Lunes.
Mis pasos resuenan en los pasillos de la escuela y parece que ha habido una eternidad desde la última vez que estuve acá.
El Baile de Sadie Hawkins.
El primero al que decidí asistir en toda mi vida de preparatoria...a punto de graduarme.
No queda nada para que se termine la temporada escolar y mi carta ya reposa en un archivo del ordenador en mi habitación, pidiendo aceptación en la ULA.
Aunque de momento he decidido no hacer el envío.
He estado el domingo revisando las diferencias entre la IVU y la ULA: realmente la opción de Theo presenta un currículo mucho más convincente, incluyendo que hay un sistema de prácticas remuneradas desde primer año. Difícil de acceder pero son una gran opción para poder defenderme al menos para pagar la residencia.
Sólo debería plantear la opción a mi madre, ajustándome a nuestros gastos. Si el dinero no nos alcanza, estoy segura de que mi abuelo no tendría grandes problemas en cubrir parte de los gastos: les hace gran ilusión que yo pueda llevar una carrera universitaria satisfactoria, teniendo en cuenta que mi madre les puso las cosas más difíciles, teniendo que dejarme a cargo de ellos mientras ella tenía que estudiar, preparando los exámenes y trabajos.
-¿Tracy Smith?
La voz masculina proviene de mis espaldas.
Cuando giro, me encuentro con Jacob entrando también a los pasillos centrales del instituto.
Lo miro y ya puedo distinguir los primeros rasgos familiares de él que tanto me gustan: sus aros expansores, los ojos con un fino delineado de negro y el cabello en punta.
-¡Hola!-le digo en un tono amable dedicándole una sonrisa llena de dulzura.
Por algún motivo él siempre me enternece.
-¿Ibas a clase de Cálculo?-me pregunta. Somos compañeros ahí.
-Si, ¿vamos juntos?
Jacob me toma de un brazo y sonríe con sus dientes separados demasiado blancos. Definitivamente es el Bad Boy que se va ganando el título de verdadero amigo.
El profesor Adams, ordena hacer un trabajo en parejas que agradezco lo haya puesto justo hoy debido a que tengo compañero y no otro día en que Lottie ya no forma parte de mis personas predilectas.
Me gustaría volver a una amistad con ella, no obstante no sé qué tipo de relación mantenemos. ¿Amigas que apenas se saludan al cruzarse?
Cuando antes éramos inseparables.
Dos grupos enemigos nos separaron, cada una hizo una elección, aunque la mía podría costarme la vida.
-¿Podemos hablar?
Charlie me detiene luego de un eterno día de clase.
La compañía de Jacob se me terminó la hora anterior cuando tuvimos que dividirnos y me quedé sola. Otra vez.
-Hola-lo saludo en un intento por devolverle mi mejor sonrisa. Por alguna extraña razón me dan ganas de llorar o contarle todo mi desastroso fin de semana.
Pero sería más fácil resumir todo con una sola palabra: Theo.
Él es nombre de Problemas.
Charlie me saluda con un beso en la mejilla y seguimos caminando por el pasillo del instituto que da a la salida del jardín delantero donde cientos de adolescentes se pasean saliendo o simplemente, perdiendo el tiempo.
-¿Qué tal tu noche el sábado?-me pregunta, metiendo el dedo en la yaga.
-Estuvo bien-me encojo de hombros. No obstante, mis intentos por permanecer indiferente son algo infructuosos.
-¿Sólo «bien»?
-Sólo bien-confirmo-. ¿Y la tuya?
-Igual... aunque esa noche no hubo una chica que me invite.
-¿Estás bromeando?
¿Cómo es posible? ¿Y Lottie qué hacía con los amigos de Charlie en lugar de estar con él?
-Sí, es que me decidí a último minuto por ir-afirma respondiendo mis dudas.
-Ahh, claro. Lottie hubiere estado muy decepcionada de haberte visto llegar del brazo de otra chica-aventuro.
-Puede que esa otra chica ya haya tenido planes...
Charlie me incomoda y termino dirigiendo la atención en dirección del espacio donde son las prácticas de baloncesto. Se puede ver a trecientos metros, por lo menos, los chicos paseándose con sus largas musculosas, corriendo tras un difícil balón.
-Sé que fuiste con otro pero no me interesa-añade ante mi falta de respuesta.
-¿A qué te refieres?
-Lo que me deja tranquilo es que te acompañó Landon al Baile.
-¿Theo?
-Sí... «Theo».
El tono que adopta la conversación se pone un tanto más interesante aunque nuestros caminos empiecen a diferenciarse: yo debo irme a esperar el bus que me devuelva a mi casa mientras él, sólo debe dirigirse al estacionamiento y buscar su auto.
-Te llevo y seguimos la plática ahí-me propone-. ¿Qué opinas?
Emito un bufido pero acepto sin más. Sólo porque la conversación me interesa que siga, nada más que por eso.
-¿Qué tiene de malo?-pregunto una vez que su motor entra en marcha. No quisiera dejar el tema en el aire.
-¿Quién? ¿Él?
-Sí, él. -Al parecer, su nombre es una palabrota.
