba pero que me encanta.
Los besos se vuelven más audaces, más cargados de necesidad a medida que la pasión despierta en nosotros. Las manos no paran quietas, siempre ansiosas de tocar, de explorar. No puedo pensar con claridad, solo sentir. A Kath besándome, acariciándome, devorándome con igual deseo que yo. A Kath aferrada a mí, con sus piernas rodeando mi cintura, mientras entro en ella.
No hay nada comparable a recibir su cálida acogida, a sentir cómo se mueve al mismo compás que yo le marco e incluso a exigirme más cuando está a punto de llegar. Apenas logro contenerme antes de que Kath lo consiga, de lo loco que me trae con sus movimientos. Cuando grita mi nombre, me dejo llevar y alcanzo mi liberación. Ha sido intenso y perfecto, pero estoy totalmente agotado.
Cargo con Kath hasta la cama sin importarme el reguero de agua que dejo a nuestro paso y la dejo en ella antes de que me derrumbe. Regreso al baño en busca de toallas y le tiendo una, después de cubrirme yo con otra. Puedo ver un rastro de vergüenza en su rostro ahora que todo ha terminado. Supongo que nos tocará hablar de lo que ha sucedido y habrá que decidir cómo afrontarlo. Yo solo espero que no se distancie de nuevo de mí. Eso es lo último que quiero ahora mismo.
La dejo sola un momento para que se seque tranquila. Me visto con lo primero que encuentro y busco algo para Kath que le pueda servir. Su ropa está totalmente empapada, en el fondo de la ducha. Sonrío tontamente al recordar lo que ha pasado. Y es entonces cuando caigo en la cuenta de que no hemos usado protección. Con el calor del momento, se me ha olvidado por completo. Me maldigo por ello, sólo falta que la situación se complique más de lo que ya parece estar.
-Espero que te sirva - le tiendo la ropa.
-Gracias - sonríe pero evita mi mirada.
La dejo sola de nuevo para que se vista. Me paseo por el salón mientras espero, repasando mentalmente lo que le voy a decir en cuanto salga de mi cuarto. Cada cosa que pienso me suena más ridícula que la otra y los nervios se van apoderando de mí a medida que pasa el tiempo. Siento abrirse la puerta y me giro hacia ella. En cuanto la veo, se me olvida todo lo que había pensado decirle. A pesar de que lleva una camiseta y un pantalón de deporte míos, está increíble. Lleva el cabello suelto de nuevo y siento el impulso de acercarme y acariciarlo. Me reprimo sólo porque veo que también ella está nerviosa.
-Esto no va a funcionar.
-Deberíamos hablar de esto.
Hemos hablado al mismo tiempo y nuestras reacciones no podrían haber sido más dispares. La miro sorprendido por un momento por lo que ha dicho. Parece dispuesta a rendirse antes de que empiece lo que sea que está pasando entre nosotros, aunque no debería extrañarme de que lo haga. Frunce el ceño y aparta la mirada. Cuando se acerca al sofá y se sienta, la sigo.
-No soy buena para las relaciones - me dice sin mirarme todavía - Sean del tipo que sean. Siempre acabo alejando a todo el mundo de mi lado. En eso Logan no se equivocaba.
-Logan no tiene ni idea de lo que dice.
En cuanto pronuncio esas palabras, me mira. Esa era mi intención al decirlo, aunque también es cierto que me creo hasta la última palabra. Necesito que me mire mientras hablamos, porque no estoy dispuesto a permitirle que levante de nuevo los muros que hemos logrado derribar hace unos minutos. No la dejaré recular ahora.
-Pero es cierto - insiste.
-Quien no sepa quedarse a tu lado incluso cuando tú te cierras en banda, entonces es que no merece conservarte en su vida. Y, desde luego, no te conoce en absoluto - añado.
-¿Tú me conoces? - pregunta incrédula.
-Mejor de lo que lo hace él, al parecer - le digo con seguridad.
-Esto va a ser un desastre - aparta la mirada y suspira.
-Me gusta estar contigo, Kath. A tu lado me siento bien - le confieso - Entiendo que hay muchas cosas de las todavía no puedes hablar conmigo. O no quieres. Soy un hombre paciente y no voy a presionarte. Pero voy a permanecer a tu lado. Quieras o no.
Guarda silencio, con su mirada perdida en algún lugar donde no puedo alcanzarla, pero al menos sé que me está escuchando. Noto cómo se muerde el interior de la mejilla, como cada vez que está pensando o se siente nerviosa por algo. También está jugando con sus dedos. Son esos pequeños detalles los que me dicen más sobre ella que las propias palabras. La voy conociendo poco a poco. No tanto como querría, pero para eso sólo necesito más tiempo a su lado. Paso a paso, lograré entrar en su mundo. Sólo tengo que convencerla de que me dé una oportunidad.
