¡Aparta, imbécil!

By ComandantePrim

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Marc Siles es un joven independiente. Con sus flamantes ojos verdes y su reputación arraigada en una confusió... More

Prólogo.
Capítulo 1. Segunda vez.
Capítulo 2. Rey León.
Capítulo 3. Baño de pollo.
Capítulo 4. Coincidencias.
Capítulo 5.
Capítulo 6. Normas
Capítulo 7.
CAPÍTULO 8, El chico ideal.
CAPÍTULO 9,Ventanas.
CAPÍTULO 10.
CAPÍTULO 11, Peter Parker.
CAPÍTULO 12.
CAPÍTULO 13.
CAPÍTULO 14.
CAPÍTULO 15.
CAPÍTULO 16.
CAPÍTULO 17.
CAPÍTULO 18.
CAPÍTULO 19.
CAPÍTULO 20.
CAPÍTULO 21.
CAPÍTULO 22.
CAPÍTULO 23.
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25.
CAPÍTULO 26.
CAPÍTULO 27.
CAPÍTULO 28.
CAPÍTULO 29.
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31.
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33.
CAPÍTULO 34.
CAPÍTULO 35.
CAPÍTULO 36.
CAPÍTULO 37.
CAPÍTULO 38.
CAPÍTULO 39
Nota de la autora.
CAPÍTULO 40.
CAPÍTULO 41.
CAPÍTULO 42.
No es un capítulo. #StopBullying
CAPÍTULO 44.
CAPÍTULO 45(Parte 1)
CAPÍTULO 45 (Parte 2)
¡Maldito Karma!

CAPÍTULO 43.

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By ComandantePrim

CAPÍTULO 43.

Narra Marc.

El agua comenzó a empaparnos, pero no me preocupaba especialmente. Lo que más incómodo me hacía sentir era el continuado silencio de la chica que seguía mirándome a los ojos sin reaccionar. El cabello rubio se le pegaba a las sienes y las gotas le resbalaban por las mejillas emulando lágrimas. Me perdí en el recorrido de una de ellas que terminó en la curva de sus labios.

¿Tal vez me había precipitado?

¿Habría interpretado mal las señales? ¿Pero quién, en su sano juicio,podría haber interpretado aquellos besos mal?

La miré con la preocupación surgiendo desde lo más recóndito de mi ser. Mackenzie seguía con los ojos enfocados en mí, pero no parecía dada a la labor de hablar, ya que sus labios se habían presionado fuertemente.

A sabiendas que ya no podría empeorarlo más todavía y que, si en realidad buscaba una forma amable de rechazarme, al menos lo habría intentado.

Con una determinación que estaba lejos de sentir la sostuve la barbilla entre las manos. La chica se estremeció animándome lo suficiente para culminar en acciones los pensamientos que se enmarañaban en mi cabeza.

Moví mi mano restante a su cadera y la empujé hacia más todo lo que fui capaz, segundos después mis labios se presionaron contra los suyos que estaban insólitamente fríos.

Al principio se mostraron tensos ante la intrusión pero poco a poco se relajó dejándome hacer. Usé todas las banales veces que había tenido para entrenar. Todos aquellos besos malgastados con chicas que no podrían igualar la altura de la suela de Mackenzie. Todos y cada uno de ellos en los que no dejaba de aprender. Mientras, el implacable grifo seguía mojándonos.

Me separé a tiempo de verla como, aturdida abría los ojos.

Sin saber muy bien el motivo exacto, sonreí.

—¿Y bien?

Un fuerte color carmesí tiñó el cuello y el rostro de la chica al tiempo que asentía con un movimiento de cabeza. Debido al espacio reducido en el que nos encontramos me golpeó la barbilla y se las apañó para aplastarme el pie entre los suyos.

—Lo siento — murmuró torpemente.

Negué con la cabeza con una amplia sonrisa.

¿Lo sentía?

En aquellos momentos me sentía eufórico. La mano que mantenía en la cintura de la chica me sirvió para auparla y volver a besarla. El agua que en un inicio era frío comenzaba a quemarme en la piel desnuda. Si seguíamos ahí de seguro la cita que acababa de lograr se convertiría en un copioso resfriado.

—Será mejor que salgas —susurré a la chica.

Mackenzie frunció las cejas, confundida.

—¿Por qué?

—Creo que es demasiado pronto para que nos duchemos juntos, en serio. Pero si tú quieres por mí no hay problema — señalé la única prenda de ropa que me quedaba.

Mi compañera de piso abrió desorbitádamente los ojos y me empujó en el pecho mientras se hacía un hueco para salir de la ducha. Goteando sobre las baldosas se alejó del baño murmurando oraciones inconexas que no logré descifrar.

Sacudí la cabeza y me concentré en ducharme, pero sin lograr la sonrisa boba que me acompañaría durante mucho tiempo.