-Ese imbécil no tardará en hacerte daño y en ese momento necesitarás unos brazos fuertes que te reciban.
De modo instintivo dirijo mi mirada a los bíceps fuertes y tatuados de Charlie. Definitivamente el halcón y el triángulo recto no tienen ni un ápice de la rebeldía que llevan las marcas de Theo pero son igual de atractivos.
-¿Qué quieres decir con eso? ¿Ya ha ocurrido antes?
-Ufff, millones de veces-esperaba que su respuesta sea una negativa pero mejor debería dejar de engañarme-. Igual nunca he recibido un corazón que este idiota haya dejado roto. Mis amigos sí. Hay muchas chicas Glorious que antes intentaron formar parte de los Bad Boys y les hicieron cosas horribles.
-¿Por ejemplo?
-Violaciones, gente herida, cyberbullying, deudas económicas y eso sólo por enumerarte algunos casos.
Su inventario de motivos para apartarme de Theo es sólo una pizca de todo lo que podría saber al respecto, no obstante decido detenerlo:
-¿Y tú qué tienes que ver conmigo? Eres el novio de mi amiga.
-No, Tracy. No lo soy.
-¿Entonces por qué salen?
-No salimos, yo sólo... Santo Cielo, nunca pensé que llegaría este momento.
Empuño la manija del auto siendo aún consciente de que no me arrojaré con el carro andando en plena avenida.
-Sucede que-empieza y el aire podría cortarse con cuchillas-yo me acerqué a Charlotte porque mi verdadero objetivo eras tú.
-¿Yo?
«¿Objetivo?»
-Sí... Hace tiempo que llamas mi atención. Desde que no éramos más que dos ratas de biblioteca que se miraban cuando el otro se distraía.
Eso es cierto.
Siempre me llamó la atención verlo en los últimos mesones con gruesos libros y su atención fija en ellos. ¿Es que tenía un ápice de tiempo para mirar en dirección a mí?
No soy tan importante: al menos eso es lo que Theo se encargó de hacerme saber.
-¿Aceptarías que te invite a cenar una noche de estas?
Su propuesta me toma por sorpresa y me atraganto con mi propia saliva.
En el intento por no ahogarme, me lloran los ojos y contesto:
-¿A mí? ¿Tú y...yo?
-¿Por qué acostumbras a preguntar las obviedades que uno acaba de decir?-añade sonriendo.
No puedo evitar preguntarme con qué tono de burla o humillación hubiese dicho él, esas mismas palabras.
Porque él es de lo peor. Es más, ¡ni siquiera debería estar pensando en esto!
Ahí está de vuelta Theodore sin poder arrancármelo de la cabeza.
¿Es que siempre va a ser así?
¿No me dejará vivir un solo segundo de mi vida en paz?
No... No quiero eso para mi vida. Está conmigo o sin mí, pero no de esta manera.
-¿Dónde iremos?
Mi última pregunta es un claro «sí» a su propuesta y finalmente acordamos mañana por la noche ir a cenar sushi a Omega's. Ahí hacen una deliciosa comida oriental y sus coherentes precios también son parte fundamental en el plan de dos estudiantes de preparatoria.
-Entonces ¿el martes a las siete paso por ti?-me dice.
-No tendrás que andar tanto para buscarme, somos vecinos-le recuerdo riendo y bajo de su auto.
Su risa a mis espaldas vuelve divertido algo que ayer ni siquiera imaginé que podría llegar a suceder: reiría en compañía de otro chico.
A sólo 48 horas de no saber nada de Theodore.
A sólo 48 horas de agonía.
Ni siquiera lo he visto por la escuela y aquí estoy pensando nuevamente en él.
Maldito refrigerador que no tiene más que frutas y agua mineral.
Las dietas de mamá no son mi mejor opción para mí esta noche, justo que mi humor ha mejorado y el estómago me pide a gritos algo sólido que no tenga que ver con frutas.
Termino buscando dinero, una cazadora para pelear contra el frío que va abriéndose paso sin piedad en una temporada que promete grandes heladas, y salgo a darme un paseo por el vecindario.
La noche es hermosa, el cielo muestras unas estrellas que ya brillan tras un distante atardecer y me preocupa llegar tarde al mercado más cercano para comprar algo con lo cual llenar la heladera y mi estómago.
Finalmente doy con King's y me meto, revisando antes los horarios de atención. Queda menos de una hora para el cierre y algunas cajas de cobro ya han cerrado.
Corro hasta la sección de comida congelada y mientras leo las etiquetas buscando algo que no tenga pollo y sólo necesite calor para su cocción, hallo un solo paquete de ricas croquetas de papa con queso azul.
No es carne, no necesita pollo, su etiqueta pinta una comida deliciosa y queda un solo paquete, perfecto a mí.
Estiro la mano, y antes de llegar al envase, choco con los dedos de otra persona que también ha aparecido enfocada en esta comida y tendremos problemas si uno de los dos no cede.
-Disculpa pero yo lo vi prim...-digo y me quedo helada al ver los ojos grises que tengo delante.
-Vaaaaaya, mierda.
Los músculos y los tatuajes en su cuello se tensan mientras su nombre se escapa de mi boca...
-Theo.
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