-Siempre lo estropeo - dice ausente - De un modo u otro.
-Creo que no es necesario que te diga que mis relaciones tampoco han sido ideales - he logrado que me mire de nuevo y veo que sabe perfectamente de lo que le estoy hablando - Pero hay química entre nosotros, Kath. Y no hablo sólo de lo que ha pasado en la ducha hace un momento.
-Eso ha sido más que química - sonríe, aunque está completamente roja.
Me encanta cuando deja salir a la Kath divertida, esa que sólo he podido ver en pleno apogeo en las dos ocasiones en que el alcohol bajó sus defensas. Me atrevo a sentarme más cerca de ella y me permito sentir esperanzas al ver que no se aleja.
-¿Qué podría pasar si lo intentamos? - le pregunto - ¿Qué funcione?
-Que sea un desastre - aventura.
-Mientras termines de decorar el cuarto de Faith - bromeo con ella - podrás desaparecer cuando quieras, si no funciona.
Se ríe con mi comentario y me siento aliviado. He logrado capear el primer temporal. Sé que habrá más, pero ahora sólo me importa saber que no va a huir en cuanto me dé la vuelta. Ya es algo. Tomo una de sus manos y no sólo me lo permite, sino que enreda sus dedos con los míos. Cuando sus ojos se encuentran con los míos, sé que ha tomado una decisión.
-Luego no digas que no te lo advertí - me dice antes de apoyar su rostro contra mi pecho - Será un desastre.
Lo ha dicho de nuevo, pero algo ha cambiado. Ya no suena fatalista. Simplemente parece resignada. La abrazo y me deleito en lo que su cuerpo pegado al mío me hace sentir. Podría permanecer horas con ella en brazos, pero mi teléfono decide interrumpir el momento.
-MacNeil - sigo rodeando a Kath con un brazo al contestar. Me gusta sentirla tan cerca y voy a aprovechar cada momento que tengamos para hacerlo.
-Tenemos que vernos, Alec - Rory parece preocupado - Ya mismo. Hemos descubierto algo y tienes que venir a verlo.
-Thomas no me quiere por ahí hasta mañana - vacilo porque por el tono que usa, parece importante.
-Ha sido él quien me ha pedido que te avise.
-Dame quince minutos - no necesito que me diga más. Cuelgo y miro a Kath - Tengo que irme.
-Está bien - se levanta - Yo también me voy.
-Puedes quedarte - la rodeo con mis brazos - No creo que tarde. Después podríamos cenar juntos. A partir de ahora tendré menos tiempo libre y me encantaría pasar contigo todo el que pueda.
-No voy a quedarme en tu casa si tú no estás. Eso no... - le tapo la boca con un dedo.
-Tienes la llave. Puedes venir siempre que quieras y puedes quedarte siempre que te apetezca. Mi casa es tu casa. Y me encantaría encontrarte aquí cuando regrese - añado al ver que vacila.
-No es justo - dice finalmente suspirando - Es imposible negarte nada. No sé cómo lo haces.
-Tengo un encanto irresistible - sonrío - No tardaré.
La beso antes de que cambie de opinión y decida marcharse. Es un beso destinado a recordarle que esto es el principio de algo y no el final. Espero poder demostrarle que puede funcionar si ambos ponemos de nuestra parte. Sé que con ella no será fácil, pero la recompensa merecerá la pena, estoy completamente seguro.
-Vete - me dice, empujándome con suavidad hacia la puerta - Te esperan. Yo intentaré adelantar algo en el cuarto de Faith.
-No te fuerces - le pido - Hay tiempo y quiero ayudarte.
-¿Cómo hace un rato? - a pesar de lo cohibida que se ve al decirlo, sonríe.
-Del modo en que tú quieras - la beso de nuevo - Lo hablamos cuando regrese. No te vayas, por favor. Volveré tan rápido como pueda.
-De acuerdo.
Cuando salgo por la puerta, la sonrisa me acompaña y no la abandono a pesar de que sé que lo que Rory me vaya a mostrar será cualquier cosa menos agradable. Saber que Kath estará en mi casa cuando regrese, lo hace más llevadero. Con ella a mi lado, podré con todo. No puedo evitar que la imagen de Kath con Faith en brazos, se materialice en mi mente. Sé que no tengo derecho a pensar en ello, pero sería una estupenda madre para mi hija. De hecho, no podría pensar en otra mejor que ella.
-Esto va rápido - pienso al entrar en mi coche. Debería sentirme asustado, pero estoy entusiasmado con la idea.