***

Cuando salí me encontré a Mackenzie mordisqueando distraídamente una tostada con la vista perdida en un punto de la pared. Me pasé una mano por el cabello aún mojado y avancé a ella sin que se percatarse de mi presencia tras su espalda.

Se había cambiado, en vez de la ropa empapada llevaba un amplio chándal gris y el cabello encrespado en un moño. No hacía ni el más mínimo esfuerzo por parecer guapa, pero, el caso, es que para mí, lo seguía siendo.

Bueno, parecía que la parte cursi se había adueñado otra vez del mano mandando a la bestia descansar.

Tampoco me quejaba demasiado. Aunque la testosterona me recriminase de vez en cuando.

Eso sí, el lado cursi no me impidió taparle los ojos a la chica y acercando mi boca a su labio susurrarle:

—¿Quién soy?

Narra Mackenzie.

Instintivamente me llevé las manos a los ojos, cerniendo los dedos entorno a las muñecas del chico. Sus palmas eran tan grandes que lograron opacar por completo mi visión y deslizar los dedos parcialmente por mis mejillas.

Lejos de asustarme (llevaba demasiado tiempo compartiendo espacio con Marc, y vamos por favor, era el único que estaba a parte de mí en el piso) sonreí.

—Espero que el chico que haya dejado la ducha libre.

Sus labios me cosquillearon la oreja mientras replicaba:

—Conque por eso te importa. ¿Para poder ducharte?

Me mordí los labios aún sin ver nada.

—Bueno, digamos que no me vendría mal ducharme.

—Te dije que si tanto empeño tenías podías meterte conmigo en la ducha.

Bufé y vehemente empujé sus manos lejos de mis ojos. Me giré para encararlo topándome con su rostro a escasos centímetros del mío.

El iris verde del chico brillaba alumbrado por la luz anaranjada de la lámpara y como todas veces que le observaba me quedé momentáneamente fuera de juego.

Tomando de nuevo el control hundí mi dedo en su torso cubierto por una sudadera.

—Ya bueno, eso pasará en tus sueños.

—O en los tuyos.

Arrugué la nariz y me bajé de la silla. Marc se incorporó luciendo toda su altura. A veces me frustraba el hecho de que fuese tan alto en comparación, yo era una chica de buena estatura, ¿por qué a su lado parecía habitante de la tierra media?

—Lo que digas. Me voy a duchar.

¿Cuántas veces habría usado el término duchar? ¿Y por qué estaba nerviosa?

Me paré a respirar profundamente unas milésimas de segundo. Debía controlarme lo mejor que pudiese. Me aparté del chico y comencé a caminar hacia el baño.

***

—¿Y vas a salir con el pelo así de mojado? Hace frío.

Me llevé los dedos a mi melena comprobando que efectivamente terminaron mojados. Me encogí de hombros con simpleza.

Marc arrugó los labios y me miró con severidad.

—Ah, no, de eso nada. Puedes resfriarte.

Le miré con las cejas alzadas.

—¿Y de quién ha sido la culpa de qué me haya duchado tan tarde? — Intenté pasar empujándole, pero Marc no cedió. —Vamos.

El chico me retuvo de los hombros y negó categóricamente con la cabeza. Inflé las mejillas con fastidio. Si seguía así íbamos a llegar tarde a clase.

—Existe algo llamado secador.

—¿No me digas? Pero resulta que no tenemos tiempo.

Exasperada negué con la cabeza.

—¿Dónde está?

Antes de que pudiese responder había internado en el baño. Medité la posibilidad de escabullirme ahora que estaba entretenido, pero la curiosidad me obligó a permanecer allí para ser testigo de como Marc salía con el aparato entre las manos. Se agachó bajo mi atenta mirada para enchufarlo y me apuntó con él como si fuese una pistola.

No pude evitar un pequeño instante de risa.

—¿Estás loco? — El aire caliente me golpeó el rostro.

—Por ti. Y por tu cabezonería, ven aquí que te seco el pelo.

Bloqueada tardé en reaccionar lo que aprovechó el chico para cogerme de la mano y arrastrarme hacia él y de paso al soplo de aire caliente. A pesar del sonido del aire pude oírle murmurar mientras sonreía.

—No puedes resfriarte para nuestra cita, ¿no?

 #DomingoDeInspiración, ¿hace cuánto tiempo que no hacía uno? Bueno pues hoy me he levantado exuberante de alegría y con satisfacción os digo que aún sigo con mi pijama y mis calentitas zapatillas de estar en casa después de haber visto una película de Harry Potter (Always Alan) 

Os dejo, pues, este capítulo y seguiré subiendo de mis otras historias. 

No me entretengo pero... ¿Hola? ¿Lectores fantasmas? ¡manifestáos! Aunque sea un pelííín... y los comentones ¡venid a mis brazos! 

PD: ¿Alguien sabe como poner gifs en las historias? Digo en el cuerpo, en el otro sé ¡saluda gatito! 

-Prim- 





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